Jacinda Ardern: referente feminista y primera ministra

Artículo escrito en colaboración por Jose Cuerda y Emilia Padin


La primera ministra y líder del Partido Laborista de Nueva Zelanda se ha convertido en un ejemplo a seguir desde que asumió como la jefa de gobierno más joven del mundo el 8 de marzo de 2017. 

Ideológicamente, se describe a sí misma como una socialdemócrata, progresista, republicana y feminista. Durante su mandato ha logrado reflejar estos principios y sobrellevar tres desafíos que definieron su gestión y afectaron a gran parte de los neozelandeses: los atentados de Christchurch en marzo de 2019 contra la congregación de las mezquitas Al Noor y de Linwood, la erupción del volcán de la isla Whakaari que causó muertes y herides tanto entre natives como turistas y la pandemia de coronavirus.

Ardern recibió reconocimiento mundial el año pasado por su buen manejo de la pandemia: después de un año de restricciones y estrictas políticas migratorias, Nueva Zelanda tuvo tan solo 2501 casos de Covid-19 y 26 muertes. La primera ministra declaró que ella no buscaba aplanar la curva sino eliminarla.

El buen manejo de la pandemia no ha sido su único logro: ya en 2018 y 2019 fue reconocida por la revista Time dentro de la lista de las 100 personalidades más influyentes donde la destacaron por ser de gran inspiración para las nuevas generaciones de niñas y la felicitaron por su manejo del ataque terrorista de Christchurch.

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Su historia 

Desde su juventud, Ardern siempre se ha interesado por el gobierno y su entorno. Luego de graduarse de la Universidad de Waikato como Licenciada en Comunicación en Relaciones Internacionales se incorporó al Partido Laborista de Nueva Zelanda con solo 18 años. 

A lo largo de su carrera, Ardern ha ganado experiencia en distintos trabajos en el gobierno: el más importante como investigadora y en la oficina de la primera ministra Helen Clark (quien estuvo en el puesto desde 1999 hasta 2008). No solo ha trabajado en su país sino también en Reino Unido, como asesora política del primer ministro Tony Blair. En 2008, fue elegida presidenta de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas

En 2017, Ardern se convirtió en líder del Partido Laborista, cuando Andrew Little renunció a su puesto luego de tener un resultado de votación históricamente bajo para el partido, para luego convertirse en primera ministra ese mismo año.

En medio de toda su campaña Ardern transitó un embarazo, lo cual mostró el machismo cuando muchas personas reclamaban que «Nueva Zelanda tiene derecho a saber si su primer ministro va a tomarse la baja maternal». Con determinación, ella respondió de manera firme: «Es totalmente inaceptable en el año 2017 decir que las mujeres tienen que responder a esa pregunta en su lugar de trabajo. La decisión de una mujer sobre cuándo quiere tener hijos no debería predeterminar si se le ofrece o no un empleo». Un tiempo después de ganar las elecciones, dio a luz a su hija Neve Te Aroha Ardern Gayford.

«Si pudiera destilar en un solo concepto lo que buscamos en Nueva Zelanda, es simple y es esto: amabilidad».

Jacinda Ardern

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¿Qué ha hecho durante su período como primera ministra?

Sus propuestas de campaña siempre fueron claras y mostraron sus deseos e ideas para el beneficio del país: la lucha por la igualdad de derechos y la importancia del medioambiente. Ha impulsado proyectos como la reducción de productos de un solo uso a través de un fondo de 50 millones de dólares para que empresas encuentren diferentes tipos de envoltorio y así reducir el uso de plástico.  

Uno de los más grandes cambios ocurridos durante su gobierno fue la discusión sobre la despenalización del aborto. Para dar un poco de contexto, según el censo realizado en 2007, el cristianismo es la religión predominante en Nueva Zelanda, practicada por el 55,65% de la población; el 34,7% de les encuestades dijo que no practicaba ninguna religión (subió del 29,6% en 2001) y alrededor del 4% estaba asociade a otras religiones.

Desde 2017, la primera ministra había prometido la despenalización del aborto, pero sus planes se habían visto retrasados debido a la discusión del proyecto entre les diputades. Durante más de cuatro décadas las leyes del país castigaban la práctica con hasta 14 años de prisión. En 2020, por una leve mayoría de 68 frente a 51 votos, el Parlamento aprobó un proyecto de ley que permite la interrupción del embarazo hasta las 20 semanas de gestación, con asesoramiento médico.

A la hora de lidiar con la COVID-19, Ardern logró lo inimaginable para muchos países: domar la ola de contagios y volver a la normalidad. A mediados de abril del año pasado, Ardern y sus ministres redujeron su salario en un 20% durante seis meses, con el objetivo de solidarizarse con les trabajadores en el frente de batalla y quienes perdieron sus ingresos durante la pandemia. A fines de ese mismo mes el país ya consideraba «eliminada» la pandemia al poner fin a los contagios locales. Esta ejemplar administración dio sus frutos: la vida en Nueva Zelanda volvió a la normalidad rápidamente y Ardern, junto al Partido Laborista, salió victoriosa en las elecciones de octubre extendiendo su mandato por tres años más. 

