Reina de corazones: dándole luz a la vida travesti trans

Este trabajo no es un estreno pero lo traemos a colación porque creemos que es muy importante para conocer el mundo tal y como es, o por lo menos una parte de él que suele estar bastante escondida. Reina de Corazones muestra las distintas aristas del mundo travesti y trans, un mundo que para muches es desconocido, lo cual provoca falta de empatía, discriminación y juzgamiento injustificado.

Reina de Corazones fue premiado en festivales de Argentina, Estados Unidos, España y Colombia, como también fue declarado Proyecto de Interés por el Ministerio de Desarrollo Social y por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

¿Cómo empezó todo? Guillermo Bergandi, su director, es actor, director de cine y profesor de teatro y cine. En 2014 comenzó a dar clases de actuación en la Cooperativa Arte Tv Trans, en el sótano de una florería. Con el correr del tiempo, conoció la historia de la Cooperativa y de quienes la conformaban y eso lo motivó a darle vida al documental Reina de corazones. Con el objetivo principal de mostrar al mundo lo que él veía en ellas, esa búsqueda de un sentido en la vida, puso quinta a fondo y fue a conquistar su propósito. Además, buscaba que a través de su difusión ellas pudieran conseguir trabajo y herramientas alternativas a la prostitución.

«Veía que las cosas se les hacían tan difíciles y eran personas tan hermosas en cuanto a la actitud que le ponían a los problemas que atravesaban».

Guillermo Bergandi

¿Qué cuentan sus historias?

Este relato cuenta la intimidad de la vida de sus protagonistas, dónde viven, a qué se dedican y quiénes son (una pregunta difícil de responder para muches). Cada testimonio es tan importante como invaluable porque deja ver una experiencia distinta, para algunes hasta inimaginable, que dista mucho de lo que es social y culturalmente conocido y lo que está (mal) establecido como «normal». Son historias únicas, con otros obstáculos y otros recorridos.

Una de las técnicas de Guillermo para mostrar lo más expresamente posible la singularidad de estas historias fue preguntarle a cada una qué es ser trans o travesti para ellas. «Para mí, la palabra trans es una palabra mágica, es como que vos trascendiste algo», afirma Emma.

En sus voces, el relato avanza contando el camino que transitaron hasta conseguir vivir a pleno su identidad autopercibida. Para algunas fue más difícil que para otras, pasaron por usar los vestidos de mamás y abuelas, por pintarse con rouge cuando nadie las veía y por enfrentarse a la difícil experiencia de ir al colegio en un marco de gran discriminación hacia el colectivo LGBTIQ+.

El director recapitula una a una cada historia. Nos cuenta, a través de ellas, cómo fue tomar la decisión de usar por primera vez ropa de mujer o cómo fue montarse con la ropa de una hermana y sentirse plenas. Cuándo y qué decidieron operarse y cuál es su visión sobre pasar por el bisturí o tomar pastillas anticonceptivas.

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Ver este documental es adentrarse en la vida de 10 mujeres que tuvieron que ser fuertes e independientes desde el día en que se dieron cuenta de que eran mujeres, tuvieron que ponerse firmes en sus casas y enfrentarse a sus familias. Pasaron por el miedo de no ser aceptadas como también por el acogedor abrazo de un padre y una madre que lo entendieron todo. Sus vidas tuvieron idas y vueltas pero ellas siempre supieron cuál era el camino.

En cada palabra hay una enseñanza, como cuando Nicole dice que dentro de una persona existen muchos sexos y que a veces nos lleva toda una vida definir qué somos, porque lo externo puede demostrar algo físico mientras que lo interno puede demostrar algo totalmente opuesto.

Por su parte, Emma, que hoy es socia fundadora y presidenta de la Cooperativa, nos contó en conversación con Escritura Feminista cómo fue su experiencia sin dejar de dar cátedra con sus palabras, «Hacer el documental fue una experiencia reflexiva porque fue mirar para atrás y recorrer el comienzo. Lo más fundamental es transmitirle a las nuevas generaciones que hay que hacer. Nosotras somos un grupo que hizo y hace porque la vida de eso se trata, de no caerse en un pozo a llorar, hay que seguir, levantarse y volar. Creo que es lo que hicimos siempre en la Cooperativa».

Una experiencia reveladora

Hablando con Escritura Feminista, Guillermo nos contó cómo fue el proceso de llevar adelante el documental. Antes de conocer a la Cooperativa y a las chicas, él no tenía contacto con el feminismo y su lucha ni con la deconstrucción por la que hoy en día se trabaja tan arduamente. Todo ese mundo lo conoció a través de ellas.

«Mi relación con el colectivo fue por ellas, fueron muy generosas conmigo, me incorporaron en el grupo como si yo fuese una trans más, nunca hicieron diferencia».

Guillermo Bergandi.

Entre que empezaron y terminaron el filme, los movimientos feministas y LGBTIQ+ y todo su trabajo se hicieron cada vez más visibles. Esto se reflejó en la repercusión de la película: la pedían por todos lados, se presentaron en más de 30 festivales y ganaron cinco premios en distintas partes del mundo. Estaba sucediendo lo que el director había planeado, se estaba conociendo el mundo travesti trans.

«Dejar algo así, por más chiquito que fuera, me hizo muy feliz. Sé que generó cosas en muchas personas porque me lo hicieron notar, se les abrió la cabeza. ¿Qué más puedo pedir?», reflexiona Bergandi.

(De izq. a der.) Guillermo, Estefi y Emma. Imagen del Facebook de Cooperativa Arte Trans.

La experiencia fue un antes y un después en la vida de Bergandi. A partir del primer trabajo juntes, pudo dirigirlas en otras obras de teatro, siguieron el vínculo y como no podía ser de otra manera, se hicieron amigues. Luly nos transmitió el mismo sentir, Reina de Corazones marcó un antes y un después en su vida personal: «Fue mi primer trabajo artístico, me pone muy contenta ver cuando lo pasan en Canal Encuentro y también recordar ese momento histórico en mi vida».

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Cuando empezó a gestarse el documental, Luly era docente en el Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis. Trabajó cinco años en el mismo lugar y después de la pandemia comenzó a hacerlo en el Ministerio de Salud, en un programa de diversidad. Este cambio nos da la pauta de cómo fueron cambiando las cosas, de los derechos que fue ganando el colectivo y la libertad que obtuvo.

