¿Qué pasa con la Sputnik V?

Recientemente se publicaron resultados de la fase 3 de la vacuna rusa Sputnik V, en la reconocida revista científica The Lancet: se demostró que tiene una eficacia del 91,6% frente al coronavirus. A partir de esta noticia, parecía que la controversia a su alrededor iba a tener punto final, pero el debate sigue en pie. Entonces, ¿qué sucede con la Sputnik V?

«Cuando llegue la vacuna…» era la frase que se escuchaba allá por mayo del año pasado, el desenlace casi idílico a ese presente incierto que transitábamos. La vuelta a la normalidad se empezaba a dibujar en el horizonte con las primeras noticias de su incipiente desarrollo. Tiempo después, la vacuna ya está entre nosotres: no es «la» sino «las vacunas» y éstas distan de ser soluciones simples. Además, no llegaron solas: vinieron acompañadas de información engañosa, fake news, opiniones mal fundamentadas y hasta conspiranoicas: la infodemia. Hoy disponemos de más información que nunca, pero nunca desconfiamos tanto de ella.  

La campaña de vacunación argentina contra la COVID-19 comenzó el 29 de diciembre pasado con la vacuna Sputnik V, previamente aprobada por la ANMAT (el ente encargado de la aprobación para el uso de medicamentos en Argentina). Desde antes que esta medida de salud pública fuera un hecho, la vacuna fue criticada y defendida por polítiques, famoses, y periodistas no especializades.

Ningún medio masivo de comunicación se ha quedado afuera del debate sobre esta inyección «polémica» y lo mismo se puede decir de innumerables usuarios de redes sociales. Es sorprendente pensar que esta controversia se esté dando alrededor de una vacuna, pero nos hemos acostumbrado a debatir cuestiones relativas a la salud desde el comienzo de la pandemia de COVID-19. 

La urgencia de la situación sanitaria mundial ha obligado a la comunidad científica a abocarse al desarrollo de tratamientos para la COVID-19 y vacunas para prevenirla. Constantemente, están siendo reportadas nuevas estrategias desarrolladas por grupos de científiques en todo el mundo. A la fecha, se han notificado más de 200 vacunas en desarrollo (incluso una argentina) y tan solo 3 de estas fueron autorizadas para uso de emergencia: la vacuna de Pfizer/BioNtech, la de Moderna y la Sputnik V, esta última desarrollada por el Instituto Gamaleya de Rusia y aprobada en nuestro país.

Desde Escritura Feminista consideramos que toda conversación referida a la salud pública, especialmente en un momento tan incierto como este, debe darse desde la transparencia, con fuentes confiables y citando expertes en el tema. Por eso, buscamos responder algunas preguntas sobre las últimas noticias de la vacuna Sputnik V para echar luz a este panorama tan complejo.

Lo que dice el estudio

Los resultados publicados en The Lancet corresponden a un estudio de fase 3 realizado en Moscú, Rusia, que involucró a 19.866 voluntaries: 14.964 recibieron las dos dosis de la vacuna y 4.902 el placebo (es decir, una sustancia inocua que no es la vacuna). Posteriormente, se analizó cuántes de elles desarrollaron COVID-19.

Cómo funciona la vacuna Sputnik V. Fuente: Instituto Gamaleya

La eficacia de la Sputnik V se calculó en base a los contagios registrados en cada grupo: 62 personas en el grupo placebo y 16 personas en el grupo de les vacunades. De acá viene el famoso 91,6% de eficacia, pero también se puede extrapolar otro dato aún más esperanzador: se reportó que les 16 contagiades de COVID-19 en el grupo vacuna solo padecieron síntomas leves. Esto permite afirmar que la eficacia de la vacuna contra las formas graves de la enfermedad sería del 100% .

También se evaluó qué tan efectiva es la protección que confiere luego de la primera dosis. Como la vacuna se aplica en dos dosis, separadas por 21 días, se evaluó cuántes voluntaries desarrollaron COVID-19 entre el día 15 y el día 21. Con este enfoque, la eficacia alcanzó el 73,6%. Esto es relevante ya que, dado que la cantidad de vacunas actualmente no alcanza para inmunizar a toda la población, este dato permite analizar y ajustar la estrategia sanitaria de cada país: ¿conviene vacunar a menos personas con la dosis completa? ¿O vacunar con una sola dosis, alcanzando una eficacia menor pero protegiendo más gente? En este punto es importante considerar que las dos dosis de la vacuna Sputnik V son ligeramente diferentes y para alcanzar la máxima protección contra el virus es necesario recibir ambas dosis.

¿Y los efectos adversos?

