Mucho ruido, pocas nueces y un derecho pisoteado

Asesina por abortar,

mamá luchona por necesitar ayuda,

negra de mierda por cobrar un plan.

Madre por deber,

presa por abortar,

muerta por intentar.

Sexualizada por decidir,

con derechos solo si la violan;

responsable por vestirse provocativa,

víctima convertida en agresora.

Estado femicida y responsable,

leyes retrógradas.

Y si le preguntás por qué el aborto no legalizan,

te dirá que quieren prohibirle que decida.

 

 

 

 

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Había una vez, mujeres asesinadas por ser mujeres libres

Había una vez,

hace mucho, mucho tiempo,

en un reino muy lejano,

princesas encerradas en sus torres,

madrastras malvadas,

hermanas envidiosas

y brujas que querían ser las más hermosas.

Había una vez

mujeres que pisos fregaban

y que un príncipe azul ansiaban.

Había una vez

bellas que dormían en un profundo sueño,

esperando,

con ensueño,

ser rescatadas,

para ya no ser separadas,

del mundo exterior.

Cuando esas princesas agotadas estaban,

ya no un príncipe azul ansiaban.

Había una vez

princesas que escaparon de sus torres,

mujeres que dejaron de fregar pisos,

y otras,

que comenzaron a luchar con dragones.

Había una vez

princesas que comenzaron a ser rebeldes,

a desobedecer a sus madrastras,

a adquirir conocimientos que estaban reservados solo para los hombres.

Había una vez

brujas que quemaron por ser rebeldes,

por abortar,

por desobedecer,

por enseñar,

por aprender,

por practicarse un aborto.

Había una vez

mujeres asesinadas por ser mujeres libres.

 


Imagen de Esperanza Peinado.

A ver, vos, que sos tan macho

A ver, vos, que sos tan macho,

¿de qué tenés miedo?

¿De que se te caiga el reinado?

¿La superioridad?

¿Los privilegios y los derechos demás?

¿Tenés miedo de las pibas?

¿De las que no mataste?

¿De las que no quemaste?

¿Tenés miedo de nosotras?

A ver vos, que te creés el más capo,

¿qué te jode?

¿Las minas en tetas?

¿La revolución?

¿Lxs pibxs que no le dan bola a los estereotipos que tu patriarcado creó?

A ver, vos, el más macho de todos los machos.

El que revolea los ojos cuando ve un escote;

el que critica al pibe que camina de la mano con otro pibe;

el que juzga a la piba que salió a las dos de la mañana con una minifalda y no volvió.

A ver, vos, el más macho de todos los machos, el más capo de todos los capos,

¿por qué nos tenés tanto miedo?

 

#Ficciones Ella: perdida y lejana

El viento de la noche gira en el cielo y canta. 

Estaba sentada en un sillón de unos 40 años de antigüedad, con anteojos de sol de la época que tapaban mis ojos celestes.

Yo lo quise, a veces él también me quería. 

Así decía Neruda, refiriéndose a ella.

Ella, la que se había marchado.

Ella, perdida y lejana.

Pero yo no pude marcharme como ella. Yo tuve que quedarme y marchitarme por mi cuenta.

No marcharme a costa de marchitarme.

Él llegaba y comenzaban las peleas, los golpes y los gritos.

Él llegaba y comenzaba el maltrato.

Cómo no haber odiado sus grandes ojos fijos. 

Clavados en mí, mientras hacía uso de todos los insultos existentes solo para lastimarme.

¿Importa que su amor no haya podido guardarme? 

Mis lágrimas caen al verso y al alma como al pasto el rocío. La noche inmensa, más inmensa sin él.

Inmensamente gloriosa, inmensamente libre.

Entonces un niño corre, en busca de moras.

Pero la misma noche hace blanquear los mismo árboles. 

Me levanto y corro mi cabello. Mis quemaduras de hace 15 años cuentan su propia historia.

El niño suelta la canasta y corre.

Corre libre, como yo no pude. Y me siento feliz por él.

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos. 