El 31 de marzo de este año, la primera ministra neozelandés volvió a dar el ejemplo contra la desigualdad e impulsó la economía tras el impacto de la COVID-19 al aprobar medidas como el aumento del salario mínimo y la suba de impuestos a los más ricos. Estas medidas forman parte de sus promesas electorales y benefician a 175.000 personas. Ardern señaló que estas medidas, que entraron en vigor el 1 de abril, representan «mejoras reales y largamente esperadas en el apoyo que prestamos a nuestros habitantes más vulnerables».

Ardern, gracias a todos sus logros y pensamientos, fue la encargada de poner fin a una época de poder conservador del Partido Nacional de Nueva Zelanda. Su apoyo hacia las mujeres ha resaltado en toda su carrera y ella misma ha explicado varias veces que su partido «no descansaría» hasta conseguir la igualdad en los sueldos entre hombres y mujeres. 

Gran referente del feminismo, Jacinda Ardern no piensa parar ni un segundo para alcanzar todo lo que se propone y así se alza como un ejemplo para todas las personas: a pesar de tener barreras y desigualdades frente a nosotres, siempre debemos luchar y seguir adelante por lo que creemos y deseamos en el futuro. 

«Necesitamos que nuestras madres, hijas, hermanas o tías sean valoradas sin importar en qué puesto de trabajo se encuentren».

Jacinda Ardern

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Aurora Venturini: la mujer de papel que no se rompe

Aurora Venturini (1922-2015) se parece tanto a un personaje que nos llena de dudas, de risas, de asombro. Venturini aparece y hace recordar también esa forma tan Enrique Zymns. Con otro estilo pero siembra la duda, nos quita toda certeza posible sobre qué es verdad y qué no de todo lo que cuenta.

En las entrevistas, a pesar de ser Aurora una mujer predispuesta, fue también una presa difícil de atrapar en su decir. A lo largo de varios reportajes, hechos en distintas épocas, ella se desdice de algunas cosas; incluso quienes la conocieron y fueron de su círculo más íntimo niegan ciertas afirmaciones que Aurora hizo y mantuvo en el tiempo, por ejemplo, la de que tuvo un hermano que murió.

Aurora

Escritora, docente y traductora, nació en la ciudad de La Plata el 20 de diciembre de 1922 y falleció el 24 de noviembre de 2015. Aurora siempre supo, y lo afirmaba cada vez que podía, que todo lo que tenía —o, mejor dicho, aquello que iba a tener siempre— eran sus letras, su literatura, sus libros. Lo que parece un cliché no lo es. Cuando ella misma describe su infancia, su adolescencia y toda su adultez, la pinta de pies a cabeza. Aurora: el animal extraño, la isleña, la distinta, la viajera, la coleccionista de muñecas, la eterna concursante.

En el año 2007 Aurora pegó ese salto a la fama que muches esperan. No porque antes de esa fecha no hubiese hecho nada trascendental. Venturini escribió tantos libros como pudo: casi 40. Pero fue en 2007 que ganó el premio Nueva novela/Página 12 por su novela Las Primas. Cuando el jurado abrió el sobre para ver los datos de la participante que se había presentado bajo el seudónimo de Beatriz Portrinari (creían que era una joven incipiente en la literatura), se encontraron con que la ganadora tenía 85 años y era nada más y nada menos que Venturini. En 2010, la edición española de Las Primas fue votada como el mejor libro editado en español en 2009 y recibió el segundo premio Otras Voces, Otros Ámbitos.

Trabajó junto a Eva Perón: fueron amigas y grandes compañeras. Recorrió escuelas, ganó cátedras en las que trabajó sin parar, viajó y vivió en Paris; fue amiga de Jean Paul Sartre, Simone de Beauvoir, Camus y Borges, entre otres destacades intelectuales. Ella decía que eso era lo mejor de su vida: viajar, conocer gente, nutrirse, participar de mesas redondas donde podía ser ella misma y dar su opinión.

Aurora era peronista, una peronista nacida en una familia radical. Y fue eso lo que terminó de confirmarle su filiación política. En 1956 viajó a Paris gracias a su trabajo junto a Eva y además porque el exilio era necesario para sobrevivir a la dictadura. Allí estudió en La Soborna la carrera de Psicología y vivió en la mítica ciudad francesa en sus años dorados. El gobierno francés la distinguió con el premio Cruz de Hierro por sus traducciones de Villon y Rimbaud. Recién volvió a Argentina 25 años después, a su departamento de calle 37 en la ciudad platense.

Las palabras en el tiempo

Venturini, esa mujer delgada, que se rompió los huesos una y otra vez, nunca se rompió la cabeza en complicadas abstracciones. Empezó a escribir a los cuatro años, dicho por ella. Muchas veces declaró que había cosas de las que prefería no hablar, que había fantasmas a los que mejor dejar en paz. Algunes indignades, como su hermana María Ofelia de Castro, le endilgaban que mentía, que mentía en muchas cosas. Pero ¿y si le servía para narrar? ¿Es reprochable ante tanta letra volcada sobre el papel? Lógico, no somos su familia.