Según les investigadores, el 94% fueron leves: molestia en el sitio de la inyección, dolor de cabeza y algunos cuadros gripales leves. El restante 6% son episodios considerados «eventos adversos graves» no relacionados con COVID-19 que reportaron 68 participantes del estudio. De estos, 23 fueron del grupo placebo y 45 del grupo vacunado. A simple vista esto parecería alarmante, pero aquí surge la utilidad de tener un grupo placebo: todo se reduce a los números.

El grupo vacunado es 3 veces más grande que el grupo placebo, este último -reiteramos- no recibió la vacuna. A su vez, las personas vacunadas que reportaron efectos adversos graves son el doble de las personas del grupo placebo que reportaron estos efectos. Entonces, los efectos adversos que se observaron en el grupo de la vacuna son muy parecidos a los observados en el grupo placebo. Esto quiere decir que la vacunación no causaría efectos adversos.

Por último, el estudio también tuvo en cuenta las edades de les voluntaries, lo que permitió observar más de cerca lo que pasa en cada grupo etario, especialmente en les mayores de 60 años, calificades como «de riesgo». Se demostró que la eficacia en este grupo es de un 91,8%, es decir, es igual a la eficacia en general de la vacuna.

Lo que (sí) se puede decir del estudio

Los estudios que se publican en revistas científicas tienen que cumplir con reglas rigurosas que garantizan que los datos presentados sean confiables. Para eso, la información es analizada por expertes que no tienen relación alguna con les autores del estudio, es decir, son independientes y recién con su aprobación se puede publicar.

En el caso del ensayo clínico de fase 3 de la vacuna Sputnik V, mientras se realizaba este análisis, la información se mantenía confidencial y solo bajo ciertas condiciones podía ser develada. Una de estas excepciones es la presentación de los datos a los organismos regulatorios de los países que querían autorizar la vacuna para su utilización. Por esto, los expertos de la ANMAT conocían la eficacia y seguridad de la vacuna rusa, pero no hicieron pública la información en su comunicado, ya que en ese momento continuaba siendo confidencial para el resto de la población.

Es válido cuestionarse por qué en un momento sanitario crítico como el que vivimos no se revelan antes al público resultados de esta envergadura. Sin embargo, este proceso de revisión de datos es habitual en el sistema científico. Por un lado, las revistas científicas solo publican resultados «originales» (un resultado deja de ser original una vez que es divulgado, en una revista o donde sea) y, por otro lado, no hay que olvidar que en un ensayo clínico participan personas cuya privacidad debe ser respetada. Respetar los tiempos del sistema científico también es transparencia.

Lo que quedó pendiente

La eficacia de la vacuna Sputnik V es más alta de la esperada. Sin embargo, el estudio dista de estar completo: los resultados son intermedios, ya que el ensayo clínico continúa en su fase 3. Lo mismo sucede con las vacunas de Pfizer/BioNtech, Astra Zeneca y Moderna, que también han publicado resultados intermedios en los dos últimos meses. Es importante tener presente que ninguna de las vacunas disponibles ha finalizado sus ensayos clínicos y por eso son aprobadas bajo la figura de autorización de emergencia en los países donde se las utiliza.

En los próximos meses se espera que les investigadores responsables del desarrollo de la Sputnik V hagan pública información referida a la seguridad y eficacia en grupos particulares de personas como niñes, personas cursando un embarazo, personas con un sistema inmune comprometido por otras patologías, entre otros.

Lo que nos queda a nosotres como sociedad

El esfuerzo de la comunidad científica es astronómico: es la primera vez en la historia que una pandemia será combatida por vacunas (no una, sino varias) desarrolladas en un lapso menor a un año. Este logro no surge de la nada, sino que se fundamenta en múltiples avances y conocimientos generados por científiques de todo el mundo en el pasado, que son algo así como los ladrillos de un gran edificio de la ciencia que permite el desarrollo de estas vacunas. Hay miles de personas trabajando en hacer crecer este edificio y miles de inversiones que aportan el capital para hacerlo. Por eso es tan importante hacer ciencia: es construir para una posteridad (que, en este caso, es hoy).  

Resulta paradójico, entonces, que un evento científico de esta magnitud se acompañe de una creciente desconfianza en la vacunación.

En parte, se debe a que el desarrollo de las vacunas se convirtió en una carrera geopolítica entre potencias y esto, muchas veces, aportó confusión. Por ejemplo, la Sputnik V se denominó «aprobada» en Rusia el 11 de agosto de 2020, lo que causó un gran impacto en el resto del mundo, pero solo quería decir que esta comenzaba su fase 3, no que los estudios estaban terminados.

