Día del Activismo por la Diversidad Sexual: remeras sin patrones

Artículo colaboración escrito por Helga Mariel Soto

Usar una remera puede ser un acto cotidiano estético sin mucho trasfondo, pero también puede ser una declaración política pública y una apuesta a visibilizar reclamos de la disidencia sexual. En este Día del Activismo por la Diversidad Sexual, un breve repaso histórico de este fenómeno.

Si hay algo que está más que claro en estos tiempos es que la indumentaria puede ser política. Aún más, puede ser un elemento crucial en un movimiento porque permite revestir los cuerpos de formas, colores, símbolos y consignas que pueden ser llevadas al terreno público fácilmente.

La historia de la remera como prenda es bastante corta en realidad, pero de manera rápida conquistó a les jóvenes, lo que hizo que se abriera un nuevo mundo de posibilidades estéticas. 

Inicialmente era una prenda interior para los hombres, sobre todo aquellos en el ejército, pero luego de la Segunda Guerra Mundial comenzó a utilizarse como indumentaria casual, hasta que en los 60 y los 70 empezó a ser utilizada por todos los géneros, en parte, gracias a las diferentes culturas de la época que tenían remeras con logos, fotos y mensajes. 

En este contexto también surgen las militancias de los sectores feministas y de la comunidad LGBTTIQ+ que estamparon remeras con sus reivindicaciones más importantes. De hecho, a esta época pertenece la icónica remera de «The future is female» creada en 1970 y algunas menos conocidas creadas por grupos de lesbianas y gays. El proyecto Wearing Gay History recopila muchos de estos ejemplos históricos, incluyendo algunos del grupo Act Up, organización vital en la época de la crisis del sida. 

La representación local de esta problemática se puede ver en esta foto de Roberto Jauregui, el primer coordinador de la Fundación Huésped y hermano de Carlos Jauregui, cuyo aniversario de muerte en 1996 marca la fecha de hoy. 

En el 2007, el denominado «no-grupo» Serigrafistas Queer salió a las calles y a diferentes concentraciones y Marchas del Orgullo para estampar prendas, banderas y otros objetos con frases que reivindicaban las disidencias sexo-genéricas con un estilo lúdico e irreverente tales como «Lucha ama a Victoria», «Amo a mi mamá travesti», «Estoy gay», «Sos re linda Ley 26.485». Siempre con la premisa de que fueran actividades abiertas al público, generando un intercambio con activistas y asistentes.

Durante estos últimos años, Estampa Feminista retomó esta iniciativa y con su puesto de estampado con distintos métodos invitaba a les asistentes de marchas y eventos a llevarse su remera o pañuelo estampado, además de trabajar en conjunto con el Archivo de la Memoria Trans en diseño especiales. 

Estas remeras disruptivas pueden ser también el foco de un emprendimiento independiente, como ser el de Naty Menstrual, que en 2011 vendía remeras pintadas a mano. O el caso de La Paquito, que funcionó como una cooperativa que reivindicaba al ícono gay de la moda, Paco Jaumandreu, mientras que fabricaba y estampaba objetos textiles. 

Aún así, el pinkwashing siempre está al acecho y muchas empresas han querido capitalizar esta práctica, sobre todo en fechas como el Pride Month. La colección de Target de este año para esta fecha tan importante fue duramente criticada, no solo por sus características estéticas sino por su explotación de símbolos y frases queer como estrategia de marketing. En una época donde los discursos disidentes son cada vez más aceptados, es fácil para las empresas apropiarse de ellos sin tener políticas que apuesten a mejorar los derechos de la comunidad LGTTBIQ+ como, por ejemplo, el Cupo Laboral Trans.

De cara al futuro, resulta importante pensar en qué estrategias podemos usar para que esta herramienta de lucha siga funcionando para ampliar el alcance de los discursos de la diversidad y cómo podemos ser crítiques con la asimilación de la historia queer a eslogan para vender más.


Fuentes:


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ESI: mucho más que educar contra las ITS

Una polémica que nos puso a hablar de lo importante: ¿De qué se trata la ESI? ¿Para qué sirve? Un repaso por los puntos principales de la asignatura sobre sexualidad integral.

