Un mismo sistema maquillado: carne cultivada (parte I)

Este artículo es el primero de una serie de notas que abordarán la problemática que se esconde detrás de las nuevas maneras de alimentación. Estas -muy en auge hoy en día- «maquillan» como saludables alimentos que esconden el mismo sistema que conocemos, perpetuando violencias a otras formas de vida no humanas. En esta nota se abordará un tema que en las últimas décadas comenzó a resonar y supone ser el futuro de la alimentación mundial: ¿es posible comer carne sin consumir animales?

Se estima que en el año 2050, la población mundial aumentará a 9.100 millones y que este incremento será principalmente en los países en desarrollo. La urbanización continuará sucediendo a ritmo acelerado, desplazando a las poblaciones campesinas a las grandes ciudades y sus aledañas. Aproximadamente el 70% de esta población será urbana. Además, se estima que la concentración de la riqueza en los países centrales será mucho más pronunciada, acrecentando la brecha entre les que más y menos tienen. Para alimentar a esta población más numerosa, más urbana y más desigual, la producción de alimentos deberá aumentar un 70%. 

En este mundo del futuro, la producción de carne deberá aumentar en más de 200 millones de toneladas hasta alcanzar los 470 millones de toneladas anuales. La propagación de los microorganismos multirresistentes entre los ambientes, los animales no humanos y los humanos -que hoy ya es un hecho- continuará sucediendo. Para el 2050 se espera que la resistencia a los antimicrobianos sea la primera causa de muerte (superando al cáncer) debido a la imposibilidad de tratar las infecciones y generando una muerte cada tres segundos. Estos pocos datos que parecen salidos de una distopía nos confirman lo que ya sabíamos: este sistema ganadero y agroindustrial no es viable ni a corto ni a largo plazo. 

¿Alternativas al sistema agroindustrial?

En las últimas décadas han surgido algunas «alternativas» para intentar paliar el desastre medioambiental que produce nuestras formas de consumo en un mundo cada vez más desigual. Por un lado, se encuentran quienes han decidido –con aciertos y errores– intentar no ser parte de este sistema satánico que destruye selvas y bosques para plantar pastos y granos envenenados por los kilos de pesticidas rociados indiscriminadamente que, posteriormente, comerán los millones de animales que luego encontraremos en nuestro «tradicional asadito del domingo». 

Por otro lado, han surgido algunas respuestas innovadoras por parte de la ciencia. La que desarrollaremos en este artículo es la carne cultivada o de laboratorio. Esta innovación que supone ser prometedora, sustentable medioambientalmente y, en un futuro cercano, redituable económicamente hablando, aparece como alternativa para no ceder ante nuestro deseo carnívoro

A raíz de esto nos preguntamos, ¿qué es la carne cultivada? ¿Es verdaderamente una forma de progreso? ¿Será la manera de alimentar al mundo del futuro? ¿Es una escapatoria al sistema extractivista de hoy en día o es tan solo el mismo sistema perpetuado con otro nombre? No tenemos la bola de cristal, pero intentaremos dar debate a esta innovación. 

¿Cómo es el proceso para la síntesis de carne cultivada?

Para llevar a cabo este proceso se van a utilizar unas células que se encuentran en la parte «comestible» del animal y que se conocen como células madres. Estas células son las que tienen la información para poder crear cualquier tipo de célula de un organismo como pueden ser las células (o fibras) musculares. Las fibras musculares constituyen la matriz de la carne vacuna. Debido a la gran velocidad en la multiplicación de estas células, es que se pueden cultivar en los laboratorios y esta premisa es el punto de partida de les investigadores para soñar con la producción de carne de laboratorio a gran escala

El proceso en sí mismo comienza cuando se toma una pequeña muestra del músculo del animal. Algunes investigadores toman esta muestra mediante una biopsia en un animal sedado para poder extraerle un pedacito «sin dolor». Otras líneas de investigación proponen extraer ese mismo pedacito de un animal fallecido, es decir, de algún recorte que podamos encontrar en frigoríficos y carnicerías. 

Posteriormente, este pedazo de carne y tras una serie de extracciones celulares, se deposita en medios de cultivos que proporcionan a las células un ambiente propicio para comenzar a dividirse. Dentro de estos medios de cultivo encontramos minerales, aminoácidos para formar proteínas, azúcares y minerales. Muchas veces estos medios de cultivo son Suero Fetal Bovino (SFB), es decir, suero extirpado luego de que se produjo un aborto accidental en una vaca. Además, conjuntamente al medio de cultivo, se incorporan antibióticos para evitar que bacterias que puedan estar presente en la carne, comiencen a proliferar y contaminen el producto echándolo a perder.

Una vez que se tiene la matriz celular embebida en el medio de cultivo, se necesita un soporte de agarosa (medio gelificado) para que las células proliferen alrededor de él. Así es como las células comienzan a fusionarse entre ellas y a formar las fibras musculares. Después de cuatro semanas, se obtienen pequeños aros de fibras musculares que se podrán ensamblar y condimentar para obtener una hamburguesa sintética, cultivada y de laboratorio

En este dibujo se observan los diferentes pasos para obtener en aproximadamente 4 semanas una hamburguesa de carne cultivada.

Los inicios de la carne cultivada

La primera hamburguesa cultivada en el año 2013 necesitó 6 años de investigación, muchas células de vaca, centenares de litros de medios de cultivo, una buena dosis de antibióticos y 300 mil euros. Hoy en día, estos procesos se encuentran optimizados y se cree que en algunos años este tipo de hamburguesas podrán ser comercializadas en cualquier góndola de supermercado del mundo. 

Por el momento, las investigaciones en estadios más avanzados fueron realizadas en la optimización de los cultivos para la obtención de hamburguesas. Para estes científiques aún se hace desear la posibilidad de generar un corte vacuno (o de cualquier otro animal) entero, como ser un bife o un lomo, ya que este tipo de productos requieren otro tipo de tecnologías más complejas para su producción. Pese a esto, los avances en la ciencia y la ambición por perpetuar el consumo de carne camina a pasos agigantados, con lo cual, es de esperar que en los próximos años tengamos cortes vacunos diseñados en el laboratorio en las góndolas de los supermercados. 

En Argentina existe un laboratorio que apuesta a esta tecnología y actualmente se encuentra trabajando en la producción de la primera hamburguesa cultivada a nivel nacional. Se trata de Laboratorios Craveri con su área de investigación y desarrollo llamada B.I.F.E a cargo de la bióloga Laura Correa y el bioquímico Diego Dominici. Con el eslogan «come carne, no animales», este equipo trabaja desde 2016 y ha participado en las últimas semanas de la primera degustación de carne cultivada en América Latina.

¿Tenemos garantizado un futuro con nuevas hamburguesas?

Quienes están a favor de este tipo de tecnologías garantizan que este sistema evitará el impacto ambiental y la huella de carbono a causa del gas metano del ganado que produce hoy en día el sistema ganadero. Además, evitaría las toneladas de agua potable que se necesitan para sostenerlo (15 mil litros por kilo de carne). El costo medioambiental de la cría de ganado es evidente, la demanda de suelos para la instalación de los mismos y los granos que estos consumen, desplazan la biodiversidad necesaria para balancear nuestro hábitat. Comunidades enteras, enfermas y empobrecidas se desplazan a las áreas metropolitanas debido al saqueo de sus tierras. Los Estados bien saben esto, también la ciencia y los laboratorios: este sistema extractivista no da para más. 

Por ahora, es incalculable la cantidad de energía que necesitará la carne de laboratorio si esta tecnología llega para quedarse y con esto se cree que este sistema tampoco será amigable a nuestro medioambiente. Además de las pilas de dinero para las patentes y las inversiones de los Estados en estos comestibles que son más parecido a la carne de cotillón que viene en una piñata que a los alimentos que nutren, cuidan y curan nuestros cuerpos. 

Entonces, ¿es verdaderamente la carne de laboratorio, un negocio multimillonario, sin cuestionamiento de nuestras formas de consumo y conexión con la naturaleza, adornado de condimentos y aditivos para que parezca una hamburguesa sabrosa, una solución a largo plazo?


Fuentes:


Anuncio publicitario

El consumo de cannabis y la necesidad de desromantizar el embarazo

Durante las últimas semanas, la periodista y abogada Julia Mengolini manifestó haber consumido cannabis durante su embarazo para poder paliar grandes dolores y malestares que no cesaban con las terapias tradicionales. A raíz de estos dichos, los medios de comunicación y las redes sociales no tardaron en responder, estallaron les haters y opinólogues sin fundamento y, por supuesto, también la mafia de la maternidad.