No obstante, hay que destacar la virtud de la comunidad científica de tomar la mejor evidencia disponible a la hora de evaluar una situación. En el caso de la vacuna rusa, dos expertes independientes del Instituto Gamaleya aseveran en la misma revista The Lancet: «El desarrollo de la vacuna Sputnik V fue criticado por el apuro, los atajos y la ausencia de transparencia. Pero los resultados reportados son claros y el principio de inmunización queda demostrado, lo que significa que otra vacuna puede sumarse a la lucha para disminuir la incidencia de Covid-19».

Fuente: Pictoline

La otra gran (ir)responsable es la pandemia de la desinformación, el esparcimiento muchas veces deliberado de información falsa con el fin de ganar algunos clics y la falta de consecuencias sobre quienes realizan esta práctica que, en este contexto, es peligrosa para la población. La percepción de las vacunas como un riesgo hace creer a las personas que no vacunarse eliminará ese riesgo. Cuando, en realidad, esa decisión enmascara que esas personas están aceptando el riesgo de enfermarse.

Las vacunas son el segundo desarrollo científico que más vidas ha salvado en la historia, después del agua potable. En Argentina en particular tenemos históricamente un calendario de vacunación obligatorio y completísimo que nos ha protegido por generaciones frente a multiplicidad de patógenos. El intento de los medios masivos de comunicación para imprimir tintes ideológicos en las noticias sobre vacunas, particularmente la Sputnik V, solo desvía el foco de lo importante: protegernos de la COVID-19.

Por eso, hoy más que nunca, debemos informarnos con consciencia, buscar fuentes confiables, esparcir la información que fue chequeada por expertes y frenar, desde nuestro lugar, la circulación de las noticias falsas o engañosas. Así, también, es como nos cuidamos entre todes.


Fuentes: 

Imagen de portada: Buenos Aires gob



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La pandemia se gestiona mejor en manos de mujeres

Un estudio reciente publicado en el Centro de Investigación Económica y Política (CEPR), elaborado por dos economistas inglesas, dio a conocer que las gobernantes mujeres habrían manejado mejor la crisis por el coronavirus que sus pares varones.

Las investigadoras se preguntaron si, a raíz del género de quienes lideran países, podía existir una diferencia significativa y sistemática en el número de casos y muertes. Para ello, examinaron cuáles fueron las respuestas políticas de les gobernantes a la crisis como posibles explicaciones para las diferencias encontradas.

¿En qué consistió el estudio?

Para realizar la medición, tomaron un método conocido como el vecino más cercano. Consiste en comparar países en base a una serie de criterios en común: PBI per cápita, población total, población en aglomeraciones y población mayor de 65 años (grupo de mayor riesgo). A su vez, tuvieron en cuenta otras variables como la paridad de géneros, la apertura al turismo y la calidad del sistema de salud. Es decir: se comparan países que comparten elevadas similitudes en materia de datos sociodemográficos.

La muestra contó con un total de 194 países de los cuales solo el 10% (19 naciones) son liderados por mujeres. Entre los resultados arrojados, las investigadoras aseguran que los países conducidos por mujeres tienen una menor tasa de casos y de muertes a raíz del coronavirus. Ejemplo de ello son Angela Merkel (Alemania), que administra una población de 83.2 millones donde se registraron 239 608 casos y 9356 muertes; Sanna Marin (Finlandia), que en una población de 5.5 millones registró 8019 positivos y 335 muertes; y Tsai Ing-wen (Taiwán), que entre los 23 millones de habitantes que gobierna registró 487 casos y 7 muertes.

Gráfico de la publicación del CEPR.

¿Por qué ellas gestionaron la crisis mejor que ellos?

Los datos contabilizados son indicadores del manejo de la crisis durante sus comienzos (contando hasta el mes de mayo de 2020). Entre las posibles causas de una mejor gestión, en comparación con sus pares vecinos masculinos, las investigadoras señalan varias razones: por un lado, la reacción rápida y decisiva frente a la amenaza. Muchas gobernantes decidieron cerrar rápidamente sus fronteras al enterarse que la COVID estaba dentro de sus naciones.

Otra posible razón es una comunicación mejor y más clara. Como ejemplo de ello, la primera ministra de Noruega respondió preguntas e inquietudes de niñes de su país. Otra muestra fue la actitud de Jacinda Ardern, primera ministra neozelandesa, quien realizó una conferencia por Facebook Live donde les ciudadanes podían dejarle planteadas sus inquietudes en comentarios.

Por último, el estudio plantea la posibilidad de que las líderes femeninas lograron hacer esfuerzos coordinados a partir de una gran efectividad de su liderazgo. Sus sociedades podrían recepcionar con mejor predisposición sus comunicados debido a la confianza en sus dirigentes.

Como dato de color para concluir, cabe destacar que si bien Argentina es dirigida actualmente por un presidente hombre, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), nuestra nación recibió un reconocimiento como el país que más políticas con perspectiva de género implementó contra el coronavirus.


