¡Alerta! Fuego (también) en Misiones

Si creíamos que había sido suficiente con las 11 provincias incendiadas en este año, ahora hay que sumarle Misiones, uno de los lugares en donde más difíciles es pensar que el fuego empezó solo. Este año fue uno de los más secos y calurosos, por lo tanto, la sequía está presente en varias locaciones de nuestro país, pero eso no nos hace creer que el fuego no sea intencional.

Áreas que fueron focos de incendio en la provincia de Misiones.


Esta provincia del norte de Argentina tiene más de 50 focos de incendio y lleva más de 500 hectáreas quemadas. Se informó que comenzó en la Reserva de la biósfera Yaboty, un área natural que está protegida y en la que hay otras áreas naturales también protegidas como el Parque Nacionales Esmeralda, Moconá y la Reserva Natural Guaraní, entre otras. Son alrededor de 253 000 hectáreas, donde se alberga el 15% de lo que se conoce como Selva Misionera.

Pero, como siempre, sin cuidado y sin leyes que penalicen a las personas que crean estos incendios, el fuego se extendió y empezó a llegar a diferentes partes de Misiones. La provincia es una de las cuales más difícilmente podrían sufrir un incendio por su alto nivel de humedad, pero no ayudó la poca frecuencia de lluvias que tuvimos este año. Esto no quita que el fuego no haya sido creado por alguna persona.

La Selva Misionera es uno de los lugares más amenazados a nivel mundial. Por las grandes deforestaciones sufridas, el suelo se transformó en tierra para el cultivo de té y yerba mate y para ganadería. Debido a estos destrozos, se generan grandes inundaciones que no pueden ser absorbidas por un suelo donde falta vegetación. Parece que se repite la historia, ¿no? Actualmente, esta selva ocupa el 35% del territorio de Misiones, cuando a mediados del siglo XIX cubría la totalidad de la provincia. Recordemos que estas biodiversidades son la cuna de un montón de especies de flora y fauna, entre ellas, las que están en peligro de extinción.

Aunque Misiones cuenta con tres leyes que protegen y controlan las áreas naturales como la ley de áreas naturales Nº 2932/94, la ley de bosques Nº 854 y la ley de bosques protegidos Nº 3426, parecen no terminar de hacerse valer e impedir de alguna forma, aunque sea a través de penalización monetaria, que las personas provoquen estos fuegos. Además de todas esas leyes, se sancionó una ley provincial XVI- Nº 105 donde categorizan al bosque nativo para su conservación y protección. Este mismo año, se emitió la resolución Nº 293 que prohíbe toda quema en la provincia, salvo que haya autorización.

Se estima que en Misiones quedan un millón de hectáreas de bosque nativo. Pero que estas grandes porciones de tierras están en manos de empresas como Papel Misionero (Arcor), Arauco Argentina. Pero supuestamente estas compañías no pueden deforestar ni un árbol sin la autorización del Ministerio de Ecología, a cargo por Mario Vialey.

Ambientalistas y organizaciones están trabajando en un proyecto de ley que podría funcionar con el fin del fuego en la provincia. Su crítica está en la resolución Nº 293 por no ser eficiente, ya que al fin de la cuenta, terminan permitiendo la existencia de la posibilidad del uso del fuego. Reclaman la falta de un sistema de bombeo y mangueras en las zonas de parques nacionales y arroyos, como una ayuda a este problema. De igual forma, exigen a los intendentes a que se responsabilicen y se eduquen en el plan del manejo del fuego.

¿Quiénes viven en estos lugares?

Son varias las comunidades que viven en estas hectáreas, entre ellos, en la Reserva de la biósfera Yaboty vive la comunidad Mbya Guaraní y en Santa Ana, uno de los municipios de Misiones, los Ka’a Kupe, entre otras comunidades. Elles permanecen a solo unos pocos kilómetros del fuego, pero las municipalidades no muestran compasión ni un poco de ayuda.

Pocos días atrás de los 50 focos de fuego, la comunidad Ka’a Kupe sufrió ataques de talas de árboles nativos en su territorio. En los meses de septiembre y octubre, en la Reserva Biósfera de Yabotí habían maquinas desmontando, hasta en las áreas que le pertenecen a la comunidad Mbya. Estas personas sufren y atentan contra sus derechos constantemente.

A principios de 2020, la ONG Greenpeace se mostró a favor de la denuncia de los Ka´a Kupe en la denuncia a la empresa CARBA S.A que habían estado autorizados por el Ministerio de Ecología y Recursos Naturales Renovables en deforestar la zona de Campo Grande, Misiones. Las comunidades acusan al gobierno del ausentismo frente al fuego que perjudicó la fauna y flora.

«Por ahora no tenemos ninguna respuesta del gobierno provincial y el fuego, el incendio sigue avanzando, sigue viniendo hacia la comunidad. Estamos preocupadísimos. Es muy triste para nosotros porque no solamente nos afecta a nosotros sino a los animales, las plantas y eso nos duele mucho».

Cacique Sabino Benítez.
Une de les habitantes de la comunidad al lado de un árbol legendario talado.


Por su parte, el gobierno nacional publicó en el mes de octubre el objetivo de aumentar la producción de cereales y oleaginosas modificadas genéticamente, buscando llegar para antes del 2030 a cosechar 200 millones de toneladas. Lo que llevaría a que se deforeste muchísimo más y se creen monocultivos de alimentos (no naturales ni saludables) en zonas que nada tienen que ver. Esto hace priorizar el dinero en los bolsillos de unos pocos y aumentar las problemáticas en el ambiente y en la salud de les habitantes.

El daño ambiental es irreversible. Hay personas que sigue aportando su granito de arena, como les vecines y les bomberes voluntaries que en todas las provincias les vimos más presentes que el mismo Estado. Sin embargo, quienes producen estos ecocidios no les importa lo que pensemos o hagamos nosotres, por lo tanto, no es momento de quedarnos callades o en el lamento, es hora de actuar.


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Ley Yolanda: el gran paso socioambiental

La semana pasada se aprobó la ley Yolanda que obliga a todes les funcionares y polítiques a capacitarse sobre materia socioambiental. Esto, aunque es el inicio de algo muy grande, nos ayuda a creer que se están tomando cartas en el asunto y que, quizás, pueda de verdad haber un cambio.