A raíz del aumento de los diagnósticos sobre enfermedades de transmisión sexual como, por ejemplo, la conocida sífilis, especialmente en los casos en adolescentes y jóvenes, se consideró la necesidad de políticas de generación de conciencia y de prevención en salud sexual, de manera sostenida y de impacto nacional. En consecuencia, el Ministerio de Salud compró 10 mil penes de madera, dispensers de preservativos y maletines para la educación sexual integral (ESI) en centros de atención primaria, espacios educativos y comunitarios.

Hace pocas semanas se dio a conocer la licitación para llevar a cabo la compra por parte de la Secretaría de Acceso a la Salud de la Nación, a cargo de Sandra Tirado, quien sucedió en ese puesto a Carla Vizzotti cuando asumió como ministra de Salud de la Nación. La convocatoria cerró y quedaron inscriptas cuatro empresas.

El inicio de la transacción llamó la atención de algunas personas en contra de estas acciones relacionadas con la ESI. En respuesta a eso, Tirado explicó que con la compra se busca «concientizar y evitar la propagación de enfermedades de transmisión sexual tales como el VIH y otras ITS en el marco de la Ley N° 23.798».

Como los materiales son para desarrollar actividades de educación sexual, también se solicitó la misma cantidad de preservativos y maletines para llevar los elementos, porque si queda alguna duda, una cosa va en la otra. En un comunicado se explicó que: «Los kits educativos para la promoción y prevención contienen preservativos, dispenser para la accesibilidad de los preservativos y maletines donde se transportan los elementos para las capacitaciones, entre los que se cuentan penes de madera, gel lubricante y materiales de comunicación».

No tardaron en llegar las críticas como la de Juan José Gómez Centurión -excandidato a Presidente de la Nación- en la que hizo una comparación entre los materiales didácticos y las verduras. Como tampoco se hicieron desear los memes que comparaban -erróneamente- las antiguas clases de educación sexual integral con las actuales que, evidentemente, son más completas y no se reducen a los ciclos menstruales y los productos para gestionarlos.

Por su parte, la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, agradeció la difusión afirmando que:

«El debate no hace más que visibilizar y confirmar cuánto necesitamos Educación Sexual Integral (ESI) en nuestra sociedad».

La ESI y las ETS

A la ESI se le abrió paso en Argentina a través de la Ley Nacional Nº 26.150 la cual dio lugar al Programa Nacional de Educación Sexual Integral. Establece que: «Todos los educandos tienen derecho a recibir educación sexual integral en los establecimientos educativos» y también contempla el derecho a la salud sexual que incluye la posibilidad de desarrollar una vida sexual gratificante y sin coerción, así como prevenir embarazos no planificados.

Según Lucía Artigas, profesora de artes visuales diplomada en ESI (UNSAM), los pilares de esta asignatura son:

  • El conocimiento y la garantía de los derechos de las infancias, de las adolescencias, los derechos sexuales y reproductivos, como también el derecho a la protección.
  • El cuidado del cuerpo y la salud, las prácticas de autocuidado y las relacionadas con los límites hacia lo que molesta e incomoda.
  • La diversidad sexo-genérica y el resto de las diversidades desde una perspectiva que las valora y al mismo tiempo, muestra las igualdades en cuanto derechos y respeto.
  • El valor de la afectividad, relacionado también con la salud, «una no puede sentirse saludable si está siendo maltratada o discriminada en el espacio donde socializa todos los días», las distintas necesidades afectivas y las diferentes formas de intervenir.

Siguiendo a Artigas, esta serie de pilares se agrupa para trabajar en la prevención de infecciones de transmisión sexual (ITS), de la vulneración de derechos, de situaciones de abuso y discriminación, como también en la prevención de situaciones de infelicidad o de represión «en relación a las infancias trans, en la medida en que esas experiencias y vivencias tengan lugar en las aulas desde temprana edad seguramente van a generar vidas más felices».

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Entre las enfermedades de transmisión sexual (ETS) tenemos el VIH o Virus de Inmunodeficiencia Humana; la hepatitis B y C, el Virus del Papiloma Humano (VPH) y la tuberculosis pero también hay otras infecciones conocidas como ITS que se pueden producir por más de 30 tipos de virus, bacterias y parásitos.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) se registran por día aproximadamente un millón de casos de ETS consideradas «curables». Lo que quiere decir que a nivel global por año se presentan 376 millones de nuevos casos de cuatro infecciones en particular: clamidia, gonorrea, tricomoniasis y sífilis. ¿Quedan dudas de la importancia de la ESI?