Otro punto a destacar de este trabajo según Luly es que Guillermo se centró en no catalogar a todas las actrices en la prostitución, sobre todo con la intención de romper ese estereotipo que encasilla a mujeres trans y travestis como prostitutas, que venden drogas y están en cárceles de varones. Lu, por ejemplo, en ese momento era trabajadora sexual pero el director decidió omitir ese dato y, en cambio, contar que estaba cursando la carrera de enfermería en la Universidad de Buenos Aires y que daba clases en el bachillerato. Un intento por abrir perspectivas.

«Le tengo mucho cariño al documental porque mostró el mensaje: sí se puede salir adelante, se puede salir del estereotipo de la marginalidad, de la miseria, de la expulsión y de la exclusión y en cambio mostrar que hay otras realidades travestis y trans».

Luly Arias.

Estefi también nos relató lo importante que fue para ella el paso por este documental: «Fue importante por ser mi primer documental, por no mostrar algo clásico y porque ayuda a visibilizar mucho la vida de las personas trans».

Cooperativa Arte Trans

La Cooperativa Arte Trans, antes llamada Arte Tv Trans, funciona desde 2010. Comenzó agrupando a mujeres trans y travestis de Latinoamérica y luego se expandió a personas LGBTIQ+ que quieren dedicarse a la actuación y que encuentran en el arte una profesión que les enorgullece. De ahí surgieron las protagonistas de este documental. Ellas estudian teatro y dejan todo para realizar obras. La primera fue «Hotel Golondrina» de Daniela Ruiz, fundadora de la cooperativa. ttambién dieron vida a «Los monólogos de las Tetas con Pene» y «La casa de Bernarda Alba».

Imagen de la Cooperativa Arte Trans

Luly destaca la importancia de la Cooperativa en su vida: «Me abrió un abanico de posibilidades y me ayudó a pensar que no estamos solo predestinadas a la prostitución, sino que podemos hacer otras cosas, como actuar. Entonces me impulsó a llegar a un sueño que ya tenía pero venía dejando de lado por muchas cuestiones que nos atraviesan a las mujeres trans, como hacernos sentir vergüenza de nuestras voces o de nuestros cuerpos o el prejuicio de que no se nos iban a abrir las puertas».

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Con respecto a la importancia del documental para la Cooperativa, Emma nos expresó que «fue una experiencia consagratoria, porque con todo lo que estaba logrando merecía un reconocimiento de su recorrido».

Sus sueños son grandes, mira al futuro con esperanza y espera poder llegar a ser una gran productora de contenidos: ya lo es, con contenidos audiovisuales, teatrales y artísticos presenciales. De hecho, el proyecto ya comenzó a ver la luz a través de lo que llamaron «DiverSIcuentos», cuentos infantiles sobre diversidad para ayudar a pensar en crianzas libres y diversas.

El arte fue su motor para seguir adelante, para cancelar estereotipos, levantar la cabeza y cumplir sus sueños. La vida tiene mucho para darles y van a buscar todo eso y más. Sentir el apoyo del resto de la comunidad es una pilar fundamental para continuar en el camino. Es importante, de nuestra parte, cumplir con el papel que nos toca: estar con ellas y elles a capa y espada, para seguir conquistando derechos, para poder vivir la vida que eligieron lo más plenamente posible.

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She Taxi: mujeres al volante

Una aplicación que trae una solución para el traslado de mujeres y personas LGBTIQ+ pero que todavía encuentra resistencias en la Ciudad de Buenos Aires.

Existe una aplicación llamada She Taxi donde las conductoras son mujeres. En una realidad en la que matan a una mujer cada día y medio, elegir ser trasladadas y trasladades por mujeres puede generar una sensación de seguridad. 

She Taxi nació a fines de 2016 en Rosario y llegó a capital en mayo de este año. También está en Córdoba, Santa Fe, Catamarca y San Juan. Hoy, son unas 800 conductoras. La aplicación nació gracias a una chofer que se hartó del acoso machista a conductoras y pasajeras y que planea llegar a nivel internacional, aunque sabe que se enfrenta a un sistema patriarcal porque el mundo del taxi es muy machista todavía.

La experiencia que vivió la creadora de la aplicación que fue la que colmó el vaso: un día, una chica tomó su taxi y le dijo al borde de las lágrimas «Gracias, me salvaste». La pasajera le contó que usaba radio taxi y que siempre le mandaban el mismo chofer, quien le decía cosas como «Qué lindo perfume usas». Había comenzado a tener miedo y a sentirse incómoda. En consecuencia, cuando la fue a buscar la chofer Eva María Juncos, la pasajera se sintió aliviada.

¿Cómo llegó a operar She Taxi en CABA?

Conquistaron la zona porteña gracias a que el Tribunal Superior de Justicia porteño falló a su favor en un amparo por la inconstitucionalidad de un artículo de la Ley de Tránsito y Seguridad Vial que le otorgaba el monopolio del servicio a una aplicación oficial. Si el auto no estaba en la aplicación BAtaxi no podía recibir viajes.

En el marco de la discusión para operar en la Ciudad de Buenos Aires, lo que planteaba Juncos era que se estaba limitando a una industria que en realidad es lícita, porque ellas estaban registradas en el INTI (Instituto Nacional de Tecnología Industrial), y además es un servicio gratuito. Estaban todas las condiciones dadas para recibir viajes pero no lo lograban.

Después de rechazos judiciales en primera y segunda instancia a su reclamo, finalmente el Tribunal Superior les dio la razón y no tardaron en tomar cartas sobre el asunto.

Y si de avanzar se trata, esta emprendedora no baja los brazos. Hace unos días, presentó un proyecto de ordenanza propio en el Concejo Municipal de Rosario para exigir licencias extraordinarias para lograr la paridad de género en este servicio. 

En conversación con Escritura Feminista, Eva afirmó que lo que están reclamando es que solo tienen un 5% de representación al volante en el servicio de taxis y remises de la ciudad. Busca revertir la situación de discriminación histórica en relación al cupo y la paridad en el sector. En ese sentido, plantea que la sociedad está «desprovista de la cantidad de mujeres necesarias conduciendo el servicio de taxis».

En cuanto a los números, según detalla el proyecto presentado, en lo que va de 2021 en Rosario se registraron 613.775 solicitudes en la aplicación, de las cuales 148.213 «no tuvieron respuesta por falta de conductoras profesionales». Este valor representa casi un cuarto de las solicitudes. 