¿El consumo de marihuana daña al feto? ¿Hace mal? ¿En qué sentido lo daña? ¿De verdad sabemos que lo daña o eso es lo que creemos o nos dijeron? Desde Escritura Feminista, nos propusimos ahondar en este tema desde una perspectiva científica y moral para poder dilucidar cuáles son los posibles beneficios o riesgos que puede tener el consumo de cannabis durante el período de embarazo y lactancia. Para esto, realizamos una revisión de las últimas publicaciones científicas que tratan la cuestión, analizando minuciosamente cómo y cuántas son estas investigaciones, en qué poblaciones se realizaron y cuáles fueron los resultados encontrados.

Para poder abrir nuestra mente y comprender este tema de la manera más empática posible debemos, como primera medida, desromantizar el embarazo, el parto, la lactancia y todas las cuestiones que giran en torno a este estado. Ni a todas las personas gestantes nos gusta estar embarazadas, ni a todes nos hace sentir plenes y felices, ni a todes nos agrada la mutación de nuestros cuerpos y vidas para poder albergar, alimentar y hacer existir a alguien más. Antes que embarazades somos personas: ni envases ni receptáculos vacíos que deben ser llenados de opiniones y mandatos. De modo que, por poner el cuerpo, la mente y el corazón durante ese período -y los que siguen-, nos toca elegir qué es lo mejor para nosotres y para la persona que está creciendo dentro nuestro.

En cuanto al cannabis y sus derivados, poco se sabe de sus usos y efectos beneficiosos o adversos durante el embarazo y quien asegure saber mucho sobre esta cuestión simplemente está mintiendo. Si bien ya se sabe que la potencialidad de la planta es enorme y que, durante los últimos años, el tabú sobre esta ha ido menguando, podemos decir que aun hoy en día se investiga poco, se sabe menos y se prohíbe mucho. 

¿Qué dice la ciencia al respecto?

La incertidumbre que se genera alrededor de las investigaciones se debe más que nada a las diferencias en la planificación y la puesta a punto de los estudios, a las poblaciones estudiadas, los contextos en los cuales se encuentran las personas involucradas, el conflicto de intereses detrás de la industria farmacéutica, la escasa responsabilidad de los gobiernos, la capacitación insuficiente en cuestiones de políticas públicas vinculadas a drogas y la interpretación descontextualizada de los resultados obtenidos.

Además, la cuota de prohibición y censura que gira entorno a este principio activo contribuye a la dificultad de análisis. Es por esto que, a la hora de evaluar la seguridad y la toxicidad del cannabis, se deben comprender a fondo los factores involucrados y evitar caer en el reduccionismo del tema. Pero ¿qué dice la ciencia sobre el consumo de cannabis durante el embarazo? A continuación, detallamos algunas investigaciones relevantes que nos ayudarán a analizar con perspectiva científica:

  1. Según un estudio realizado en el año 2014 en Nueva Zelanda, no se ha registrado ningún caso de muerte por sobredosis por el consumo de cannabis. Pese a esto, es importante analizar los posibles daños a la salud cuando la cantidad y la frecuencia del consumo aumentan. En este sentido, la mayoría de los daños que se han observado ocurrieron en individuos que consumieron grandes cantidades de cannabis durante todos o casi todos los días de embarazo.
  2. Según una investigación realizada en Reino Unido en 2015, cuando se consume cannabis en paralelo con el tabaco, este se vincula a la adicción a la nicotina. En este punto es importante resaltar que muchas de las investigaciones que se realizaron en personas gestantes que consumieron cannabis durante su embarazo mientras tenían otro tipo de adicciones (por ejemplo, a la nicotina).
  3. Según otra investigación realizada en Canadá en el año 2020, se observó una asociación entre el consumo de cannabis durante el embarazo y la incidencia del espectro autista en la descendencia. Se detectó una incidencia de cuatro niñes autistas por cada 1000 al año entre les que estuvieron expuestes al cannabis en comparación con dos niñes cada 1000 al año entre les que no estuvieron expuestes. En cuanto a este punto, es necesario resaltar que los trastornos del espectro autista no tienen una única causa conocida y que, considerando la complejidad del trastorno y el hecho de que los síntomas y los niveles varían, probablemente existan muchas causas. Algunas de estas pueden ser genéticas o influidas por el medio ambiente.
  4. En un informe realizado en Francia en el año 2014, se observó que las mujeres más jóvenes son las que más frecuentemente consumieron cannabis durante el embarazo. Además, se encontró una asociación entre consumo de cannabis y mujeres que viven solas con bajo nivel de educación e ingresos y que, a su vez, consumen otro tipo de sustancias (por lo general, alcohol y tabaco). En estos casos se observó que estas asociaciones se vinculan con partos prematuros.

Menos prohibicionismo, más empatía

Aunque las publicaciones científicas sobre el consumo de cannabis durante el embarazo han ido en aumento, aún existen sesgos metodológicos que imposibilitan sacar conjeturas determinantes para tomar una postura al respecto. Las limitaciones en los ensayos suelen ser enormes. Como primera observación, todas estas investigaciones son realizadas en países «centrales», por lo que en nuestra región podría o no ocurrir lo mismo pero no tenemos cómo saberlo. Además, los grupos de estudio suelen ser pequeños y enfocados en mujeres cis, circunscriptos a determinado nivel socioeconómico y realizados en personas que también presentan otro tipo de consumos (como tabaco y alcohol). 

Sabiendo esto es difícil y limitado identificar a ciencia cierta los efectos del cannabis en el feto cuando se consume durante el embarazo. En muchas oportunidades, el prohibicionismo que gira en torno a esta cuestión, el miedo a las consecuencias legales, la vergüenza y la culpa hacen que estas personas no revelen sus consumos.

Es por esta razón que la libertad y la empatía para con quienes deciden tratar sus embarazos de esta manera, así como también la desromantización de un estado tan único, personal e inopinable como es el embarazo, sumados a una política de drogas autóctona y regional que genere información certera y de calidad basada en evidencia científica, podrán dilucidar los efectos a largo plazo del cannabis.  


Tuberculosis erradicada: ¿mito o realidad?

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que se encuentra entre las 10 primeras causas de muerte en el mundo de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una enfermedad fuertemente marcada por el estigma social, olvidada por los Estados y las políticas sociales, relacionada a la escasez del sistema sanitario y vinculada al hacinamiento de personas. Pese a ser prevenible y curable, se estima que alrededor de diez millones de personas enfermaron y un millón y medio murieron a causa de esta enfermedad en el último año.

La tuberculosis está lejos de ser una enfermedad erradicada en el mundo y mucho menos en nuestra región en donde el acceso a la salud y la vivienda digna suele ser privilegio de clase. Por esta razón, desde Escritura Feminista queremos recordar que cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis.

Mycobacterium tuberculosis (bacilos rosados) vistos al microscopio.

¿De qué trata esta enfermedad?

La tuberculosis es una enfermedad causada por una bacteria conocida como «bacilo de Koch» o por su nombre científico como Mycobacterium tuberculosis. Este microorganismo perjudica al tracto respiratorio, principalmente a los pulmones, pero también puede localizarse en otras partes del cuerpo. La enfermedad afecta en su mayoría a las personas con el sistema inmune debilitado o comprometido como, por ejemplo, en los casos de coinfección con VIH, malnutrición, diabetes, y también a les fumadores. Es importante destacar que para los casos de los pacientes con VIH, la tuberculosis es la principal causa de muerte.

¿Cómo se puede transmitir esta enfermedad?

La enfermedad se transmite cuando una persona infectada (es decir, aquella que tiene en su organismo al bacilo de Koch), estornuda, tose o escupe cerca de persona no infectada. En este punto hay que destacar una distinción entre persona infectada y enferma: la persona enferma es la que presenta la sintomatología compatible con la enfermedad y la persona infectada es aquella que tiene en su organismo al bacilo de Koch. Dicho esto podemos entender que las personas infectadas no están al tanto de su condición sino hasta manifestar la enfermedad.

Al estornudar, por ejemplo, la persona infectada elimina al medio en el cual se encuentra microgotitas en donde viajan los bacilos de Koch. De esta manera, las bacterias pueden entrar al tracto respiratorio de otras personas cuando estas se encuentran a corta distancia. Para que una persona no infectada adquiera la condición de infectada alcanza con la inhalación de unos pocos bacilos de Koch.