Al mismo tiempo, entre los objetivos de la ESI, se encuentra la promoción de «otras formas de vivenciar y habitar las aulas, de otras formas relacionales, otras miradas respecto de la diversidad (…) como también de los estereotipos y de la mirada descolonial», afirmó Lucía a Escritura Feminista.

Derechos sexuales y reproductivos

Según Fundación Huésped: «Los Derechos Sexuales y Reproductivos buscan garantizar que las personas puedan tomar decisiones sobre su vida sexual y reproductiva con libertad, confianza y seguridad, de acuerdo a su vivencia interna (asociada al cuerpo, la mente, la espiritualidad, las emociones y la salud) y externa (asociada al contexto social, histórico, político y cultural)».

Por lo tanto, tener una educación especializada en sexualidad ayudará a tomar estas decisiones de manera saludable, con seguridad, sabiendo qué se elige, que no y cómo hacerlo. El contenido de estas clases no se reduce al acto sexual sino que hablar de sexualidad implica además hablar sobre las «identidades de género, la orientación sexual, el erotismo, el placer, la intimidad y la reproducción». ¡Luchemos por la plena implementación de la ESI!


Fuentes:


¿Qué es la pospornografía?

«El mejor antídoto contra la pornografía dominante no es la censura,
sino la producción de representaciones alternativas de sexualidad».

Paul B. Preciado

Qué escándalo hubo en la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Buenos Aires en 2015. Como propuesta del Área de Comunicación, Géneros y Sexualidades de la carrera de Ciencias de la Comunicación, se llevó a cabo una intervención posporno en los pasillos de la institución académica. Los medios, entonces, no tardaron en titular: Posporno en la UBA: abrieron una causa penal por «exhibiciones obscenas» (Perfil), Representaron escenas sadomasoquistas: escándalo por una performance porno en una facultad de la UBA (Clarín).

Una columna de opinión en Clarín recibió como invitado a un director de porno nacional, Victor Maytland, quien afirmó: «Si eso fue arte, no lo entendí». Sin embargo, la pospornografía tiene un sentido político que aparece como una postura dialéctica entre las feministas prosexo y las abolicionistas, y lleva 30 años vigente.

«Pensamos llevar estas prácticas artístico-políticas a la facultad en el marco del ciclo Miércoles de Placer que coordina el Área de Comunicación, Géneros y Sexualidades. En este ciclo, que se realiza desde 2012, se hacen encuentros culturales en los que —luego de una propuesta artística concreta— se desarrolla un debate que permita abrir nuevos sentidos en torno al género y las sexualidades».

Laura Milano, docente e investigadora de la Facultad de Ciencias Sociales.
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El posporno actualmente tiene una mirada transfeminista.

¿Todo posporno es feminista?

Póster de Deep Inside Annie.

Varios autores y activistas dan cuenta de los orígenes del posporno hacia la década del 90, en Estados Unidos. El manifiesto de la actriz Annie Sprinkle, Post Porno Modernist Manifesto (1989), se utiliza como punto de partida. En él, se proclama: «Con este amor de nuestros yos sexuales nos divertimos, cicatrizamos el mundo y perduramos».

Sprinkle trabajó en la industria de porno masivo pero, luego de varios años, decidió retirarse para generar sus propios contenidos audiovisuales eróticos. Con su primer film independiente, Deep inside Annie Sprinkle, inició un cambio de paradigma.

Intervención en la que invitaba a ver su cuello uterino.

Su obra experimental la muestra narrando su vida, mientras se intercalan escenas en las que se la ve teniendo sexo con diferentes hombres. Si el porno mainstream tiene un enunciador que trata de documentar situaciones sexuales desde un ojo voyeurista, Annie aparece ahora mirando directamente a cámara. Con este gesto, señaló que las mujeres también pueden tener una voz y sentir placer en las relaciones sexuales.

Según explica un artículo de la revista española Gara, el cambio de la mujer de objeto a sujeto activo en las representaciones porno es un elemento constante del trabajo de Sprinkle. Asimismo, reinvindicó el orgasmo femenino, grabó videos teniendo relaciones con personas trans y discapacitadas, y abogó por celebrar la dignidad del deseo.

