Durante las últimas semanas, los avances con respecto a la regulación del cannabis medicinal en Argentina han sido a pasos agigantados. El pasado 11 de noviembre, a través del Boletín Oficial, el gobierno publicó la nueva reglamentación en la ley de cannabis de uso medicinal.
Dentro de las modificaciones a la ley N° 27.350 se encuentran la de «impulsar la investigación con el fin de generar evidencia científica de calidad que permita a las y los pacientes acceder a la planta de Cannabis y sus derivados en forma segura» y la de «implementar medidas para proveer en forma gratuita por parte del Estado derivados de la planta de Cannabis para aquellas y aquellos pacientes que cuenten con indicación médica con cobertura pública exclusiva. En caso contrario, la cobertura deberá ser brindada por Obras Sociales y Agentes del Seguro de Salud del Sistema Nacional».
A nivel global, el pasado jueves la Comisión de Estupefacientes de la ONU reconoció oficialmente las propiedades medicinales del cannabis y decidió suavizar la fiscalización internacional para incentivar su utilidad medicinal y las investigaciones científicas. De esta manera, el organismo internacional, quitó al cannabis de la lista IV correspondiente a «drogas peligrosas» (que había sido creada en la Convención sobre drogas en el año 1961) y lo colocó en la lista I por tener carácter adictivo, en donde se encuentran los estupefacientes con bajo control internacional.
Si bien aún falta mucho por tratar y trabajar, estos avances son clave para la investigación en el tratado de diversas patologías. La evidencia científica tiene suficiente peso en trastornos neurológicos como la epilepsia refractaria y muchos trastornos neurodegenerativos como el párkinson, el alzhéimer, la esclerosis múltiple, entre otros. Pero aun lo que conocemos sobre sus múltiples utilidades y beneficios es escaso por lo que esta regulación es fundamental para fomentar el conocimiento y expandir las utilidades que tiene —y podría llegar a tener— esta droga (y ahora es cuando dejamos de estigmatizar la palabra «droga», porque el ibuprofeno que te tomás cuando se te desmorona el útero o se te parte la cabeza también lo es).
Los principios activos
Se conoce como «cannabis» a un grupo de plantas emparentadas entre sí que han sido utilizadas históricamente por el ser humano con fines medicinales, recreacionales, como parte de ceremonias religiosas y para la obtención de productos comestibles y de manufactura. La especie se conoce por su nombre científico como Cannabis sativa y dentro de esta especie existen múltiples subespecies. Una de las subespecies más conocidas y difundidas a nivel mundial es Cannabis sativa sativa, la cual tiene dos variedades muy distintas entre sí:
- Cáñamo: el cual se ha utilizado para la elaboración de papel, ropa, calzado, comida, plástico, combustible, filtros, productos de cuidado personal, entre otros. Uno de los usos más extendido es como aceite medicinal. Tiene altas cantidades de CBD (cannabidiol) y bajas cantidades de THC por lo que no existe el efecto psicoactivo.
- Marihuana: la cual tiene cantidades suficientes de THC (o delta-9-tetrahydrocannabinol) por lo que es capaz de producir un efecto psicoactivo.

Además, existen otras dos subespecies que también son empleadas como cannabis medicinal: Cannabis sativa índica y Cannabis sativa ruderalis.
Esta planta tiene una combinación de más de 400 compuestos químicos. Esto nos hace pensar en una enorme complejidad de estructuras y en la posibilidad de que muchos de estos químicos interactúan entre sí (compuesto químico – compuesto químico) y con el organismo en el cual sea aplicado (compuesto químico – ser humano), produciendo distintos efectos (que algunos serán deseables y otros no tanto).
Dentro de este gran grupo de compuestos químicos, existe un subgrupo que se conoce como «cannabinoides» (más de 100 distintos), entre los cuales se encuentra el THC que es el más conocido por sus efectos psicoactivos. Además, existen otros cannabinoides que no son psicoactivos pero que se destacan por sus propiedades medicinales; por ejemplo, el CBD (cannabidiol). El CBD es el componente que principalmente se busca obtener cuando se realiza una terapia con cannabis medicinal.