En CABA, los números son desalentadores. Según Eva, hay 64 conductoras registradas y unas 500 solicitudes diarias que, por la poca cantidad de mujeres al volante, la mayoría queda sin respuesta. A nivel anual en CABA, de 2109 solicitudes, 2032 quedaron sin respuesta. Hoy se encuentran activas 43 conductoras pero entre septiembre y lo que va de octubre solo 5 abrieron la aplicación

«Las conductoras tienen que derribar sus propios miedos y darle paso al avance tecnológico que viene de la mano de la gratuidad y más trabajo».

Eva María Juncos

Lo que sucede es que faltan mujeres que se registren. El limitante, según Eva, es que si el sindicato de peones de taxis no les dicen que se registren, no se van a registrar. En Santa Fe, por ejemplo, a una colega en una entrevista de trabajo para conducir un taxi le pidieron como requisito para tomarla que se comprometiera a no usar She Taxi.

Plantean que existe una situación de discriminación y que «la ausencia del Estado posterga a la mujer en los espacios de trabajo vinculados a la conducción de vehículos». Por eso es que apelan «al compromiso con los tratados contemplados en la Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer» y reclaman que el Estado accione para que haya más conductoras mujeres.

La solución que se plantea en el proyecto presentado en Rosario es:

  • Que se otorgue la «titularidad de una nueva licencia de taxi a toda conductora profesional en relación de dependencia habilitada por el municipio»;
  • Que el único requisito sea tener carnet profesional habilitado;
  • Que no se obligue al pago de radio taxi, porque «la posibilidad de trabajo está asegurada en la plataforma digital She Taxi y en las demás plataformas que brindan el mismo servicio»;
  • Que no se las obligue a pagar del canon: para acceder a una licencia, las trabajadoras tienen que tener capital para adquirir un auto de unos 2 millones de pesos y esto es un factor excluyente. Si a eso se le suma el pago de un canon, solo se suma exclusión para las conductoras que, en su mayoría, son único sostén de familia;
  • Que «a través del Banco Municipal se establezca una línea de crédito accesible para la conductora que no disponga del capital para la compra del vehículo».

En resumen, el pedido es por ayuda para comprar el vehículo para prestar el servicio, que no se les cobre el canon y que se les otorgue la licencia de taxi con el único requisito de tener el carnet profesional habilitado. Requisitos lógicos y aparentemente suficientes para poder manejar un taxi y brindarnos el servicio que tantas personas necesitamos.


Afganistán: derechos humanos en alerta por la vuelta de los talibán

Desde el 12 de agosto todos los derechos ganados por las mujeres a partir del 2001 sienten la llegada del régimen talibán en el país. Si bien hicieron promesas sobre mantener el orden, ¿qué es orden para ellos?

Hace 20 años, el régimen talibán (un grupo paramilitar fundamentalista islámico) amenazó y atacó a las mujeres afganas de una manera totalmente vulneradora de derechos humanos. Si bien se teme que su presencia en el gobierno signifique un retroceso en materia de derechos, su portavoz Zabihullah Mujahid aseguró en su primera comunicación oficial que «a las mujeres se les permitirá trabajar y estudiar y serán muy activas en la sociedad, pero dentro del marco del islam».

Tras cinco años en el poder, los talibán fueron derrocados en 2001. De esa manera, se terminó la imposición que establecía que las mujeres no podían estudiar ni trabajar como tampoco podían salir de sus casas sin que un familiar masculino las acompañara, incluso mantenían una costumbre tan antigua como el apedreamiento de las acusadas de adulterio. 

¿Qué pasó el pasado 12 de agosto?

El jueves 12 de agosto los talibán irrumpieron en la ciudad, plantaron sus banderas blancas y proclamaron la fe islámica en una plaza central, sembrando el terror en la ciudadanía afgana. De esta forma, lograron controlar más de dos tercios del país. Desde ese día, gran parte de la población está encerrada en su casa, con miedo de salir y preocupada por cómo seguirá la situación.

Esto ocurre luego de que el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, anunciase la retirada de las tropas estadounidenses de Afganistán. La medida supuso el fin de una guerra que se extendió durante alrededor de 20 años. Al mismo tiempo, abrió paso a la inestabilidad política en la nación de Medio Oriente.

«Siento que somos como un pájaro que hace un nido para vivir y se pasa todo el tiempo construyéndolo pero, de repente y sin poder hacer nada, ve cómo otros lo destruyen», dijo Zarmina Kakar, una activista de los derechos de la mujer de 26 años en Kabul, en conversación con la agencia de noticias The Associated Press.

Al mismo tiempo, Aisha Khurram, representante de la juventud afgana ante la ONU y estudiante de la Universidad de Kabul, expresó:

«Es una pesadilla para las mujeres que han estudiado, que piensan en un mañana mejor para ellas y las generaciones futuras».

– Aisha Khurram.

Según la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR), casi 250.000 afganos y afganas huyeron de sus hogares desde fines de mayo por miedo a la vuelta de los talibán. El 80% de quienes se fueron son mujeres, niños y niñas. Entre quienes se quedaron, unas 3.000 familias, están viviendo en tiendas de campaña dentro de un parque de Kabul y otras en las calles de la capital afgana.

El primer día bajo el control de los talibán fue caótico: miles de personas desesperadas por huir del país desbordaron el aeropuerto internacional de Kabul intentando tomar vuelos de repatriación luego de que el mismo presidente afgano huyera en secreto. El estallido dejó hasta el momento cinco personas muertas.