El placer como acto de resistencia

«Bien es cierto que la industria del porno ha hecho mucho daño. Una industria llena de estereotipos y clichés sexistas que nos ha marcado y que hemos aborrecido a fuerza de aburrimiento. El término pornografía ha sido contaminado hasta el límite. Pero el porno puede ser otra cosa. Y es ya otra cosa. Y está en nuestras manos que sea otra cosa. En nuestras manos y en nuestras cámaras. Porque si no nos gusta lo que vemos, podemos grabar otra cosa. Hazlo tú misma».

Manifiesto del sitio español girlswholikeporno.

Hacia inicios del nuevo milenio, la filosofía posporno se expandió a América Latina y Europa. En 2002, María Llopis publicó junto a Águeda Bañón el manifiesto de girlswholikeporno, una plataforma que difunde pornografía para consumo femenino y propone talleres y encuentros para debatir cintas. Contra los esquemas rígidos de masculinidad/feminidad que aparecen como una dicotomía en la que la mujer juega el rol de objeto al servicio del placer del hombre, el posporno aparece como una alternativa con una profunda dimensión política.

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Autorretrato de María Llopis (2010).

Mientras en el porno mainstream nos encontramos con violencia simbólica, coitocentrismo, invisibilización de cuerpos no hegemónicos y una matriz fuertemente heterosexual, en la alternativa pospornográfica existen elementos que hablan de sexualidades, en plural, y de placer disidente. Su voluntad no es llegar a ser comercial sino hacer una enunciación política, que tenga conciencia de su lugar y que otorgue a quienes participan una performatividad en tanto sujetos sexuados.

Derecho a la diversidad y juguetes para todes

Siguiendo estas ideas, entre las características del posporno encontramos:

  • Representación de cuerpos diversos. Gordos, racionalizados, con diversidad funcional.
  • Prácticas sexuales no convencionales, como kinks, BDSM o fetiches.
  • Sujetos de deseo, en tanto partícipes activos de la relación sexual.
  • Una perspectiva transfeminista.
  • Un verosímil que da cuenta de la conciencia que tienen sus actores de que están siendo grabados. En otras palabras, este tipo de pornografía se realiza rechazando la pretensión documentalista del mainstream.

Además de videos y performances, el posporno como lo definió Sprinkle busca la «celebración de la dignidad del deseo». En este línea, un grupo español de artivistas que investigan sobre género y pospornografía (Post-op) tiene abierto un proyecto para diseñar y crear juguetes sexuales para personas con diversidad funcional: Pornortopedia.

PORNORTOPEDIA es un espacio para pensar y crear juguetes, prótesis y ortopedia con fines sexuales pensados para todxs, teniendo en cuenta también otras movilidades y maneras de sentir el cuerpo. La idea no es qué puede hacer el postporno para las personas con diversidad funcional, sino qué pueden hacer ellxs por el postporno. Con esto lo que queremos decir es que precisamente esa otra forma de sentir el cuerpo  y esa otra forma de moverse generan prácticas que de otro modo sería muy difícil imaginar, prácticas que enriquecen el imaginario común.

Política(s) sexual(es)

El posporno, en Argentina, apareció en el debate público hacia 2015 como una práctica escandalosa y censurable. Sin embargo, activistas y artistas han dejado en claro que su filosofía se cimienta sobre dos de las ideas más emblemáticas del posestructuralismo.

La primera, de la reconocida Judith Butler: «El género resulta ser performativo, es decir, que conforma la identidad que se supone que es. En este sentido, el género siempre es un hacer». En la pospornografía, se pone en tensión la matriz heteronormativa que rige en la industria masiva. El género no determina roles rígidos sino que se presta al juego sexual.

La segunda idea, proveniente del filósofo Michel Foucault: «Donde hay poder, hay resistencia». Frente a una producción cultural mainstream que recrea imágenes de violencia, falta de consentimiento y cuerpos normativos, la propuesta posporno aparece como una práctica política que responde con creatividad para emancipar. Como dijo la investigadora Laura Milano: «Ya no hablamos de la sexualidad, hablamos de sexualidades».


Fuentes:

Salud sexual en relaciones entre vulvoportantes

Según cifras de la Organización Mundial de la Salud, cada día más de un millón de personas contraen una infección de transmisión sexual (ITS). ¿Cuáles son los riesgos en prácticas entre vulvoportantes? ¿Cuáles son los métodos de cuidado existentes? Sigue leyendo Salud sexual en relaciones entre vulvoportantes

¿Qué es el sexo kink?