Ahora soy ella, perdida y lejana.

Puedo escribir los versos más tristes esta noche. 


 

#Ficciones

Soy mujer hoy: machismo en la educación

El último día de universidad, mi profesor reconoció en frente de todos mis compañeros que no llegaría muy lejos porque seguramente tendría un bebé, me casaría o querría formar una familia.

Nunca escuché que les hiciera un comentario así a mis amigos varones.

Recuerdo que en la secundaria, mi profesor de biología dijo que cuando la mujer se embaraza, ella es la única responsable. 

Un día después, mi profesor de físicoquímica habló frente a la clase sobre el cáncer en la mujer. Entre sus palabras, agregó: «El cáncer en la mujer es de prostitutas». 

Mi profesora de gimnasia solicitó al colegio suprimir el short en el uniforme luego de decirnos una clase: «¿Cómo que a este colegio pueden venir con short? Después preguntan por qué les va peor a los hombres que a las mujeres. Los desconcentran«.

Una vez, el preceptor nos dijo en una hora libre: «Nunca como algo en el desayuno, alguna de las chicas podría cocinarme algo».

En una clase de educación sexual, el profesor escribió en el pizarrón: «Con suerte, las mujeres que abortan mueren en el proceso».

Por suerte, mi profesora de Construcción Ciudadana dijo: «Tanto el hombre como la mujer son responsables del embarazo, y deben hacerse cargo del niño de igual manera. Les estamos enseñando a las mujeres a como vestirse para no ser violadas, en vez de enseñarles a los hombres a no violar. Si yo un día llego tarde de trabajar, mi marido ya cocinó, bañó a mi hijo y el nene ya está durmiendo. El aborto debe ser legal, porque existe el derecho a decidir sobre nuestro cuerpo, y si la mujer muere en el proceso, se está violando un Derecho Humano».

Y con eso dio por finalizada la clase.

#Relatos Estereotipos: etiqueta femenina

«Tenés que aprender a vestirte de forma decente. Nada de shorts cortos o pantalones ajustados», dice mamá mientras lava los platos.

Pero cuando salgo a la calle, me doy cuenta de que tengo miles de hombres mirándome, mientras crean una situación incómoda para mí. Recuerdo lo que dijo mamá, y también recuerdo que no llevo pantalones ajustados, ni mucho menos shorts cortos, solo un vestido que me llega hasta los tobillos. 

Todos los días se repite encender la televisión y leer: «Apareció muerta…», (seguido por el nombre de una mujer).

A veces tengo miedo de que algún día pueda aparecer mi nombre. A veces tengo miedo de decirle «hasta luego» a la abuela y no volver nunca más.

Por eso apuro el paso cuando no voy acompañada de mi hermano.

Papá dice que es peligroso ser mujer y andar sola por la calle. Aunque miro el reloj y son las tres de la tarde, plena luz del día; ¿no? Pero hasta a esas horas debemos cuidarnos.

La violencia machista no distingue de horarios.

En varias ocasiones, nuestros padres nos tiran frases machistas pero ni siquiera ellos se dan cuenta, y es que vulnerar a la mujer está tan naturalizado en esta sociedad.

«DEJÁ DE LLORAR, PARECÉS UN MARICÓN».

«SENTATE COMO UNA SEÑORITA«.

Lamentablemente, tenemos padres que fomentan la idea del hombre fuerte y valiente y la mujer débil y comprensiva, pero qué lástima que soy mujer y no pienso seguir esos modelos. Planeo correr riesgos y hacer arreglos en la casa si son necesarios, a pesar de que sea «trabajo de hombre», como dice el abuelo.

En varias oportunidades, observo desde otro lugar cómo le enseñan a mi hermano a ser fuerte y valiente, a ser «un hombre», como dice el tío David. Siento lástima por ambos. Espero que algún día logren cambiar la historia.

No es nuestra forma de caminar o vestir; no es la hora, el lugar ni la fecha. 

Es la violencia machista. 

Que nos está matando un poco más todos los días.