¿Cuáles son los síntomas? ¿Existe tratamiento?

Uno de los síntomas más distintivos de esta enfermedad es la tos persistente por más de 15 días. Además, puede presentarse junto a fiebre, sudoraciones nocturnas, cansancio extremo, pérdida de peso y falta de apetito. Muchas veces estos síntomas suelen ser leves y a veces hasta imperceptibles. Es por esta razón que las personas suelen demorar la consulta al servicio sanitario. Así, las personas infectadas sin saberlo que no presentan síntomas característicos pueden transmitir la infección a otras personas. 

El tratamiento contra la tuberculosis existe, es efectivo y la gran mayoría de las personas se curan luego de realizarlo. Una vez detectado e identificado el bacilo de Koch mediante técnicas microbiológicas, es importante que le paciente comience con el esquema de medicación cuanto antes. Este tratamiento se realiza con antimicrobianos, tiene una duración entre 6 a 9 meses y puede extenderse hasta un año en determinadas condiciones. Por esta razón, la participación activa y comprometida bidireccional entre el sistema sanitario y les pacientes es fundamental para poder completar el esquema de medicación y obtener resultados satisfactorios luego del tratamiento

Si les pacientes en cuestión no completan el esquema propuesto, se corre riesgo de volver a contraer la enfermedad y de generar que el bacilo de Koch se vuelva resistente a estos antimicrobianos dificultando el tratamiento. Si estas bacterias se vuelven resistentes a los antimicrobianos, la enfermedad es más difícil de tratar y aumenta la posibilidad de morbimortalidad. Pero si esta persona se encuentra haciendo correctamente el tratamiento, no contagia a sus pares compartiendo mate ni cubiertos ni vasos. Allí reside la importancia de la detección temprana y el tratamiento completo.

En nuestro país, ¿hay tuberculosis?

En Argentina se notifican cada año entre 9 mil y 10 mil casos nuevos, en una tasa aproximada de 24 casos por cada 100 mil habitantes. En cuanto a las cuestiones etarias, Argentina muestra una concentración de casos en la población de adultes jóvenes, principalmente en los varones.

La distribución de la tuberculosis en Argentina tiene una carga social bien marcada, asociándose de forma evidente a las condiciones socioestructurales y económicas de la población. De esta manera, se ha visto que aquellas zonas con los indicadores sociales más desfavorables arrojan una contribución mayoritaria a la notificación de casos.

Además, según un estudio, pese a que existen más notificaciones de casos positivos en varones que en mujeres, se observó que las mujeres que presentan condiciones de vidas más desfavorables se encuentran mas predisponentes a adquirir la enfermedad que los varones en la misma condición, dejando al descubierto su vulnerabilidad en un sistema sanitario enceguecido, pobre, verticalista y con una fuerte insignia patriarcal que nos invisibiliza, acrecentando la brecha de género.

¿Existe vacuna para la tuberculosis?

Claro que sí: la mundialmente famosa y reconocida BCG (Bacilo de Calmette y Guérin). A Argentina, la vacuna contra la tuberculosis arribó en el año 1925 desde el Instituto Pasteur de París. El doctor Andrés Arena preparó la vacuna, que en un inicio comenzó a aplicarse vía oral y luego con aplicación intradérmica. Esta intervención sanitaria contribuyó a disminuir la tuberculosis infantil desde ese entonces.

Hoy, la BCG se encuentra en nuestro calendario nacional de vacunación. Se aplica a les recién nacides antes de egresar de la sala de maternidad, de forma intradérmica, con una única dosis y previene las formas invasivas de esta enfermedad.

Calendario Nacional de Vacunación Argentino.

Como en tantas otras enfermedades causadas por agentes infecciosos, la responsabilidad, el compromiso y la capacitación constante de las unidades hospitalarias, la inversión por parte de los Estados, la detección temprana y la articulación interseccional del sistema sanitario, sumados a la difusión activa de las campañas de vacunación, lograrán dar respuestas sanitarias efectivas, inclusivas y socialmente más justas. Nadie está exente, todes somos responsables. Y, recordando las palabras de Carrillo: «Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas».


Fuentes:


Breve guía sobre las vacunas contra el coronavirus

Durante todo 2020, la humanidad giró alrededor de un único objetivo: crear las vacunas que harían frente a la COVID-19. A medida que surgía en el horizonte una difusa esperanza de intentar ponerle fin a esta pandemia, se fue gestando a paso agigantado una epidemia paralela que lejos de cesar, se expande como veneno alrededor de todo el mundo: la infodemia. Como nunca antes ha circulado información; de la buena, creada por comunicadores científiques comprometides, pero también de la errada, falsa y conspiranoica que pone en jaque la seguridad de la población y la posibilidad de volver a alguna estabilidad.

Es por esta razón que desde Escritura Feminista creamos esta breve guía sobre las vacunas disponibles y las que vienen para entender: ¿cuáles son las vacunas que están disponibles?, ¿Cómo funcionan? ¿Cuáles son sus diferencias? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? Para que a la hora de dar el «sí, quiero» tengas toda la información del bien a mano, basada en evidencia y aprobada por la comunidad científica.

Como primera medida para entender de qué se tratan las vacunas contra la COVID-19, debemos comprender una generalidad que las divide, principalmente, en tres grandes grupos: las de adenovirus (o vector viral), las de material genético (ARNm) y las de virus inactivados. La mayoría de las vacunas candidatas a combatir esta infección están dirigidas a una proteína del coronavirus -la proteína S (spike o espiga)- que es la «llave» que abre la puerta a nuestro organismo y aumenta la posibilidad de enfermarnos. Por esto, es el «blanco» a combatir.

Vacunas de adenovirus (vectorizadas o de vector viral)

Como te contamos en esta nota, las vacunas vectorizadas son aquellas que utilizan como herramienta un virus distinto al coronavirus. El objetivo de esto es ayudar a transportar al interior del organismo una información determinada que va a colaborar en el proceso de generar inmunidad. En este caso, el virus que se utiliza como «ayudante» es el adenovirus que produce infección en chimpancés y la información que se transmite es la de la proteína S del coronavirus.

Una vez en el interior de nuestro cuerpo, el adenovirus se pondrá en contacto con nuestras células y comenzará a replicarse (proceso normal de todos los virus). Tal como dijimos, este adenovirus lleva la información de la proteína S y, por lo tanto, nuestro sistema inmune detectará a esta presencia como extraña y comenzará a producir una respuesta inmune evidente y especializada dirigida hacia la proteína S. De esta manera, quedaremos inmunizades y, en caso de adquirir el SARS-CoV-2 en el futuro, nuestro organismo podría combatirlo.

Este tipo de tecnologías basadas en adenovirus son herramientas conocidas, probadas y utilizadas en gran cantidad de vacunas y fármacos que actualmente se aplican y comercializan en todo el mundo. Por ejemplo, las vacunas utilizadas contra el ébola, además de una serie de estudios para combatir otras enfermedades infecciosas como el zika, la influenza y el VIH. Por esta razón, la eficacia y seguridad fue confirmada en gran cantidad de protocolos previos a esta pandemia.

Las vacunas que funcionan de esta manera son: 

  • Sputnik V: esta vacuna presenta una eficacia del 91,6% según los datos publicados en The Lancet en las últimas semanas. Su presentación es en dos dosis y cada una de estas tiene componentes distintos. Como ya sabemos, se encuentra en circulación en nuestro país: se ha vacunado a más de 300 mil personas desde diciembre hasta hoy y estamos a la espera de millones de dosis más que llegarán durante el primer semestre de 2021. 
  • Vacuna Oxford-AstraZeneca: esta vacuna presenta una eficacia alrededor del 80% y una presentación de dos dosis, pero a diferencia de la anterior, estas son iguales. 

Quizás te interese leer: «¿Qué pasa con la Sputnik V?», por Ari Birocco

Una de las grandes ventajas que presentan las vacunas con vectores de adenovirus es que pueden almacenarse entre 2 y 8°C, es decir, a temperatura de una heladera convencional, lo que universaliza el acceso a zonas con pocos recursos y facilita la logística de distribución. Un dato no menor para países como el nuestro, con evidentes problemas de desigualdad en el acceso a la salud.