Venturini es aventura, casera, callejera, intimista, rupturista. Aurora fue novelista, cuentista, poetisa, ensayista. Un trabajo sin descanso. Hasta los últimos días de su vida estuvo escribiendo. En dichos años tenía quien le escribiera en computadora todo lo que ella pensaba. Nunca se llevó bien con los aparatos, escribía de ocho a diez horas por día, a mano. Constante en su pasión o, tal vez, su destino.

Para cerrar, unas palabras suyas en una entrevista a la revista Gatopardo realizada por Leila Guerriero. Fue alumna de la escuela Miss Mary O’ Graham, un colegio privado donde cursó primario y secundario y, aunque tenía diez en todas las materias, su clasificación en conducta era regular:

«No me portaba mal, pero era rebelde. En la clase de religión dije que me parecía mal que Adán se hubiera casado con Eva, porque si era de una costilla de él, entonces era la hija. Fue un escándalo. Las maestras nos pegaban. Y en casa nos decían: “Si la señorita les pega, no importa, ustedes aguanten porque la señorita nació en Lyon”. Nos tenían frenados a nosotros. De qué manera».

Aurora Venturini.

Recomendaciones:

Betariz Portinari. Un documental sobre Aurora Venturini. Dirigido por Agustina Massa y Fernando Krapp. Disponible en Cine.ar.


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Alice Guy: una pionera del cine olvidada por la historia

Los pies de una mujer se recuestan en altura mientras fuma un cigarrillo. Relajada, observa con una bebida en la mano a su marido e hijo, que cosen y planchan la ropa. Es un mundo de mujeres a cargo, que gritan mientras golpean con whisky las mesas de los bares y persiguen por la calle padres inocentes para seducirlos. No, no es «No soy un hombre fácil». Tampoco es una película moderna, ni siquiera de los últimos cien años. Se trata de «Los resultados del feminismo», un corto realizado en el año 1906 por Alice Guy, pionera del cine francés y americano olvidada por los libros de historia hasta su redescubrimiento actual.

Alice Guy, también llamada Alice Guy-Blaché por su primer matrimonio, fue la primera directora mujer en la historia del cine y más tarde la primera mujer en fundar su propio estudio. Hoy todavía es parte de una discusión vigente acerca de si su cortometraje El Hada de las lechugas fue la primera realización ficcional de la historia del cine. Otras personas le adjudican múltiples logros cinematográficos, desde la primer colorización hasta el primer videoclip, si bien son debatibles dada la ceguera especulativa característica de la historia.

Lo que es seguro es que fue la primera mujer en dirigir y producir películas, fundar un estudio e introducir en la narrativa cinematográfica la voz de la mujer. Formó parte del grupo histórico de personas que protagonizaron el nacimiento y desarrollo del cine, desde su incipiente nacimiento hasta el crecimiento exponencial industrial que lo haría inmortal. Otra de tantas mujeres que cambiaron la historia y fueron olvidadas por su género, hoy recordamos a Alice Guy, una de las #GrandesMujeres que han hecho el camino para que nosotres podamos avanzar detrás.

Fue en un bote rumbo a Sudamérica cuando Émile Guy se casó con Marie, su esposa francesa por encargo recién salida del convento en plena adolescencia. Alice nació en un suburbio parisino ante la insistencia de su madre en tenerla en su país materno. Guy contaba que esta terquedad se debía a que la madre tenía una relación extramarital con un gaucho chileno y temía verla representada en el aspecto de su bebé ante los ojos del padre. Sin embargo, Guy nunca la confirmó, por lo que puede considerarse un secreto familiar o simplemente su sentido del humor.

En 1984, cuando el pionero francés Gaumont (cuyo nombre lleva el preciado cine histórico ubicado en nuestra avenida Rivadavia) todavía estaba en una compañía de insumos fotográficos, Guy lo convenció de contratarla como secretaria a pesar de su edad. Más tarde, cuando Gaumont fundó su compañía en 1895, ella retuvo un puesto importante que le permitió ser testigo y partícipe del desarrollo temprano del cine. Tan sólo un año después y solo luego de prometerle a Gaumont que no afectaría su trabajo, comenzó a rodar su primera película de ficción: el corto silente que escribió, produjo y dirigió fue titulado «El Hada de las lechugas».

Uno de los aspectos más curiosos de la historia de Alice Guy podría ser el debate sobre si fue este cortometraje de ficción el primero de la historia. Cuando alguien lo afirmaba, ella rápidamente corregía que había sido «L’Arroseur Arrosé», un cortometraje estrenado en mayo del 1895 por los Lumière, los inventores del cinematógrafo. Sin embargo, en sus memorias y documentos escritos, el discurso de Guy difiere, por lo que muchos estudiosos del cine —particularmente, estudiosas feministas— hipotetizan que es en sus escritos donde dice ser efectivamente la realizadora del primer corto de ficción.