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¿Qué tan responsable es Viviana Canosa?

Una pandemia nos rodea y el deseo por atravesarla lo mejor posible nos ubica en un lugar muy vulnerable ante la desinformación. Además, el tiempo extenso en nuestras casas nos lleva a consumir más información de la que ya consumimos en la era de la sobreinformación. Es una responsabilidad enorme la de comunicadores, periodistas, influencers y cualquiera que tenga un espacio y una audiencia. Quienes no comprenden esta responsabilidad sobre lo que comunican o la manera en que lo hacen pueden terminar en la justicia: Viviana Canosa fue imputada hace unos días a partir de la denuncia de Mariano Mansilla, diputado de Neuquén, bajo el cargo de «ejercicio ilegal de la medicina». 

¿Quién es Viviana Canosa?

Viviana Canosa es una presentadora de televisión, locutora y periodista argentina. Actualmente conduce un programa en el Canal 9 llamado «Nada personal», en el cual se debaten temas de la actualidad política de la Argentina. 

El 5 de agosto, Canosa comenzó su programa a las 23 h, como todos los días. Esa vez, el programa se enfocaría en una entrevista a Luis Juez, diputado y exgobernador de Córdoba. Avanzado el programa en 2 minutos, luego de nombrar a Bill Gates, mostró una botella con CDS (dióxido de cloro) y anunció con picardía: «Miren todo lo que me tomé, para generar más polémica, porque no necesito más polémica»

Llegando al final del programa, abrió la botella, ingirió el CDS en cámara y afirmó: «Yo no recomiendo, les muestro lo que hago». La reacción fue inmediata en las redes sociales, desde gente que festejaba su accionar hasta quienes la repudiaban. 

Transcurridos 13 días de este programa, el 18 de agosto, Viviana Canosa fue imputada por ejercicio ilegal de la medicina según el inciso 1 del artículo 208 del Código Penal que regula la medicina, los medicamentos y tratamientos considerados dentro del marco legal. El CDS no es uno de estos. 

La denuncia la radicó Mariano Mansilla, diputado de Neuquén perteneciente al Frente de Todos, tras el fallecimiento de un niño en la provincia el día 15 de agosto. Las investigaciones comenzaron y sus padres confesaron que le habían suministrado CDS por miedo a que el niño tuviera COVID-19. El niño murió por una falla multiorgánica causada por el CDS.

El mismo 15 de agosto, el Ministerio de Salud publicó un informe en el que aclaró que el dióxido de cloro no es una medicina autorizada para tratar el coronavirus. Entonces, ¿Viviana Canosa es culpable por la muerte de este niño? Esto no es algo que podamos afirmar pero ¿cuánta responsabilidad tiene como figura pública y por qué es importante hablar de esto?

¿Qué es el CDS?

El dióxido de cloro es un compuesto químico de cloro y oxígeno, lo cual lo convierte en una sustancia muy contaminante para nuestro sistema. Según el Ministerio de Salud: «La ingesta de dióxido de cloro puede causar irritación en el esófago y estómago, dolor abdominal, náuseas, vómitos, diarrea e intoxicaciones severas, entre otras complicaciones que pueden incluir graves trastornos hematológicos, cardiovasculares y renales». O sea: no hay que consumirlo. 

Si bien es un químico que se utiliza para potabilizar el agua (hecho que todes conocemos), la cantidad que se le pone al agua para que mate bacterias es de, como máximo, 0,8 partes por un millón (muy poquito)

El dióxido de cloro es un químico (mal) promocionado como «una cura mágica» para distintas enfermedades (incluso de VIH) y actualmente comenzó a ser anunciado como un tratamiento para el coronavirus. Es un químico del que se habla desde el principio de la pandemia: primero, mostrado como un medicamento aunque, después, se aclara que es nocivo, así como lo son la hidroxicloroquina o la ivermectina. Todos estos productos coinciden en algo: son químicos nocivos que se muestran como soluciones mágicas y son promocionados por figuras públicas que terminan siendo engañosas para el público. 

¿Qué comunicamos?

Hay algo nuevo que nos rodea e interpela, nos da miedo y queremos una solución. Se genera un clima de desesperación que nos vuelve vulnerables. Estamos pendientes (conscientes o no) de que exista una vacuna, una cura o una solución para poder salir de esta cuarentena. Es necesario que quienes están a cargo de comunicar lo hagan de la manera más responsable posible, comprendiendo la magnitud de sus actos y dichos. Más aun, si las audiencias son grandes.

Si bien no podemos culpar específicamente a Canosa por los fallecimientos por ingestión de CDS, sí podemos afirmar que la demostración bebiendo este químico es una irresponsabilidad. Además, teniendo en cuenta que después de ser imputada invitó a su abogado al programa, logró un show mediático que incrementó sus puntos de rating.

