El Cleveland Clinic’s Lerner Research, fundado en 1921, es el encargado de desarrollar los estudios iniciales experimentales en personas asignadas mujeres al nacer. Se trata de pruebas que posiblemente duren hasta mediados de este año pero, de obtener resultados positivos, serían uno de los grandes descubrimientos de la ciencia, debido a que el tipo de cáncer al que apunta suele ser el más agresivo.
¿Qué es el cáncer de mama?
Según la Organización Mundial de la Salud, se trata de una enfermedad que tiene origen en las células del revestimiento de los conductos o lóbulos del tejido glandular de los senos. En una primera instancia los tumores cancerosos suelen quedar confinados en el conducto o lóbulo, sin causar síntomas ni producir metástasis. Sin embargo, con el tiempo, pueden invadir el tejido sano que esta alrededor, propagándose a ganglios linfáticos cercanos o a otros órganos.
En el caso del cáncer de mama triple negativo, que constituye alrededor del 15% de todos los cánceres de seno, las células no contienen receptores de estrógenos, ni de progesterona, ni de la proteína HER2 que se encuentra en el exterior de todas las células mamarias y promueve el crecimiento. Si el resultado fuese HER positivo, el tratamiento respondería a medicamentos que tienen esta proteína como objetivo. Sin embargo, en estos casos, ni la terapia hormonal ni los medicamentes dirigidos a la proteína HER2 son útiles para hacer frente a la enfermedad.

La vacuna
El TNBC (por la sigla en ingles para «Triple Negative Breast Cancer») corresponde a este subtipo de cáncer agresivo y generalemente letal, puesto que su propagación, crecimiento y posibilidad de generar metástasis es muy alta y muy rápida. Hay pocos tratamientos para combatirlo y, en caso de encontrarse en remisión, es muy frecuente su retorno. Como consecuencia de las pocas opciones que hay para enfrentarse a esta afección, que presenta altísimas tasas de mortalidad y malos pronósticos, Vincent K. Tuohy y G. Thomas Budd pusieron en marcha una investigación con intención de prevenir este tipo de cáncer tan agresivo.
La vacuna, que por el momento se encuentra en fase 1, pretende identificar la proteína alfa lactoalbúmina, que se encuentra en las glándulas mamarias durante las ultimas etapas del embarazo y durante el periodo de lactancia. Habitualmente la proteína desaparece progresivamente con el envejecimiento de los tejidos, pero esto no sucede en las personas que desarrollan cáncer de mama triple negativo, en quienes prevalece.
Normalmente, el cuerpo no reaccionaría en contra de una proteína propia, por lo que deben inyectarla junto con un adyuvante o «irritante», que transmita una señal de alerta:
«Las vacunas modernas se componen de dos partes: lo que llamamos antígenos diana y adyuvantes. En un nivel básico, los adyuvantes ayudan a estimular la respuesta inmune para responder al antígeno diana. Cuando se prepara, creemos que el sistema inmunológico puede destruir las células del cáncer de mama a medida que surgen para que las células cancerosas no tengan la oportunidad de convertirse en tumores maduros que son difíciles de tratar».
Vincent K. Tuohy, investigador del Cleveland Clinic’s Lerner Research.
La idea entonces es aplicar en tres vacunas, distribuidas cada dos semanas, dosis crecientes de a-lactoalbúmina con el objetivo de estimular el sistema inmunológico para que genere protección contra los tumores de mama vinculados a dicha proteína. El diseño de prueba, en asociación con Anixa Biosciences, busca determinar cuál es la dosis segura y correspondiente, evaluando las respuestas inmunológicas que generan.
Funciona como cualquier vacuna. Sin embargo, la principal diferencia que presenta es que su aplicación no será en los brazos (por la posibilidad de una mastectomía bilateral previa) sino por vía subcutánea en otros lugares del cuerpo. Según Infobae, les participantes del estudio (entre 18 y 24 pacientes), fueron diagnosticades y han recibido tratamiento de forma temprana. Aunque se encuentran libres de tumores, corren riesgo de presentar una recaída.
«Estamos comenzando con personas que ya han sufrido la enfermedad. Quisimos lanzar los ensayos con pacientes que sacarán un provecho concreto para su salud. Una vez que determinemos la dosis adecuada y los posibles efectos secundarios, queremos continuar con pacientes que tengan un riesgo genético de contraer cáncer de mama triple negativo. Nuestro siguiente objetivo es poner una vacuna a disposición de las personas con alto riesgo de desarrollar TNBC, para que estén sanas y libres de cáncer».
Thomas Budd, oncólogo del Instituto de Cáncer Taussig.
Fuentes
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