Se contempla que su cortometraje pueda haber sido realizado por Guy antes de la publicación del corto de los Lumière, en especial considerando las investigaciones de varios historiadores. Sin embargo, al haber sido publicado después, solo podemos especular al respecto. A pesar de la competencia con los Lumière, tenían una muy buena relación, ya que compartían la misma estructura familiar, sus valores empresariales y hasta sus sets de rodaje.

Rediscover the first woman of film history: Alice Guy | Film | DW ...
Fotograma de «Los resultados del feminismo» (1906).

En 1986, Guy se convirtió en la jefa de producción de Gaumont, puesto con el que probablemente dirigió todas las películas realizadas por la compañía hasta 1905. En 1907, se casó con su compañero de trabajo Henry Blaché y viajó a EE. UU. Tres años más tarde, bajo el nombre Guy-Blaché, tuvo a su primera hija y fundó Solax Co. en Nueva York, el primer estudio fundado por una mujer.

El estudio tuvo un gran éxito: Guy innovó en sus películas con la elección de locaciones de todo tipo y promovió el sistema de estrellas naciente de la industria lanzando artistas a la fama. En solo dos años, el crecimiento de la empresa llevó a Guy a construir un nuevo estudio moderno en Nueva Jersey, a donde mudó la compañía. Ese mismo año, Guy dió a luz a su segundo hijo. En 1913 estableció una nueva empresa con su esposo, Blaché Features, y tomó el nombre de Solax Co. para algunas producciones, aunque los establecimientos físicos de Solax cerraron un año después. Guy continuó dirigiendo películas en Blaché Features.

Ante las dificultades de una industria monopólica, el matrimonio terminó por unirse con otros estudios más grandes, ya que su formación en la compañía Gaumont no dejaba de ser el de una estructura familiar, incompatible con los grandes conflictos competitivos en el mercado cinematográfico industrial de EEUU. En 1922, la persona jurídica de Solax se subastó y, ante el final de su matrimonio y otras complicaciones financieras, Alice Guy volvió divorciada a Francia con sus dos hijos.

En su país de origen, no encontró trabajo en la industria: en el auge de la industrialización del cine, las mujeres ya no eran bienvenidas en los espacios de mayor autoridad. Por lo tanto, se limitó a vender libros y pinturas, a escribir artículos y cuentos infantiles. También dio entrevistas e intentó retener algo de crédito por su trabajo previo. Recordemos que el cine primitivo, al no tener créditos como los de hoy, no llevaba los nombres de sus realizadores, por lo que el nombre de Alice Guy se había vuelto invisible más allá de su conocimiento en los círculos de la industria. Sus aportes en la historia del cine contrastan con la poca representación y crédito que obtuvo posteriormente.

Las películas que realizó la cineasta le daban voz al personaje femenino auténtico, dominante e irreverente: introdujo heroínas, roles de género invertidos, cross-dressing y narrativas en ese momento inexistentes, dando lugares de importancia a personajes mujeres y resignificando relatos previos a través del enfoque particular en ellas, como hizo en «La Vie Du Christ». Alice Guy fue la primera en darle una voz a la mujer en el cine, así como a su necesidad de representación: muchas de sus películas eran narradas desde el punto de vista de una mujer y, si no lo eran, contenían una línea argumental femenina. En el final de «Los resultados del feminismo», pasamos de un mundo hembrista a la restauración del orden establecido (o su contraste con la realidad).

Sea considerado feminista en términos modernos o no, es una película que rompió el esquema hegemónico mostrando un universo en contra de los rígidos estándares sociales de la época, donde en muchos lugares la mujer ni siquiera podía votar. Además, presenta un universo utópico de ciencia ficción feminista por primera vez en soporte audiovisual en el comienzo del siglo XX, algo verdaderamente remarcable. En el contexto de sus documentos escritos y películas realizadas, no queda duda de que la posición política de Guy favorecía el desarrollo y la libertad de la mujer. Solo nos queda agradecer que el nacimiento del cine coincidiera con el creciente movimiento político feminista, permitiendo el desarrollo de artistas mujeres como Alice que, más allá de sus numerosos obstáculos, pudieron ser pioneras en el séptimo arte y cuyos documentos históricos nos son relativamente disponibles, a diferencia de otras disciplinas.

«Por mucho tiempo ha sido para mí una fuente de asombro que muchas mujeres no hayan tomado ventaja de las increíbles oportunidades que ofrece el arte de la cinematografía para hacer su camino hacia la fama y la fortuna como productoras (…). De todas las artes, probablemente no hay ninguna en la cual puedan hacer tal uso espléndido de sus talentos, tanto más natural en la mujer que en el hombre y tan necesario para su perfección».

Alice Guy en «The Moving Picture World», Vol. XXI, No. 2, July 11, 1914 p. 195.