Vacunas de material genético (o ARN mensajero)

Este tipo de vacuna utiliza moléculas de material genético que, en este caso, es ARN mensajero. De esta manera y para el caso del coronavirus, se transporta la información para producir la proteína Spike. Esta tecnología «enseña» a nuestras células a producir la proteína S. Una vez que nuestro organismo «aprendió» a producir dicha proteína, se desencadenará la respuesta inmune específica contra ella otorgándonos inmunidad frente a esta infección.

Si bien estas son las primeras vacunas de ARNm que se aprueban en humanos, la tecnología aplicada es de larga data y les científiques llevan años trabajando en este tipo de vacunas. Incluso se sabe que podría ser el punto de partida para encauzar tratamientos oncológicos, síndromes autoinmunes y enfermedades neurodegenerativas, entre otras innumerables aplicaciones que podrían desarrollarse a partir de esta innovación.

Las vacunas que funcionan de esta manera son la de Pfizer + BioNTech + Fosun Pharma y la de Moderna. Ambas presentan una eficacia que ronda el 95% y son administradas en dos dosis idénticas. La desventaja de la primera es que el almacenamiento debe realizarse en un freezer que alcance una temperatura de -70°C, lo que dificulta su distribución en zonas más inhóspitas. Para Moderna, la temperatura de distribución es de -20°C (temperatura de un freezer común). 

Vacunas a virus inactivados

Las vacunas a virus inactivados utilizan la versión «muerta», inactiva o fragmentada del virus que causa la enfermedad. Una vez en nuestro organismo, el sistema inmune confunde a ese virus muerto o los trocitos de este con el patógeno en cuestión y desarrolla la respuesta inmune. Por lo general, este tipo de vacunas no suelen proporcionar protección tan marcada pero se trata de una tecnología muy empleada a lo largo de la historia de la vacunación.

Con esta tecnología tenemos como representante más próximo a arribar a nuestro país la vacuna de origen Chino, Sinopharm, que también requiere dos dosis para alcanzar una efectividad de alrededor del 80%. Como ventaja podemos decir que su conservación y distribución puede realizarse en heladeras convencionales (2 a 8°C)

¿Cuánto tiempo dura la inmunidad de estas vacunas?

Debido a que estas vacunas son muy nuevas y aún no existen poblaciones completas inmunizadas como para evaluar el comportamiento a larga data, no se sabe con precisión cuánto dura la inmunidad. Lo que sí podemos saber es que todas previenen los casos graves de la enfermedad por coronavirus.

Si ya tuve Covid-19, ¿me debo vacunar?

La vacunación también está recomendada en aquelles pacientes que ya han atravesado la enfermedad. Si bien hay muches pacientes que presentan inmunidad (anticuerpos) luego de la Covid-19, se cree que esta solo es evidente durante los primeros tres meses luego de la infección. Por esta razón es que la vacunación está recomendada tanto para quienes no han presentado la enfermedad como para quienes se han recuperado. 

¿Tienen efectos secundarios?

Todas las vacunas y medicamentos tienen efectos secundarios y esta no es la excepción. Para la gran mayoría de estas vacunas se han reportado los siguientes signos y síntomas: dolor, hinchazón, calor y enrojecimiento en el sitio de inyección, cansancio, dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, dolor muscular y en las articulaciones, náuseas, síntomas seudogripales y/o malestar general. Pero tranquile: lo más probable es que no presentes todos estos síntomas a la vez, ya que en la gran mayoría de los casos se presentó solo alguno o ninguno. 

¿Sí o sí me debo dar las dos dosis?

El diseño de todas las vacunas anteriormente nombradas es de dos dosis, por lo que la recomendación de la comunidad médica y científica es que se lo respete para alcanzar la efectividad propuesta. Sin embargo, para aquellas vacunas que presentan dos dosis idénticas (y debido a la escasez) se está evaluando la posibilidad de administrar una única dosis que alcance una eficacia menor. Esto último se encuentra sujeto a investigación para saber si es conveniente vacunar a más personas aunque alcance menor eficacia o vacunar a menos personas con mayor eficacia. En el caso de Sputnik V, esto no sería posible debido a que sus dos componentes son distintos y actúan sobre distintos objetivos en nuestro sistema inmune.

¿Sirven para las cepas mutadas?

Este es uno de los grandes interrogantes de la comunidad científica. Algunas investigaciones observan que ciertos anticuerpos son menos específicos frente a las nuevas cepas o variantes, pero lo interesante es saber que nuestra respuesta inmune presenta un montón de componentes para hacer frente a esta infección por lo que, a priori, estaríamos cubiertes con las vacunas disponibles.

Seguramente esta condición pueda cambiar en un futuro, que pase a necesitarse dosis y refuerzos extras. Pese a esto, no debiera existir motivo de alarma o frustración ya que la tecnología está y les científiques se encuentran trabajando arduamente para adelantarse a estos hechos. Algo interesante a destacar es que la vacuna de la gripe, por ejemplo, disponible todos los otoños, va cambiando año a año porque este virus tiene una alta tasa de mutación.

¿Quiénes se pueden vacunar?

Por el momento, en nuestro país, las vacunas las está recibiendo el personal de salud que se encuentra en la primera línea de combate, les voluntaries del Plan Vacunate de la Provincia de Buenos Aires y, en menor medida, les adultes mayores que viven en residencias. Hasta el momento, los estudios aseguran eficacia en adultes y adultes mayores. En la última semana, el Ministerio de Salud presentó un comunicado en el cual recomienda la vacunación a aquellas personas en periodo de gestación, lactancia y personas inmunocomprometidas o con enfermedades autoinmunes que se encuentren en zonas de alta exposición o presenten enfermedades subyacentes y complicaciones.

Aún tenemos amplios interrogantes sin respuesta con respecto a las vacunas, pero tenemos muchas certezas y no hay razones para no creer que la vacunación es el único camino posible para un mejor mañana. Como reiteramos en varias oportunidades, las vacunas son nuestra responsabilidad ciudadana y nuestra mejor carta de solidaridad. 

Las vacunas son seguras, efectivas y salvan vidas. Así que, amigue, cuando te llegue el turno, ¡vacunate! 


Fuentes:



#Entrevista a Silvia Kochen: Cannabis medicinal y «bodoques de cemento»

Silvia Kochen es investigadora principal del CONICET y directora del Laboratorio de Neurociencia Clínica – Epilepsia y Cognición del Instituto De Robertis Biología Celular y Neurociencia (IBCN). Además es directora de la sección de epilepsia en el Hospital Ramos Mejia, profesora adjunta de la cátedra de Neurología en la facultad de Medicina e investigadora principal del Ministerio de Salud de la Ciudad de Buenos Aires.

Es también una de las fundadoras de la Red Argentina de Género, Ciencia y Tecnología (RAGCYT), donde se dedica a comunicar los aportes de la neurociencia al conocimiento sobre cerebro y mujer, que permiten discutir los estereotipos binarios de género que están en la base de la mirada dominante respecto de lo femenino.

En esta entrevista para Escritura Feminista, conversamos sobre la nueva regulación sobre Cannabis medicinal en nuestro país, el tratamiento de la epilepsia refractaria y el rol de la mujer en la ciencia argentina. 

Es necesario aclarar que la epilepsia refractaria hace referencia al estado en donde las crisis epilépticas son frecuentes y limitan al paciente de vivir plenamente acorde a sus deseos y su capacidad mental y física. A su vez, coincide con el tipo de epilepsia en donde el tratamiento anticonvulsivante no funciona y se limita el desarrollo normal de la persona.


Escritura Feminista: Según muchas publicaciones e investigaciones a nivel mundial, sabemos que una de las posibilidades para el tratamiento de la epilepsia refractaria es el Cannabis medicinal, ¿por qué no es efectiva la medicina tradicional?

Silvia Kochen: A pesar de contar con más de veinte drogas para el tratamiento de la epilepsia, existe un 30% de les pacientes que no responden a la medicación tradicional que se utiliza y aún no se sabe por qué. En este grupo de pacientes que no responden, se pueden identificar algunos factores de riesgo, pero aún se desconoce el motivo. Frente a esta dificultad, se empezaron a buscar tratamientos alternativos y en este amplio espectro, apareció el Cannabis como una posibilidad. La experiencia inició desde los propios pacientes, familiares y desde la comunidad en general. Ellos detectaron que había pacientes con esta dificultad en quienes sí era efectivo el Cannabis, especialmente del CBD.

E.F.: Muchas veces la farmacología tradicional suele ser agresiva y afectar a varios sistemas de nuestro organismo, en cambio, el Cannabis tiene fama de ser más amigable con el cuerpo. Aquelles pacientes que son tratados con farmacología convencional, ¿podrían ser tratados con Cannabis medicinal?

