Masculinidades y salud mental

Los suicidios del delantero de Godoy Cruz, Santiago Morro García, y del jugador de rugby de Ciervos Pampas, Alan Calabrese, pusieron la problemática de salud mental dentro de la agenda mediática. Esto nos lleva a preguntarnos de qué hablamos cuando nos referimos a salud mental y por qué es un tema tan invisibilizado en nuestro país.

Más allá de los nombres propios y los detalles morbosos, los acontecimientos pusieron en escena un tema poco mencionado como lo es la salud mental de les deportistas. A pocos días de lo sucedido y luego de que Denis Olivera, jugador de Peñarol, fuera discriminado y sufriera acoso virtual tras el clásico entre su equipo y Nacional, futbolistas uruguayos impulsaron una campaña de concientización para les fanátiques de este deporte.

Bajo la consigna «Bajemos la pelota, seamos responsables», los jugadores participaron de un video en el que hablaron de cómo las críticas por redes sociales pueden afectar la salud de los deportistas, como así también del daño que puede causar el juzgarlos inexorablemente por sus errores. La propuesta invita a reflexionar acerca de los modos de dirigirse a los ídolos y de las agresiones que sufren a diario.

Siempre que alguna persona pública se quita la vida, el tema circula en los medios en relación con los detalles personales pero no desde una perspectiva de salud. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS): «La salud es un estado de completo bienestar físico, mental y social y no solamente la ausencia de afecciones o enfermedades». Los conceptos de salud mental incluyen bienestar subjetivo, autonomía, competencia, dependencia intergeneracional y reconocimiento de la habilidad de realizarse intelectual y emocionalmente.

La realidad nos afecta a todes

Según la OMS, unas 800 mil personas se suicidan cada año, lo que representa una tasa estimada de 11,4 muertes cada 100 mil habitantes. Los fallecimientos por voluntad propia representan la segunda causa de deceso entre jóvenes de 15 a 29 años de edad, después de los accidentes de tránsito. En nuestro país, los últimos datos aportados por la Dirección de Estadísticas e Información en Salud (DEIS) datan de 2014 e indican que en ese año se produjeron 3340 defunciones por suicidio en la población en general.

El suicidio, al igual que cualquier otra problemática de salud pública, requiere un abordaje comunitario y responsable. Según el Ministerio de Salud, estos hechos son prevenibles si podemos reconocer  los signos de alerta: aislamiento, persistencia de ideas negativas, dificultad para comer, dormir y trabajar; desesperanza, llanto inconsolable y repentino cambio de conducta.

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En relación con lo anterior, British Columbia Medical Journal denomina «epidemia silenciosa» a la numerosa cantidad de suicidios en varones. Además, asegura que las cifras que circulan no comunican que, en su mayoría, esas muertes son efectuadas por hombres sin historial de padecimientos de salud mental. Pero, ¿qué sucede en los ambientes machistas donde padecer enfermedades relacionadas a la salud mental o pedir ayuda no es una opción?

El «macho» que todo lo puede

La cultura patriarcal penetra en cada una de las aristas de la vida de las personas y, por lo tanto, también en la salud mental. El machismo afecta en mayor medida a las mujeres y diversidades, pero también marca una única manera de ser varón: la del «macho» fuerte y valiente que no puede mostrar su vulnerabilidad ni hablar de lo que le pasa con sus pares. Por un lado, esto genera estereotipos de cómo deben actuar y, por el otro, deja por fuera a quienes viven la masculinidad de modo diferente.

«Los varones no lloran», «No seas maricón», «Pongan huevos», y «Un hombre de verdad…» son solo algunas de las frases que circulan tanto en el ámbito deportivo como entre grupos de varones y no hacen más que reforzar los estereotipos de cómo se debe ser masculino. Esto deriva en hombres que no saben expresar lo que les sucede, guardan sus sentimientos y hasta puede padecer depresión.

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El informe «Masculinidades y salud en la Región de las Américas» describe cómo la salud y el bienestar de los hombres es producto de múltiples factores, entre los que destaca la construcción de la masculinidad. El trabajo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) de finales de 2019 asegura que los roles, las normas y las prácticas de género impuestas socialmente a los hombres refuerzan la falta de autocuidado y el abandono de su propia salud física y mental.

El concepto de masculinidad conlleva tres riesgos generales: riesgo para mujeres, disidencias y niñes (en forma de violencia), infecciones de transmisión sexual y falta de responsabilidad compartida en el hogar; riesgo para otros hombres, como accidentes, homicidios y otras violencias; y riesgo para uno mismo, en forma de suicidio, accidentes y adicciones.

Desinformación y estigma

Contrario a lo que se cree, los padecimientos mentales no son un problema poco frecuente. Estudios de la OMS dan cuenta de que los trastornos mentales están dentro de las cinco primeras causas de enfermedad en América. Las problemáticas más frecuentes son los trastornos de ansiedad, del estado de ánimo y los problemas por consumo de sustancias.

En Argentina, 1 de cada 3 personas presenta un problema de salud mental a partir de los 20 años de edad. La ley nacional de salud mental protege a la población del trato discriminatorio y, a su vez, intenta evitar que se asocie el padecimiento mental con la peligrosidad, la incapacidad y con un estado permanente o irreversible.

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Para combatir la desinformación, el Ministerio de Salud de la Nación indica que:

  • el padecimiento mental no es irreversible: puede afectar de modo parcial y transitorio la vida de una persona;
  • las personas con enfermedad mental no deben ser aisladas de su comunidad;
  • las personas con padecimiento mental no son ni violentas ni peligrosas;
  • la salud mental no debe atenderse de forma diferente de la física.

En un contexto de constante cambio, es necesario que no exista una única manera de habitar la masculinidad y que los hombres puedan hablar con su entorno de lo que les sucede sin que eso signifique perder parte de su masculinidad. Por otro lado, reconocer y entender los padecimientos mentales es un primer paso importante para romper con estereotipos y falsas creencias, superando así los prejuicios y la estigmatización hacia las personas con enfermedades mentales.

Si vos o alguien que conocés está atravesando una crisis emocional de cualquier tipo, podés comunicarte al centro de asistencia al suicida (011) 5275-1135 desde todo el país y al 135 desde CABA y Gran Buenos Aires. También a las líneas de acompañamiento, apoyo y orientación en salud mental en contexto de cuarentena: 4863-8888 / 4861-5586.



Fuentes:


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Publicado por

Karen Cuesta

Comunicadora - Feminista.

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