Prohibiciones y castigos hacia las afganas

Podemos decir que los talibán se caracterizan por su misoginia. En su ideología feroz se destacan las aberraciones hacia las mujeres, es por ello que ellas sienten tal temor con su regreso. En un recuento de las prohibiciones y los castigos aplicados hacia las mujeres encontramos:

  • No podían trabajar fuera del hogar, salvo que las hicieran acompañadas de un pariente masculino. Había algunas pocas doctoras y enfermeras que realizaban su tarea en hospitales de Kabul.
  • Debían llevar un velo largo llamado Burka, que las tenía que cubrir de la cabeza hasta los pies.
  • Cuando no cumplían las reglas de vestimenta, no estaban en compañía de un pariente varón o estaban mostrando aunque sea los tobillos, eran azotadas, golpeadas y abusadas verbalmente.
  • Se las lapidaba o apedreaba cuando se las acusaba de adulterio.
  • No podían usar cosméticos ni prendas brillantes.
  • No podían reírse a carcajadas porque los extraños no podían escuchar las voces de las mujeres.
  • Tampoco podían estudiar a ningún nivel, ni siquiera primario.
  • Estaban prohibidos los baños públicos femeninos.
  • No podían andar ni en bicicleta ni en moto.
  • Ni podían asomarse a los balcones.
  • Se les tenían prohibido tratar con comerciantes masculinos.
  • No podían ser atendidas por médicos varones.
  • Los sastres masculinos no podían realizar ropa de mujer.
  • No podían hablar ni mucho menos estrechar la mano de hombres que no fueran parientes.
  • Tampoco podían usar tacos para no hacer ruido al caminar.
  • Tenían prohibido aparecer en radio, televisión o encuentros públicos.
  • No podían realizar deportes ni ingresar a clubes deportivos.
  • Todas las ventanas debían estar pintadas para que no se viera a las mujeres desde afuera.
  • Hombres y mujeres no podían viajar en el mismo medio de transporte.
  • Tampoco podían usar pantalones anchos, ni siquiera debajo del burka.
  • Estaba prohibido fotografiar o filmar mujeres.
  • Como tampoco podía haber fotos de mujeres en diarios, libros o paredes de casas y tiendas.

Según lo que indicaba las normas que estaban en vigencia hace 20 años atrás, cualquier incumplimiento de la larga lista de reglas establecidas por el grupo podía sancionarse con el de castigo corporal público o, incluso, con la pena de muerte o la ejecución pública.

A raíz de la vulneración de derechos humanos, en 1977 se creó y se estableció en Kabul la Asociación Revolucionaria de Mujeres de Afganistán (RAWA). Entre sus declaraciones afirman que: «Las mujeres no tienen importancia a los ojos de los talibán a menos que se ocupen de la producción de niños, la satisfacción de las necesidades sexuales masculinas o las tareas domésticas diarias».

Pese a que los talibán afirmaron que si regresaban al poder en Afganistán respetarán los derechos humanos -de la forma más ortodoxa-, ya que el uso del burka no será obligatorio y que las mujeres podrán recibir educación en todos los niveles, las mujeres de este país que lograron volverse universitarias, alcanzaron puestos políticos y lugares importantes en el poder judicial, en el periodismo y en las fuerzas de seguridad, no confían en esas palabras.

Si quedan dudas, casos concretos

La periodista afgana Shabnam Bayani afirmó en conversación con la agencia de noticias ANSA que «las mujeres desaparecieron de las calles de Kabul por temor a la acción de los talibán». Sin embargo, la resistencia está de pie. Cuatro mujeres afganas llamaron la atención de la prensa por no temer a manifestarse públicamente.

Bayani también denunció que desde las regiones más alejadas de Kabul, como Helmand y Herat, llegaron noticias de mujeres esclavizadas después de que sus familiares varones fueron asesinados por los talibán. Y, como si eso no fuera suficiente, también expresó que recibieron noticias de que menores de edad fueron obligadas en los últimos días a casarse con combatientes talibán.

Tras dos décadas de avances, la única dirección de los derechos de niñas y mujeres de Afganistán debe ser hacia adelante, continuando con su ampliación y dejando de lado la opresión y la violencia.


Fuentes:


ESI: mucho más que educar contra las ITS

Una polémica que nos puso a hablar de lo importante: ¿De qué se trata la ESI? ¿Para qué sirve? Un repaso por los puntos principales de la asignatura sobre sexualidad integral.

A raíz del aumento de los diagnósticos sobre enfermedades de transmisión sexual como, por ejemplo, la conocida sífilis, especialmente en los casos en adolescentes y jóvenes, se consideró la necesidad de políticas de generación de conciencia y de prevención en salud sexual, de manera sostenida y de impacto nacional. En consecuencia, el Ministerio de Salud compró 10 mil penes de madera, dispensers de preservativos y maletines para la educación sexual integral (ESI) en centros de atención primaria, espacios educativos y comunitarios.

Hace pocas semanas se dio a conocer la licitación para llevar a cabo la compra por parte de la Secretaría de Acceso a la Salud de la Nación, a cargo de Sandra Tirado, quien sucedió en ese puesto a Carla Vizzotti cuando asumió como ministra de Salud de la Nación. La convocatoria cerró y quedaron inscriptas cuatro empresas.

El inicio de la transacción llamó la atención de algunas personas en contra de estas acciones relacionadas con la ESI. En respuesta a eso, Tirado explicó que con la compra se busca «concientizar y evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual tales como el VIH y otras ITS en el marco de la Ley N° 23.798».

Como los materiales son para desarrollar actividades de educación sexual, también se solicitó la misma cantidad de preservativos y maletines para llevar los elementos, porque si queda alguna duda, una cosa va en la otra. En un comunicado se explicó que: «Los kits educativos para la promoción y prevención contienen preservativos, dispenser para la accesibilidad de los preservativos y maletines donde se transportan los elementos para las capacitaciones, entre los que se cuentan penes de madera, gel lubricante y materiales de comunicación».

No tardaron en llegar las críticas como la de Juan José Gómez Centurión -excandidato a Presidente de la Nación- en la que hizo una comparación entre los materiales didácticos y las verduras. Como tampoco se hicieron desear los memes que comparaban -erróneamente- las antiguas clases de educación sexual integral con las actuales que, evidentemente, son más completas y no se reducen a los ciclos menstruales y los productos para gestionarlos.

Por su parte, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, agradeció la difusión afirmando que:

«El debate no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra sociedad».

La ESI y las ETS

A la ESI se le abrió paso en Argentina a través de la Ley Nacional Nº 26.150 la cual dio lugar al Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Establece que: «Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos» y también contempla el derecho a la salud sexual que incluye la posibilidad de desarrollar una vida sexual gratificante y sin coerción, así como prevenir embarazos no planificados.

Según Lucía Artigas, profesora de artes visuales diplomada en ESI (UNSAM), los pilares de esta asignatura son:

  • El conocimiento y la garantía de los derechos de las infancias, de las adolescencias, los derechos sexuales y reproductivos, como también el derecho a la protección.
  • El cuidado del cuerpo y la salud, las prácticas de autocuidado y las relacionadas con los límites hacia lo que molesta e incomoda.
  • La diversidad sexo-genérica y el resto de las diversidades desde una perspectiva que las valora y al mismo tiempo, muestra las igualdades en cuanto derechos y respeto.
  • El valor de la afectividad, relacionado también con la salud, «una no puede sentirse saludable si está siendo maltratada o discriminada en el espacio donde socializa todos los días», las distintas necesidades afectivas y las diferentes formas de intervenir.