Un poco de fisiología humana: ¿Cómo funcionan estos cannabinoides en un organismo humano?
El cuerpo humano es un sistema complejo que fue adaptándose a lo largo de la evolución a los múltiples entornos y condiciones en las cuales le ha tocado sobrevivir. El nivel de dificultad que presenta es tan enorme que, aún hoy en día, muchas de sus funciones son desconocidas. Dentro de esta enorme vastedad de sistemas interconectados que funcionan a la «perfección», tenemos un sistema de neuronas que se llama endocannabinoide.
Para comprender cómo funciona este sistema, imaginemos una llave y su correspondiente cerradura. Los receptores cannabinoides serían la cerradura y los endocannabinoides las llaves perfectas que abren esas cerraduras. De esta manera, y tras la unión de estos dos, se produce una activación del sistema que ejecuta distintos procesos fisiológicos dentro del cuerpo. Algo que es importante aclarar es que este sistema es propio del organismo humano. Esto significa que no es un sistema que se creó dentro de nuestro cuerpo para administrar cannabinoides exógenos, sino que dentro de nuestro organismo tenemos estos endocannabinoides que funcionan naturalmente para regular nuestra maquinaria fisiológica.
Este conjunto de neuronas o sistema endocannabinoide se encuentra desplegado por regiones del cerebro que son responsables de regular el movimiento, la memoria a corto plazo, la toma de decisiones, el hambre, el estado de ánimo y el sueño. Los efectos de los endocannabinoides o de los cannabinoides exógenos (ya sean aceites, resinas, porros, brownies o lo que se te ocurra) son semejantes. Por esta razón, cuando se administra cannabis medicinal, varios de estos efectos pueden ser explicados.
¿cuáles son los beneficios que podría tener el cannabis medicinal?
Debido al prohibicionismo, la estigmatización, la criminalización de les consumidores y la falta de políticas públicas, muchos de los efectos del cannabis medicinal son un territorio desconocido y poco se sabe, tanto de sus efectos deseados como de los adversos (porque sí, toda sustancia química administrada exógenamente, por más que provenga de una planta, tiene un efecto adverso asociado). Pero algunos beneficios ya son conocidos, han sido estudiados y avalados por gran parte de la comunidad médica y científica con buenos resultados en aquelles pacientes que han sido tratades mediante este principio.
Algunos de estos son:
- Reducción de la espasticidad y el dolor de pacientes con esclerosis múltiple. Para estos casos se utiliza el nabiximol, un spray bucal que tiene la misma cantidad de THC que de CBD.
- Aliviar el dolor crónico mediante el uso de cannabinoides. En este caso, la marihuana fumada es la forma más eficaz.
- Tratamiento de náuseas y vómitos en pacientes sometidos a quimioterápicos.
- Aumento de apetito que favorece la ganancia de peso y mejora el estado de ánimo que colabora en una mejor calidad de vida en pacientes con HIV.
- Mejora los trastornos del sueño.
- Cannabis para el tratamiento de adicción a drogas.
Por más investigación, cuestionamiento y debate para ampliación de derechos
La evidencia científica disponible nos desafía a movernos hacia una política de drogas independiente de los argumentos históricos, sociales, políticos, morales, religiosos y mediáticos. De esta manera, los avances científicos orientarán a la investigación de los principios activos del Cannabis que favorecerán el tratamiento de múltiples enfermedades.
La clandestinidad y la estigmatización no pueden ser la herramienta del presente, así como tampoco el debate vacío sin sustento científico decolorado por opiniones basadas en éticas arcaicas. Por todas estas razones, una sustancia química no puede ni debe ser censurada, sino estudiada e investigada con responsabilidad. De lo contrario, podríamos quedarnos con la duda de posibles múltiples beneficios que conlleven al mejoramiento de la calidad de vida de las personas.
Así que en este tema (como en todos los demás que venimos tratando en esta sección) necesitamos una ciencia libre de conflicto de interés, científiques independientes comprometides, un sistema sanitario transdisciplinario que no estigmatice las terapias y un Estado presente en pos del bienestar de las personas.
Material de consulta:
- Un libro sobre drogas. (El gato y la caja. Editorial ABRE cultura).
- Canna conection.
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