Como medida reparatoria, la Red Argentina de Periodismo Científico realizó un spot que advierte sobre este químico. Sin embargo, la producción de Canal 9 se niega a transmitirlo.

Los medios masivos de comunicación en la actualidad son considerados un «cuarto poder»: crean discursos y son responsables de lo que se informa y cómo se lo muestra. En cierto punto, son generadores de sentido común. Tienen una responsabilidad política y es aun mayor en medio de una pandemia en la que, en general, estamos todes un poco perdides.

Quienes podemos acceder a las redes sociales y a Internet, tenemos la «fortuna» de diversificar los medios de comunicación que leemos y vemos. Por ende, podemos emancipar nuestro sentido común. Así que: no tomemos CDS y consumamos más medios alternativos.


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Vos, varón, doná plasma

El viceministro de Salud de la provincia de Buenos Aires, Nicolás Kreplak, hizo público un dato que nos hizo revolear los ojos una vez más: el 70% de quienes se ofrecen como donantes de plasma son mujeres. ¡Sorpresa! Además agregó que «más de la mitad de los infectados por COVID-19 son hombres». Bueno. Esto abrió varios interrogantes: ¿qué pasa en la población masculina que se resiste a colaborar con el tratamiento que puede ayudar salvar vidas, tal como dijo el ministro de Salud, Daniel Gollan? ¿Les da vergüenza? ¿Miedo? ¿Son demasiado egoístas? 

El plasma es el componente líquido de la sangre que ayuda a la coagulación y la inmunidad. Como contiene anticuerpos que combaten las infecciones, puede contribuir al tratamiento de la enfermedad que acecha a cada vez más personas en nuestro país y en el mundo, para la cual aún no hay vacuna. Se necesitan donantes ya que es un tratamiento nuevo que ha funcionado en varios casos; por eso es importante, si sos paciente recuperado de COVID-19, colaborar con la donación.

Lo llamativo del dato es que completa el círculo vicioso de la feminización de los cuidados. Desde los controles preventivos y la detección de los primeros síntomas hasta la contribución para con el tratamiento y la recuperación de otres, suelen ser las mujeres quienes se responsabilizan por la salud personal y de les demás. ¿Qué pasa con los varones? ¿Acaso no se dan cuenta que viven en sociedad?

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Nadie se salva sole

A esta altura ya es prácticamente imposible no entender la gravedad de la situación mundial por la alerta sanitaria. Sin embargo, aún hay quienes se resisten a acatar las medidas de prevención y seguridad o les resulta indiferente la integridad del resto. Los rebrotes son una realidad en aquellos países que parecían «volver a la normalidad», no hay salida si no es colectiva.

La concientización es necesaria y urgente. Muchos gobiernos apuestan a la responsabilidad individual de su población y últimamente las estadísticas demuestran que esa responsabilidad recae en su mayoría en las feminidades, porque existe gran parte de la población masculina que, como Maradona con la paternidad, no se hace cargo de la parte que le toca.

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Al parecer, la solidaridad, la preocupación por les otres y el sentido de comunidad también pueden ser valores asociados a lo femenino. «El cumplimiento de las reglas es, muchas veces, equiparado a la sumisión, por lo tanto, asociado a lo femenino, que por oposición a lo masculino es percibido como negativo», afirma Milena D’Atri, investigadora de Grow, género y trabajo.

En las películas, los hombres son los que salvan el mundo; en la vida real, cuando tienen la posibilidad de colaborar con un tratamiento que puede salvar vidas, son los menos los que se animan a hacerlo. ¿Será que donar plasma los hace sentir menos hombres? ¿Existe una sensación de «acatamiento de normas» si se prestan a hacerlo? ¿Puede la indiferencia ser más fuerte que la empatía?

Les interesades en donar plasma en la provincia de Buenos Aires deben llamar al Centro Único Coordinador de Ablación e Implante (Cucaiba) a la línea gratuita 0800 222 3131 de lunes a viernes de 8 a 17 horas.


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¿Cristina Pérez vs. Alberto Fernández?

El pasado miércoles por la noche, Alberto Fernández fue entrevistado en el noticiero central de Telefé, en el cual la conductora, Cristina Pérez, le hizo una pregunta que incluyó adjetivaciones. El presidente de la Nación se detuvo a observar esta intencionalidad en la construcción de la pregunta y en varias ocasiones corrigió a la entrevistadora en sus expresiones. A raíz de estas correcciones, las redes sociales estallaron en comentarios.