S.K.: Todas las drogas tienen efectos adversos y esta no es la excepción. Esta es una pregunta abierta porque ni yo ni nadie en el mundo tiene experiencia en población de pacientes que responden al tratamiento convencional. De igual manera, nosotres sabemos que muchas veces les pacientes lo prueban por la suya. Hay reportes anecdóticos y aislados de pacientes que anduvieron muy bien con el tratamiento con Cannabis medicinal y otres que no anduvieron tan bien, pero no hay una evidencia científica comprobada.

E.F.: ¿Sería viable el tratamiento exclusivo con cannabis medicinal para la epilepsia?

S.K.: Más que seguro, en algún momento tendremos este estudio porque siempre que sale una nueva molécula al mercado, lo primero que se hace es probarlo en aquellos que no responden al tratamiento convencional (es decir, los refractarios). Cuando esa molécula finalmente resulta efectiva es cuando se autoriza el uso de monoterapias mediante los organismos reguladores (en nuestro país ANMAT -Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica- o en Estados Unidos la FDA). Esto quiere decir que se empieza a usar como primera opción de tratamiento. Con el Cannabis va a suceder el mismo camino y luego se verá.

E.F.: ¿Qué componente se usa para el tratamiento de la epilepsia?

S.K.: El epidiolex es la primera molécula aprobada por la FDA para uso en epilepsia refractaria. La empresa que lo fabrica además es quien lo cultiva. En cuanto a su composición química tiene un porcentaje mayoritario de CBD [cannabidiol] con menos de un 1% de THC. El hecho de que se cultive y se utilice la planta con esta genética en particular significa que hay otros componentes (algunos trabajos dicen que hasta los terpenos, que son aquellos que les da el olor característico) que tienen efectos terapéuticos.

Además contamos con la evidencia de que cuando se quiso utilizar únicamente el CBD, no tuvo resultado y esto nos dice que lo que hace al tratamiento efectivo es la combinación de todos estos compuestos químicos de la planta y no solo uno aislado en particular. La producción artesanal con genéticas que tengan un predominio de CBD, demuestran muy buenos resultados.

E.F.: ¿Qué avances hay con respecto a los controles de calidad del aceite de cannabis? ¿Es probable la aprobación por ANMAT?

S.K.: Soy parte del consejo consultivo del Ministerio de Salud de la Nación representando al CONICET y se ha visto muy buena predisposición por parte de las autoridades en todo lo que hemos planteado. Dentro de este contexto, fueron tomadas todas las propuestas que les acercamos desde el consejo. Sabemos que ANMAT está trabajando en ver cómo se amplían las categorías para que el Cannabis no quede en la categoría de medicamento sino en una categoría más amplia. Por ejemplo, en Estados Unidos, es un suplemento dietario (esto quiere decir que se lo regula y controla como un suplemento dietario y no como un medicamento). Además, hoy en día, las Naciones Unidas ha sacado un comunicado en donde dice que el CBD no es un producto ilegal. 

«Estamos todes muy contentes porque a partir de esto van a ir aumentando las investigaciones, que no solo se van a limitar a la epilepsia sino también a otros trastornos y patologías. Esto también va a permitir hacer investigaciones en semillas autóctonas, que en nuestro país hay un gran desarrollo».

E.F.: Hace unos días, esta nota comentaba sobre la producción legal de aceite de Cannabis en Jujuy. ¿Existen otras zonas nacionales de cultivo? ¿Qué potenciales tiene nuestro país para este fin?

S.K.: Jujuy es el más conocido pero hay cultivo de Cannabis medicinal a lo largo y ancho de nuestro país. El caso de Jujuy aparece con más prensa ya que se constituyeron como empresa pero hay experiencias en todos lados y yo creo que Argentina tiene todas las condiciones geográficas y especialmente de recursos humanos para ser exitoso. No solo podrá autoabastecerse sino también producir exportaciones. 

E.F.: ¿Se están realizando investigaciones en pacientes?

S.K.: Nosotres estamos haciendo un seguimiento de pacientes que están utilizando Cannabis como opción terapéutica y, en base a esto, se hace una evaluación de cómo es su frecuencia de crisis, sus respuestas, si tienen o no efectos adversos, cómo es la conducta de cada une de les pacientes.

Por otro lado, está en vista empezar con otro ensayo observacional (además del que ya hicimos) en pacientes adultos con epilepsia refractaria que utilizan Cannabis medicinal como tratamiento. Este es un proyecto que está aprobado por el Comité de Ética y estamos viendo los detalles para que se pueda lanzar pronto.

E.F.: ¿Qué resultados están OBteniendo con estas observaciones e investigaciones?

S.K.: Los resultados que hemos estado observando se encuentran publicados y son más o menos parecidos a los que se vienen publicando en otras partes del mundo. Alrededor de la mitad o un poquito más de la mitad de los pacientes que utilizaron Cannabis medicinal tuvieron muy buena respuesta y resultado.

«Esto quiere decir que, gracias a esta droga, bajaron la frecuencia de crisis y que mejoraron algunos aspectos de la conducta como por ejemplo el sueño, el apetito, el conectarse con el medio; es decir, que mejoraron su calidad de vida».

E.F.: Hoy en día, con la nueva modificación de la reglamentación, tanto el Estado como las obras sociales y prepagas deberán hacerse cargo de este tratamiento. ¿Considerás que de alguna manera se termina el tabú y la clandestinidad con este tipo de medicina?.

S.K.: La reglamentación que existía era muy mala, hecha por el gobierno anterior y diseñada específicamente para que no se pueda implementar nada. Esta nueva reglamentación apunta a que a las personas a las cuales se les indique Cannabis medicinal como opción tengan los máximos estándares y controles de calidad. Cuando el Estado no está presente, se da lugar al mercado ilegal. Dentro de este mercado ilegal podemos encontrar personas que trabajan muy bien y que saben muy bien lo que hacen, haciendo productos con alta calidad, pero también hay otras personas que son delincuentes y estafan a les necesitades. Esto se resuelve con controles de calidad, con estándares, con buenas prácticas de cultivo y manufactura. Un poco a esto apuntó la nueva reglamentación. Falta mucho, nosotres colaboramos desde la red de CONICET en la nueva ley que armamos y que va presentar, en enero o en febrero, la diputada por la provincia de Entre Ríos, Carolina Gaillard.

E.F.: Nuestra revista tiene una sección de grandes mujeres y sin lugar a dudas vos sos una de ellas. Como toda mujer de la ciencia, podemos llegar a pensar que tu camino en el ámbito científico y de la salud ha sido difícil. ¿Qué podrías decirnos de tu paso por la ciencia? ¿Sentiste alguna vez el «techo de cristal»?

S.K.: Como una de las fundadoras de la Red, este es un tema que tengo bastante caminado. Millones de veces me enfrenté a situaciones que más que techos de cristal eran bodoques de cemento imposibles de perforar sin morir en el intento. Pero acá estoy, no morí y una puede tener más o menos conciencia pero el patriarcado siempre se siente, tanto en el área de la ciencia y la tecnología como en otras áreas. 

En nuestro caso (la ciencia), no se ve reflejado en el salario y a igual posición académica igual salario, pero lo que sí esta clarísimo es que para que una mujer tenga la misma posición académica que un varón, tiene que mostrar más currículum y ser mejor. Siempre demostrar un poquito más. Nosotras pasamos por pruebas que a los varones jamás se les cuestionan o se les pregunta. 

Nosotras como RAGCyT sabemos que estamos mejor y que esa tijera, en donde las mujeres somos mayoría en los puestos más bajos y vamos desapareciendo en los puestos de mayor jerarquía, está menos presente pero sigue estando, independientemente de la edad y del área temática. Todavía hay un largo camino a recorrer. 

El hecho de que la presidenta de CONICET sea hoy en día Ana Franchi, quien es también fundadora de la Red, es una señal de que vamos en buen camino. Pero de ninguna manera hay que aflojar. Hay que estar siempre alerta y lo que siempre le digo a las mujeres más jóvenes cuando les puedo dar un consejo es que elijan todo y que no se dejen convencer de que si quieren ser madres no pueden ser científicas o no pueden ser amantes o no pueden ser amigas: elijan todo. Porque así como los hombres eligen todo, nosotras también podemos hacerlo. 


¿Te gustó la nota?