Alice Guy volvió a Nueva Jersey en 1962, donde falleció a sus 94 años en un geriátrico y fue enterrada con una lápida sin más que su nombre. De sus más de 1000 películas realizadas, pocas sobrevivieron. Sin embargo, gracias a su redescubrimiento actual, su legado de determinación, creatividad y liderazgo está siendo escrito en las páginas de los libros que alguna vez escaparon a su nombre, esta vez en tinta permanente.


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La voz de Latinoamérica

Un 9 de julio, como el día de la Independencia, nació en la provincia de Tucumán Mercedes Sosa, conocida popularmente como «La Negra». De origen trabajador, su padre era obrero de la industria azucarera y su madre empleada doméstica. Siempre dedicó su música a los sectores más humildes y denunció las injusticias que atravesaba el país en las épocas más duras. Soportó la censura y el exilio, compartió escenario con los artistas más destacados y su voz conquistó el mundo.


Gracias a la vida

La primera vez que cantó en público fue en sexto grado. Había faltado la profesora de música y la maestra le pidió que fuera ella la que se parase frente a la escuela para cantar el himno. Tenía una voz hermosa; tal es así que sus compañeras le insistieron para que participara de un concurso de canto en la radio líder de Tucumán. Por supuesto que lo ganó, aunque con el seudónimo de Gladys Osorio, por miedo a que su papá se enterara.

La Negra logró vencer el prejuicio de su familia y llenó de música los corazones de su pueblo. «Para mi madre fue un golpe muy grande, no le gustaba que yo cante», confesó en una entrevista. «El ambiente artístico estaba mal visto». Por su parte, el padre tenía otros planes para su vida y cuando se enteró de que era su hija la que cantaba en la radio le dijo: «¿Le parece bonito eso de andar metiéndose en la radio? ¿Eso es lo que hace una señorita criada para ser decente?».

Ella cantaba para ayudar a su familia. «Una vez, con el Chichí [su hermano] fuimos por un túnel; llegamos hasta el horno del ingenio. Ya a veinte metros el calor era insoportable y allí estaba mi papá trabajando solo, sin camisa, con su espalda doblada; no sabía que lo estábamos mirando. Nos volvimos llorando. ¿Por qué hay seres que no conocen otra cosa que la pobreza?», contó en una entrevista para La Nación.

Esa sensibilidad ante la injusticia también guió las decisiones de su carrera y su música. Fue así que junto a su marido Oscar Matus, compositor y músico, le dieron vida al Nuevo Cancionero. «Era necesario hacer una nueva poesía, que hable del problema de los hombres, la pobreza de los hombres, de la ingratitud que tiene alguna gente con la gente trabajadora», argumentaba Mercedes.

Se reunieron en la casa del poeta mendocino Armando Tejada Gómez y comenzaron a idear el Manifiesto del Nuevo Cancionero, que finalmente lanzaron en febrero de 1963 y al que se fueron sumando adhesiones de artistas, músicos y literarios de todo el país. El objetivo era impulsar el desarrollo de la cultura nacional desde una visión abierta que integrase la diversidad de las expresiones regionales del país.

Todas las voces, todas

«Ella dejó en claro para varias generaciones que las canciones pueden convertirse en un acto político. Aunque una canción no tenga un mensaje dogmático, tiene un aspecto ideológico implícito y todo lo que hacemos puede tener un lado político»,  expresó en una entrevista el cantante, guitarrista y compositor escocés David Byrne, un gran admirador de La Negra.

Con el golpe cívico-militar de 1976, muchos de los artistas más populares fueron prohibidos y perseguidos. Mercedes Sosa era una cantora comprometida con su pueblo, lo demostraba en cada una de las letras que interpretaba y eso, en la Argentina de la dictadura, era un delito.

En octubre de 1978, la policía irrumpió en un show que estaba dando en La Plata y la detuvo junto al público que había ido a escucharla. Fue acusada de violar la ley 19.798 de censura musical por haber cantado «Todas las voces todas». Fue en ese momento cuando La Negra decidió irse del país, tras las amenazas constantes que recibía.

En 1982, luego de su estadía en París, La Negra volvió a la Argentina y cantó en el Teatro Ópera, inmersa en un clima de tensión ya que seguía siendo parte de las listas negras de los militares. «El irme del país me hizo dar cuenta de que yo tenía que mirarle a la cara a la gente que le cantaba», contó a su regreso. El exilio fue muy duro para ella; a pesar de que siempre estuvo acompañada, sentía una profunda soledad. Sólo volver a su patria le devolvió la alegría.

«Con Víctor Heredia decimos que Mercedes es un ícono de la democracia, porque nosotros creímos en la democracia cuando vino a tocar al Ópera en plena dictadura», cuenta León Gieco en el documental de Canal Encuentro sobre la vida de La Negra Sosa. «Nosotros creíamos que la dictadura se iba a prolongar muchísimos años más. Lo único que marcó que venía la democracia fue Mercedes tocando en el Teatro Ópera».