Fue sancionado en Cámara de Diputados con 213 votos a favor, 2 abstenciones y uno en contra que corresponde a Francisco Sánchez, diputado del PRO de Neuquén. Anteriormente, ya había sido votado con unanimidad en la Cámara Alta.

Ya no había tiempo para tardar en tomar este tipo de decisiones, lo que llevará a que les funcionares tengan un mejor conocimiento de temas de biodiversidad, desarrollo sostenible, cambio climático, entre otros. Se espera que con esta iniciativa les polítiques tomen las correctas decisiones y/o proyectos con otra perspectiva más amigable con la naturaleza y el futuro de la sociedad.

Para la confesión de estos tipos de lineamientos determinaron la participación de científiques especializades y organizaciones ambientales que tendrán confeccionar los lineamientos generales. Esta iniciativa tiene un plazo de 90 días para entrar en vigencia y cada organismo de los tres poderes (Judicial, Ejecutivo y Legislativo) deberá presentar un programa de capacitación en este período, teniendo en cuenta los ejes temáticos tratados en la ley.

Dentro de los organismos van a haber autoridades identificadas que deberán garantizar el cumplimiento de la ley a través de la capacitaciones. Para poder corroborar que se está llevando a cabo esta iniciativa se creará una página web donde se indicará el porcentaje de personas que fueron capacitadas y les funcionares deberán presentar un informe anual.

Las personas que se nieguen o que no cumplan con la realización de las capacitaciones serán sancionades. El incumplimiento se considera una falta grave, aunque estas no serán grandes intimaciones. Pero la persona que no tome este tipo de capacitación -sea interesante o no para cada quien-, claramente no valora los reclamos de su propia sociedad.

Esperemos que este tipo de sanciones le permitan a les polítiques denunciar y tomar medidas que sean correspondientes para que de verdad exista un cuidado ambiental. Porque sino la capacitación podría ser en vano. No solo son las decisiones que se toman a partir de ahora, sino también los cambios que se tienen que buscar a los problemas y abusos que ya existen.

¿Quién fue Yolanda?

El nombre de este decreto es en honor a Yolanda Ortiz, tucumana graduada en Química que llegó a ser la primera secretaria de recursos ambientales y ambiente humano de Argentina. Fue la primera mujer en ejercer este cargo en todo Latinoamérica, creado en 1973 por Juan Domingo Perón. La ex funcionaria falleció el 22 de junio del año pasado, a los 94 años. En sus últimos años ejerció como asesora ad honorem en la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable y del Consejo Federal de Medio Ambiente (COFEMA).

Cuando fue el derrocamiento de Perón, Yolanda se exilió a Venezuela por seis años. Cuando finalmente regresó al país creó la ONG CAMBIAR, la cual se dedicaba a educación ambiental.

«La ecología es la única ciencia que, en tanto ciencia, llama a una toma de conciencia».

– Yolanda Ortiz, 2016.

Este tipo de leyes en Argentina son para festejar. Es un gran paso, ya que se podrá crear nuevas leyes entorno a lo socioambiental y poner en el centro de la agenda pública estas problemáticas. Este es el comienzo de una gran historia para toda la sociedad. Este tipo de cambios son necesarios, ya que con personas al poder sin educación en la materia es muy probable -como sucede- que arruinen el planeta.

En tanto, la responsabilidad en ambiente es de todes, no solo de les polítiques. La educación ambiental debería ser obligatoria en cualquier institución o entidad, porque sin personas conscientes del daño que se puede provocar a la naturaleza, a largo o mediano plazo, el mundo no estaría como está. Es el esfuerzo colectivo lo que hace este tipo de cambios.



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¡Alerta! Trigo transgénico en Argentina

Una vez más, Argentina lleva la delantera pero ahora con la aprobación de la comercialización del trigo transgénico. Ningún otro país se atrevió pero les polítiques locales no le tienen miedo a nada. Meses de incendios, años de talas de árboles y contaminación, pobreza, todo con el fin de crear más hectáreas para el agronegocio.

Esta decisión fue tomada por el Ministerio de Agricultura que otorga esta regulación a la empresa Bioceres, la creadora de esta semilla HB4, resistente a la sequía y al herbicida glufosinato. Esto fue financiado con fondos públicos, ya que el CONICET (organismo estatal) prestó su ayuda en el desarrollo de este producto.

El aumento de la tala de árboles está completamente relacionado con la sequía y que el suelo no absorba ya que está completamente dañado. Así está el combo. Otro punto en el que el gobierno no invierte dinero es en saber cuán contraproducente que podría llegar a ser el hecho de consumir este producto. Los agroquímicos se relacionan con la causa y el aumento en cantidad de diferentes enfermedades.

Los monocultivos (el uso de la tierra para una sola especie vegetal) sin rotación de cultivo es una opción rentable pero altamente problemática para la sociedad, el ecosistema y la sanidad. Las consecuencias van desde cambios en los ciclos del agua y el sistema hidrológico hasta la disminución de variabilidad genética de especies, la contaminación y la amenaza a la biodiversidad.

Esto no solo afecta a la sociedad en sí, sino que toca de forma directa a les productores. Las políticas del suelo son muy importantes, ya que este sistema trae aparejada la degradación de los suelos y la potenciación de especies resistentes a los herbicidas. Es decir que sí, cada vez necesitaríamos muchos más herbicidas para poder controlar plagas.  Pero ¿en qué suelo van a poder cultivar? ¿En uno muerto?

El proceso de cosecha y cultivo constante no permite que el suelo tenga el tiempo necesario para recuperar los nutrientes que tomó la planta. Así, conlleva a un desgaste en la fertilidad y erosión del suelo. En poco tiempo los suelos estarán deteriorados, con poca o nula posibilidad de regeneración, imposibilitando el crecimiento de otra planta.