Invitame un café en cafecito.app

Cannabis medicinal: investigación, regulación y ampliación de derechos

Durante las últimas semanas, los avances con respecto a la regulación del cannabis medicinal en Argentina han sido a pasos agigantados. El pasado 11 de noviembre, a través del Boletín Oficial, el gobierno publicó la nueva reglamentación en la ley de cannabis de uso medicinal.  

Dentro de las modificaciones a la ley N° 27.350 se encuentran la de «impulsar la investigación con el fin de generar evidencia científica de calidad que permita a las y los pacientes acceder a la planta de Cannabis y sus derivados en forma segura» y la de «implementar medidas para proveer en forma gratuita por parte del Estado derivados de la planta de Cannabis para aquellas y aquellos pacientes que cuenten con indicación médica con cobertura pública exclusiva. En caso contrario, la cobertura deberá ser brindada por Obras Sociales y Agentes del Seguro de Salud del Sistema Nacional».

A nivel global, el pasado jueves la Comisión de Estupefacientes de la ONU reconoció oficialmente las propiedades medicinales del cannabis y decidió suavizar la fiscalización internacional para incentivar su utilidad medicinal y las investigaciones científicas. De esta manera, el organismo internacional, quitó al cannabis de la lista IV correspondiente a «drogas peligrosas» (que había sido creada en la Convención sobre drogas en el año 1961) y lo colocó en la lista I por tener carácter adictivo, en donde se encuentran los estupefacientes con bajo control internacional.

Si bien aún falta mucho por tratar y trabajar, estos avances son clave para la investigación en el tratado de diversas patologías. La evidencia científica tiene suficiente peso en trastornos neurológicos como la epilepsia refractaria y muchos trastornos neurodegenerativos como el párkinson, el alzhéimer, la esclerosis múltiple, entre otros. Pero aun lo que conocemos sobre sus múltiples utilidades y beneficios es escaso por lo que esta regulación es fundamental para fomentar el conocimiento y expandir las utilidades que tiene —y podría llegar a tener— esta droga (y ahora es cuando dejamos de estigmatizar la palabra «droga», porque el ibuprofeno que te tomás cuando se te desmorona el útero o se te parte la cabeza también lo es).

Los principios activos

Se conoce como «cannabis» a un grupo de plantas emparentadas entre sí que han sido utilizadas históricamente por el ser humano con fines medicinales, recreacionales, como parte de ceremonias religiosas y para la obtención de productos comestibles y de manufactura. La especie se conoce por su nombre científico como Cannabis sativa y dentro de esta especie existen múltiples subespecies. Una de las subespecies más conocidas y difundidas a nivel mundial es Cannabis sativa sativa, la cual tiene dos variedades muy distintas entre sí:

  1. Cáñamo: el cual se ha utilizado para la elaboración de papel, ropa, calzado, comida, plástico, combustible, filtros, productos de cuidado personal, entre otros. Uno de los usos más extendido es como aceite medicinal. Tiene altas cantidades de CBD (cannabidiol) y bajas cantidades de THC por lo que no existe el efecto psicoactivo.
  2. Marihuana: la cual tiene cantidades suficientes de THC (o delta-9-tetrahydrocannabinol) por lo que es capaz de producir un efecto psicoactivo.
El Cannabis es el origen. Dentro de esta podemos encontrar: cañamo y marihuana. Fuente: Fundación Canna.

Además, existen otras dos subespecies que también son empleadas como cannabis medicinal: Cannabis sativa índica y Cannabis sativa ruderalis.

Esta planta tiene una combinación de más de 400 compuestos químicos. Esto nos hace pensar en una enorme complejidad de estructuras y en la posibilidad de que muchos de estos químicos interactúan entre sí (compuesto químico – compuesto químico) y con el organismo en el cual sea aplicado (compuesto químico – ser humano), produciendo distintos efectos (que algunos serán deseables y otros no tanto).

Dentro de este gran grupo de compuestos químicos, existe un subgrupo que se conoce como «cannabinoides» (más de 100 distintos), entre los cuales se encuentra el THC que es el más conocido por sus efectos psicoactivos. Además, existen otros cannabinoides que no son psicoactivos pero que se destacan por sus propiedades medicinales; por ejemplo, el CBD (cannabidiol). El CBD es el componente que principalmente se busca obtener cuando se realiza una terapia con cannabis medicinal.

Un poco de fisiología humana: ¿Cómo funcionan estos cannabinoides en un organismo humano?

El cuerpo humano es un sistema complejo que fue adaptándose a lo largo de la evolución a los múltiples entornos y condiciones en las cuales le ha tocado sobrevivir. El nivel de dificultad que presenta es tan enorme que, aún hoy en día, muchas de sus funciones son desconocidas. Dentro de esta enorme vastedad de sistemas interconectados que funcionan a la «perfección», tenemos un sistema de neuronas que se llama endocannabinoide.

Para comprender cómo funciona este sistema, imaginemos una llave y su correspondiente cerradura. Los receptores cannabinoides serían la cerradura y los endocannabinoides las llaves perfectas que abren esas cerraduras. De esta manera, y tras la unión de estos dos, se produce una activación del sistema que ejecuta distintos procesos fisiológicos dentro del cuerpo. Algo que es importante aclarar es que este sistema es propio del organismo humano. Esto significa que no es un sistema que se creó dentro de nuestro cuerpo para administrar cannabinoides exógenos, sino que dentro de nuestro organismo tenemos estos endocannabinoides que funcionan naturalmente para regular nuestra maquinaria fisiológica.

Este conjunto de neuronas o sistema endocannabinoide se encuentra desplegado por regiones del cerebro que son responsables de regular el movimiento, la memoria a corto plazo, la toma de decisiones, el hambre, el estado de ánimo y el sueño. Los efectos de los endocannabinoides o de los cannabinoides exógenos (ya sean aceites, resinas, porros, brownies o lo que se te ocurra)  son semejantes. Por esta razón, cuando se administra cannabis medicinal, varios de estos efectos pueden ser explicados. 

¿cuáles son los beneficios que podría tener el cannabis medicinal?

Debido al prohibicionismo, la estigmatización, la criminalización de les consumidores y la falta de políticas públicas, muchos de los efectos del cannabis medicinal son un territorio desconocido y poco se sabe, tanto de sus efectos deseados como de los adversos (porque sí, toda sustancia química administrada exógenamente, por más que provenga de una planta, tiene un efecto adverso asociado). Pero algunos beneficios ya son conocidos, han sido estudiados y avalados por gran parte de la comunidad médica y científica con buenos resultados en aquelles pacientes que han sido tratades mediante este principio.

Algunos de estos son:

  • Reducción de la espasticidad y el dolor de pacientes con esclerosis múltiple. Para estos casos se utiliza el nabiximol, un spray bucal que tiene la misma cantidad de THC que de CBD.
  • Aliviar el dolor crónico mediante el uso de cannabinoides. En este caso, la marihuana fumada es la forma más eficaz.
  • Tratamiento de náuseas y vómitos en pacientes sometidos a quimioterápicos. 
  • Aumento de apetito que favorece la ganancia de peso y mejora el estado de ánimo que colabora en una mejor calidad de vida en pacientes con HIV. 
  • Mejora los trastornos del sueño.
  • Cannabis para el tratamiento de adicción a drogas.

Por más investigación, cuestionamiento y debate para ampliación de derechos

La evidencia científica disponible nos desafía a movernos hacia una política de drogas independiente de los argumentos históricos, sociales, políticos, morales, religiosos y mediáticos. De esta manera, los avances científicos orientarán a la investigación de los principios activos del Cannabis que favorecerán el tratamiento de múltiples enfermedades.

La clandestinidad y la estigmatización no pueden ser la herramienta del presente, así como tampoco el debate vacío sin sustento científico decolorado por opiniones basadas en éticas arcaicas. Por todas estas razones, una sustancia química no puede ni debe ser censurada, sino estudiada e investigada con responsabilidad. De lo contrario, podríamos quedarnos con la duda de posibles múltiples beneficios que conlleven al mejoramiento de la calidad de vida de las personas. 

Así que en este tema (como en todos los demás que venimos tratando en esta sección) necesitamos una ciencia libre de conflicto de interés, científiques independientes comprometides, un sistema sanitario transdisciplinario que no estigmatice las terapias y un Estado presente en pos del bienestar de las personas. 


Material de consulta:

  • Un libro sobre drogas. (El gato y la caja. Editorial ABRE cultura).
  • Canna conection.