Siguiendo a Artigas, esta serie de pilares se agrupa para trabajar en la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), de la vulneración de derechos, de situaciones de abuso y discriminación, como también en la prevención de situaciones de infelicidad o de represión «en relación a las infancias trans, en la medida en que esas experiencias y vivencias tengan lugar en las aulas desde temprana edad seguramente van a generar vidas más felices».

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Entre las enfermedades de transmisión sexual (ETS) tenemos el VIH o Virus de Inmunodeficiencia Humana; la hepatitis B y C, el Virus del Papiloma Humano (VPH) y la tuberculosis pero también hay otras infecciones conocidas como ITS que se pueden producir por más de 30 tipos de virus, bacterias y parásitos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se registran por día aproximadamente un millón de casos de ETS consideradas «curables». Lo que quiere decir que a nivel global por año se presentan 376 millones de nuevos casos de cuatro infecciones en particular: clamidia, gonorrea, tricomoniasis y sífilis. ¿Quedan dudas de la importancia de la ESI?

Al mismo tiempo, entre los objetivos de la ESI, se encuentra la promoción de «otras formas de vivenciar y habitar las aulas, de otras formas relacionales, otras miradas respecto de la diversidad (…) como también de los estereotipos y de la mirada descolonial», afirmó Lucía a Escritura Feminista.

Derechos sexuales y reproductivos

Según Fundación Huésped: «Los Derechos Sexuales y Reproductivos buscan garantizar que las personas puedan tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva con libertad, confianza y seguridad, de acuerdo a su vivencia interna (asociada al cuerpo, la mente, la espiritualidad, las emociones y la salud) y externa (asociada al contexto social, histórico, político y cultural)».

Por lo tanto, tener una educación especializada en sexualidad ayudará a tomar estas decisiones de manera saludable, con seguridad, sabiendo qué se elige, que no y cómo hacerlo. El contenido de estas clases no se reduce al acto sexual sino que hablar de sexualidad implica además hablar sobre las «identidades de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción». ¡Luchemos por la plena implementación de la ESI!


Fuentes:


Ley de cupo travesti y trans: reparando derechos

Con 207 votos positivos, 11 negativos y 7 abstenciones, hoy se votó en una sesión especial de la Cámara de Diputades uno de los reclamos históricos del colectivo travesti y trans de la Argentina, el proyecto de ley Diana Sacayan-Lohana Berkins de cupo e inclusión laboral travesti y trans.

El proyecto ya contaba con el dictamen de tres comisiones de la Cámara Baja: Mujeres y Diversidad, Legislación del Trabajo y Presupuesto y Hacienda. En los últimos días, en el contexto de la desaparición de Tehuel de la Torre en una búsqueda laboral, se reclamó su trato urgente.

Cerca de las 22 horas del día de ayer la diputada Mónica Macha presentó el proyecto, respondió a los dichos machistas desde su banca y finalizó diciendo:

«Esta ley es la reivindicación de la desobediencia, es la fiesta justa y postergada del transfeminismo, es la culminación de un proceso y la apertura a nuevos proyectos de vida. Este renacer de la comunidad travesti y trans es también el renacer de nuestra sociedad. Esta ley demuestra que el trabajo dignifica y el orgullo politiza, esta es la revolución del deseo».

– Mónica Macha, diputada nacional.

Por su parte, el diputado Leonardo Grosso resaltó la lucha del colectivo travesti y trans, recordó a Diana Sacayán recorriendo los pasillos del Congreso, acompañó sus declaraciones con historias de compañeras que lograron conseguir un trabajo formal para mostrar lo que eso significa para ellas y resaltó la urgencia de más políticas como la ley de cupo.

«Cuando en este Congreso tuvimos el orgullo de discutir la ley de identidad de género decíamos que la expectativa de vida de nuestras compañeras travetis trans era de 35 años, pasaron muchísimos años desde el 2012, ¿saben de cuánto es ahora? de 40. Hacen falta más políticas de igualdad, hace falta que el Estado abrace eso que excluyó, que dejó afuera toda la vida».

– Leonardo Grosso, diputado nacional.

¿De qué se trata el proyecto?

La ley de promoción del acceso al empleo formal para personas travestis, transexuales y transgénero Diana Sacayán-Lohana Berkins busca «lograr la efectiva inclusión laboral de las personas travestis, transexuales y transgénero, con el fin de promover la igualdad real de oportunidades».

Para ello propone:

  • Inclusión laboral en el Estado Nacional a través de un cupo mínimo del 1 % en los tres poderes que lo integran, los ministerios públicos, los organismos descentralizados o autárquicos, los entes públicos no estatales, las empresas y sociedades del Estado, en todas las modalidades de contratación.
  • Garantizar la terminalidad educativa y la capacitación.
  • Incentivar al sector privado a la contratación de travestis y trans.
  • Permitir acceso al crédito para los emprendimientos productivos del colectivo.

Precedentes en nuestra legislación

Como precedente, en la Provincia de Buenos Aires hace cinco años se sancionó el cupo laboral Diana Sacayán. En tanto, la Ciudad Autónoma de Buenos Aires cuenta con el Decreto 721/2020 que establece el 1% del total de los cargos del sector público nacional para las personas travestis, transexuales y transgénero.

Lo que se viene reclamando es una ley nacional que complete estas iniciativas porque todos los días nos preguntamos: ¿qué pasa con las personas que tienen otras aspiraciones y no quieren trabajar en la administración pública? ¿Qué sucede con quienes no pudieron estudiar y hoy no pueden cumplir con los requisitos de esos puestos? ¿Qué pasa con las personas que no aplican la perspectiva de género en el ámbito laboral y discrimina sin cesar?

Sabemos que el porcentaje de personas travestis y trans que ocupan puestos en trabajos formales es mínimo, que su expectativa de vida no supera los 40 años de edad y que se les debe el respeto de todos sus derechos. La búsqueda de un trabajo formal que les permita acceder a la salud, a una obra social, a un recibo de sueldo, a la educación y a una vivienda digna es incansable. De este barco no nos bajamos y hoy lo celebramos.