Ya sea para ovacionar la pregunta de Pérez o para aplaudir la respuesta de Fernández, el foco fueron las personas y no los mensajes. Este accionar polarizante y repetitivo en las redes sociales es uno de los síntomas que aquejan a nuestra sociedad hoy en día, el problema de la posverdad

«Hablamos de posverdad cuando el discurso público (el de las personas, el de los estadistas, el de los medios) se inunda de prejuicios por motivos sentimentales, políticos o económicos que, en vez de ser confrontados con lo que sabemos, se consideran una verdad alternativa», apuntó Guadalupe Nogués, docente y comunicadora, autora de «Pensar con otros: una guía de supervivencia en tiempos de posverdad».

En este sentido, resulta imprescindible comenzar a tener una visión más amplia en este tipo de cuestiones como los debates sobre actualidad, política y economía. Dejar de lado los juicios que cargamos sobre quienes ejercen la palabra y trascender las personalidades para ir hacia el mensaje y poder discutir ideas y no personas. No es sencillo pero hay que intentarlo.

Para ir un poquito más allá en la polémica sobre las preguntas de la conductora del noticiero, es interesante pensar el rol que tuvieron sus colegas Rodolfo Barili y Reynaldo Sietecase o el de la producción que la acompañaba en el vivo y no advirtieron (o no quisieron advertir) lo incisivo de la pregunta. Pudieron intervenir pero no lo hicieron. 

Pérez tuvo que cargar con la responsabilidad de todo un equipo de trabajo, ya que podemos pensar en la preproducción que significa entrevistar a un presidente. Las preguntas, generalmente (y es recomendable que así sea), están pautadas con anterioridad, es decir, es lógico sospechar que esa intencionalidad estaba pactada de antemano. No es la primera vez que la dupla noticiosa de Telefé entrevista a une Jefe de Estado pero, sin embargo, sí es la primera vez que se cuestiona una pregunta al aire por parte del entrevistado.

Vamo’ a calmarno’

Estamos en un momento delicado en cuanto a la información que se maneja. Todos los días la actualización de los casos positivos, las muertes y el contador de días de cuarentena generan incertidumbre y ansiedad. Hoy más que nunca les comunicadores debemos tener la responsabilidad y la delicadeza de abordar la problemática sin contribuir a la paranoia, a la sensibilidad y al malestar social. 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre el problema de la «infodemia». ¿Qué es esto? Se refiere a un gran aumento del volumen de información relacionada con un tema en particular. A partir de la pandemia, hemos entrado en una etapa de sobreinformación pero también de desinformación y manipulación mediática, lo que dio lugar a fake news y hasta teorías conspirativas. 

En los últimos 30 días, se han publicado 361.000.000 de videos en YouTube en las categorías de «COVID-19» y «COVID 19» y, desde que comenzó la pandemia, se han publicado cerca de 19.200 artículos en Google Scholar. En el mes de marzo, unos 550 millones de tweets incluyeron los términos «coronavirus», «corona virus», «covid19», «covid-19», «covid_19» o «pandemia», según apunta un informe de la OMS para advertir el fenómeno. 

¿Cómo hacer frente a la infodemia?

«Estar inundados de información no es lo mismo que estar bien informados. Estar bien informados requiere hacerlo de forma medida, de buenas fuentes y encontrar tiempo lejos de las pantallas, tiempo introspectivo para analizar esa información pero también para pensar cómo nos sentimos», señaló Pablo González, comunicador científico parte del equipo de «El Gato y la Caja».

«Se ven repetidas las narrativas polarizantes, las que construyen de alguna manera un otro tribal, un «nosotros» y un «ustedes» y siempre amplificamos la información que afirma cualquier postura que refuerza la idea de que mi tribu, mi espacio de pertenencia, los míos son buenos y los otros son malos».

Pablo González, «El Gato y la Caja».

¿Es posible que la producción de Telefé y  hasta el presidente hayan sido parte de este fenómeno? ¿Cómo hacer para detectar las intencionalidades en las preguntas, el abordaje de noticias y no contribuir al malestar propio y de otres? ¿Tuitear furioses a lo Tano Pasman en contra de Cristina Pérez o Alberto Fernández sirve de algo?

«La única salida es coordinada, cooperativa y colectiva. La solución para la desinformación implica sí o sí tomar un rol activo en la información que retransmitimos. Y también poder conversar sobre la veracidad de la idea, centrándonos en atacar la idea y no a la persona», aconseja González.

Así como con las medidas de prevención sanitarias, entender el rol de cada une y asumir la responsabilidad individual ante el manejo de información, su replicación consciente, la recepción crítica y atenta pueden contribuir a que los debates sean medidos, respetuosos y en pos de acompañarnos en medio de la incertidumbre que genera el contexto.


Fuentes:

Cárceles y la feminización de los cuidados

Cuando se habla de los familiares de quienes están privados de su libertad, se olvida mencionar a las mujeres de esas familias, quienes sostienen las tareas de cuidado. Hace unas semanas, cuando se conoció públicamente una protesta en la cárcel de Devoto, el debate giró en torno a si deberían ser liberados o no, pero casi nada se dijo sobre la situación de las mujeres que acompañan a los hombres que están en prisión.