«Microbios al ataque»: la resistencia a los antimicrobianos

La resistencia antimicrobiana es una epidemia silenciosa que nos atraviesa todos los días y el mes de noviembre es reconocido a nivel mundial como el mes de concientización sobre el uso de antibióticos. Pero ¿de qué se trata? ¿Existe potencial pandémico para esta problemática? ¿Qué podemos hacer para, esta vez, llegar a tiempo? Para responder a estas y otras preguntas, desde Escritura Feminista ahondaremos este concepto durante todo el mes de noviembre con notas, recursos audiovisuales y entrevistas a expertes en el tema.

el poder de lo invisible: microbios con potencial pandémico

El año 2020 es, sin lugar a dudas, uno de los años más complejos que le ha tocado atravesar a nuestra generación. Todo parecía normal allá lejos por los primeros días de enero 2020. Los fuegos artificiales, la cena de fin de año, los abrazos de quienes amamos que destruyen la angustia del año que se va. Un gobierno que se iba del poder. Otro que llegaba. El día y la noche. Un año bisiesto que se avecinaba. Un comienzo de año común. Como siempre. Como cada año. Con la simple y efímera diferencia que marca el paso del tiempo en nuestros rostros.

Aún no lo comprendíamos pero ya nada sería tal como lo conocíamos. En un lugar muy lejos, en China, en una ciudad desconocida hasta el momento para quienes vivimos en esta parte del mundo, comenzaba a gestarse un nuevo paradigma que arrancaría de raíz todo lo que fuimos hasta este momento. Por algunos meses tan solo lo veíamos en canales de noticias, utópico, lejano. El día 8 de enero de 2020, el New York Times arrojaba el siguiente titular: «China identifica un nuevo virus que causa una enfermedad similar a la neumonía».

De ahí en adelante es historia conocida: países enteros en cuarentena, cierre de fronteras, distancias inimaginables, abrazos postergados y vínculos transmutados. Nuestro país no fue ajeno al movimiento y enteramente se conmocionó cuando durante el mes de marzo se decretó el aislamiento social preventivo y obligatorio para poder evitar el contagio por el virus SARS-CoV-2. A partir de entonces, comenzamos a incorporar nuevos conceptos y hábitos y se nos hizo carne cuán importante es la salud y la ciencia para un país. Muches tomaron conciencia, el barbijo y el alcohol en gel se les pegó a la piel. A otres les ha costado un poco más. Pero a nadie le fue ajeno.

Algunas preguntas nos han resonado una y otra vez durante ocho meses. ¿Cómo puede ser que un microorganismo detenga el mundo? ¿Es factible que esto nos vuelva a pasar? ¿En cuánto tiempo habrá una vacuna? Algunas respuestas hemos tenido, otras tantas andan levitando en nuestras cabezas aún sin consuelo. Es certeza absoluta que otras pandemias son posibles; incluso, varias otras nos traspasan sin tregua mientras que el mundo entero intenta encontrar una cura para el coronavirus.

¿Qué es la resistencia a los antibióticos?

Un antibiótico es una sustancia química que mata o impide el crecimiento de los microorganismos conocidos como bacterias. La resistencia a los antibióticos se produce cuando las bacterias que se encuentran en determinado organismo o hábitat sufren cambios en su fisiología, que hacen que los medicamentos utilizados para combatirlas se vuelvan ineficaces. Un ejemplo típico y muy claro es el de les pacientes internades en hospitales por largas estadías. Estas personas suelen contraer infecciones a repetición y, para paliar esta problemática, se utilizan gran cantidad y diversidad de antibióticos.

Es entonces cuando las bacterias adquieren o «aprenden» distintas maneras de evadir el accionar del antibiótico. El término antimicrobiano engloba al de antibiótico. Antimicrobiano hace referencia a la sustancia química que se utiliza para tratar infecciones por bacterias, virus, parásitos y hongos. En cambio, el antibiótico, solo hace referencia al tratamiento de infecciones producidas por bacterias.

Las bacterias son microorganismos que habitan la tierra desde el comienzo de la vida hace por lo menos 3500 millones de años. Esta enorme cantidad de tiempo es lo que las llevó a comprender a la perfección los cambios que suceden en nuestra Tierra. Ellas lo conocen todo: climas y temperaturas extremas, diversidad de flora y fauna, condición humana desde el inicio, incluso antibióticos, antisépticos y fármacos que han intentado combatirlas.

Es importante destacar que las bacterias son fundamentales para nuestra propia vida, nos constituyen y nos habitan de tal forma que una gran cantidad de funciones de nuestro organismo no serían posibles sin su colaboración. Por esta razón, pensar a las bacterias como un agente a destruir es un error, no solo porque dada su «experiencia» saldríamos perdiendo sino también porque nos estaríamos provocando un daño a nosotres mismes.

Dentro de la enorme diversidad que encontramos en la naturaleza, el desarrollo de resistencias es muy común. Las bacterias mutan su genoma (ADN) y adquieren habilidades para poder sortear las adversidades que les propone el universo. Pese a esto, el gran caudal de empleo de los antibióticos hace que la exposición de las bacterias a estos sea más frecuente y que las bacterias encuentren más rápido las herramientas para poder sobreponerse y evadir a su «agresor».

Fuente: Melissa Brower, CDC.

Las formas en las cuales las bacterias adquieren resistencia no se limitan a los espacios intrahospitalarios o a la falta de información a la hora de dispensar, recetar o consumir un antibiótico. Si bien muchos problemas se encuentran relacionados al abuso de las terapias empíricas (que son aquellas que se inician antes de tener la información completa del cuadro o infección que presentan les pacientes), la venta libre ilegal de estos fármacos y el incumplimiento del esquema terapéutico indicado, no podemos decir que esto es lo único que contribuye con esta dificultad. Dado que las bacterias se encuentran en todos los hábitats, las resistencias antibióticas se diseminan a lo largo y ancho de nuestro mundo, afectando no solo la salud humana sino también la salud veterinaria y la salud medioambiental

Los ríos, el viento, las grandes extensiones de campos, los alimentos en los supermercados y también los que llegan a tu casa, le carnicere de la esquina y le verdulere de la otra cuadra, les chiques de Pedidos Ya, el agua que sale de tu canilla cuando te bañás y también la que usas para tomar, los animales de consumo, las mascotas y todo lo que se encuentra en nuestro ambiente son los eslabones para formar la gran cadena que disemina la resistencia antibiótica y que, como resultado, culmina complicando el tratamiento de las infecciones más severas y para las cuales, en muchos casos, no existen tratamientos.

Los esfuerzos se han unido

Desde el año 2015, la resistencia a los antimicrobianos (RAM) comenzó a recibir especial atención de la política internacional luego del lanzamiento del Plan de Acción Mundial sobre la Resistencia a los Antimicrobianos por la Organización Mundial de la Salud, respaldado por la Organización Panamericana de la Salud. Gracias a esta iniciativa se obtuvo el compromiso político de todos los países de las Américas para desarrollar e implementar planes de acción nacionales para contener la RAM. Estos se encuentran estructurados en torno a cinco objetivos estratégicos:

  1. Información y concientización.
  2. Vigilancia e investigación.
  3. Prevención y control de infecciones.
  4. Uso apropiado de antimicrobianos e investigación.
  5. Desarrollo de argumentos económicos para una inversión sostenible. 

El abordaje multisectorial bajo la perspectiva de Una Salud es clave para la implementación de estos planes de acción. Este enfoque fue concebido para diseñar y aplicar programas, políticas e investigaciones en el que múltiples sectores se intercomunican y colaboran para lograr mejores resultados en la salud pública. Este es un concepto integrado en donde la salud pública se observa como un todo y en donde las distintas aristas interconectan la salud humana, la salud animal y la salud ambiental.

Podemos hacer algo para evitar futuras pandemias (o al menos intentarlo)

El año en curso, el dolor, las pérdidas y las distancias generadas por la pandemia de COVID-19 nos alertan que las enfermedades infecciosas están lejos de ser controladas. Dentro de estas, la RAM es una de las principales amenazas para su control. La clave del éxito se centrará en los esfuerzos conjuntos y multisectoriales, la cooperación y la solidaridad entre los países, el desarrollo, la investigación y la inversión en salud pública por parte de los gobiernos nacionales.

Desde nuestro lugar, restará entender el enfoque integrado de la RAM para así exigir que se haga cumplir la legislación vigente en torno al uso racional de antimicrobianos en todas las áreas de la salud. De esta manera, no solo evitaremos ser cómplices del inicio de una nueva pandemia sino también reforzaremos las bases que construyen un mundo más justo y equitativo para la gran biodiversidad de las especies.

