Los pies de una mujer se recuestan en altura mientras fuma un cigarrillo. Relajada, observa con una bebida en la mano a su marido e hijo, que cosen y planchan la ropa. Es un mundo de mujeres a cargo, que gritan mientras golpean con whisky las mesas de los bares y persiguen por la calle padres inocentes para seducirlos. No, no es «No soy un hombre fácil». Tampoco es una película moderna, ni siquiera de los últimos cien años. Se trata de «Los resultados del feminismo», un corto realizado en el año 1906 por Alice Guy, pionera del cine francés y americano olvidada por los libros de historia hasta su redescubrimiento actual.
Alice Guy, también llamada Alice Guy-Blaché por su primer matrimonio, fue la primera directora mujer en la historia del cine y más tarde la primera mujer en fundar su propio estudio. Hoy todavía es parte de una discusión vigente acerca de si su cortometraje El Hada de las lechugas fue la primera realización ficcional de la historia del cine. Otras personas le adjudican múltiples logros cinematográficos, desde la primer colorización hasta el primer videoclip, si bien son debatibles dada la ceguera especulativa característica de la historia.
Lo que es seguro es que fue la primera mujer en dirigir y producir películas, fundar un estudio e introducir en la narrativa cinematográfica la voz de la mujer. Formó parte del grupo histórico de personas que protagonizaron el nacimiento y desarrollo del cine, desde su incipiente nacimiento hasta el crecimiento exponencial industrial que lo haría inmortal. Otra de tantas mujeres que cambiaron la historia y fueron olvidadas por su género, hoy recordamos a Alice Guy, una de las #GrandesMujeres que han hecho el camino para que nosotres podamos avanzar detrás.

Fue en un bote rumbo a Sudamérica cuando Émile Guy se casó con Marie, su esposa francesa por encargo recién salida del convento en plena adolescencia. Alice nació en un suburbio parisino ante la insistencia de su madre en tenerla en su país materno. Guy contaba que esta terquedad se debía a que la madre tenía una relación extramarital con un gaucho chileno y temía verla representada en el aspecto de su bebé ante los ojos del padre. Sin embargo, Guy nunca la confirmó, por lo que puede considerarse un secreto familiar o simplemente su sentido del humor.
En 1984, cuando el pionero francés Gaumont (cuyo nombre lleva el preciado cine histórico ubicado en nuestra avenida Rivadavia) todavía estaba en una compañía de insumos fotográficos, Guy lo convenció de contratarla como secretaria a pesar de su edad. Más tarde, cuando Gaumont fundó su compañía en 1895, ella retuvo un puesto importante que le permitió ser testigo y partícipe del desarrollo temprano del cine. Tan sólo un año después y solo luego de prometerle a Gaumont que no afectaría su trabajo, comenzó a rodar su primera película de ficción: el corto silente que escribió, produjo y dirigió fue titulado «El Hada de las lechugas».
Uno de los aspectos más curiosos de la historia de Alice Guy podría ser el debate sobre si fue este cortometraje de ficción el primero de la historia. Cuando alguien lo afirmaba, ella rápidamente corregía que había sido «L’Arroseur Arrosé», un cortometraje estrenado en mayo del 1895 por los Lumière, los inventores del cinematógrafo. Sin embargo, en sus memorias y documentos escritos, el discurso de Guy difiere, por lo que muchos estudiosos del cine —particularmente, estudiosas feministas— hipotetizan que es en sus escritos donde dice ser efectivamente la realizadora del primer corto de ficción.
Se contempla que su cortometraje pueda haber sido realizado por Guy antes de la publicación del corto de los Lumière, en especial considerando las investigaciones de varios historiadores. Sin embargo, al haber sido publicado después, solo podemos especular al respecto. A pesar de la competencia con los Lumière, tenían una muy buena relación, ya que compartían la misma estructura familiar, sus valores empresariales y hasta sus sets de rodaje.

En 1986, Guy se convirtió en la jefa de producción de Gaumont, puesto con el que probablemente dirigió todas las películas realizadas por la compañía hasta 1905. En 1907, se casó con su compañero de trabajo Henry Blaché y viajó a EE. UU. Tres años más tarde, bajo el nombre Guy-Blaché, tuvo a su primera hija y fundó Solax Co. en Nueva York, el primer estudio fundado por una mujer.
El estudio tuvo un gran éxito: Guy innovó en sus películas con la elección de locaciones de todo tipo y promovió el sistema de estrellas naciente de la industria lanzando artistas a la fama. En solo dos años, el crecimiento de la empresa llevó a Guy a construir un nuevo estudio moderno en Nueva Jersey, a donde mudó la compañía. Ese mismo año, Guy dió a luz a su segundo hijo. En 1913 estableció una nueva empresa con su esposo, Blaché Features, y tomó el nombre de Solax Co. para algunas producciones, aunque los establecimientos físicos de Solax cerraron un año después. Guy continuó dirigiendo películas en Blaché Features.
Ante las dificultades de una industria monopólica, el matrimonio terminó por unirse con otros estudios más grandes, ya que su formación en la compañía Gaumont no dejaba de ser el de una estructura familiar, incompatible con los grandes conflictos competitivos en el mercado cinematográfico industrial de EEUU. En 1922, la persona jurídica de Solax se subastó y, ante el final de su matrimonio y otras complicaciones financieras, Alice Guy volvió divorciada a Francia con sus dos hijos.
En su país de origen, no encontró trabajo en la industria: en el auge de la industrialización del cine, las mujeres ya no eran bienvenidas en los espacios de mayor autoridad. Por lo tanto, se limitó a vender libros y pinturas, a escribir artículos y cuentos infantiles. También dio entrevistas e intentó retener algo de crédito por su trabajo previo. Recordemos que el cine primitivo, al no tener créditos como los de hoy, no llevaba los nombres de sus realizadores, por lo que el nombre de Alice Guy se había vuelto invisible más allá de su conocimiento en los círculos de la industria. Sus aportes en la historia del cine contrastan con la poca representación y crédito que obtuvo posteriormente.

Las películas que realizó la cineasta le daban voz al personaje femenino auténtico, dominante e irreverente: introdujo heroínas, roles de género invertidos, cross-dressing y narrativas en ese momento inexistentes, dando lugares de importancia a personajes mujeres y resignificando relatos previos a través del enfoque particular en ellas, como hizo en «La Vie Du Christ». Alice Guy fue la primera en darle una voz a la mujer en el cine, así como a su necesidad de representación: muchas de sus películas eran narradas desde el punto de vista de una mujer y, si no lo eran, contenían una línea argumental femenina. En el final de «Los resultados del feminismo», pasamos de un mundo hembrista a la restauración del orden establecido (o su contraste con la realidad).
Sea considerado feminista en términos modernos o no, es una película que rompió el esquema hegemónico mostrando un universo en contra de los rígidos estándares sociales de la época, donde en muchos lugares la mujer ni siquiera podía votar. Además, presenta un universo utópico de ciencia ficción feminista por primera vez en soporte audiovisual en el comienzo del siglo XX, algo verdaderamente remarcable. En el contexto de sus documentos escritos y películas realizadas, no queda duda de que la posición política de Guy favorecía el desarrollo y la libertad de la mujer. Solo nos queda agradecer que el nacimiento del cine coincidiera con el creciente movimiento político feminista, permitiendo el desarrollo de artistas mujeres como Alice que, más allá de sus numerosos obstáculos, pudieron ser pioneras en el séptimo arte y cuyos documentos históricos nos son relativamente disponibles, a diferencia de otras disciplinas.
«Por mucho tiempo ha sido para mí una fuente de asombro que muchas mujeres no hayan tomado ventaja de las increíbles oportunidades que ofrece el arte de la cinematografía para hacer su camino hacia la fama y la fortuna como productoras (…). De todas las artes, probablemente no hay ninguna en la cual puedan hacer tal uso espléndido de sus talentos, tanto más natural en la mujer que en el hombre y tan necesario para su perfección».
Alice Guy en «The Moving Picture World», Vol. XXI, No. 2, July 11, 1914 p. 195.
Alice Guy volvió a Nueva Jersey en 1962, donde falleció a sus 94 años en un geriátrico y fue enterrada con una lápida sin más que su nombre. De sus más de 1000 películas realizadas, pocas sobrevivieron. Sin embargo, gracias a su redescubrimiento actual, su legado de determinación, creatividad y liderazgo está siendo escrito en las páginas de los libros que alguna vez escaparon a su nombre, esta vez en tinta permanente.
Fuentes:
- Alice Guy Blaché, Lost Visionary of the Cinema, Alison McMahan. Bloomsbury (2003).
- “Overlooked No More: Alice Guy Blaché, the World’s First Female Filmmaker”, artículo de The New York Times (2019).
- “Alice Guy Blaché”, proyecto Women Film Pioneers de la Universidad de Columbia (2013).
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