¿Y cómo hablar de Soberanía Alimentaria si estamos tratando con productos y no con alimentos? Este es el momento de la disputa entre si se debería consumir orgánico/agroecológico o seguir comiendo las verduras tradicionales solo por su precio. Es importante saber que el sello que certifica que el alimento es orgánico es costoso, pero el  proceso con las normas para conseguir esa certificación es aun más alto el valor, ya que es muy exigente y no todes les productores pueden afrontarlo.

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Según un informe del Senasa, el mayor porcentaje de lo orgánico se exporta a Estados Unidos y Europa; solamente el 1,2% de lo que se produce queda en Argentina. De igual forma, en el país, el mercado orgánico-agroecológico cada vez crece más. Esto es beneficioso, ya que nuestra salud está en juego. Así como en el año 1996 no se hicieron los estudios pertinentes al impacto ambiental que produciría la introducción de la soja al país y a la alimentación, lo mismo pasa hoy con el trigo HB4. Ni Bioceres ni el Estado hicieron las evaluaciones necesarias ni los ensayos de los efectos crónicos o cancerígenos que pueda producir esta semilla a largo plazo. De igual forma, no hay ninguna reglamentación que exija estos ensayos.

Los efectos de las verduras-frutas transgénicas en nuestro cuerpo

Un estudio de la ONG BIOS de Mar del Plata encontró altos niveles de agrotóxicos en los estudios de sangre. Esto puede venir no solo desde los alimentos sino también desde el aire. Están los casos de las ciudades o pueblos que viven cerca de campos fumigados constantemente por estos químicos. Entonces, ¿qué medidas puede tomar el gobierno para cuidar a sus ciudadanes? Estudios confirman que los agroquímicos producen una deficiencia en el sistema inmunológico, por lo tanto, nos dejan más propensos a sufrir enfermedades.

El agronegocio llevó a que en los últimos 20 años nuestra agricultura diese un giro: ya no produce alimentos, sino mercancía. Los problemas ambientales no son considerados de alta importancia cuando, sin un planeta sano, todo cae y todo afecta. El uso de semillas transgénicas es pérdida de la autonomía, la soberanía y la libertad.


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Ganadería y contaminación: dos caras de la misma moneda

Artículo escrito en colaboración por Estefanía ArenaFlorencia Bareiro Gardenal


En el artículo «Granjas industriales de cerdos: ¿solución o problema?», enumeramos las razones por las cuales la instalación de este tipo de establecimientos en nuestro país sería una atrocidad. El siguiente artículo se desprende como una de esas razones: la ganadería es uno de los mayores contaminantes del planeta. ¿Estamos listos para poder modificar un sistema que nos perjudica más que beneficiarnos?

El confinamiento en la Argentina modificó nuestra vida. Jugar al tutti-frutti con amigues vía WhatsApp, el home office, el pan de masa madre, el desempleo. Pero, de todas las líneas de producción afectadas por el brote de COVID-19, la cadena de ganadería y muerte se encuentra dentro de las actividades esenciales.

El sector ganadero se volvió insostenible en el tiempo. Ya no sólo se trata de nuestra alimentación: el aire, la tierra y el agua también se ven afectados. Además, no es menor el gran maltrato animal que hay detrás de este negocio, donde muchos de estos seres nunca conocieron lo que es un pastizal o un rayo de luz solar.

Ante este panorama y en contexto de pandemia, las negociaciones entre Argentina y China continúan firmes con la excusa de la generación de nuevos puestos de trabajo que, como vimos en notas anteriores, son actividades muy poco dignas para la salud tanto mental como física de las personas que trabajarían allí.

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A continuación, presentamos un breve paso a paso de cómo afecta esta industria del mal.

1. deforestación

La mejor amiga de la ganadería es la deforestación. Se necesita destruir bosques, selvas y ecosistemas para poder hacer de este negocio algo concreto. El 80% de las tierras deforestadas son destinadas a la producción de alimentos para la ganadería. ¿Qué pasaría si esos alimentos fueran a les humanes? ¿Seguirían existiendo la pobreza y el hambre en el mundo? En la Argentina, la expansión agrícola es responsable del 45% de la deforestación, mientras que las tierras de cultivos representan más del 43%.

El nuevo acuerdo entre China y Argentina dicta, según las autoridades involucradas (Felipe Solá y Jorge Neme), que las nuevas granjas se instalarían en el norte del país, tanto en la regiones este como oeste, con lo cual la alarma es aún mayor:

«La instalación de estas granjas de cerdos en las provincias que más deforestaron durante las últimas décadas generará aun más presión sobre los bosques, ya que aumentará significativamente la demanda de maíz y soja para alimentarlos».

Hernán Giardini, coordinador de la campaña de Bosques de Greenpeace.

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Según fuentes oficiales, el proyecto implica la instalación de 25 granjas industriales con el objetivo de exportar 900.000 toneladas de carne porcina en cuatro años. Las granjas estarán ubicadas en Santiago del Estero, Salta, Chaco, Formosa y entre otras de esas regiones, buscando «agregar valor» al maíz y la soja que se cosechan en esos lugares al reducir el costo de flete al puerto para su exportación.

2. Extinción

Miles de animales son desplazados de sus hábitats por la deforestación, la sobreexplotación y la actividad humana. Desde 1970, el planeta perdió casi un 60% de las diferentes especies y poblaciones de vertebrados.

En este momento, los humedales del delta del Paraná están ardiendo como consecuencia de la producción agropecuaria y el panorama es devastador: ya se vieron afectadas 90 mil hectáreas, llevando casi a la extinción tanto a la flora como a la fauna autóctona de estos lugares.

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«El suelo quedó como un ladrillo por la temperatura, ahí el fuego quemó todo, hasta los microorganismos y semillas. Será muy difícil que algo vuelva a crecer en breve. Tardará años en recuperarse. Reptiles que en invierno se guarecen e hibernan en cuevas y troncos de árboles como iguanas y culebras, quedaron calcinados. Lo mismo que comadrejas y hurones que el fuego atrapó en sus madrigueras. Similar situación ocurrió con las tortugas al desplazarse hacia aguas más profundas».