La salud del suelo, el agua, los animales, las plantas, el ambiente y los humanos ya no puede concebirse por separado y para esto habrá que derribar las fronteras y construir la unidad en pos de la salud de la Madre Tierra. 


Imagen de portada: adaptada de Science Daily por Ariadna Birocco


¿Te gustó la nota?

Invitame un café en cafecito.app

Vacuna de Oxford: ¿el principio del fin?

En los últimos tiempos, mucho hemos incursionado en lo que al ámbito científico y académico compete. Ya no nos sorprende escuchar en los medios de comunicación hablar acerca de la inmunidad, las técnicas de biología molecular, la PCR, el virus, el plasma, los anticuerpos y la vacunación.  

La información es diversa, muchas veces confusa y otras tantas errónea. La viralización de contenidos sin sustento no solo es difundida por redes sociales o medios de comunicación tradicionales sino también por profesionales del área de las ciencias y de la salud que expresan falsedades sin el apoyo de las instituciones científicas y con el aval de medios de comunicación hegemónicos.

Desde Escritura Feminista, buscamos esclarecer algunas cuestiones sobre los tiempos que se aproximan, para entender de qué se trata lo que muches ven como una luz al final del túnel: la famosa vacuna de Oxford. Vacuna que será producida en nuestro país si se superan satisfactoriamente las distintas etapas del desarrollo.

Para esto, intentaremos responder algunas preguntas: ¿cómo funciona? ¿De qué está hecha? ¿Cuál es la respuesta de nuestro organismo? ¿Qué significan las fases en las cuales se encuentra? Y ¿cuáles son los beneficios de este tipo de acuerdos para nuestro país?

Primero lo primero: ¿de qué está hecha y cómo es su respuesta?

Un grupo de científiques del Instituto Jenner de la universidad de Oxford, con el apoyo de la compañía farmacéutica británica AstraZeneca, desarrollaron lo que se conoce como una «vacuna vectorizada». ¿Qué quiere decir esto?

Como su nombre lo indica, una vacuna vectorizada es una vacuna que en su diseño tiene un vector. Un vector es una herramienta que se utiliza en la ingeniería genética y su función es la de transportar una determinada información. En el caso de la vacuna de Oxford, el vector es un virus distinto al coronavirus (llamado adenovirus), que no produce enfermedad en humanos (tan solo produce resfrío en chimpancés) y al que, para poder transformarlo en vacuna, se le quita todo su posible potencial patogénico. Una vez obtenido este virus modificado y sin capacidad de producir enfermedad en humanos, se lo modifica genéticamente para introducirle una proteína del coronavirus (proteína S o Spike).

Cómo ingresa el virus vector junto a la proteína S a la célula humana para luego favorecer la respuesta inmunológica.

Entonces, recapitulemos: tenemos un virus (o vector) sin capacidad de producir enfermedad y le agregamos una proteína propia del coronavirus. No se le «pega» el coronavirus, tan solo se le agrega una proteína. La proteína que se agrega se llama «Spike» («espiga») o «S». Una vez en nuestro organismo, esta proteína es necesaria para que el virus ingrese a las células humanas y se replique; así, posteriormente, se generará una respuesta inmunológica competente. Entonces, agregar esta proteína al vector es importante porque es la que va a permitir «disparar» la respuesta inmune en las personas que luego las protegerá de una posible infección con SARS-CoV-2.

Una vez dentro de nuestro organismo, la vacuna de Oxford produce dos tipos de respuestas que nos protegerán ante un posible ingreso del SARS-CoV-2:

  • Primera respuesta a cargo de células o linfocitos T (muy importantes para hacer frente a las infecciones virales).
  • Segunda respuesta a cargo de anticuerpos (que se producen para neutralizar al SARS-CoV-2).

Como resumen y en base a las evidencias que presentan les investigadores, obtenidas en las etapas iniciales de los estudios, podemos decir que la vacuna de Oxford produce memoria inmunológica B o de anticuerpos, memoria inmunológica T o a cargo de linfocitos T y que protege contra la enfermedad. Lo que aún se encuentra en estudio es si la vacuna requerirá una o más dosis.

En tiempos de infodemia, les chiques de «Science and Art» hacen ciencia de la buena.

Quizás te interese leer: «La prueba de amor», por Yamila Figueroa

¿En qué fase se encuentra hoy?

Todos los desarrollos farmacéuticos, incluidas las vacunas, pueden tardar años y hasta décadas en producirse, salir al mercado y transitar en una población. Esto es así porque para que una vacuna (o fármaco en general) pueda aplicarse a gran escala debe superar algunas etapas que aseguren que el remedio no sea peor que la enfermedad.

Las etapas que se deben superar son las siguientes:

  1. Etapa preclínica: esta etapa consta de pruebas en modelos celulares y animales de laboratorio. Aquí se investigará qué efectos potenciales pueden tener la vacuna y sus distintos componentes.
  2. Fase 1 (etapa clínica): en esta etapa se evalúa la seguridad de la vacuna (es decir, se observa si la vacuna per se no produce daño). Para esto, se vacuna a un número reducido de personas sanas (a escala de decenas).
  3. Fase 2 (etapa clínica): en esta etapa se evalúa la seguridad y la capacidad de la vacuna de generar inmunidad (anticuerpos y células que favorecen la protección). Esta etapa se prueba en cientos de individuos.
  4. Fase 3 (etapa clínica): esta fase implica probar la vacuna en miles de individuos que se encuentren expuestos al agente infeccioso (en nuestro caso, SARS-CoV-2, pero es comparable con cualquier otro patógeno) y lo que se busca es evaluar la eficacia protectora de la vacuna.
  5. Fase 4: luego de la aprobación de una vacuna por los distintos organismos sanitarios, continúan siendo monitoreadas en la fase 4, en donde principalmente se observan los efectos adversos o no deseados poco frecuentes.

En la actualidad, existen seis vacunas para COVID-19 que se encuentran en fase 3, dos vacunas en fase 2, siete vacunas entre fase 1 y 2 y diez vacunas en fase 1. A su vez, existen 139 vacunas en estadios preclínicos, incluido un proyecto argentino (acá podés leer sobre el proyecto argentino, comprendido 90% por mujeres). La vacuna de Oxford se encuentra en fase 3 y las pruebas a gran escala se están realizando en Brasil, Sudáfrica, Estados Unidos y Reino Unido.

Entonces, ¿ya está?

El pasado 12 de agosto, el presidente de la Nación Argentina, Alberto Fernández, anunció que la vacuna desarrollada por la Universidad de Oxford y la farmacéutica AstraZeneca se produciría en nuestro país (en conjunto con México) cuando todas las etapas y los ensayos clínicos aseguren su seguridad y eficacia. Es decir, aún no sabemos si la vacuna será efectiva y tampoco se está produciendo pero, en caso de que la fase 3 resulte exitosa, Argentina y México se encargarán de la producción y distribución para toda América Latina (excepto Brasil, que tiene convenio con otro proyecto).

La compañía biotecnológica internacional mAbxience, ubicada en la provincia de Buenos Aires, se especializa en la investigación, el desarrollo y la fabricación de anticuerpos monoclonales. Es el laboratorio elegido, por su amplia capacidad de desarrollo y tecnologías de avanzada, para producir las 250 millones de dosis que se distribuirán por toda Latinoamérica.

El acuerdo realizado por el gobierno Nacional es un importante acercamiento a la tan ansiada vacuna. En caso de que esta sea exitosa, se calcula que para el primer semestre de 2021 podríamos recibir la vacunación, comenzando por aquellas personas que presenten los más altos riesgos de adquirir la enfermedad.

Si bien el costo rondará entre los 3 y 4 dólares, aún no se ha especificado si se encontrará dentro del calendario de vacunación ni si la aplicación será totalmente gratuita. Lo que sí se sabe es que desde la visión de les desarrolladores no hay intensiones de lucro, lo cual genera, al menos, un poco de alivio para la gran crisis mundial que atravesamos.

La carrera por obtener la vacuna contra el SARS-CoV-2 es la más grande de la historia, la meta está cerca y las potencias mundiales apuestan todo por estar en el podio. Sin embargo, todavía falta y nuestro mejor remedio, hoy, es seguir cuidándonos.  


Fuentes:


¿Te gustó la nota?

Invitame un café en cafecito.app