Fuentes:


El Puerto de Dock Sud contra la violencia de género

El pasado 20 de abril Carla Monrabal, primera presidenta de un puerto bonaerense, en este caso del Consorcio de Gestión Puerto Dock Sud (CGPDS), firmó y puso en funcionamiento un protocolo para el tratamiento de los casos de violencia de género junto a la Asociación del Personal de Dirección de Ferrocarriles y Puertos Argentinos (APDFA), representada por Leonardo Salom.

En un ámbito que aún se considera «de hombres» y en el marco de una realidad que cuenta de a un femicidio cada 27 horas, el principal objetivo del protocolo es prevenir y erradicar la violencia por motivos de género en el ámbito laboral.

En palabras de Carla Monrabal: «El objetivo de este protocolo es prevenir y proteger a las personas que trabajan dentro del Consorcio, así como erradicar la violencia por motivos de género y garantizar un ambiente de trabajo inclusivo, donde no haya discriminación».

El surgimiento de una gran idea

Con una mujer al frente, el puerto tan masculinizado fue tomando otro color, entre algunas de sus iniciativas se sumaron a la campaña Oficios Sin Prejuicios del Ministerio de las Mujeres, Políticas de Género y Diversidad Sexual y el Ministerio de Trabajo de la Provincia de Buenos Aires y, por otro lado, están trabajando para integrar el programa Sello Construir Igualdad, que lidera la ministra Estela Díaz. La implementación de ambas políticas forma parte de un mismo propósito: respetar los derechos de todas las personas y hacer de la actividad portuaria un lugar más inclusivo.

En este sentido, el año pasado se firmó un nuevo Convenio Colectivo de Trabajo con el objetivo de ampliar y modernizar los derechos de les trabajadores, en ese marco, surgió la creación del protocolo que, tras siete meses de mucho trabajo, pudo ver la luz.

1, 2, 3 en marcha

Esta herramienta, podríamos decir fundamental en los tiempos que corren, se activará cuando la Comisión de Perspectiva de Género del CGPDS tome conocimiento de alguna situación de violencia, la cual analizará y dará lugar a la intervención de la Gerencia Legal.

Al referirse a situaciones de violencia el protocolo no se limita a casos específicos de maltrato físico sino que incluye otras formas como la violencia psicológica, sexual, económica, simbólica y mediática. La presidenta de la Comisión de Género del Puerto además aclaró a Escritura Feminista que: «Generalmente estos casos suponen una relación de desigualdad de poder y afectan a la persona no solo en el ámbito laboral, sino también en otras esferas de su vida».

«El protocolo protege a toda persona que desempeñe funciones en el Consorcio y esté atravesando una situación de discriminación o violencia laboral por motivos de género. Se aplica tanto para casos que sucedan en las instalaciones del puerto, como en espacios virtuales, por ejemplo, reuniones de zoom, correos electrónicos, chats, llamadas, redes sociales».

Carla Monrabal.

Al tener en cuenta el trato especial que necesitan estos casos, Monrabal detalló que es muy importante estar alertas a «la no revictimización de la persona, es decir, no hacerla repetir una y otra vez la situación o situaciones que viene sufriendo» y agregó: «Se maneja con total confidencialidad y discreción la información que surja del caso. El rol de la Comisión de Perspectiva de Género es acompañar y contener a quien denuncia durante todo el proceso».

Derribando paredes y techos de cristal

En cuanto a la situación laboral de las mujeres en los puertos de Buenos Aires en general y en el Consorcio de Gestión Puerto Dock Sud en particular, se puede ver cómo forman un claro ejemplo de los techos de cristal como aquel límite horizontal invisible que no deja que las mujeres y las diversidades ingresen a sectores de trabajo que son «para hombres» como, en este caso, la parte operativa del puerto.

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«El ámbito portuario es un espacio históricamente masculinizado donde, a nivel general, el número de trabajadoras es mucho menor que el de los hombres», afirmó Monrabal. Además describió que «en los puertos de la provincia de Buenos Aires, solo el 24% de las personas que trabajan son mujeres y, de ellas, solo el 4% trabajan en el muelle».

Sobre el Consorcio especificó que «hasta finales de marzo, teníamos un 30% de trabajadoras y solo una de ellas trabajaba en el muelle. Recientemente, ingresaron tres mujeres que se incorporaron al área de operaciones. Con el propósito de continuar ampliando el número de mujeres y de personas de otros géneros para que el puerto sea un lugar más inclusivo y que genere igualdad de oportunidades».

Atacar por todos los frentes

Al tener en cuenta que la violencia de género se combate principalmente desde la transformación social, el nuevo protocolo se articula con otras actividades de concientización que se impulsan desde el Consorcio.

«El año pasado se creó la Comisión de Perspectiva de Género y desde ahí trabajamos en campañas de sensibilización, información y prevención de violencia referidas al género. Se hicieron talleres y capacitaciones internas para todo el personal. Y tanto la Comisión como yo recibimos capacitaciones de la ley Micaela, con el objetivo de hacerla extensiva, durante este año, a todo el personal y permisionarios del Puerto Dock Sud».

Carla Monrabal.

Al mismo tiempo, se enlazaron con otros organismos para batallar juntes, por ejemplo, firmaron un Convenio con Malena Galmarini, presidenta de AYSA para trabajar en conjunto temáticas de género y desde el año pasado articulan acciones con perspectiva de género con Magdalena Sierra y el Observatorio Social de Políticas Públicas de la Municipalidad de Avellaneda.

«Buscamos que el trabajo que estamos haciendo en género tenga una continuidad y no se limite a acciones puntuales», finalizó la representante de la Comisión. Todo accionar consciente y responsable sirve para impulsar el cambio social que nos va a llevar hacia una sociedad mejor, en la que todes tengamos los mismos derechos.


Revolución a besos

Tras cuatro años de violencia institucional sistemática, Mariana tuvo lo que tanto merecía: justicia. El miércoles 7 de abril, la Sala II de la Cámara Nacional de Casación Penal absolvió a Mariana Gómez de los cargos de lesiones leves y desacato a la autoridad y revocó un fallo de primera instancia, sentando un precedente contra la discriminación.