Pablo Cantador, experto en avifauna del grupo ecologista El Paraná No se Toca. Fuente: TELAM.
Fuente: Telam

3. Tierra

Los animales, que por su pobre destino terminan en la góndola del supermercado, viven toda su vida alimentándose de soja y otros granos. Estas legumbres suelen ser transgénicas, que provocan que el suelo donde se cultivan termine dañado por el uso masivo de fertilizantes y agrotóxicos. El 70% de las tierras en el Amazonas están ocupadas por pastizales y cultivos de alimento para animales de granja.

4. Agua

No es primicia el hecho de que hay lugares en el mundo donde se imponen restricciones al uso del agua pero esta podría ser una nueva realidad para todo el planeta, ya que para 2050 se espera escasez de agua.

La ganadería es una de las actividades más demandantes de este recurso: el 23% del agua disponible del planeta se usa para la ganadería. Para producir una hamburguesa, se necesitan alrededor de 1695 litros de agua. Además, los desechos de los animales suelen ser arrojados a la tierra, contaminando los acuíferos y afectando a la vida marina y a nosotres.

5. Aire

La ganadería es una de las principales fuentes de emisión de metano, un gas de efecto invernadero relativamente potente que contribuye al calentamiento global. Este se produce en la materia fecal de los animales y se estima que la Argentina produce un 24% estos gases. El sector agrícola es responsable del 24% de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero y la ganadería del 14,5%. La destrucción de grandes extensiones de bosques tropicales para crear zonas de pastos para ganado hace aumentar la concentración en la atmósfera de CO2

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6. Planeta

En los últimos años, hubo una serie de huracanes, terremotos, incendios forestales, sequías, inundaciones y más desastres en todo el mundo. Una de sus causas es el calentamiento global. Según un informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por las siglas en inglés), esto ya ocurre con un grado Celsius sobre la temperatura máxima de la Tierra pero se podría llegar a dos grados Celsius en menos de 20 años si no se reducen las emisiones de dióxido de carbono. El calentamiento global lleva a un aumento en el nivel del mar, tormentas más peligrosas y variaciones en el clima mucho más extremas.

Entonces, el objetivo de la ganadería ¿es el mejoramiento de las condiciones y la productividad de los terrenos de pastoreo, la salud y productividad del ganado? Desde ya que no. A les empresaries de este negocio sólo le interesa el dinero en el bolsillo.

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Un informe de IPCC señala que el mundo va a experimentar grandes problemas antes de lo esperado a medida que las emisiones aumenten. La Argentina está entre los 30 países más contaminantes del mundo, según la ONG internacional Climate Transparency.

No sólo debemos reducir los productos que provengan de animales y explotación, sino que también debemos exigir un gobierno, políticos y leyes que nos defiendan y respalden frente a estas situaciones. La ganadería tiene consecuencias muy graves en la naturaleza, en nuestra salud y en la de los animales. Debemos tomar consciencia de muchas cosas y la reducción de carne es una de ellas.

La biodiversidad se enfrenta al impacto de las personas que están explotando hasta el límite los recursos naturales que ofrece el planeta. Pero, ante esto, existe todo un grupo de seres humanos que, alarmados por la situación, enfrentan a los poderosos exigiendo que sus voces sean escuchadas. Sumémonos. Es díficil reclamar en tiempos de aislamiento pero tenemos a la virtualidad como aliada: este 13 de agosto a las 20 h se hará una manifestación de manera virtual con los videos de todes aquelles que NO queremos la instalación de este sistema del horror.

Si querés formar parte del video que luego se hará como resumen de la manifestación enviá tu grabación a info@somosmiles.org

Fuentes:


Verdad o consecuencia: el reciclaje

¿Son los productos reciclables completamente renovables? El plástico está muy presente en nuestras vidas: en la mayoría de envases, envoltorios, electrodomésticos, juguetes y aparatos electrónicos, entre otros. Tenemos el sistema de un solo uso, por lo tanto, aumentan los productos y, en consecuencia, los respectivos residuos, lo que conlleva un impacto grave en el medio ambiente.

La producción de plástico crece día a día. ONU Medio Ambiente declaró que ha aumentado de 2 millones de toneladas en 1950 a aproximadamente 400 millones de toneladas en 2018. Actualmente solo el 17% se recolecta para el reciclaje. A nivel mundial, sólo el 5% del plástico es reciclado. Entonces, ¿qué se hace con el restante?

Los plásticos tienen diferentes formas de ser categorizados: se dividen en siete tipos dependiendo de los usos, las características y las composiciones de cada uno, según la Sociedad de la Industria de Plásticos que los clasificó en 1988. Los que tienen el número 7 son clasificados como «Otros» y estos no se pueden reciclar. No se conoce su composición, ya que es una mezcla de distintos tipos de resinas y otros plásticos. Por lo tanto, no hay forma de reciclarlos. 

Con el paso del tiempo se crearon diferentes y nuevos tipos de plásticos; por lo tanto, esta forma de categorizar a este producto quedó desactualizada e incompleta. Los productos nuevos se suelen clasificar como número 7 y podemos encontrarlos en artículos médicos como jeringas, en juguetes o en celulares. ¿Cuántos celulares tuviste en los últimos 10 años?

De por sí, el proceso de reciclaje de este tipo de productos es muy costoso y complicado. Otra de las razones por las que existen categorías es porque no se pueden mezclar los distintos plásticos. Lo que sucede cuando se juntan dos de diferentes categorías es que se separan, como el agua y el aceite, y se deben desechar el lote. Además, algunos tipos de pigmentos no pueden reciclarse porque dañan a las máquinas y si tienen resinas o pegamentos tampoco se puede hacer el trabajo.

Los plásticos como el PVC (en envases de detergentes, cañerías o cables eléctricos) pueden desprender toxinas, por lo que es otro material no apto para ser reutilizado en productos de consumo humano. Los residuos que están gastados por el sol no se pueden reciclar por la pérdida de calidad. Así, hay miles de «NO».

En la cocina, la mayoría de los envases son de plástico y la cifra es muy elevada. En la actualidad, el 80% del reciclaje proviene de productos que están en las casas. Y esto es así desde hace años, en la búsqueda de que la mujer tenga menos tareas de la casa: «Uso y desecho, no tengo que limpiar».