Todo cambia

Si bien su origen y su fuerte era el folclore, La Negra estaba abierta a todo tipo de música. Cantó y compartió escenario con Spinetta, Charly García, Fito Páez, Calle 13, Shakira, Julieta Venegas, Vicentico, Juan Manuel Serrat, Jorge Drexler, Caetano Veloso y demás artistas provenientes de diferentes estilos. «En vez de pedirme [un casete de] música folclórica, me pidió rock. Ella quería esos nuevos artistas», recuerda León Gieco.

Pasando por el rock hasta llegar al rap, no hizo distinción al fusionar toda clase de ritmos con el clásico argentino. «Logró que el folklore se escuchara más alto que una canción de Madonna. Le regaló sustancia a los jóvenes. Hoy muere pero su voz queda como referencia para futuras voces», escribió René Perez, cantante de Calle 13, cuando falleció Mercedes Sosa en el año 2009.

La versatilidad de su personalidad para confluir con diferentes estilos musicales y celebridades de la cultura fue su gran virtud. Logró que quienes la conocieron y trabajaron con ella la recuerden con cariño y admiración. «Una mujer integradora de esencias, una perfumista de la canción en la búsqueda no del aroma perfecto, sino del aroma del lugar», decían las palabras que le dedicó Fito Paez a su memoria.

Mujeres argentinas

Muchas veces se dice que hay mujeres que fueron feministas sin saberlo. La Negra fue una de ellas. Sus referentas eran Violeta Parra, cantautora chilena (a quien dedicó un disco homenaje en 1971), y Margarita Palacios, compositora y cantante catamarqueña. Ambas se destacaban en un ambiente mayoritariamente masculino. Mercedes se inspiró en ellas y conquistó el folclore nacional.  

En el año 1969, dedicó su CD «Mujeres Argentinas» a aquellas a las que la Historia acostumbra dejar olvidadas. Allí se encuentran temas como Juana Azurduy, Alfonsina y el mar y Las cartas de Guadalupe, entre otros donde le pone voz a la vida de mujeres trabajadoras, indígenas y guerreras. 

Como no podía ser de otra manera, su sensibilidad ante las injusticias y su mente abierta la llevaron a tomar una postura firme con respecto a la legalización del aborto. En el libro  «Mercedes Sosa. La Negra» de Rodolfo Araceli, sostiene: «No es fácil vivir y mucho menos siendo mujer. Imaginemos las jovencitas y no jovencitas que, empujadas por la miseria, el hambre y la desocupación, tienen que abortar. Las flagelan en lugares clandestinos y sórdidos».

Y recuerda: «Cuando me pidieron de la Unicef que trabajara para ellos, se los dije. Voy a hablar por los niños y por las mujeres. Diré que estoy a favor de la despenalización del aborto. En contra de la hipocresía, de la mentira y de la clandestinidad terrorífica a la que son empujadas las mujeres pobres y marginales».

La Negra siempre será la voz de la lucha latinoamericana, presente en las guitarreadas y zapadas. En el viento cálido del norte y las empanadas tucumanas. Como un símbolo de la matria que late, que vive, que sigue.   

Para sembrarte de guitarra,

Para cuidarte en cada flor

Y odiar a los que te castigan, mi amor,

Yo quiero vivir en vos.

 

Dedicado a mi amiga, la Dana.

 


Fuentes:

Av. Amancay Diana Sacayán

Artículo colaboración de Micaela Minelli


¿Cómo se decide quiénes son los próceres de la Historia? ¿Cuáles son los requisitos a cumplir para llegar a los billete o a los nombres de las calles y las avenidas importantes del país? ¿Qué hay que hacer para que se designe un día que conmemore tu muerte o nacimiento? ¿Por qué son tan pocas las mujeres que pasaron a la Historia? ¿Por qué no hay próceres travestis o trans?

Say Sacayán aclaró que «no creemos en próceres, sino en personas que son referencia necesaria» para la historia y para la conquista de derechos colectivos. Esas personas que lideran batallas y ponen el cuerpo y la voz por les demás, como lo hizo su hermana Diana.

Ella fue una activista de los derechos humanos; creadora de la ley de cupo laboral travesti-trans y parte del Frente por la Ley de Identidad de Género, fue una de las personas que ayudaron a confeccionar la ley que lleva ese nombre, gracias a la cual pudo acceder a un DNI con su verdadero nombre, ese con el que la recordaremos por siempre: Amancay Diana Sacayan.

Creó el Movimiento Antidiscriminatorio de Liberación (M.A.L.) en el año 2001, en plena crisis económica, política y social, inspirada por los movimientos piqueteros de la época. Le gustaba la palabra «liberación» como respuesta al hostigamiento que sufría el colectivo LGBTI y como herramienta para la protesta y la denuncia de las injusticias que se atraviesan por llevar una identidad disidente en un mundo machista heterocisnormativo.