¿El mundo de las relaciones sexuales no convencionales es tal como lo muestran Bonding y las producciones de la industria cultural heteronormativa?

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¿Qué esconde el orgasmo femenino?

Artículo escrito por Florencia Bareiro Gardenal y Micaela Minelli


En esta nota se describirán algunos puntos centrales para entender el mundo de un orgasmo femenino. En primer lugar, hay que dejar en claro que es un proceso complejo que incluye la producción a nivel cerebral, corporal y genital de muchas sensaciones. Cada mujer lo experimenta a su manera y hay una variabilidad muy grande en cómo se percibe y cómo se alcanza. Lo más importante es que todas tienen el derecho a sentir placer de la manera que cada una elija.

Este artículo reseña el manual «5 misterios sobre el orgasmo» de María Fernanda Peraza Godoy, el cual se enfoca en la sexualidad de las mujeres cisgénero, y por consiguiente nuestras palabras reflejan ese recorte. Sin embargo, no queremos dejar de recordar que no todas las personas vulvoportantes son mujeres ni todas las mujeres son vulvoportantes.

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Día del Orgasmo Femenino: 20% de las mujeres argentinas son anorgásmicas

El 8 de agosto fue el Día del Orgasmo Femenino. Según un relevamiento realizado en conjunto por Erotique Pink y la Sociedad Argentina sobre Sexualidad Humana, el 20% de las mujeres argentinas son anorgásmicas. 

Este día comenzó a celebrarse tras una iniciativa que surgió en Brasil en el año 2006. José Arimateia Dantas Lacerda, concejal de la localidad de Esperantina, impulsó la celebración para poder hablar de sexualidad femenina sin tabúes. Esta iniciativa se replicó a lo largo del mundo y se instauró como Día Internacional del Orgasmo Femenino.

Este año, la Sociedad Argentina sobre Sexualidad Humana junto a Erotique Pink (un sex shop online dirigido a mujeres) hizo un sondeo que reveló que el 20% de las mujeres argentinas son anorgásmicas. 

La anorgasmia es la incapacidad o la dificultad para llegar a un orgasmo. Las causas de esta disfunción sexual son muy diversas, pero se estima que en casi un 90% se deben a razones psicológicas y no fisiológicas.

Según Silvia Valente, presidenta de la SASH, la anorgasmia se debe a que «la mujer se ubica en un rol de espectadora, (…) su atención está en el otro y no en ella».

El sondeo, que se realizó entre 500 mujeres de 18 a 60 años, reveló también que solo un 37% de las mujeres encuestadas admitieron tener un alto interés sexual.

A pesar de la lucha para eliminar el tabú sobre la sexualidad femenina, aún se pone a la mujer (en las relaciones heterosexuales) en el lugar de quien debe dar placer y no de quien lo recibe. En la gran mayoría de los casos, las relaciones sexuales heterosexuales se dan por terminadas cuando el hombre eyacula. La penetración ocupa el rol central y otras prácticas se ubican como una parte «previa» a la relación sexual y no como parte esencial de la misma.

Es así que usualmente se ignora la existencia del clítoris, un órgano cuya única función es la de provocar placer. No es solo ignorado en cuanto a su anatomía y dónde se ubica: aún sabiendo todo eso, su estimulación suele quedar ubicada en un segundo plano.

Según un estudio de la Universidad de Kansas de Estados Unidos y el National Health and Social Life Survey, tan solo un 28% de las mujeres logran el orgasmo vaginal (a través de la penetración y sin otro tipo de estimulación).

«Las mujeres, en el plano sexual, cargan con la mochila del pasado. Un pasado en el que su disfrute se encontraba oculto y en el que las relaciones estaban dadas por y para la reproducción, por lo cual cuando el hombre llegaba al clímax se daba por finalizado el encuentro», analiza Francesca Gnecchi de Erotique Pink

El tabú instalado sobre el placer femenino hace que las mujeres teman explorar su sexualidad y nuevas prácticas que puedan llevarlas a conseguir mayor placer. Al día de hoy, la masturbación femenina sigue siendo un tema que sonroja a muchas mujeres a la hora de ser abordado, a diferencia de la masturbación masculina que irrumpe en la vida de los adolescentes y se transforma en un tema común en las charlas que mantienen.

La masturbación femenina es una de las grandes herramientas que tenemos no solo para explorar el placer sino para conocer nuestra propia anatomía, que muchas veces ignoramos. Al conocernos a nosotras mismas, podemos disfrutar de una sexualidad más plena y comunicarle a nuestra pareja sexual nuestros gustos.