Casación reconoció que Mariana «tenía derecho a defenderse ya que no está obligada a soportar ese acto». Al mismo tiempo, Emiliano Montini, representante de la Dirección de Asuntos Jurídicos del Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI) que acompañó la apelación como amicus curiae expresó: «El fallo es muy importante para toda la comunidad LGBTQ+ porque Casación reconoce que hubo un acto de discriminación, tanto del oficial de justicia como del empleado de Metrovías, y la jueza de primera instancia que la condenó hizo valoración de la prueba que continuó con esa discriminación».

Tener antecedentes penales hizo que Mariana perdiera distintas oportunidades laborales y, en consecuencia, tuvo que continuar con su trabajo no formal. Pero este no fue el único factor negativo de lo que tuvo que vivir desde aquel 2 de octubre, por eso Mariana va a ir por la condena por violencia institucional contra les policías que la atacaron y analiza seguir con las acciones legales contra les funcionaries del poder judicial que llevaron a cabo un proceso sin sentido. Para que el lesboodio no quede impune y con el objetivo de hacer su aporte para que el resto del colectivo no tenga que pasar por este tipo de consecuencias.

Cuando la heteronorma manda, la revolución es orden

El poder y dominio que ejercen los varones ante las personas que no cumplen con la heteronorma se puede encontrar en distintos casos de la actualidad como en este. En 2017, Mariana y su esposa Rocío Girat charlaban y se besaban en la estación de trenes de Constitución, cuando un empleado de Metrovías y luego un policía se acercaron a decirle a Mariana que no podía fumar, a lo que ella respondió que no había carteles que lo prohibieran y que otras personas estaban haciendo lo mismo.

Por normativa, esto podría haberse solucionado si Mariana apagaba el cigarrillo o se iba del lugar pero en su declaración aseguró que al intentar irse uno de los policías le puso la mano en el pecho, la trató de «pibe» y le dijo que iba a ser «detenido». Ese día la detuvieron y la trasladaron a la estación policial de la estación subterránea de Boedo de la Línea E, donde estuvo seis horas detenida. Ahí la obligaron a desnudarse y le revisaron sus partes íntimas, lo cual no está permitido.

Finalmente, en 2019 la condenaron a un año de prisión en suspenso por resistencia a la autoridad y lesiones leves contra dos efectivos de la Policía de la Ciudad, Jonatan Rojo y Karen Villarreal.

«Para Marian, la condena significó la imposibilidad de acceder a un trabajo inscripto. Nadie quiere contratar a alguien con un antecedente penal por desacato a la autoridad».

Rocío para Agencia Presentes.

El 17 de febrero de este año comenzó la audiencia por la absolución de Mariana, donde se expusieron los argumentos de su apelación ante la Cámara Nacional de Casación Criminal y Correccional de la Capital Federal. Se denunció al fallo como discriminatorio y lesbofóbico porque se entiende que el arresto y la condena fueron parte de una lógica de criminalización y adoctrinamiento hacia las identidades disidentes que rompen la heteronorma.

Heterocastigo

La heteronorma se refiere a un orden construido en base a un sistema de sexo y género binario y jerárquico, donde lo humano se reduce a mujeres hetero-cis, consideradas «inferiores», y a varones hetero-cis, entendidos como «superiores». A su vez, este orden es reforzado por la imposición de la heterosexualidad obligatoria, institución política denominada de esta manera por Adrienne Rich, feminista y activista lesbiana estadounidense.

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En otras palabras, este sistema limita la definición de lo humano a solo dos categorías genéricas y además disciplina el deseo sexual para que la orientación sexual sea solo por el sexo opuesto.

En definitiva, la heteronormatividad discrimina e invisibiliza a todas las personas que no se identifican con estas dos identidades de género ni con la única opción que brinda de orientación sexual. Por lo tanto, quedan expulsadas las personas travestis, trans, intersexuales, lesbianas, bisexuales, asexuales y gays.

Un caso y otro y otro y otro

Pero el caso de Mariana no es el único. Sin buscar demasiado aparecen muchos otros, como el de Tomás y Joaquín en 2018, insultados y echados de una pizzería, o el de Brian y Ariel en 2019, que mientras estaban en su cita un hombre se les acercó y los empezó a golpear con un látigo «por estarse besando».

La heteronorma excluye y repudia todo lo que supone diferente a ella. En palabras de Judith Butler, filósofa feminista, se podría decir que esta normativa muestra miedo al deseo homosexual por temor a la pérdida tanto de la feminidad como de la masculinidad y, en consecuencia, su comportamiento es violento.

Otras consecuencias concretas de la heteronorma son legitimar la desigualdad de género con las posibilidades laborales y la brecha salarial, impedir que sea bien vista la maternidad y la paternidad entre identidades que no sean un varón y una mujer hetero-cis, dividir binariamente juguetes «para nenes» y colores «para nenas», entre otras.

Para deconstruir esta norma, que cada día queda más obsoleta y es más inútil, debemos trabajar desde nuestros círculos: erradicar ciertos insultos, tener en cuenta a todas las identidades, desterrar los estigmas que durante años recayeron sobre el colectivo de la diversidad y tratar a todes por igual, porque todes somos personas y eso es lo que debemos respetar.


Fuentes:


Violencia sexual como crimen de lesa humanidad

En los Centro Clandestinos de Detención (CCD) que funcionaron durante la última dictadura cívico-militar hubo maltratos de todo tipo, sin distinción de género. Sin embargo, en el caso específico de las mujeres existieron además otros métodos de tortura, no solo por ser militantes sino también por su género; en particular, por no ser las mujeres que la sociedad heteropatriarcal esperaba.

Según la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad, se encontraron delitos sexuales en 36 de las 254 sentencias dictadas hasta principios de marzo. En cuanto a los condenados de estas causas, representan el 11% del total. Dicho de otra manera, de un total de 1025 personas condenadas por crímenes de lesa humanidad hasta hoy, 121 fueron responsabilizadas también por delitos sexuales.

«Cada vez son más las causas en las que se trata y se acepta de forma autónoma e independiente el tratamiento de los casos de agresiones sexuales en el marco del plan sistemático».

Ángeles Ramos, Fiscal Federal a cargo de la Procuraduría de Crímenes contra la Humanidad.

En 2000, la Corte Penal Internacional estableció como delitos de lesa humanidad a las violaciones, la esclavitud sexual, la prostitución forzada, los embarazos forzados, la esterilización forzada u otros abusos sexuales de gravedad comparable «cuando se cometa como parte de un ataque generalizado o sistemático contra una población civil y con conocimiento de dicho ataque». La repercusión de lo establecido tardó 10 años en llegar al país.