El abolicionismo también fue su bandera: de ahí nació la necesidad de plantear una ley de cupo laboral que incluyera al colectivo LGBTIQ y brindase otras opciones de trabajo para aquellas que no quisieran ejercer la prostitución. «Estamos preparando a las compañeras, en distintos rubros, para convertirlas en pequeñas emprendedoras», declaró en una entrevista a la TV Pública.

Su preocupación era el futuro de las niñas travestis y trans, ya que no quería que ninguna de ellas fuera expulsada de su familia y de la comunidad educativa, y debiera caer en la prostitución para sobrevivir en la calle. «Esto se lo vamos a dejar a todas ellas», prometió, y así fue.

 

Antes que histérica, histórica

Su nombre se convirtió en sinónimo de orgullo y lucha, su imagen miles de consignas pero principalmente «basta de travesticidios». Aquella que nos hizo entender que los asesinatos de travestis y trans son crímenes de odio. Ese odio que sólo la ignorancia y el machismo más enraizado pueden destilar, el que sólo genera muerte.

El feminismo de Diana fue un feminismo que no disoció la lucha antipatriarcal de las situaciones de violencia que se sufren en los barrios más humildes de la provincia. «Siempre lo entendimos así porque somos una organización de territorio del conurbano: pobreza, discriminación y violencia en esos niveles también son parte de la construcción de nuestras identidades», describe Say.

No hubo, no hay ni habrá otra Diana, dicen sus compañeras y compañeres. Y tal vez eso sea lo que la convierte en una figura destacable de nuestra Historia reciente. Alguien a quien nunca se podrá reemplazar, quien abrió caminos y dejó legados. ¿Una verdadera prócer?

El término hace referencia a aquello que es grande, monumental y valioso. Entendido así, el, la, ¿le? prócer es un ser humano como pocos, conocide por hazañas y luchas impresionantes en defensa de un pueblo, de una idea o de ciertas convicciones. Pero la selección de personajes importantes pasa por un filtro patriarcal.

Algunas personas nunca llegarán a ser Historia si no cuestionamos las maneras de estudiar los movimientos sociales y las luchas de liberación; sólo así hemos podido recuperar personalidades femeninas que resaltaron en distintas áreas y que desconocíamos por el sólo hecho de que no fueron varones. Pero ¿dónde están las personas travestis, trans, no binaries?

Luego del fallo histórico y fundante que consiguieron familiares, amigues y compañeres de Diana, encabezades por Say Sacayán junto con la Comisión de Justicia por Diana Sacayán, algo cambió en la historia de los derechos humanos. Fue la primera vez que se reconoció que la muerte de una travesti no es un simple homicidio, porque median la violencia de género y el odio irracional a su identidad.

Diana había realizado varias investigaciones que fueron publicadas en El Teje, la primera publicación travesti latinoamericana, donde entrevistó a sobrevivientes de intentos de travesticidios. Todo ese material fue utilizado durante el juicio, como una suerte de propia defensa.

Cuando una persona es fundante de varios hitos, inevitablemente pasa a la historia pero siempre y cuando sea un hombre. Cuando se trata de una mujer, una lesbiana, una persona trans o una travesti, primero será bandera de los movimientos de inclusión antes de volverse Historia oficial.

 

Foto de portada: Soy Jade

Joan Didion: la potencia hecha palabra

Joan Didion, a sus ochenta y tres  años, viene a demostrarnos que sigue siendo esa gran mujer, hacedora y trabajadora de la palabra. A través del documental de Netflix “Joan Didion, el centro cede”, pueden conocer no solo a una gran escritora, sino también a una mujer que se sobrepuso a la muerte de sus seres más amados para poder escribir y hacer literatura con ello.

Un sector de la crítica literaria menosprecia la llamada “literatura de duelo”, como si acaso alguna persona deseara sufrir una pérdida dolorosa en su vida para escribir un libro. Una vez más, recordemos que la palabra sana, la palabra transforma, la palabra nos rearma.

El documental llevó mucho tiempo de trabajo. Es ameno, honesto, familiar. Lo realizó el sobrino de Didion, quien al principió pensó que ella no iba a aceptar hacerlo.

En el documental biográfico se pueden ver diferentes etapas de la escritora. Sus fotos, las de su esposo, las de su hija. Cientos de imágenes de archivo para representarla. A la vez, podemos escuchar las palabras de sus libros, sus miedos, los temas que la ocuparon como escritora y relatos de su vida privada.

Esa Joan que se ve ahí, tan flaca y de apariencia frágil, es la que escribe desde los cinco años, la que traspasa barreras y países para traernos sus letras, sus guiones, su fuerza sin descanso. Una mujer fuerte, una escritora detallista, perfeccionista y honesta.

John Dunn y Quintana: pensamiento mágico y noches azules

“La vida cambia en un instante. Te sientas a comer y la vida que conocías se acaba de repente”, escribe Didion en El año del pensamiento mágico, un libro que habla de la muerte de su esposo John, padre de su hija Quintana, compañero de toda su vida, otro escritor, su corrector, su consulta.

