Catamarca sabe muy bien de qué se trata la megaminería. Fue allá por 1997, hace 24 años, cuando inició su actividad extractiva la Minera Alumbrera en el Proyecto Bajo La Alumbrera. Tres años antes, el entonces presidente Carlos Menem había protagonizado un acto por el lanzamiento de las obras donde celebraba: «Esta es la Argentina que necesitamos: que se abre al mundo, que recibe inversiones, que promete un futuro». Las promesas de trabajo, protección del ambiente y desarrollo local nunca se cumplieron.
Les vecines de Andalgalá son quienes reconocen en sus cuerpos y sus vidas las marcas que deja un Estado que protege este tipo de proyectos: la escasez y contaminación del agua, el empobrecimiento, el amedrentamiento policial y la criminalización de una lucha que protege el agua y la vida. Aun así nunca descansaron de la defensa de los bienes comunes, el agua, las montañas, el aire, la flora, la fauna y todas las comunidades que viven en los alrededores.
Desde hace 11 años, todos los sábados marchan de forma pacífica por las calles de Andalgalá para exigir el cuidado de la vida y denunciar las prácticas extractivas de las mineras y del Estado. Particularmente en los últimos años, la lucha se focalizó en el Proyecto Agua Rica de la multinacional canadiense Yamana Gold –proyecto hoy llamado MARA luego de su integración con la planta e infraestructura de la Minera Alumbrera–, que asegura una explotación de dimensiones aun mayores que La Alumbrera, más cercana a las comunidades (a solo 17 km de Andalgalá) y en la zona donde nace el río Minas, afluente del río Andalgalá, fuente de agua principal para les vecines de la región.

La semana pasada, luego de que durante la caminata 584 del sábado 10 de abril la policía liberara la zona y varies infiltrades incendiaran las oficinas de Agua Rica y el local del Frente para la Victoria, la fiscal Soledad Rodríguez y el juez Rodolfo Cecenarro ordenaron un operativo de allanamiento de viviendas y detención de varies vecines que estuvieron presentes el sábado. Se trata de algunes que son históriques activistas socioambientales de la zona. Decenas de policías ingresaron por la fuerza a los domicilios, rompieron las puertas, se llevaron detenides a les vecines, les dejaron incomunicades por más 24 horas y no permitieron a les abogades el acceso a los expedientes. Esta escena se repitió el lunes y el miércoles, y dejó un total de 11 personas detenidas hasta el día de hoy.
Entrar en contacto con los testimonios de les vecines y asambleístas permite conectar con una defensa y cuidado de la trama de la vida que no debería tener límites geográficos. La sensibilidad, el compromiso y la resistencia de les ciudadanes de Andalgalá son faros en una época de tanta oscuridad, enfermedad y muerte. Porque es necesario decirlo: los extractivismos, todos ellos (la megaminería, el fracking, la extracción intensiva de hidrocarburos, el agronegocio, la contaminación industrial, la explotación de los mares y los megaproyectos de urbanización), no prometen futuro sino que son fuente de daños irreparables y ponen en serio riesgo de extinción a la vida -humana y no humana- y a todo lo que la sostiene.

A continuación, compartimos el testimonio del sábado 17 de abril, previo a la caminata 585, de Marianela Gamboa, integrante de Feministas Antiextractivistas del Sur y Asamblea el Valle en Movimiento-PUCARÁ, quien, desde el inicio de la «cacería» de vecines y asambleístas, está presente en Andalgalá acompañando con el cuerpo y el corazón a una comunidad criminalizada y en un clima de creciente tensión y hostilidad.
«La sensación de despertar hoy, sábado 17 de abril de 2021, en Andalgalá es la de amanecer palpitando la caminata 585, que no es una caminata más. Es la caminata después de una cacería política-policial desatada brutalmente por el gobierno catamarqueño a les asambleístas y vecines de Andalgalá que se oponen al proyecto de muerte MARA.
La caminata 584 realizada el sábado 10 de abril -días después de que la Asamblea El Algarrobo denunciara que las máquinas perforadoras estaban subiendo al cerro Aconquija de forma ilegal, a espaldas del pueblo y custodiadas por gendarmería-, trascendió las fronteras cuando las imágenes de las oficinas de Agua Rica ardiendo en llamas se viralizaron. Ese día, las calles de Andalgalá estaban llenas de asambleístas pero también de vecinos y vecinas que, cuando sienten el avance de las maquinas, salen a decirle a las mineras que ¡¡NO TIENEN LICENCIA SOCIAL!! Como dicen les compañeres: “La subida de las maquinas de forma clandestina al cerro, es la chispa que prendió el fuego”.

Fotografía de Marianela Gamboa (@laflornacer).
Mi llegada a Andalgalá el día jueves 15 implicó vivenciar no solo el clima de tensión social y de bronca colectiva, sino también de desconfianzas infundidas y temor al constante hostigamiento policial que continúa en curso.
Aun así, el impacto más fuerte y lo que más moviliza es el amor colectivo, el abrazo compañero de les asambleístas y, principalmente, de las mujeres del silencio que cada día continúan con las sentadas pacíficas frente a fiscalía y el acompañamiento frente a la comisaría, que les da fuerza a quienes están privades de su libertad, encerrades en la comisaría. Los ruidos de cacerolas y bocinas se hacen sentir a las 21 hs ya que las disposiciones del COE encierran a las 20 hs a la población en sus casas.
El calor de estar sintiendo dolor por quienes están privades de su libertad no se deja de hacer sentir en ningún momento. Al día de hoy en Andalgalá contabilizamos un total de 11 preses polítiques que expresa la clara intención de arrestar al árbol. Pero como lo colectivo no puede ser detenido, no se lo puede llevar a prisión, eligieron a quiénes arrestar pensando así inmovilizar la lucha. Como dijo Rosita, lo agarraron al Aldo que es un símbolo y quisieron cortar los brotes del algarrobo.
(…)Tanto en Andalgalá como en cientos de puntos del país, miles de pies caminarán abrazando el Aconquija y cada lucha territorial que resiste al extractivismo en sus múltiples expresiones.
POR LA LIBERTAD DE LES VECINES DETENIDES. POR LA LUCHA DE ANDALGALÁ. ¡¡¡LIBEREN AL CERRO!!!».
«Detuvieron a una de las cabezas y podaron los brotes, quieren hachar el árbol pero ¡las raíces son más fuertes!».
Rosa Farías.

Fotografía de Marianela Gamboa @laflornacer
Desde Escritura Feminista alzamos la voz junto a Marianela, las asambleas socioambientales, las organizaciones feministas y los organismos de derechos humanos que denuncian la judicialización de la protesta, exigen la inmediata liberación de les detenides, revelan conflicto de intereses de la fiscal y el juez (quienes han trabajado para empresas mineras), repudian la represión y recuerdan que la minería en Catamarca no tiene licencia social.