Hoy, 3 de junio de 2020, se cumplen 5 años del surgimiento del Movimiento Ni Una Menos, que tras décadas de lucha feminista concluyó con una marcha masiva en contra de la violencia machista. Esta vez no podremos encontrarnos en las calles pero desde el colectivo convocan a manifestarse por redes sociales, nuestro medio y lugar de contención durante el aislamiento.
Desde 2015, cada 3 de junio miles de personas ocupamos las plazas para ser la voz de quienes ya no la tienen, víctimas de la violencia femicida. Ponemos cuerpo, palabras, banderas y carteles para decir que la violencia machista mata y lo hace mucho antes de que el corazón deje de latir. Este año nos tocará estar aislades, sin poder reencontrarnos a causa de la pandemia pero manteniendo las convicciones.
«Ni Una Menos» es un colectivo que reúne a un conjunto de voluntades feministas; también es un lema y un movimiento social. «Ni una menos, ni una muerta más», la frase que se ha convertido en el símbolo de la lucha latinoamericana en contra de los femicidios, pertenece a Susana Chavéz Castillo. Poeta y activista mexicana, fue asesinada en 2011 tras denunciar los crímenes contra las mujeres en México.
El asesinato es el punto más cruel de este tipo de violencias pero no es el único. También lo son todas las estructuras sociales que oprimen desde la niñez: los mandatos de belleza, los estereotipos de género, la brecha salarial, el hacerse cargo de las tareas domésticas, la escasa cantidad de mujeres en el poder, la falta de acceso a la ESI y al aborto seguro son solo algunas de las maneras en las que el patriarcado disciplina y oprime a las mujeres y las disidencias.
El 3 de junio es una fecha que sella un compromiso con la construcción de un movimiento transversal y poderoso. El problema es de todes y la solución hay que construirla en conjunto. El femicidio es la forma más extrema de violencia y atraviesa todas las clases sociales e ideologías. Según la carta orgánica del movimiento, «la palabra femicidio es una categoría política, es la palabra que denuncia el modo en que la sociedad vuelve natural algo que no lo es: la violencia machista».
Que podamos ser asesinadas en manos de un hombre no es otra cosa que marcar los cuerpos de las mujeres violentamente y como amenaza para otras: para que las mujeres no puedan decir que no, para que renuncien a su independencia o no se alejen de los parámetros establecidos. Lo mismo ocurre con el colectivo LGTTBIQA+, contra quienes se ejerce violencia machista a modo de «adoctrinamiento». Desde el movimiento aseguran que se proponen:
«Crear formas de vida y crear organización feminista, capaz de trabajar desde la heterogeneidad y con el máximo de los respetos a la pluralidad que nos constituye. Nuestro nombre es el de la construcción de una sociedad más libre, en la que desde la infancia no seamos empujadas a la aceptación de patrones de conducta que nos condenen a la subalternidad y la obediencia».
Ni una víctima más
Desde el año 2015, la Corte Suprema de Justicia de la Nación elabora un registro de datos estadísticos de las causas judiciales en las que se investigan muertes violentas de mujeres por razones de género. Según los datos brindados por el Registro Nacional de Femicidios de la Justicia Argentina se identificaron 255 víctimas directas de femicidios en la República Argentina entre el 1 de enero y el 31 de diciembre de 2018. Esta cifra no contempla travesticidios/transfemicidios, ni femicidios vinculados.

El informe correspondiente al año 2019 todavía está pendiente pero un estudio del Observatorio Mumalá indicó que 2019 fue un año récord en femicidios: hubo cerca de 1 cada 24 horas. El relevamiento indica que desde el 1 de enero al 31 de diciembre de 2019 hubo 284 femicidios; de ese total, 247 fueron femicidios directos, 30 vinculados y 7 trans/travesticidios. Aclara, además, que hay 38 muertes en proceso de investigación.

Según un informe del Observatorio Ahora Que Sí Nos Ven, desde que comenzó la cuarentena (el 20 de marzo) hasta el 24 de mayo, hubo 55 femicidios. Como en la mayoría de los casos, el 68% de los femicidas fueron sus parejas o exparejas. Una de cada cuatro mujeres asesinadas había hecho una denuncia previa o contaba con una medida judicial, lo que expone a un poder judicial y a un Estado ineficaces ante la necesidad de combatir la violencia machista.
Es importante difundir que durante la cuarentena las mujeres y personas LGBTTIQA+ que estén sufriendo violencia machista pueden salir de sus hogares para pedir ayuda o denunciar a su agresor, incluso con sus hijes y acompañades por otra persona. Crear lazos solidarios y de confianza es clave para romper el círculo de violencia. Del mismo modo, juntes generamos la visibilidad y jerarquización de la problemática. Decir «Ni Una Menos» no es un ruego ni un pedido, es tejer una trama de resistencia y solidaridad para reclamar lo que queremos: ni una víctima más.
Si sufrís violencia de género, llamá al 144, disponible las 24 h. del día y los 365 días del año.
Fuentes:
3 comentarios en «Ni una menos: la lucha es colectiva»