El libro es crudo y atraviesa distintos temas además de la muerte, como la forma de enfrentar la vida, el sentido de las acciones, las profesiones, las voces internas. El creer que no se puede más, y sí poder.

Joan, aquella deseada mujer que trabajó para Vogué, para Vainity Fair, que escribió “Según venga el juego” y fue éxito a nivel mundial. Esa misma mujer creyó por un momento que su vida se había acabado.

En la navidad de 2003, su hija Quintana entró en coma por una enfermedad. Una semana después, su esposo se desplomó sobre la mesa mientras comía. Poco tiempo más tarde, Quintana falleció. Sus seres más amados se fueron y dejaron una Joan llena de preguntas, llena de palabras que gritaban en el silencio de una casa que debía tomar una nueva forma.

¡Y vaya si cambió de forma! Es claridad sobre lo oscuro, sobre el tabú de la muerte. Recorrer el libro es vivir un poco de aquello, nos haya pasado o no. La muerte, como la vida, nos atraviesa a todos.

Un cuaderno número 5

“Mi primer cuaderno fue un enorme big número 5 que me dio mi madre, con la sensata sugerencia de que dejara de quejarme y aprendiera a entretenerme escribiendo mis pensamientos”, se escucha en el documental.

Frente a la pantalla, el espectador sonríe y agradece por la sugerencia (y por todo lo que vino). Porque la periodista, escritora y guionista no dejó de crear desde aquel cuaderno número cinco.

Nos abre las puertas, nos dice: “Lee, aprende, trabaja, vive la literatura. La información es control”. Y aprendemos, vivimos y rondamos por todos los huecos de la vida. Los tormentosos, los días de sol. Vemos los mundos, somos mejores, abrimos los ojos y salimos al ruedo. Porque ahí está, no son letras unidas. Son vidas, son fuente de creación, es lo narrado puesto en el cuerpo y el cuerpo con voluntad de dar voz.

Ella, la de las noches azules, la del pensamiento mágico, no para, no deja de contar(nos) para encontrarse. Para enfrentar a lo que le teme. Dice que nos contamos historias para poder vivir, y que sobrevivimos más de lo que creemos poder. Viene a recordarnos que vivimos, que podemos. Que no hemos muerto todavía.


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Caminos de inclusión, removiendo barreras

La primera guía para que mujeres sordas víctimas de violencia de género accedan a la Justicia será presentada mañana, de manos del programa Sordas sin Violencia y con el apoyo del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).

Junto con la presentación, será llevada a cabo la primera experiencia piloto para facilitar el acceso a la salud de las mujeres sordas víctimas de violencia, en el Hospital público Dr. Teodoro Álvarez (CABA).

La actividad se realizará durante el día de mañana (30 de mayo), a las 18 hs en el Auditorio de la Universidad CAECE (Avenida de Mayo 866). La entrada es libre y gratuita, aunque se debe confirmar asistencia a sordassinviolencia@gmail.com.

La Asociación Civil Enlaces Territoriales para la Equidad de Género y FUNDASOR son las dos impulsoras de este primer dispositivo creado en Argentina para difundir y promover información y servicios accesibles para las mujeres. Trabajan en pos de generar integración e inclusión, uniéndose, entendiéndose y, por sobre todas las cosas, evitando que cualquier mujer sorda del mundo quede afuera.

Sordas Sin Violencia (SsV) es una ONG que acompaña a mujeres sordas e hipoacúsicas víctimas de violencia. Cuenta con un programa de acompañamiento en el que, mediante la lengua de señas, entrevistan a las mujeres que se presentan y las ayudan a empoderarse frente a las distintas situaciones que sufren. El equipo está compuesto por personas tanto sordas como oyentes.

Dentro de la web, existen videos en lengua de señas (también subtitulados) que explican tópicos importantes como «¿Qué es la violencia de género?», «¿Qué es el movimiento Ni Una Menos?» y brindan información sobre la ley N° 26.485 de protección integral a las mujeres.

Además, se suma una serie de filmaciones que recomiendan pautas de comunicación accesible y explican distinciones que muchas veces no se tienen en cuenta, como la diferencia entre personas sordas y personas sordomudas.

Mariana Reuter, coordinadora de la intervención y la asistencia a la comunidad sorda y responsable del área de formación de operadorxs sociales sordxs, cumple la función de mediadora sorda dentro de SsV. Su tarea consiste en comunicarse con otras mujeres no oyentes que consultan. Junto con unx intérprete visita abogados, jueces, policías o cualquier otra institución que sea necesaria.

Lo principal es comunicar de forma clara y exacta, y tener paciencia. El hecho de que tanto Mariana como las personas que consultan sean sordas genera un ámbito de igualdad inmediato. Lo importante es saber que no estás sola.

Para más información sobre la hipoacusia (disminución de la sensibilidad auditiva) dirigirse a Mutualidad Argentina de Hipoacúsicos.

Las formas de contactar a Sordas sin Violencia son mediante:

 


Fuentes