En un contexto donde la sexualidad se sigue viendo como un mero acto para propiciar la reproducción, se cuela el rechazo a la legalización del aborto. Este pensamiento que busca que las mujeres lleven a término un embarazo no deseado producto de una relación sexual consentida podría interpretarse como un castigo al disfrute de la mujer.

«Si abriste las piernas, bancatelá» es una de las frases que suelen leerse por parte de quienes apoyan el rechazo a la legalización. Porque la mujer no debería disfrutar de sus relaciones y solo debería mantenerlas persiguiendo un único fin: ser madre.

Con el avance del movimiento feminista y la visibilización del placer femenino, esperamos que se logre sacar de una vez por todas el tabú y que las mujeres podamos hablar y disfrutar de la sexualidad sin culpas ni vergüenza, conocernos a nosotras mismas, nuestros cuerpos, y entender que no somos un juguete sexual y merecemos parejas sexuales que estén dispuestas a darle a nuestro placer el lugar que merece.

 


Fuentes:
ABC
SASH
Infobae
Sputnik News
El Mostrador
RRP Noticias

#Opinión: ¡Libertad al goce reprimido!

Terminó. Extasiado de placer, se tiró arriba tuyo. Vos arriba, él atrás, una pierna levantada, hicieron un breve repaso por el kamasutra. Vos seguirías media hora más porque no llegaste a tu punto máximo de placer pero, una vez más, sabes que no sucederá porque el momento ya pasó. Mientras tanto, te dedicas a disfrutar las veces en que llegan juntos y a no hacerle caso a esa frustración vaginal.

El 8 de agosto se celebró el Día Mundial del Orgasmo Femenino. Sin embargo, muchas mujeres no se sienten en condiciones de “festejar”, porque no se sienten consideradas al momento de tener una relación sexual con un hombre. ¿Hablamos de un dominio del pene o de una falta de empoderamiento de la vulva?

Desde que una mujer comienza a tener sexo absorbe ideas y consejos destinados, en primera medida, a cuidarse de no quedar embarazada ni contagiarse de alguna enfermedad y, después, a conocer en qué se basa el acto sexual en sí. Nunca, o en muy pocos casos, se le propone a la mujer que se explore ella misma para descubrir sus puntos de goce.

La masturbación y el orgasmo femenino son temas que, aún hoy, constituyen un tabú para la sociedad en la que habitamos. Además, siempre se sostuvo la idea de que el acto sexual termina con la eyaculación del hombre, dejando de lado lo que pueda suceder con la llegada al placer de la mujer.

Este predominio, acompañado de la opresión de la mujer frente a la sexualidad que impedía que se animase a decir qué le gustaba y qué no en su intimidad, hizo que el orgasmo femenino continúe todavía en las penumbras, siendo una piedra en el zapato para las parejas en las que una sola parte termina disfrutando al cien por cien.

En los últimos años, hubo una apertura de la sexualidad en las mujeres gracias a la cual se comenzó a instalar la importancia del placer vaginal al mismo nivel que el placer del hombre. Juguetes para usar de a dos, consoladores, vibradores, geles, etcétera. El mercado se expandió y puso en la mesa la necesidad de ver al clítoris como una parte sumamente importante para que la mujer disfrute.

Del otro lado, encontramos al hombre que no puede entender que su pene no alcance para que su pareja llegue al orgasmo y ve en cualquier aporte externo una invasión a su masculinidad antes que un estímulo más. Así, el colectivo femenino llegó a sentir una presión de tener que satisfacer los deseos del pene y dejar de lado lo propio como si fuera menor, como si existieran otras formas de llegar al placer que no implicaran el clítoris o como si no importara fingir un orgasmo.

El empoderamiento de la vagina está ganando terreno en un área en la que nunca debería haber quedado atrás. Cada vez más mujeres (y hombres) comprenden que no hay que esconder la masturbación femenina y que debe haber total libertad para decir, pedir, mostrar lo que les gusta o quieren para llegar plenas al orgasmo. El placer de una relación sexual significa que los protagonistas disfruten, cada uno a su tiempo, en un marco de respeto por los gustos y preferencias de cada uno.

¡Liberemos y gocemos sin presiones!

Fuente imagen

Male Ehul