Los plásticos de categoría número 2, 3, 5 y 6 no se pueden reciclar para ser utilizados como envase de productos de consumo humano. El número 1, más conocido como PET, puede reciclarse para hacer botellas de refrescos, teniendo en cuenta que el producto final debe contener un mínimo de 50% de plástico no reciclado. Es decir que todo producto reciclado no lo es al 100%.

En el total de los residuos sólidos urbanos, el plástico representa entre un 15% y un 19%. De este porcentaje, el PET representa un 60%. Es decir que, si se lograse retirar todo el PET de la basura, se estaría reduciendo algo más de un 10% del desperdicio. 

En Argentina existe Ecoplas, una asociación civil sin fines de lucro. Su función es capacitar, fomentar la educación y amplificar el contenido científico en escuelas, universidades y recuperadoras de plástico urbanas. Buscan concientizar a la sociedad acerca del uso, el consumo responsable y el reciclado de este producto. Durante 2018, esta empresa presentó un informe donde demuestra que en ese año se reciclaron alrededor de 251.000 toneladas, la mayoría de plástico ya reciclado. De todas formas, hace hincapié en que el volumen de plástico se cuadruplicó en los últimos 15 años.

Entonces, ¿sirve de algo el reciclaje? ¿Es un mito? Es importante saber que lo reciclado no vuelve a lo original. Se convierte en productos como telas, contenedores, maderas plásticas, tuberías, bolsas, entre otros. Hay tanto plástico en el mundo que hay ideas para hacer carreteras de plástico.

Susan Fleinkel, la escritora del libro «Plástico, un idilio tóxico», menciona que el 70% de los plásticos usados del mundo son llevados a China (otros países asiáticos integran la lista pero en menor porcentaje). Desde los años 80, el país asiático trabaja en el reciclado de plástico. Se suele decir que es uno de los basureros del mundo y uno de los países más contaminados. Con los vertederos y las incineradoras, la contaminación ocurre con facilidad. De por sí, por la cantidad de habitantes, ya la tasa de contaminación es muy alta. En este país, la mano de obra es muy barata, por lo que estos trabajos en que es necesaria la presencia humana son preciados. Y los países ricos se deshacen de sus desperdicios.

Solamente en 2017, China recibió 7 millones de toneladas de basura plástica de Europa, Japón y Estados Unidos, así como también 27 millones de toneladas de papel usado. Fue tanta la cantidad de basura que el país tuvo que poner reglas a los países que le vendían sus residuos. Según datos del gobierno chino, pasaron de importar 4,5 millones de toneladas de residuos en los años 80 a 45 millones de toneladas en la actualidad pero, desde 2018, China decidió prohibir la importación, casi en su totalidad, de la basura extranjera.  No obstante, otros países, como Malasia, Turquía, Filipinas e Indonesia, han comenzado a importar parte de lo que ahora China no recibe.

En noviembre de 2019, en Argentina se modificó la ley 24.051 de «residuos peligrosos». El gobierno de Cambiemos creó el decreto 591/2019 que permitía el  ingreso de residuos que no tenían certificado de innocuidad, que declara que no son peligrosos. Gracias a las organizaciones, este edicto se anuló y derogó en enero de este año por el decreto 148/2020, que busca la reducción de residuos y la incrementación en la recolección. En los 3 meses que estuvo en vigencia, nuestro país importó más de 40 mil toneladas de basura.

Pero Argentina también es un gran productor de materias primas plásticas, ya en 2017 se exportaron más de 530 mil toneladas. Lo positivo de todo esto es que la gran exposición de información respecto este tema hizo que se estén llevando a cabo diferentes proyectos de ley como el de la diputada Brenda Austin, que busca la prohibición de plásticos de un solo uso en un plazo de dos años. También, se está debatiendo la necesidad de una ley nacional para la gestión de residuos de envases y el control en la responsabilidad de les productores, que les obligue a aumentar las tasas de reciclado y la reducción de material con fin sanitario.

La industria plástica recicladora tiene un 60% de capacidad ociosa por la falta de políticas públicas y la baja separación de residuos que existe en el país.

De igual forma, sin una legislación, las ganancias de las empresas van a estar por delante de la salud de les habitantes y el cuidado del ambiente. Las corporaciones van a insistir en que sí reciclan y que tienen todo bajo control. Reciclar claramente no está mal, es necesario, pero no es suficiente ni tampoco la solución al problema. Para poder terminar con esto, debemos dejar de consumir plásticos lo máximo posible.

En estos últimos años, surgió y se utilizó el concepto de las 7R: Reflexionar, Rechazar, Reparar, Reducir, Reusar, Reciclar y Reclamar. Para poder llevar a cabo el proceso correcto es fundamental la colaboración ciudadana a la hora de la separación de basura, que esté limpia y seca. La manipulación por parte de las organizaciones y la falta de compromiso de una sociedad hacen que el 90% de los plásticos que existen en el mundo no hayan nunca pasado por un proceso de reciclaje.


Fuentes:


Granjas industriales de cerdos: ¿solución o problema?

Artículo escrito en colaboración por Tatiana Fernández Santos,
Yamila Figueroa y Florencia Bareiro Gardenal


En un contexto de pandemia cuya causa está directamente relacionada con la degradación ambiental y el hacinamiento de animales para su consumo, la cancillería argentina anunció una «asociación estratégica» con China para «producir 9 toneladas de carne porcina de alta calidad», es decir, 14 veces más que lo que Argentina produjo en 2019.

A raíz de esto, un grupo de científiques, profesionales y organizaciones ambientalistas buscan frenar el acuerdo mediante el documento «No queremos transformarnos en una factoría de cerdos para China, ni en una fábrica de nuevas pandemias».

¿Por qué China necesita que otros países le garanticen la crianza de cerdos para su consumo y está dispuesta a pagar más por esto si antes solo necesitaba importar el alimento que consumían estos animales? Entre 2018 y 2019, la Peste Porcina Africana (PPA), que provoca la muerte del animal entre 24 y 48 horas y no tiene cura, se extendió por todas las regiones del país asiático y obligó a que en 2018 sacrificaran 700 millones de cerdos y en 2019 cerca de 250 millones. China quiere mantener su alto consumo de carne porcina pero hacerlo en su propio país implica un riesgo muy alto.

