La novela comienza con un prólogo escrito por la activista trans Susy Shock, en el cual asegura que se deben narrar sus historias «para contrarrestar la violenta ignorancia desde donde hablan y castigan nuestros cuerpos por no ser como ellos. Porque no somos peores ni mejores, somos otras, así, con A mayúscula de sentirnos travas».
La novela cuenta la historia de Ximena, Lucy, Galaxia, Hiedra y Carina, cuyas vidas el destino entrecruza. En este sentido, el libro está dividido en tres partes: Gusano, Crisálida y Mariposa. El autor hace una analogía entre esas tres facetas contando la niñez de las protagonistas, su llegada a Buenos Aires, el comienzo del ejercer la prostitución y el presente.
«A nosotras no nos hacen el amor, a nosotras nos violan, había dicho Galaxia ese viernes al mediodía que se apareció en casa con la nariz llena de sangre y los quinientos pesos que faltaban para pagar el alquiler».
La Chaco, Juan Solá.
La novela, publicada por primera vez en 2017, vuelve a las historias palpables, tangibles, cercanas. La Chaco es una mezcla entre la belleza de una prosa poética y el testimonio crudo y doloroso de quienes están en la sombra y padecen injusticias. Sin embargo, más allá de las denuncias y la crudeza del relato, en los capítulos finales el autor menciona el crecimiento del movimiento LGBTIQ+, la ocupación de la calle con las marchas del Orgullo y la adquisición de derechos.
«Los mismos que querían prohibirnos la calle por lo que éramos, ahora nos veían pasar, como sorprendidos, incapaces de entender que inevitablemente lo que hicieron con nosotros algún día estallaría, incontenible, como una estampida de todos los colores persiguiendo el sol que se alejaba por Avenida de Mayo».
La Chaco, Juan Solá.
En cada capítulo, el autor narra sin prejuicios historias difíciles de digerir, que duelen y escandalizan. Le da voz a las que están al margen, las que abandonan la escuela porque son discriminadas, las que no van al hospital porque no quieren que se burlen y las llamen por su nombre del DNI, las que los padres rechazan y las que no encuentran refugio más que en sus amigas de la calle.
En una entrevista con Infobae, Solá se refirió a la elección del tema: «Andrés Mego, de la editorial Hojas del Sur, me dijo que quería un libro mío para el sello que dirige y que podría escribir sobre lo que más quisiera y acepté. Hacía tiempo que quería hablar de la identidad y la vida trans, tan ignorada, que ocurre en las sombras. Sobre todo en las ciudades más pequeñas donde las nuevas leyes muchas veces no alcanzan para que los vecinos tomen conciencia de que lo trans existe y respira».
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Mostrar la realidad
La dureza del relato coincide con la realidad: distintos estudios concuerdan en que el promedio de vida del colectivo travesti-trans no supera los 40 años. A su vez, según la Fundación Huésped y ATTTA (2014) más del 70% no ha terminado el secundario, resultado de la exclusión sistemática y la estigmatización que pesa sobre las mujeres trans. A esto se suma la expulsión temprana de estas personas de su hogar y la violencia ejercida en este.
En la misma línea, el informe «La revolución de las mariposas» revela que casi el 90% de quienes tienen entre 18 y 29 años está en situación de prostitución o se considera trabajadore sexual. Además, la mayoría de las investigaciones coinciden en que el 80% de las mujeres travestis o trans trabajan en la informalidad, ya que manifestar la identidad autopercibida lleva a la imposibilidad de acceder a un trabajo formal.
Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT 2020, del total de personas de la comunidad víctimas de crímenes de odio, el 84% de los casos corresponden a mujeres travestis o trans. Estas cifras podrían ser incluso mayores ya que solo se cuentan casos relevados por los medios de comunicación o denunciados ante el Estado.
Si bien en los últimos años leyes como la de identidad de género y cupo laboral han intentado reparar la invisibilización histórica que la comunidad trans ha sufrido a lo largo de la historia, tanto la novela como la realidad denuncian que todas estas desigualdades se deben en gran medida a la ausencia del Estado.
«Mala suerte de ser travesti.
Mala suerte es tener que llevar una vida ficticia con un nombre ficticio.
Mala suerte es ser la presa favorita de la cana.
Mala suerte es que los presidentes no gobiernen para vos y que tu viejo no te quiera porque sos demasiado sensible».
La Chaco, Juan Solá.
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Sobre el autor
Juan Solá es escritor y guionista. Sus textos siempre tienen como denominador común una carga social y por sobre todo humana. Nació en La Paz, Entre Ríos pero se crió en Resistencia, Chaco, donde cursó sus estudios y publicó su primer libro a los diez años: Cuentos para compartir.
Además, es autor de Naranjo en fluo (2015), Microalmas (2016), Épica Urbana (2017), Ñeri (2018) y Galaxia (2020). Durante el año pasado la Editorial Sudestada editó Los Amores Urgentes, una trilogía que incluye La Chaco, Ñeri y Galaxia.
«En la escuela me lo hacían siempre: “¿Por qué no hacen como él?”, decían las maestras en voz alta, y mis compañeros me tomaban una bronca… “Miren cómo estudia, miren cómo sabe todo”, pero lo que no sabía esa maestra es que yo estudiaba para que no me cagara a palos mi papá y porque era la única promesa que tenía para salir de ese lugar. No estudiaba por amor a la tabla periódica, estudiaba porque mi papá me había dicho: “Si vos estudiás bien, idioma, computación, vas a tener un buen trabajo”».
Juan Solá.
Según sus palabras, estudiar computación le sirvió para conseguir trabajo en un call center y aprender inglés «para que me putearan los gringos que atendía todos los días». «Cuando me di cuenta de que no era así como me lo habían pintado, me volví agresivo, resentido, y fue la militancia lo que me fue devolviendo la esperanza en mí mismo», aseguró.
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