De hecho, en diciembre de 2008, en la causa «Riveros, Santiago Omar y otros por privación ilegal de libertad, tormentos, homicidio», condenaron a Santiago Omar Riveros por otros crímenes pero dictaron falta de mérito respecto al delito de violaciones sexuales, por considerar que habían sido «eventuales y no sistemáticas» y, por lo tanto, no constituían crímenes de lesa humanidad. Cuando en realidad estos delitos contra la integridad sexual formaron parte del ataque sistemático del terrorismo de Estado.

En 2006 se realizaron los dos primeros juicios como resultado de la declaración de inconstitucionalidad y de la nulidad de las leyes de Punto Final y Obediencia Debida. Desde ese entonces, hubo 36 juicios concluidos que abordaron delitos de violencia sexual, los cuales representan el 14% del total. En ellos existen 136 víctimas, que se dividen en 112 mujeres y 24 varones.

El proceso judicial y sus demoras

La Justicia se tomó su tiempo para escuchar estas denuncias. Durante el Juicio a las Juntas de 1985, consideró a las violaciones como parte integral del resto de las prácticas inhumanas en vez de tomarlas como hechos autónomos y nombrarlas como lo que son.

Susana Chiarotti, fundadora del Comité Latinoamericano y del Caribe para la Defensa de las Mujeres (CLADEM), en la investigación Grietas del silencio, detalla algunas de las dificultades que identificaron en el aparato judicial para recibir estas denuncias en particular: «Prejuicios y falta de sensibilidad; mayores exigencias para probar la violación sexual que para probar la tortura; negativa a aceptar la responsabilidad mediata en casos de violación sexual, entre otros».

Por su parte, Pablo Llonto, abogado querellante, en diálogo con Escritura Feminista, explicó la situación de los delitos sexuales en ese momento histórico: «Antes estaban invisibilizados porque cuando las víctimas contaban esto, la Justicia lo subsumía en la figura de los tormentos y por lo tanto no aparecían las prácticas sistemáticas de violaciones y abusos sexuales centralmente contra mujeres».

Además, detalló otras trabas y su resolución: «Las víctimas mujeres estaban encapuchadas y, salvo excepciones, no podían identificar al genocida agresor, entonces el salto se dio al poder condenar en algunos casos a los jefes de los centros clandestinos, de las áreas y de los cuerpos del ejército, lo cual tiene un valor enorme porque ellos sí sabían que el plan sistemático de exterminio incluía el secuestro, la tortura, el saqueo, el robo, las violaciones, los abusos sexuales, las apropiaciones de bebes».

Recién en 2010 se logró la primera condena a un represor como violador. Y en 2011, el juez Sergio Torres, a cargo de la causa ESMA, declaró a los sometimientos sexuales en el centro clandestino como prácticas sistemáticas llevadas a cabo por el Estado dentro del plan clandestino de represión y exterminio.

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La conquista de esta batalla por la autonomía de los delitos sexuales de los tormentos cometidos por los genocidas tuvo múltiples impulsoras. En primer lugar, las personas sobrevivientes que tuvieron la fuerza de brindar sus testimonios; a la par, las querellas y las fiscalías que con su arduo trabajo lograron que las causas avanzaran; por otro lado, el movimiento feminista que pudo compartir sus convicciones con el ámbito de los derechos humanos y, en este sentido, Pablo Llonto también menciona a la nueva generación de abogadas que hizo fuerza para que se diera este gran paso.

Por ejemplo, las organizaciones feministas CLADEM y el Instituto de Género, Derecho y Desarrollo (INSGENAR) se presentaron como amicus curiae en la causa de Riveros antes mencionada para lograr que se reconozcan, juzguen y castiguen los delitos contra la integridad sexual que figuran en los testimonios correspondientes.

Sentido de memoria y verdad

Como lo que no se nombra, no existe, poder tipificar de manera correcta estos delitos y no considerarlos ni aislados ni parte de un todo le da un significado muy valioso para toda la sociedad pero particularmente para las sobrevivientes y sus familias.

«Permitió que se comprendiera desde las víctimas y los familiares el valor jurídico, en el sentido de memoria y verdad, que tenía reflejar de una vez por todas todo esto como corresponde. No es lo mismo escuchar la frase «por tortura» en una condena que escuchar «por tortura, por violación» o «por tortura, secuestro y abusos sexuales», que da cuenta con exactitud de lo que sucedía dentro de los centros clandestinos a la vista, el control y la supervisión de los ojos de los represores».

Pablo Llonto, abogado querellante.


En este sentido, se destaca la condena al ex agente de inteligencia del Ejército Argentino Horacio Barcos por el secuestro, privación ilegal de la libertad y torturas contra Amalia Ricotti y quien era su marido, José Alberto Tur, detenidos en el centro clandestino conocido como «La Casita». En esta condena, se consideró por primera vez la violencia sexual como un crimen de lesa humanidad.

El fiscal y los abogados querellantes plantearon que «la violencia sexual cometida en los centros clandestinos de detención de la dictadura fueron parte del plan sistemático de represión ilegal y, por lo tanto, constituyen delitos de lesa humanidad, imprescriptibles». En consecuencia, se solicitó al tribunal que Barcos sea condenado también por la violencia sexual que padeció Amalia en el centro clandestino.

Para tener dimensión de lo que la violencia de género significó en el plan sistemático es importante saber cuáles fueron sus formas. Entre ellas se registran: violaciones; abusos; abortos forzados; desnudez; tocamientos; partos en cautiverio, lo que incluía en muchos casos que a los siete meses, aproximadamente, les inducían el parto (en general, cesáreas); negación de productos de higiene para cuando menstruaban; y robo y apropiación de bebés.

«Si la justicia minimizara o dejara de investigar y sancionar estos hechos estaría enviando un mensaje equívoco a la sociedad, lo que fomentaría la impunidad y la discriminación, además de no mostrar la verdadera imagen de quienes estuvieron a cargo de la represión ilegal», denunció la representante de CLADEM.

Hoy visibilizamos que los crímenes de violencia sexual no estuvieron aislados del plan represivo general de los genocidas sino que fueron parte, como también representaron una forma de la violencia machista más extrema. Lo resaltamos, lo juzgamos y lo repudiamos para que no suceda NUNCA MÁS.