Si bien en un contexto de crisis económica la posibilidad de producir, exportar y generar divisas extranjeras se presenta como una posible salvación, es necesario detenerse a pensar si mantener el modelo de producción en base a la industrialización de animales criados en hacinamiento y al monocultivo, o incluso potenciarlo al pasar de la producción de 7 millones de cerdos a 100 millones —sumado a la producción de soja y maíz para su alimentación—, es realmente la solución o es parte del problema.

En Escritura Feminista, debatimos acerca del contexto actual de pandemia, de lo que el acuerdo persigue, de su origen y sus consecuencias y entendemos que este tratado no es una solución a la crisis económica sino que es parte del sistema de producción que acumula riquezas en pocas manos, reproduce pobreza y genera un impacto ambiental irreversible. Por esto, compartimos 5 razones para decirle NO a la instalación de granjas de cerdos en Argentina

1. NO, por el impacto veterinario, ambiental y humano

En las granjas industriales, la alimentación de los cerdos se basa en su mayor parte en soja, maíz y alimento balanceado. La gran cantidad de animales que se pretende producir en nuestro país acentuará —aun más— la deforestación masiva y la pérdida de biodiversidad para la plantación extensiva de soja y otros granos. Este alimento producido con nuestras tierras arrasadas, con agrotóxicos y OGM (organismos genéticamente modificados), será alimento de animales hacinados y enfermos que luego consumirá la población China y, lo que sobre y sea de descarte, la población Argentina.

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El hacinamiento en las granjas industriales es tal que los animales se encuentran uno al lado del otro durante toda la vida, desde que nacen y son destetados de su madre, hasta que mueren para dirigirse al plato del consumidor. La masividad de animales en poco espacio aumenta los riesgos de producir enfermedades infecciosas que se extiendan a la totalidad de un galpón, es decir, si hay un animal enfermo lo más probable es que la infección se extienda, lo cual aumenta la posibilidad de pérdida del «producto».

Para evitar esto, se aplican dosis bajas de antibióticos a todos los animales (sin importar si están enfermos o no) a modo de prevención. Estas dosis favorecen la selección de bacterias multirresistentes que luego se encontraran en el ambiente y en los alimentos, podrán pasar al ser humano y dificultar los tratamientos humanos.

2. NO, por el sufrimiento animal y humano

Un argumento a favor de instalar una granja industrial de cerdos es la generación de nuevos puestos de trabajo. La pregunta es ¿qué tipo de puesto de trabajo quiere generar nuestro país? La respuesta no es para nada sencilla. ¿Cuál es la actividad de alguien que trabaja en un matadero? ¿Asesinar, descuartizar, separar las piezas del animal que se transforma en un pedazo de carne? ¿A quiénes están dirigidos estos puestos de trabajo? ¿Personas con fuerza física y falta de sensibilidad para que puedan soportar ver la muerte a la cara? ¿Masculinidades, hombres, varones, padres de familias? ¿Qué tipo de consecuencias tiene en la vida de un hombre llevar a cabo estas tareas?

Para intentar responder solo algunas de estas preguntas, Escritura Feminista entrevistó a un extrabajador de un frigorífico de cerdos ubicado en González Catán, partido de La Matanza (GBA).

Aviso de contenido en el testimonio: electrocución, menciones de alcoholismo, descripciones explícitas de matanza, fluidos corporales, cáncer.

«Estos animales estaban faenados de una manera… Yo no sé si decir que dentro de la ley “tenés que tener una forma de hacerlo”. Ellos tenían una forma de hacerlo ilegal porque los electrocutaban y eso no es legal. Les daban 220 directo con una pinza en la cabeza, con el peligro que era también para la persona que manipulaba la pinza. Yo cuando veía eso quería huir, me preguntaban si me animaba a hacer eso y les dije que no, no podía verlo, o sea, es una escena horrible… Y cómo queda el animal, ¿no?».

Extrabajador de matadero de cerdos.

En base a este testimonio, lo que se expone es que el sufrimiento no es solo animal, es también humano: nadie elige trabajar en un matadero y ser testigo de este asesinato en masa. Todo lo que se realiza, lo que se huele, lo que se escucha y lo que se vive ahí queda marcado en esa persona para toda la vida.

«Después, lo que sufren estos animales porque están en la manga y saben lo que va a pasar, porque escuchan lo que les está pasando a los que van adelante. Ese sonido que ellos deben identificar, esos gritos alertan a los de atrás. Y los de atrás no quieren caminar por la manga (la manga es por donde ellos van camino al matadero). A medida que ellos se van acercando a las pinzas, saben que se van a morir».

Extrabajador de matadero de cerdos.

Respecto de la persona que realizaba esas tareas, el testimonio concluye:

«Yo pienso que se ocultaba mucho detrás del alcoholismo. Nuestros encargados eran personas que eran totalmente alcohólicas… El alcohol cumplía una función de dormir la conciencia de esas personas. Porque una vez faltó el muchacho de la sierra y me dijeron “andá a la sierra” y cortar esos animales en dos a mí me marcó. Creo que corté a dos y no pude hacerlo más, me temblaba la mano. Aparte te salpicas todo, es algo verdaderamente horrible. Después, con esa misma sierra conocí lo que era el cáncer porque el animal tenía cáncer y vi de qué se trataba, cómo estaba podrido por dentro ese animal».

Extrabajador de matadero de cerdos

3. NO, por la contaminación ambiental

Es necesario profundizar a qué nos referimos cuando hablamos de que el sector ganadero tiene un impacto ambiental de gran magnitud. Según Melanie Joy, autora del libro «Por qué amamos a los perros, nos comemos a los cerdos y nos vestimos con las vacas», es muy probable que la agricultura animal sea la principal causa de contaminación del agua en el mundo. Pero no termina ahí: la tierra y el aire también se ven afectados.

«El metano que emite el ganado y el estiércol que genera equivale al efecto de calentamiento global que producen 33 millones de automóviles. Los gases de efecto invernadero que produce el ganado constituyen el treinta y siete por ciento de todo el metano, el sesenta y cinco por ciento del óxido nitroso y el sesenta y cuatro por ciento de amoníaco en la atmósfera».