Los reclusos reclamaban cumplir su condena de forma domiciliaria para que se garantizaran las condiciones mínimas de salud, luego de que un agente del Servicio Penitenciario Federal diera positivo para coronavirus. Esto último se sumó a las malas condiciones de higiene ya denunciadas. Para elevar el reclamo, realizaron un motín y provocaron que los grandes medios de comunicación tomaran el caso.

Esa protesta generó polémica entre quienes estaban a favor de que los detenidos cumplieran la pena en su casa durante la pandemia y les que estaban en contra. Poco se dijo de quienes acompañan desde afuera a cada persona en situación de encierro. 

El aislamiento social preventivo que obliga a les argentines a quedarse en sus casas dejó al margen la situación de las personas presas y al universo que las contiene, en un 96% mujeres. Por cada detenido hay una madre, una hija, una abuela que se ocupa de llevar la comida, remedios, hacer trámites, cuidados de infantes, entre otras cosas. Son las que contienen. Latfem afirma que «cuando la detenida es una mujer, sus hijes quedan siempre al cuidado de otra mujer». Es la feminización de los cuidados

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Cuando se habla de las medidas de protección para las personas detenidas, se deja fuera el cuidado de todas esas mujeres sobre las cuales también hay un impacto. Si continúan siendo ellas quienes contienen a los varones presos, son potenciales portadoras del COVID-19 pero, si no lo hacen, ¿quién se va a ocupar de los cuidados? Las cárceles están desbordadas y la mayoría de las veces no llegan los elementos básicos de supervivencia.

La pandemia ha dejado expuesta la situación que viven muchas de las mujeres con algún familiar detenido pero no es el único ámbito en el que los cuidados están feminizados. La crianza, el cuidado de ancianes, los gastos y las tareas del hogar son cosas que se les atribuyen casi exclusivamente a ellas. 

Sin embargo, también hay otro ámbito de cuidado del que se ocupan las mujeres y es todavía más invisible: el afectivo. Esto último se ve sobre todo en las tareas de crianza pero también sucede en este caso con los hombres privados de su libertad. Ellas no solo están a cargo de las necesidades básicas sino también de contener afectivamente. 

En situación de «normalidad», muchas cuentan con otras redes de mujeres, pero ahora quedan aisladas también de esas redes de contención. Es decir que el peso emocional de todas las tareas de cuidado quedan a cargo de una sola mujer.

Los estereotipos de género conciben a la mujer como cuidadora y al hombre como proveedor pero, ¿quién garantiza la salud de las familiares de los presos? ¿Quién cubre las desveladas, el tiempo gastado en llevar a sus hijes al médico, el gasto de los trámites, el acompañamiento de la escolarización en la niñez? ¿Quién repara en la carga mental que todo eso conlleva? 

La población detenida tiene derecho a la salud y el Estado tiene que garantizarlo. Las mujeres que sostienen a la población detenida también tienen derechos y el Estado debe estar presente. 


Fuentes: 

El COVID-19 no afecta a todes por igual

El 20 de abril confirmaron el primer caso de coronavirus en la Villa 31. Pasaron dos semanas: una vecina murió el sábado y ya hay 106 casos nuevos. Una vez más, son las personas de los sectores más vulnerados las que más sufren las crisis.

El Aislamiento Social, Preventivo y Obligatorio obliga a los argentinos y las argentinas a quedarnos en nuestras casas para cuidarnos y cuidar a les demás. Pero, ¿qué pasa cuando unes viven en lujosos barrios privados, en casas que cuentan con todos los servicios, en departamentos de varios metros cuadrados y otres viven hacinades? Las realidades son complejas y es por esto que el gobierno porteño determinó en un principio un «aislamiento comunitario» en las villas. Pero el coronavirus ya está ahí y no hay nuevas respuestas.

Los casos de coronavirus en la Villa 31 y Villa 31 Bis escalaron de 1 a 107 en menos de dos semanas y ya murió la primera persona. Este domingo, Nacho Levy, referente de la Garganta Poderosa, publicó las estadísticas oficiales: hay 31 casos en la Villa 31 y 76 en la 31 Bis; otros 62 en la 1-11-14; 2 en Ciudad Oculta; 2 en la Villa 20; 1 en Rodrigo Bueno; 1 en Barrio Mitre; 1 Barrio Ramón Carrillo; 1 en la 21-24; 1 en Fátima, 1 en Piletones y 3 en «barrios populares sin precisar».

Además, la Villa 31 está sin agua desde hace 9 días y no hay soluciones para las 1500 personas que conforman el grupo de riesgo y que, al vivir hacinadas, no pueden cumplir el aislamiento necesario para sus cuidados.

Como el gobierno porteño no acondicionó ningún espacio para recibir a los grupos de riesgo y sólo se cuenta con 300 camas que prepararon los Curas Villeros, el Hotel cooperativo Bauen ofreció 100 camas más para los barrios populares pero los funcionarios de Larreta no las aceptaron. En el año 2016, Macri vetó la ley de expropiación del Bauen para que sea administrado por la cooperativa de trabajadores que obstruye negocios inmobiliarios de la Ciudad.

Y vos, ¿con qué canción te lavás las manos?

No sirven de nada las campañas de prevención ni los videos institucionales acerca de qué medidas tomar para cuidarse cuando hay un barrio de 50 mil personas sin agua hace más de una semana. Las recomendaciones de higiene que hacen les científiques y repiten les periodistas por televisión son una ficción lejana para elles.

El abastecimiento de agua que provee AySA llega a los límites de los barrios informales y las conexiones hacia el interior las realizan les vecines. El gobierno de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires es el titular de AySA –empresa prestataria– y es el responsable de garantizar el acceso al agua, que es un derecho constitucional.

Sin embargo, la gestión de Horacio Rodríguez Larreta rechazó un amparo colectivo presentado por referentas barriales con el respaldo de organizaciones sociales, sindicales y académicas para poner en marcha un plan de contingencia para abastecer de agua potable a les vecines de los barrios populares.

Los primeros casos de coronavirus en las villas fueron mujeres

Unos de los primeros escritos de Nacho Levy en los que denuncia los casos de COVID-19 en la Villa 31 relata: «Hoy no podemos publicar los nombres de las mujeres comprometidas, ni para poner en valor sus vidas, porque no quieren tener la culpa de la culpa que les adjudicarían los demás, ni verse discriminadas todavía más».

No es casual que los primeros casos en la Villa 31 y el primer caso en el Barrio Los Pumitas fueran mujeres. Son quienes llevan adelante los hogares y las tareas de cuidado pero también quienes organizan los comedores, quienes salen a buscar alimentos y quienes se exponen en las filas del cajero.

En los barrios populares, la violencia de género también se agrava durante el aislamiento. El hacinamiento y las complicaciones económicas provocan que la crisis habitacional sea un agravante de la violencia. Desde las distintas Casas de la Mujer y las Disidencias de la organización La Poderosa, el feminismo villero acompaña a 383 víctimas en medio de la pandemia.

Solo el 35% de las mujeres pudo realizar la denuncia durante la cuarentena y únicamente al 53% le otorgaron las medidas de protección que fueron requeridas. El 56% tiene personas a su cargo y solo el 31% cuenta con un ingreso económico regular. «Una de cada 4 mujeres en nuestros barrios necesita una solución habitacional urgente para poder romper el círculo de violencia», publicó Levy en Página 12.

¿Por qué las villas son parte de una crisis ambiental?

De acuerdo a Enrique Viale, abogado ambiental, en las ciudades es la especulación inmobiliaria la que expulsa y aglutina población, concentra riquezas, produce desplazamientos de personas, se apropia de lo público, provoca daños ambientales y desafía a la naturaleza. A este fenómeno de las ciudades se lo denomina «extractivismo urbano».

El extractivismo urbano busca liberar a las ciudades de les pobres y, en el marco de una emergencia habitacional, afecta fundamentalmente a los sectores más vulnerables. El Estado garantiza el marco jurídico para la especulación inmobiliaria y contribuye a hacer a las ciudades cada vez más excluyentes: incapaces de incorporar a las nuevas generaciones y a les migrantes.

Además del miedo a la pandemia, ante a la precariedad habitacional de los barrios se suma el temor a las ocupaciones de las casas. De acuerdo a Levy, muchas personas temen perder sus casas –viviendas que no están reguladas– al ser aisladas en caso de tener coronavirus.

Puede pensarse entonces el rechazo del gobierno porteño a la ayuda ofrecida por parte del Hotel Bauen a los barrios populares en relación directa al modelo extractivista de la CABA. La cooperativa de trabajadores que administra el Bauen es una traba para el desarrollo de negocios inmobiliarios de la Ciudad.

Según un informe de la Secretaría de Planeamiento del año 2012 mencionado en Extractivismo Urbano: debate para una construcción de las ciudades, entre 2002 y 2012 en la Ciudad de Buenos Aires se construyeron 20 millones de metros cuadrados de inmuebles y creció un 50% la población de las villas. Mientras en CABA unes viven hacinades y comparten un baño entre 13 personas, hay más de 150 mil viviendas ociosas o desocupadas.


Imágen: La Garganta Poderosa