Hace ocho años llegaba la noticia de que Amy Winehouse había muerto. Con su muerte empezaban las especulaciones, el amarillismo extremo, la venta de lo noticiable. Por otro lado, se perdía una de las más grandes voces de la música. Fue una mujer que se abrió paso y dejó a su paso un mundo obnubilado por su voz y su personalidad, además de abrir el camino para artistas de todo el mundo.