(Joy, 2013)

4. NO, porque necesitamos otro sistema que garantice una alimentación saludable para todas las personas

Ante esta situación, urge repensar nuestros modelos de consumo alimenticios, evaluar el origen y el trayecto que deben recorrer los alimentos hasta llegar a nuestros hogares. La alimentación es un derecho humano y para defender este derecho es necesario poner un freno al sistema mercantilista que se entromete en nuestros platos. Si los alimentos se dejan en las manos de la agroindustria, la respuesta va a seguir siendo la misma: hambre, explotación de la agricultura campesina, alimentos de baja calidad, explotación de trabajadores, contaminación del medioambiente, enfermedad y futuras pandemias.

«Se necesitan unos novecientos kilogramos de grano para producir carne y otros productos procedentes de ganado y animales de cría para alimentar a una persona durante un año. Sin embargo, si esa persona consumiera el grano directamente, en lugar de a través de productos animales, solo necesitaría ciento ochenta kilogramos».

(Joy, 2013)

El consumo responsable, la agroecología y la soberanía alimentaria deben ser una respuesta revolucionaria de la sociedad frente a los abusos del sistema en lo que a alimentación se refiere. Este modelo se basa en un principio completamente diferente, que prioriza el diálogo entre productores y consumidores, la producción de alimentos según temporada, la distribución equitativa y el respeto del medioambiente y les habitantes de los pueblos.

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5. NO, porque no queremos gestar la próxima pandemia

Luego de conocerse el posible acuerdo con China, se publicó un documento desde el blog Pacto Ecosocial y Económico en Argentina que advierte: «No queremos transformarnos en una fábrica de nuevas pandemias». El documento desarrolla cómo los criaderos industriales de animales, parte de un modelo agroindustrial cruel, además de generar focos de contaminación son incubadoras de nuevos virus altamente contagiosos y, por ende, son fábricas de nuevas pandemias.

Al documento adhirieron personas que se dedican a investigar cuestiones socioambientales desde hace años, como Maristella Svampa, que en su cuenta de Twitter denunció que con estos sistemas de mal desarrollo agroindustriales «nosotros buscamos al virus, el virus no nos busca a nosotros», citando e interpelando directamente al presidente de la Nación Argentina.

Si bien la Peste Porcina Africana (PPA) no se contagia a les humanes, el hacinamiento de los animales que son constantemente tratados con antibióticos puede generar nuevas resistencias a bacterias y esa resistencia sí pueden transmitirse a las personas, como explicamos en el Punto 1. Es necesario entender que estamos en una pandemia que comenzó mediante la transmisión de un virus de un animal a una persona.

Y, con todo esto, ¿qué hacemos?

Esta es la primera nota de un ciclo que desarrollará cada una de las razonas por las cuales hay que decirle NO a la instalación de granjas industriales de cerdos en Argentina, ya sea para exportar a China o a cualquier país del mundo.

Este es el momento para decirle NO a este acuerdo y hacer correr la voz. La organización ambientalista Jóvenes por El Clima comparte este documento para adherir con tu firma a que no se lleven adelante las granjas industriales de cerdos que van a enriquecer a los mismos empresarios cerealeros y de la agroindustria de siempre, van a incentivar más monocultivo en el país y van a dejarnos un impacto ambiental irreversible como también un foco de riesgo para la creación de nuevos virus.


¿Basura cero en Argentina?

El pasado 3 de julio se conmemoró el Día Internacional Libre de Bolsas de Plástico. Aún hoy, les polítiques a nivel mundial no toman la iniciativa de dar por terminado el uso de estos productos, que duran pocos minutos en nuestras manos pero miles de años en el ambiente. Por eso, se ha vuelto una responsabilidad de todos los días, para nosotres, la reducción de su uso.

El plástico es un material sintético que se obtiene a partir de un proceso químico producido con materias primas como el carbón y el petróleo. Es perfecto para las empresas porque es versátil, liviano, resistente, mantiene la calidad de los productos y, ante todo, es barato. 

Hay dos tipos de plásticos: los termoplásticos que son más fáciles de reciclar y moldear. Los más conocidos son PEBD, PEAD, PP, PET, PVC, PS, EPS y PC; y los termoestables, que son difíciles de reciclar, ya que se queman al querer volver a moldearlos. Son resistentes y duran más. Se encuentra en los botones, raquetas de tenis, rellenos dentales, entre otros.

En Argentina se producen 14 millones de toneladas de basura cada año y la Cámara Argentina de la Industria Plástica afirmó que cada argentine consume 41,9 kilos de plástico por año. Tenemos muchas leyes que hablan de este problema pero no sorprende que estas no se cumplan.

La industria recicladora de Argentina trabaja al 50% de su capacidad y solo se recupera el 23% de los residuos reciclables. En la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Palermo se realizó una investigación que demuestra que las empresas que se dedican a este oficio no pueden ser eficientes porque no pueden abastecerse con las maquinarias necesarias.  

Hay 56 empresas recicladoras registradas en nuestro país, pero solo 15 se ocupan de productos PET (uno de los más usados, por ejemplo, en botellas de plástico), que tardan en descomponerse entre 100 y 500 años. La mayoría de estas empresas son cooperativas sociales, centros de acopio informal o chatarrerías que reclaman falta de precio estándar de compra y venta, una inexistencia de facturación y evasión impositiva.

El código de identificación de plásticos fue creado para dividir los residuos dependiendo su forma de reciclaje.

La actividad del reciclado da impulso a un sector productivo, genera puestos de trabajo y también contribuye a reducir el uso de basurales o rellenos sanitarios.  En 2005, se sancionó la ley No. 1854 de gestión de los residuos urbanos «Basura Cero», que impone al Gobierno de la Ciudad crear metas de sustentabilidad y reducción de residuos con el objetivo de proteger el medio ambiente y los seres vivos.

Pero, ¿esta ley se cumple después de 15 años?

En 2015, en la Ciudad de Buenos Aires se creó un centro de reciclaje que puede procesar más de 760 mil toneladas de desechos sólidos para evitar el relleno sanitario. De todas formas, el gobierno continuó enviando la mayor parte de la basura a ese destino. La meta fijada para la reducción de residuos era del 30% para 2010, 50% para 2012 y 75% para 2017. Para 2017, el porcentaje apenas había trepado al 26%, es decir, ni llegó a las metas que se tenían para el 2010. Como no se alcanzaron esos números, se creó un nuevo objetivo. Con la ley No. 5966, para 2021 la reducción debería ser de un 50%, para 2025 de un 65% y para 2030 de un 80%. 

En 2018, la legislatura porteña aprobó una modificación en la ley de Basura Cero para permitir la incineración de residuos. Esta tarea es altamente contaminante y perjudicial para la salud de les habitantes. De igual forma, somos una de las 10 ciudades del mundo que más trabaja para luchar contra los efectos del cambio climático.

Los distintos tipos de plásticos.

Una mínima porción de lo que se utiliza se recupera y recicla. Por ejemplo, con más de la mitad de las botellas de plástico (PET) se fabrican fibras textiles. El resto se procesa para reutilizar como envase de bebidas o alimentos. Otro de los más usados en el mundo es el PVC (policloruro de polivinilo), que está presente en paquetes de alimentos, cortinas para la ducha y marcos de puertas y ventanas.

El reciclado requiere un 70% menos de energía y emite un 59% menos de gases de invernadero, responsables del cambio climático. Para fabricar una tonelada de PET convencional se consumen 3,8 barriles de petróleo.

Nosotres como consumidores actives de los productos plásticos tenemos la responsabilidad de separarlos y mantenerlos en lo posible secos y limpios. Tomemos acción de nuestros compromisos y reclamemos por una educación ambiental. Lo mejor es tratar de consumir la menor cantidad posible de plásticos para tener un ambiente más limpio y seguro para el futuro.


Fuentes:


Cuenta regresiva para ratificar el Acuerdo de Escazú

En septiembre vence el plazo para que Argentina ratifique el Acuerdo de Escazú. Para que entre en vigencia se necesita que al menos 11 países lo ratifiquen y hasta ahora solo 9 lo hicieron. ¿De qué se trata el acuerdo de Escazú? ¿Por qué es importante que Argentina lo ratifique? ¿Cómo puedo participar?

El «Acuerdo de Escazú» es un acuerdo de América Latina y El Caribe que busca garantizar el acceso a la información, la participación pública y el acceso a la justicia en asuntos ambientales en América Latina y el Caribe. Fue adoptado el 4 de marzo de 2018 en Escazú, Costa Rica.

El Acuerdo Regional se abrió a la firma de los 33 países de la región el 27 de septiembre de 2018 en la Sede de las Naciones Unidas en Nueva York y necesita la ratificación de 11 Estados para entrar en vigor. Desde ese momento, 22 de los 33 países firmaron el acuerdo, pero hasta ahora sólo 9 lo ratificaron. A partir de la fecha en que cada país firmó el acuerdo, se cuenta con 2 años para ratificarlo. Argentina tiene tiempo hasta el 26 de septiembre de 2020. El acuerdo entra en vigencia en cada país a los 90 días de la ratificación.

¿Por qué es importante este acuerdo?

Es el primer tratado que brinda protección a defensores y defensoras ambientales. Surge a partir de una serie de reuniones de líderes ambientales de Latinoamérica y el Caribe que se dieron entre 2012 y 2018, cuyas preocupaciones principales son los aumentos de los conflictos socioambientales y los asesinatos a ambientalistas: de acuerdo a Global Witness, en 2018 se cometieron 164 crímenes contra defensores del medio ambiente y 83 de ellos ocurrieron en Latinoamérica.

El objetivo del acuerdo es garantizar la implementación plena y efectiva en América Latina y el Caribe de los derechos de acceso a la información ambiental, la participación pública en los procesos de toma de decisiones ambientales y que se garantice el acceso a la justicia en asuntos ambientales.

A la vez busca el fortalecimiento de la cooperación y la protección del derecho de cada persona, de las generaciones presentes y futuras, a vivir en un medio ambiente sano y al desarrollo sostenible.

Camino a la ratificación

El pasado 9 de junio, Juan Cabandié, Ministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible, expuso sobre el Acuerdo de Escazú en la reunión virtual de la Comisión de Relaciones Exteriores del Senado de la Nación, presidida por Jorge Taiana. De acuerdo a la página oficial del gobierno, en el encuentro se avanzó en el trámite parlamentario para la ratificación del Acuerdo de Escazú.

«Con Escazú, como sucedió con la ley de cambio climático, estaríamos cumpliendo con una demanda muy justa y creciente de la sociedad y de los jóvenes en particular».

– Juan Cabandié en la reunión virtual del Senado.

El 4 de marzo, mediante una carta dirigida a Taiana, más de 40 organizaciones solicitaron que el acuerdo sea ratificado mediante el correspondiente trato parlamentario. En la carta, las organizaciones destacaron que Argentina fue uno de los países que lideró el proceso de negociación del Acuerdo, pero aún no lo ha ratificado.

«La crisis climática y ecológica actual exige que nuestro país, y el mundo todo, doble esfuerzos. En este sentido, el Acuerdo de Escazú brinda herramientas para contribuir de manera constructiva y eficaz a la protección del ambiente y la acción climática».

Fragmento de la Carta a Jorge Taiana.

¿Cómo puedo participar?

Si querés mantenerte informade acerca del Acuerdo de Escazú y permitir su vinculación, coordinar la participación del público en las reuniones internacionales y contribuir a la transparencia, podés inscribirse en el Mecanismo Público Regional mediante este formulario disponible en el Sitio Web de la CEPAL.

A la vez, podés seguir en redes sociales a la Red del Acuerdo de Escazú y participar del webinar «La importancia de Escazú para los jóvenes» que se realizará el próximo miércoles 1 de julio a las 18 horas (Argentina).

Para conocer el Acuerdo de Escazú desde la perspectiva de les jóvenes de Argentina, podes mirar el webinar organizado por Jóvenes por el clima y Rellac jóven, llevado adelante el sábado 20 a través de la plataforma Zoom:


Fuentes: