El olvido también es violencia: coraje con rostro de mujer

Fueron ignoradas por el poder e invisibilizadas por la sociedad, por los libros históricos y por el colectivo social. Sus voces fueron escuchadas por unxs pocxs pero sus roles fueron importantísimos. Es deber de todxs arrancarlas del olvido y hacer florecer su historia, porque como sostiene Alicia Reynoso, una de las enfermeras del hospital de guerra, la sociedad tiene una deuda con la mujer.

Entre la infinidad de artículos que circulan por las redes sociales y por los medios tradicionales de comunicación durante el 2 de abril, pocos hablan sobre las mujeres que, aunque estuvieron presentes en la guerra de Malvinas, fueron víctimas del olvido.  Se insertaron en un ambiente dominado por hombres y, aunque su trabajo fue esencial, sus nombres no se conocerían sino hasta tiempo después.

No es extraño, de hecho, que en la mayoría de los acontecimientos en donde tuvieron algún tipo de participación, las mujeres pasan a ser algo etéreo, casi invisible. Por eso, en busca de su papel en la historia a 37 años de uno de los eventos históricos más nefastos de la República Argentina, emergen las figuras de aquellas que se desempeñaron como enfermeras voluntarias e instrumentadoras quirúrgicas, que aún hoy luchan por el reconocimiento de su trabajo durante esa época oscura.

Como sostiene el portal Diagonales, a pesar de los obstáculos presentes respecto de las políticas de género, poder analizar este hecho histórico desde una perspectiva de género, distinguiendo el arduo trabajo no reconocido de un grupo de mujeres, es movilizador. Devolverles la voz, aunque sea un poco, propagando sus historias para que otrxs las conozcan.

Las seis voluntarias que abordaron el Rompehielos ARA Almirante Irízar y las 13 enfermeras integrantes de la Fuerza Aérea que trabajaban en el Hospital Reubicable de Comodoro Rivadavia pelean por su lugar como veteranas de la Guerra de Malvinas. En un constante trato con los heridos y a pesar de su inexperiencia, se encargaban de recibirlos y atenderlos no solo por heridas físicas sino también con contención emocional: ellas eran el primer contacto que los soldados tenían cuando salían de la zona de conflicto.

«Los que venían del infierno encontraban una mano cálida; hacíamos de madres, de hermanas, de amigas. Hasta a veces de cartero: nos daban notas y nos pedían por favor que las hiciéramos llegar a sus familias», narra una de las veteranas.

Entre libros y testimonios

Alicia Reynoso tenía 24 años cuando afrontó esa angustia desesperanzada, en aquel 1982 que parece tan lejano. Publicó un libro llamado Crónica de un olvido con el fin de narrar lo vivido y, en diálogo con El Teclado, sostuvo: «Levantamos la bandera de la visibilidad porque el olvido también es violencia».

«Las mujeres de la Fuerza Aérea no estamos atrás de un resarcimiento económico, no queremos plata. Esto es una cuestión de olvido y violencia. Casi nos borran de la historia y aunque nos negaron la posibilidad de mostrarnos, nosotras logramos darnos a conocer con nuestros testimonios y nuestra verdad.

Tenemos que recordar no sólo el 2 de abril. No se ama lo que no se conoce, así que tenemos la tarea de conocer nuestra historia para honrar a los héroes que tuvimos».

Es responsabilidad de la nación recordar su historia para resurgir esos hechos del pasado que cada vez se alejan más y que se necesitan cerca para volverlos vívidos.

La escritora Alicia Panero fue una de las pocas en contar la historia de las mujeres de Malvinas; una de las pocas en darles un lugar en la historia, que quedaría plasmado en casi 270 páginas. El libro fue publicado luego de una larga investigación sobre aquellas que desempeñaron un papel en la guerra del Atlántico Sur, tal como dice su biografía en la plataforma digital Bubok, donde se puede descargar el libro de manera gratuita.

Mujeres Invisibles, editado en 2014, les da un grito a las mujeres silenciadas, reúne los testimonios de las trabajadoras que tenían entre 15 y 30 años de edad cuando desempeñaron un papel crucial para la patria y que tuvieron que soportar la ignorancia histórica por tanto tiempo. Panero no solo encarna esa lucha por la visibilización, sino que también narra el maltrato y el acoso que sufrieron las mujeres por parte de los hombres en sus puestos de trabajo.

En las primeras páginas explica que el objetivo del libro es demostrar cómo pueden ser las mujeres luz donde solo hay sombra y oscuridad. Además, sostiene que son víctimas de un anonimato muy grande ya que no se las reconoce, cuestión aún más compleja para las civiles que fueron voluntarias o que vieron su vida en peligro por estar en la zona de guerra y que caen en un olvido aún más grande porque, como dice la autora, nadie se acuerda de lxs civiles después de una guerra.

«Las guerras dejan en la invisibilidad a las mujeres, y hacerlas visibles es un mensaje de paz, que aporta al diálogo permanente. Quien no esté preparado para superar las diferencias, no comprenderá desde donde se trabaja para la paz. Las escenas de combate se mencionan y describen tomadas de los propios protagonistas, a manera de vincularlas a las mujeres que se vieron afectadas por sus secuelas. No es este un libro de guerra, ni un diario de batallas. Es un trabajo basado en emociones, donde todos han perdido».

«La enfermera de guerra trasciende la batalla, porque queda frente a la esencia misma del ser humano que sufre. Sin banderas, sin territorio, humanitariamente. Es, por eso, forjadora de la paz».

«El fin de este trabajo ha sido siempre la esperanza de la visibilidad, difusión y conocimiento de hechos y personajes que no están en nuestro inconsciente colectivo. Hablar de veteranos de guerra debe incluir a aquellas que lo fueron, estuvieran o no dentro del teatro de operaciones. Porque la guerra, con sus amenazas, y sus heridos, se trasladó mas allá de las islas y el mar». (Panero, Mujeres Invisibles)

Esas mujeres fueron las Florence Nightingale argentinas, quien, como Panero relata, cobró atención durante la Guerra de Crimea por atender a los heridos y pasearse durante la noche con el farol que la identificaba y que le dio el mote de «la dama de la lámpara».

Por esos tiempos, en conflictos armados el rol de la mujer era el de madre, hermana y viuda; durante la Primera Guerra Mundial, comenzaron a incorporarse a los ejércitos como enfermeras y recién durante la Segunda Guerra Mundial se insertaron en la vida productiva (debido a que los hombres se encontraban en combate) y en las Fuerzas Armadas.

«Claudia Patricia Lorenzini, Nancy Stancato, María Graciela Trinchin, María Alejandra Rossini, Nancy Castro, Liliana Castro, y Cristina Battistela –en su mayoría oriundas de la Provincia de Buenos Aires– eran estudiantes de enfermería con 15, 16 y 17 años de edad en las épocas en las que prestaron servicio». (Panero, Mujeres Invisibles)

Hace algunos años, estas enfermeras fueron declaradas «Forjadoras de la Paz» por la ministra de Gobierno bonaerense y presidenta del Consejo Provincial de las Mujeres, Cristina Álvarez Rodríguez, en el marco del programa «Gestión de Paz-Cultura de Paz», a partir del cual se declara como Forjadorxs de Paz, a personas que por sus valores, vida, y/o trayectoria han transformado su vida y la de lxs demás.

«Estas mujeres, que dieron todo de sí en la asistencia a los soldados heridos durante la guerra, no han sido mencionadas en el relato de la historia de Malvinas. Por eso es importante que, en la víspera de cumplirse un nuevo aniversario del desembarco argentino en las islas, destaquemos su trabajo y su entrega». (Álvarez Rodríguez)

El horror dentro del horror

Pero las cosas no siempre fueron pacíficas y entre las historias jamás contadas por el horror bélico, algunas encarnan los abusos y los maltratos por parte de superiores. El teniente José Italia y el suboficial José Vivanco son los principales acusados. Claudia Patricia Lorenzini fue de las primeras en relatar su dolor. En 2015, Infobae publica los siguientes dichos de Lorenzini:

«“Aspirante Lorenzini, venga, vamos a ir a que se pruebe su uniforme de gala”, me decía [el teniente Italia]. Y yo me subía a su cupé Fiat celeste. “Vos me gustas. Yo te voy ayudar, pero no tenes que decir nada a nadie porque te puede costar la baja. Además no te creerían”, me advertía. Y sus manos comenzaban a meterse debajo de mi chaqueta de fajina. Luego me besaba y llevaba mi mano a su miembro, mientras acariciaba mis entrepiernas. Sucedió muchas veces.

Para mí era parte de la instrucción. ¿Mis sentimientos? No sé, parecía un juego, pero puedo aseverar que me causaba temor. Cada vez que él aparecía me producía un gran malestar, me irritaba su presencia. Mis manos se abrían y cerraban con mucha transpiración, me mordía los labios. Cuando comenzó la guerra solía verme con él, pero con menos frecuencia. Me ha llevado al Bahía Paraíso a mí sola para trasladar algo, y de paso aprovechaba».

Cuando estos hechos llegaron a oídos de sus superiores, la dieron de baja con una amenaza:

«Ojo con contarle esto a alguien, ni a su madre, o con contar lo que vio con respecto a los heridos o a los simulacros. Recuerde que sabemos dónde están sus familiares, qué hacen y dónde trabajan. También recuerde que el servicio de contrainteligencia va a estar permanentemente detrás suyo. Bueno, ahora firme estos papeles».

Otro testimonio desgarrador, anónimo, remarca el horror de otra veterana que, poco después, tuvo que pedir la baja:

«Es una pesadilla que me llevaré a la tumba. Prefiero olvidar y tratar de pasar lo mejor posible lo poco o mucho que me queda de vida. (…) Me vejaron y violaron en la habitación donde se guardaban las valijas y los bolsos que teníamos cuando ingresamos».

Por otra parte, Silvia Barrera, una de las seis instrumentadoras quirúrgicas que, a sus 23 años, se encontraba en Puerto Argentino, relata a Tiempo Sur que ellas se ofrecieron como voluntarias porque en Malvinas sólo había enfermeros militares varones. Cuando el hospital comenzó a colapsar, ellas se hicieron eco del pedido específico de instrumentadoras quirúrgicas y decidieron ser pioneras, enfrentándose a un ambiente machista en el que no eran bien vistas.

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Ilustración: Miguel Castro Rodriguez. Guión: Armando Fernandez.

«Tuvimos que comprender el shock de los hombres de ver a las mujeres vestidas de militar. Los marinos tienen una cábala, que las mujeres no tienen que subir a bordo de los barcos, y entonces cuando se abrió la puerta del helicóptero y vieron que éramos mujeres comenzó una discusión, decían que lo iban a bombardear.

Cuando fuimos a Río Gallegos nos encontramos con que no sabían que llegábamos, no nos esperaba nadie, los hombres que había ni siquiera nos contestaban cuando les preguntábamos. Nos miraban vestidas de verde con cara de asco y ni siquiera nos preguntaban por qué estábamos ahí, nos ignoraron totalmente».

Sin embargo, también afirma que esta situación cambió cuando, con el pasar de los días y el desarrollo de su trabajo, comenzaron a ser un pilar emocional y un sostén para los soldados. Hoy, sigue luchando por su reconocimiento:

«Todos conocen al Jefe del Estado Mayor del Ejército, hablan de los veteranos y del que tiene más condecoraciones. Yo soy la mujer más condecorada de las Fuerzas Armadas en la historia y si vos preguntas quién es Silvia Barrera, nadie lo sabe. Imaginate que, si a la gente le cuesta saber quién es el soldado más condecorado de Malvinas, quién es la mujer menos saben».


Enfermeras, instrumentadoras quirúrgicas, voluntarias y aspirantes de enfermería que sufrieron y padecieron la guerra, y fueron el sostén principal para los soldados, la cara amiga después del combate, y actuaron de madres y hermanas, para ustedes el olvido NUNCA MÁS.


Fuentes

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Escúchame también

El mundo se pinta de naranja con motivo de los 16 días de activismo contra la violencia de género, que se desarrolla cada año desde 1991 entre el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Esta campaña internacional, promovida y coordinada por el Centro para el Liderazgo Global de las mujeres, se basa en valores feministas para reforzar y unir las voces en pos de la justicia social y la autodeterminación. Su trabajo se monta en el cruce entre género, derechos humanos y políticas económicas, utilizando estrategias para la transformación.

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Foto de UN Mujeres

¿El objetivo? Eliminar todas las formas de violencia de género. De la tarea participan más de 6000 organizaciones, y alrededor de 187 países.

Quienes impulsan esta campaña sostienen que, gracias al intenso trabajo de grupos feministas, el proyecto toma cada vez más visibilidad. Muchos movimientos creados recientemente, como #Niunamenos#MeToo y #TimesUp, entre otros, han ido ganando protagonismo ya que se trata de una problemática a resolver de manera urgente.

El tema de este año, propuesto por ÚNETE (únete para poner fin a la violencia contra las mujeres), es «Pinta el mundo de naranja #EscúchameTambién». La campaña es guiada por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, quien pretende emprender una acción mundial para aumentar la concientización, promover esfuerzos de defensa de intereses y compartir conocimientos e innovaciones.

El color naranja encarna la lucha en contra de la violencia contra las mujeres y niñas: es símbolo del futuro brillante que se espera, libre de maltrato, como elemento unificador a nivel mundial. Iniciado y dirigido por la Red Mundial de Jóvenes ÚNETE, el Día Naranja convoca a activistas, gobiernos y socios de las Naciones Unidas a movilizar a la población y poner de relieve las cuestiones relacionadas con prevenir y poner fin a la violencia.

Existen dos cuestiones tocadas por la campaña Escúchame También cuya importancia resalta. Por un lado, la lucha contra el SIDA, conmemorada en todo el mundo el primero de diciembre, por la cual esta campaña busca unir fuerzas para visibilizar y concienciar acerca de la violencia que se ejerce contra las personas que viven con VIH. Por otro lado, el enfoque primordial que tiene el proyecto naranja en el trabajo con las sobrevivientes de violencia.

Según los esquemas promulgados por las Naciones Unidas, los principios esenciales de la campaña de defensa de intereses incluyen:

  • Rendir homenaje a los movimientos de mujeres y reconocer su liderazgo.
  • «Que nadie se quede atrás»: centrar la atención en los grupos de mujeres y niñas más desfavorecidos, con enfoque basado en los derechos humanos.
  • Plantear estrategias centradas en las sobrevivientes siguiendo el principio de «no hacer daño», para contar y divulgar la historia de las sobrevivientes sólo con su permiso y según las condiciones que hayan autorizado.
  • Remarcar la actividad multisectorial: todxs tienen una función esencial en el esfuerzo por acabar con la violencia, se requiere trabajar juntxs en todos los sectores.

A partir de la importancia que adquirieron como nuevos espacios públicos dominados por internautas que ahora tienen acceso a la creación de sus propios discursos (los hashtags o etiquetas), las redes sociales se convirtieron en la nueva forma de visibilizar o promulgar movimientos a través de lo digital. En este caso, las etiquetas que acompañan al proyecto son #EscúchameTambién  y #Orangetheworld.

Distintas organizaciones internacionales las han utilizado a lo largo de estos días para compartir imágenes que buscan reflejar problemáticas mundiales. En el caso de #EscúchameTambién, se trata de dar protagonismo a las voces de mujeres y niñas sobrevivientes a la violencia, defendiendo sus derechos día a día. No solo las instituciones se hicieron eco, sino también usuarios profesionales como Antonio Banderas, que publicó a través de su Twitter:

«Los hombres desempeñan un rol clave en la prevención de la violencia contra las mujeres y niñas. Necesitamos cambiar nuestra actitud, reconocer las señales de advertencia y convertirnos en sus defensores».

Según ONU Mujeres, 1 de cada 3 mujeres sufre violencia a lo largo de su vida, independientemente de su estatus social, clase, raza, país o grupo de edad. Para muchas, denunciar puede tener consecuencias fatales. Combatir la discriminación y la violencia contra las mujeres y las niñas es un objetivo fundamental de esta organización.

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Foto del sitio web de ONU Mujeres

El sitio web provisto por ONU Mujeres cuenta con una sección interactiva en donde, con motivo de poder alzar las voces de quienes sufrieron violencia de género, se brinda la posibilidad de contar experiencias sufridas en torno a esta problemática. La página está repleta de pequeños relatos de todo tipo provenientes de personas a lo largo del mundo, usuarios amateurs, profesionales, sobrevivientes, defensoras y activistas.

Estas pequeñas historias se pueden compartir a través de las redes y son en su mayoría mensajes de apoyo.

«Te creo. Con amor, tus hermanas» – J.
«Levántense, crean a las mujeres, apoyen a las sobrevivientes #EscúchameTambién» – Lisa.
«Mujeres, rompan la noche. Levántense como el sol» – Pavana Reddy, poeta.
«Su piel sana, pero su corazón recuerda» – Faye.
«Yo escapé de la violencia, mis recuerdos no» – Sobreviviente.
«Una noche negra no determina tu futuro» – Anónimo.

La violencia de género no solo se manifiesta de forma física, aunque esa sea una de las formas más habituales en que se ve representada. Según ONU Mujeres, además del maltrato físico, la violencia también puede ser sexual y psicológica. Es violencia la ejercida por un compañero sentimental, la violencia sexual y el acoso, la trata de seres humanos, la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil.

La violencia ejercida por un compañero sentimental se refleja en cualquier conducta por parte del cónyuge, la pareja actual o la anterior, que causa daño físico, sexual o psicológico.

La violencia sexual es todo acto sexual o tentativa, comentario o insinuaciones no deseados u otros actos de acoso sexual, que incluyen atentar contra la sexualidad de una persona, sea cual fuere la relación entre víctima y victimario, y sean cuales fueren las circunstancias.

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Imagen Pictoline

Los actos de violencia sexual pueden ocurrir en forma de avances sexuales no deseados que comprenden: pedir sexo a cambio de favores, la convivencia o el matrimonio forzados (incluido el matrimonio infantil), la violación dentro del matrimonio o de otro tipo de relación, por parte de extraños, durante un conflicto armado o contra menores.

La trata de seres humanos y explotación sexual es la adquisición y explotación de personas por medios como la fuerza, la estafa, la coacción o el engaño. El 71% de todas las víctimas de trata a nivel mundial son mujeres y niñas, mientras que 3 de cada 4 víctimas de trata son utilizadas para la explotación sexual.

Por último, la mutilación genital femenina incluye procedimientos que alteran o causan intencionadamente lesiones en los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Además del dolor físico y psicológico extremo, la práctica conlleva muchos riesgos sanitarios que pueden derivar en la muerte.

«Ya sea en el hogar, en la calle o en los conflictos armados, la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos de proporciones pandémicas que ocurre en espacios públicos y privados» – ONU MUJERES.

Las historias compartidas por ONU corresponden a sobrevivientes de la violencia de género. Uno de estos casos es el de Emmanuella Zandi Mudherwa, hoy de 21 años de edad, que fundó su propia organización sin fines de lucro: «Ma Voisine» (Mi vecina), en Kinshasa, Congo.

Promueve el empoderamiento de las niñas por las niñas, tiene alrededor de 12.000 miembros en todo el país y colabora con ONU Mujeres en iniciativas para generar conciencia sobre la violencia de género.

La historia de Emmanuella se vio marcada cuando a sus 7 años en Goma, provincia de Kivu del Norte (zona de conflicto armado), dos soldados hicieron que ella y su hermano los siguieran cuando se dirigían a la escuela. Los maltrataron físicamente y abusaron de ella durante horas. Emmanuella sostiene que sangraba por todas partes y que, después de ese calvario, la devolvieron nuevamente con su hermano en el medio de la nada.

Después de una larga lucha en el hospital, su propia comunidad la rechazó por haber sido violada; en la escuela la obligaban a sentarse en la última fila, dejando un espacio entre su pupitre y el resto de lxs alumnxs. A los 13 años, comenzó a ser víctima de abuso sexual repetido por parte de un primo con el que vivía.

Su vida dio un giro cuando a sus 15 años contó lo que le sucedía en un programa de radio comunitario en el que trabajaba. Hoy sostiene que ese fue el inicio de su recuperación, pero que causó un gran problema para ella y para su familia dentro de su comunidad. Le dieron la espalda, la secuestraron durante días para que no hablara. Sin embargo, eso nunca la detuvo.

«Creo que lo más difícil de soportar es cómo te mira la gente cuando no te creen. Realmente las muchachas no tienen un lugar en esta sociedad. […] Se dice que tenemos un índice bajo de representación de mujeres en la toma de decisiones. Esto se debe a que cuando las niñas están creciendo se les dice que no deben expresarse, que no tienen que llamar la atención ni decir lo que piensan.

Mi sueño es ver cómo las niñas y las jóvenes hacen cosas para ellas mismas y para su comunidad. No quiero que se nos perciba como personas débiles que necesitan compasión. Sí, fui una víctima. Sí, he sobrevivido a la violencia. Pero no quiero que se nos llame sobrevivientes. En cambio, quiero que se nos vea como vencedoras. ¡Quiero que todas las sobrevivientes sean reconocidas como vencedoras!».

 

El yugo de la violencia doméstica

Conforme estadísticas de años previos, alrededor de 49 países carecen de leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica. Según estadísticas formales provistas por la División de Estadísticas de la ONU, menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia buscan ayuda de algún tipo y, si lo hacen, no suelen dirigirse a instituciones sino a su círculo íntimo de familiares y/o amigxs.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que a nivel mundial, hasta un 38% de los asesinatos de mujeres son cometidos por una pareja masculina. El apoyo de la comunidad es crucial en los primeros momentos en que una mujer abandona el ciclo de violencia, que puede afectar negativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres.

«¿Me quieres ver destrozada?
Cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.

Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.

¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?

De las barracas de vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.»

Maya Angelou

 


Para más información sobre #EscúchameTambién y Orange the world, dirigirse a Facebook, Twitter mediante la utilización de las etiquetas o a los enlaces referidos a continuación.

Fuentes

Día Internacional de las Mujeres Rurales

«El empoderamiento de las mujeres y las niñas rurales es esencial para construir un futuro próspero, equitativo y pacífico para todos en un planeta sano» — António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), las mujeres rurales representan más del 33% de la población mundial y el 43% de la mano de obra agrícola. Son las encargadas de mantener la seguridad y sostener a sus comunidades. Sin embargo, sufren los efectos de la pobreza, el cambio climático y la brecha de género en cuestiones de acceso a tierras, créditos, materiales agrícolas e incluso cuestiones de saneamiento.

Este año, la conmemoración del día se centra en «Los retos y las oportunidades presentes en la agricultura resiliente en cuanto al clima, para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas rurales». Es un acontecimiento muy especial que precede al Día Mundial de la Alimentación y al Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza, ambos recordatorios de las dificultades que atraviesan las mujeres rurales en relación con el desarrollo rural y la lucha económica.

Las mujeres rurales son indispensables en la vida cotidiana pero su labor es invisible. No solo no es tomada en cuenta, sino que tampoco es remunerada a pesar de que sus tareas son cada vez más arduas. Completamente vulnerables, carecen de valoración por parte de los estados, algo que se puede reconocer cada 15 de octubre en el que se conmemora su batalla diaria por un mundo más equitativo.

Este año, el enfoque también se centra en tomar medidas para lograr infraestructura, servicios y protección social sostenibles.

Según la ONU, los avances en los temas referidos son tan lentos que hay dudas en cuanto al éxito de alcanzar la igualdad y la sostenibilidad esperadas para el 2030, pese a que falten aún más de 10 años. Afirman que el cumplimiento de los compromisos de la Agenda 2030 en materia de igualdad de género dependen de la asignación de un volumen suficiente de recursos y de una acción concertada de los gobiernos y todas las partes interesadas.

Es necesario que los estados y los organismos de los que dependen las mujeres rurales intervengan mediante políticas activas para brindar herramientas y acompañamiento. Está previsto que alrededor de 124 países apliquen recortes presupuestarios a partir del año vigente, por lo que cada vez será mas difícil tomar medidas de protección para incrementar y fortalecer el rol de las mujeres tanto dentro de sus comunidades como para la economía nacional.

Una de las organizaciones españolas que luchan por alcanzar la igualdad y el progreso de las mujeres que trabajan en el medio rural es la Federación de Asociaciones de Mujeres Rurales (FADEMUR). El objetivo principal de esta organización progresista es eliminar la triple discriminación a la que están expuestas las mujeres en el ámbito rural: actividades económicas sometidas a incertidumbre, entorno masculinizado y un medio con poco apoyo social que ayude con las tareas familiares.

Para más información, ingresá a Fademur.

 


Fuentes

Noura Hussein: conmuta la sentencia

El pasado 10 de mayo fue firmada la sentencia de muerte para la joven de 19 años que trató de defenderse de ser violada por su esposo una segunda vez.

Desde ese mismo día, organizaciones internacionales por de los derechos humanos, celebridades y personas de todo el mundo se movilizaron para evitar el trágico final que habría sido llevado a cabo en el mes. Naomi Campbell y Emma Watson fueron dos de las reconocidas figuras que intervinieron a favor de Noura, junto con grupos de activistas.

Los abogados de Hussein solo tenían 15 días para apelar luego de la sentencia. El caso se mantuvo al resguardo de los medios, que no contaron con nueva información mientras los procesos se llevaban a cabo, pero esta semana, el pasado miércoles 27 de junio, salió a la luz la noticia más esperada por todxs: la sentencia de muerte de Noura Hussein fue anulada.

Amnistía Internacional considera que este caso debe servirle a la justicia sudanesa como ejemplo para iniciar un cambio en su legislación. A pesar de que Hussein no quedará libre, ya que debe cumplir una condena de cinco años de prisión común, se logró el principal objetivo que era salvar su vida.

“Aunque la anulación de esta condena a muerte es una noticia excelente, debe dar pie a una revisión de la legislación que garantice que Noura Hussein sea la última persona que sufre este calvario. Noura Hussein fue brutalmente agredida por su esposo. La condena a cinco años de prisión por actuar en legítima defensa es un castigo desproporcionado”, manifestó Seif Magango, director regional adjunto de Amnistía Internacional para África Oriental, el Cuerno de África y los Grandes Lagos.

Hussein es solo un ejemplo del gran número de víctimas de matrimonio precoz, forzado, y de violación conyugal. Es por esto que el caso de Noura ganó tanta importancia: es uno de los pocos que ha llegado a oídos de tantxs por las injusticias que estaban siendo cometidas en su tratamiento.

A raíz de las declaraciones hechas en el pasado sobre el abandono por parte de su familia, su padre, Hussein, afirmó que debido a la situación de riesgo que corrían desde ese momento debía entregarla a la policía, y se encontraba forzado a buscar refugio. Aunque no fue su intención dejar a su hija a merced de la justicia, Noura fue apresada y acusada de homicidio premeditado.

Según BBC, la casa y el comercio de los padres de la joven fueron quemados, y ellos obligados por las circunstancias (y la familia del fallecido) a dejar de ver a Noura, para después huir junto a sus otros hijos.

«Hay cientos de miles de Nouras de las que no hemos escuchado hablar, o en matrimonios forzados, siendo violadas. Esta lucha es también por ellas». Joan Nyanyuki, directora de Amnistía para África Oriental.


Fuentes

Trata y explotación

La provincia de Neuquén fue, por primera vez, sede de la séptima reunión del Consejo Federal para la Lucha contra la Trata y la Explotación de Personas, y de Protección y Asistencia a las Víctimas. Referentes internacionales y de todo el país se unieron para discutir y visibilizar el tema.

“Se trata de una temática y una problemática federal que requieren de un abordaje interdisciplinario; no está totalmente visibilizado qué son la trata y la explotación de personas”, sostuvo el gobernador de la provincia de Neuquén, Omar Gutierrez, durante sus palabras de apertura.

Dentro de la agenda trabajada durante las jornadas se abordadon temas eje en el ámbito de 5 comisiones: Prevención del delito de trata, Persecución y sanción a los responsables del delito de trata de personas, Protección y asistencia a las víctimas del delito de trata de personas, Realización de informe anual, y Supervisión de la unidad de bienes embargados y sujetos a decomiso.

El foco central se mantuvo sobre la importancia del trabajo de prevención y de información que debe llevarse a cabo de forma multidisciplinaria. Además, se apuntó a la creación de una página web del Consejo Regional de Trata, para divulgar información, profundizar en las campañas, crear un fondo de asistencia para las víctimas, y establecer un manual de buenos tratos destinado a comunicadores y funcionarixs, respecto del tratamiento y la exposición de casos en los medios de comunicación.

Debido a que no muchxs están informados sobre el tema (que cada día toma más relevancia por el calibre de casos como el de María Cash), es importante saber a qué se refiere exactamente la trata de personas, cuál es el Consejo que debe velar por este tipo de problemáticas, y qué podemos hacer desde nuestro lugar de ciudadanxs.

 

 ¿Qué es el Consejo Federal?
El Consejo Federal (ley nacional N° 26.842) es un espacio de articulación y coordinación de acciones de prevención, sanción y asistencia en materia de Trata, desarrolladas por distintos ministerios, organismos y representantes de la sociedad civil. Entre sus objetivos se encuentra el diseñar estrategias para combatir la trata y explotación de personas, supervisando el cumplimiento y la efectividad de las normas e instituciones vigentes.

Asimismo, debe verificar el cumplimiento de las funciones correspondientes al Comité Ejecutivo, analizar y difundir datos estadísticos e informes, y controlar la eficacia de las políticas públicas del área.

 

¿A qué corresponde la trata de personas?
La trata es una de las problemáticas más conflictivas a las que se enfrenta el mundo hoy, aunque suele verse “tapada” por otro tipo de situaciones sociales.

Según el sitio web del estado argentino:

«La trata es el proceso que implica el ofrecimiento, la captación, el traslado, la recepción o la acogida de personas con fines de explotación (dentro del territorio nacional, como desde o hacia otros países)”.

En dicho portal también es posible encontrar informes sobre víctimas asistidas, el tipo de asistencia brindada, y víctimas rescatadas, así como también información sobre las campañas.

Lo más importante es saber qué tipo de acciones constituyen la trata, qué tipo de acciones son denunciables (y cómo), y qué hacer para prevenir la trata de personas, que no solamente está relacionada con el ámbito sexual.

 

 ¿Qué se puede denunciar?
La desaparición de una persona (sin esperar 48 horas para hacer la denuncia: las primeras horas son fundamentales para la investigación judicial), los prostíbulos encubiertos (que operen como café bar, nightclub, cabaret, casa de masajes o privados), los avisos de prostitución, y la reducción a servidumbre o trabajo forzado (talleres textiles, trabajo rural, fabril, casas particulares).

A partir de la masividad de los avisos de prostitución, el Estado nacional creó la «Oficina de Monitoreo de Publicación de Avisos de Oferta de Comercio Sexual», cuyo objetivo principal, además de prevenir la trata, es eliminar todo tipo de expresiones discriminatorias hacia las mujeres y propiciar un debate sobre el rol de los medios.

La Oficina se encarga de vigilar los sitios de Internet, los volantes entregados en la vía pública y los medios gráficos nacionales, provinciales y locales para verificar el cumplimiento del decreto 936/2011 (que prohíbe la publicación de avisos de prostitución). Los avisos monitoreados son aquellos que promueven abiertamente la oferta sexual, los que solicitan personas destinadas al trabajo sexual, y los que promueven el comercio sexual a partir de referencia a actividades lícitas.

Es posible realizar una denuncia de forma personal o anónima que remita a la Oficina de Monitoreo. Debe señalarse el medio, la fecha y la modalidad por la cual se publicó el aviso que está siendo denunciado. Las formas para comunicarse son mediante correo electrónico (monitoreoofertasexual@jus.gov.ar) o por línea telefónica (5300-4070).

 

¿Cuándo hay explotación?
Cuando se esclaviza a una persona, se la obliga a realizar trabajos forzados, se la prostituye, se la fuerza al matrimonio, se comercializa pornografía infantil, se comercializa la extracción forzosa e ilegítima de órganos, entre otras.

Si hay explotación sexual, se promueve, facilita o comercializa la prostitución ajena o cualquier otra forma de oferta de servicios sexuales ajenos. Se promueve, facilita o comercializa la pornografía infantil o la realización de cualquier tipo de representación o espectáculo con dicho contenido. Se fuerza a una persona al matrimonio o a cualquier tipo de unión de hecho.

Si hay explotación laboral, las víctimas son reducidas o mantenidas en condición de esclavitud o servidumbre, bajo cualquier modalidad, o se las obliga a realizar trabajos o servicios forzados.

Las formas de coerción son formas encubiertas para someter a las víctimas, no tan evidentes como el secuestro y el encierro: la servidumbre por deuda, la amenaza de denunciar delitos cometidos en situación de trata o por situación migratoria irregular, las adicciones, las retención ilegal de documentos, el aislamiento, la amenaza física, psicológica y sexual, el sometimiento económico, la amenaza de dar a conocer la situación de prostitución o de tomar de rehenes a hijxs.

Al denunciar, es importante tener en cuenta que la comisaría no puede negarse a recibir la denuncia. No hay ninguna norma que fije un plazo mínimo para hacerlo. Se debe aportar la mayor cantidad de datos posibles (fisonomía, señas particulares, problemas físicos o psicológicos, etc.). La información debe ir acompañada de fotografía y autorización para su difusión. Es importante pedir una copia de la denuncia policial.

 

¿Cómo prevenir?
Al buscar trabajo, prestar atención:

  • si prometen un gran cambio de vida o mucho dinero en poco tiempo;
  • si no exigen ninguna experiencia previa ni calificación;
  • si no queda clara cuál es la actividad a realizar;
  • desde qué lugar se realizó el contacto;
  • si piden traslado a otra ciudad, provincia o país y ofrecen pagar los pasajes como adelanto;
  • si exigen una decisión inmediata.

En una entrevista de trabajo, es importante:

  • informarse sobre derechos laborales;
  • avisar a conocidos con quién y dónde se estará;
  • no presentarse solx si es un domicilio particular o un lugar público (que no sea una institución o empresa);
  • pedir información sobre la actividad a realizar;
  • buscar referencias sobre el futuro empleo y empleador.

Si se viaja por trabajo, tener en cuenta:

  • no viajar solx ni con extrañxs;
  • averiguar cómo es el destino;
  • no entregar documentación a nadie;
  • avisar a alguien conocido sobre el destino y/o paradero.

Si les ofrecen trabajar o estudiar en otro país a hijxs menores: se deben guardar direcciones y números telefónicos de sus amigxs y compañerxs de estudio, y averiguar de qué se trata la oferta.

Usando internet, siempre:

  • cuidar la información que se muestra. La información no es inocente: nombre, edad, correo electrónico, fotos y videos son datos personales;
  • evitar contar con quién se vive, dónde o cómo es la forma de vida.

 

Las estadísticas muestran que, desde la sanción de la ley de Prevención y Sanción de la Trata de Personas y Asistencia a sus Víctimas hasta el 31 de diciembre de 2017, fueron rescatadas y/o asistidas 11 853 víctimas: 91% eran mayores de edad, 53% eran extranjeras, y 54% eran explotadas laboralmente.

Durante 2017, el total de denuncias recibidas fue de 2791. Dentro de estas, 1241 corresponden a denuncias de explotación sexual, 343 a explotación laboral, 572 a personas desaparecidas, 48 a publicidad de oferta sexual, 104 a ofertas laborales engañosas, 33 a traslado de personas, 200 a posible captación y 250 a secuestro o venta de niñxs.

Quienes corren mayor riesgo de formar parte de una red de trata son las personas de alta vulnerabilidad socioeconómica y migrantes (con irregularidades), pero la problemática también está atravesada por una cuestión de género y afecta a mujeres, niñxs, adolescentes, travestis y personas trans.

 

La línea telefónica 145 está abierta las 24 horas, los 365 días del año.

Tu denuncia ayuda. Decí no a la trata.

 


Fuentes
Tiemposur
Diariofemenino
Telam
Noticiasnqn
Web del Estado Argentino
Ministerio de Justicia y Derechos Humanos

Discapacidad, poder distinto

A sus padres, los médicos les dijeron que su vida iba a ser difícil, que no iba a poder estudiar, que no iba a terminar la primaria, y mucho menos la secundaria. Constanza les demostró lo contrario. Se recibió de psicopedagoga y ejerce su profesión tanto en forma particular como dentro de un colegio. En 2013 fue una de las jóvenes sobresalientes de la Cámara Junior Internacional.

Hoy tiene 34 años y les enseña a todxs que si unx lucha, puede alcanzar sus sueños, pero su vida nunca fue fácil. Al nacer, Constanza tuvo un paro cardiorespiratorio, y otro 12 horas más tarde. La falta de oxígeno le ocasionó una lesión en el cerebro que afectó toda su parte motriz y le diagnosticaron parálisis cerebral.

A lo largo de sus años de estudio, hubo gente que la apoyó, consciente de que era capaz de hacer muchas cosas, pero también se encontró con personas que no sabían entenderla.

«Preferían que esté en el fondo del aula porque no sabían qué hacer conmigo. No estaban preparados. Nadie está preparado. La discapacidad no te manda un Whatsapp y te dice: ‘Preparate, llego en cinco'».

Constanza sostiene que trabaja pensando formas para que otros puedan, difunde su mirada de la discapacidad a través de su proyecto “Desde Adentro”, y trata de brindarles contención a los chicos de la escuela donde trabaja, mediante nuevas alternativas a la hora de educarlos.

Uno de los problemas que la joven remarca es que, durante los tratamientos, los especialistas repiten fórmulas iguales para casos distintos.

«No es lo mismo estudiar sobre una pierna torcida que convivir a diario con una pierna torcida.

En cuanto a la parálisis cerebral te indican fortalecer el tronco, estimular la marcha, poner férulas, hacer cirugías… Pero, ¿y la persona? ¿La miraron? ¿Saben cómo convive con sus dificultades? ¿Cuáles son sus deseos y sus temores? Si son chicos, ¿respetan sus espacios de juego tan necesarios para crecer? La persona siempre es mucho más que un diagnóstico».

Además, sostiene que es necesario crear entornos y contextos más flexibles, donde la persona con discapacidad pueda ser y hacer a su modo sin tener que parecerse a nadie para recibir el premio de ser incluido. «Lo que hace falta es ser simples. Hacer más fácil lo que ya es difícil».

«No somos pobrecitos, ni tampoco somos angelitos, no somos especiales. Especiales son las pizzas. No tenemos capacidades diferentes, capacidades diferentes tienen un balde y un vaso. Somos personas con discapacidad. Personas».

Constanza emociona y conmueve. Aprendió a convivir con lo que la vida le puso en el camino, y habitualmente da charlas para contar sus experiencias. Uno de los eventos donde se presentó y fue recibida con euforia fue la charla TedxRío de La Plata, en Tecnópolis.


 

Fuentes

Infobae

Texdriodelaplata

 

Mujeres que cambian el mundo

La vida de Malala Yousafzai está marcada desde el momento en que nació. El 12 de julio de 1997, su padre decidió nombrarla “Malalai”, en honor a una heroína de origen pastún, y sin saberlo encarnó en su hija la pasión por la lucha.

Su historia es tan especial y empoderante que incluso tiene su propio documental, producido por NatGeo, que en alusión al origen de su nombre se llama “Él me nombró Malala”.

Con dibujos e imágenes reales, narra todas las luchas de las que formó parte, desde su pelea contra los talibanes y contra el machismo, hasta su entusiasmo descontrolado por lograr que todas las niñas, a nivel mundial, tuvieran acceso a la educación.

Malala sigue los pasos de su padre, Ziauddin Yousafzai, maestro y activista social, a quien toma como ejemplo para emprender cada una de sus luchas.

El lema que la acompaña, y que está presente en su página Malala Fund, es: “Cuento mi historia, no porque sea única, porque no lo es. Es la historia de muchas chicas”. Y esa historia comenzó en 2007, con la toma por parte de los talibanes de su ciudad de origen, el valle de Swat (Pakistán).

En ese entonces, la prohibición de libros, música, y demás medios de comunicación era moneda corriente. También lo eran los castigos públicos para aquellos que desobedecieran  órdenes y, un año después, se hizo efectiva la censura a las mujeres, lo que significó la imposibilidad de seguir asistiendo al colegio. No solo ella se vio afectada con esta medida sino también su padre, educador que se encontró obligado a cerrar sus puertas.

Con solo 11 años, determinada a contar su experiencia, decidió usar el seudónimo “Gul Makai” y comenzó a bloguear para la BBC acerca de su vida en manos de los talibanes.

   Publicación de Malala en su blog el 3 de octubre de 2009, compartida por la BBC:

                   Ayer tuve un sueño terrible, en él estaba el Talibán y había helicópteros militares. He tenido varios sueños así desde el inicio del operativo militar en Swat.
Mi madre me hizo el desayuno y me fui a la escuela. Me dio miedo ir porque el Talibán lanzó un edicto en el que le prohibe a las niñas ir a la escuela. Sólo vinieron a clase 11 de las 27 alumnas. El número bajó por el edicto del Talibán. Mis tres amigas se fueron por esta razón con sus familias a Peshawar, Lahore y Rawalpindi”.

Después de varias publicaciones, The New York Times decidió hacer un breve documental sobre su historia y pelea por la educación de las mujeres (“Class Dismissed: Malala’s Story”, La muerte de la educación femenina).

Para 2011, la armada Pakistaní consiguió una victoria: cercar a los talibanes en ciudades rurales, logrando la vuelta a casa de todos aquellos que se habían visto obligados a irse, y la reapertura de las escuelas.

Emocionada por volver a empezar las clases, Malala también temía por su vida. Sabía que era una figura de público conocimiento, sabía que era un blanco fácil, y eso se hizo evidente un tiempo después. A pesar del miedo, Yousafzai nunca dejó de ir a la escuela mientras pudo, especialmente porque sabía la importancia que tenía satisfacer ese derecho, que para muchas otras niñas del mundo estaba prohibido.

El 9 de octubre de 2012 su vida dió un giro rotundo. Los talibanes querían asesinarla, e intentaron hacerlo cuando emprendía su camino de regreso a casa, después de salir del colegio. A pocos minutos de haber dejado el establecimiento, el micro donde iba con sus amigas se detuvo en medio de una ruta desierta. Dos hombres se acercaron a preguntar por ella y, cuando sus ojos se encontraron, abrieron fuego.

La joven pakistaní, en ese entonces de 14 años, recibió 3 disparos. Uno en el hombro, otro en el cuello y, el más peligroso de todos, en la cabeza. Increíblemente, Malala sobrevivió, pero permaneció en condición crítica por un tiempo y, después de varios traslados, despertó de un coma inducido casi a fines de octubre, en Birmingham, Inglaterra.

A pesar de que su capacidad auditiva se vio afectada, y también sus nervios faciales (lo cual le impedía el movimiento en parte de su rostro), su recuperación fue asombrosa. Celebró su cumpleaños número 16 frente a una asamblea de jóvenes en la sede central de las Naciones Unidas en Nueva York, donde dió origen a su frase más famosa:

“Un niño, un maestro, un libro y un lápiz pueden cambiar el mundo”.

Durante 2016, Malala lanzó la campaña YES ALL GIRLS, en la cual invitaba a gente del todo el mundo a apoyar la educación igualitaria, y a lo largo del 2017 recorrió varios países con su movimiento Girl Power Trip, cuya finalidad era escuchar la historia de jóvenes mujeres que luchan contra el machismo, la pobreza, la violencia y otros tipos de adversidades. 

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Hoy, Malala, la ganadora más joven del Premio Nobel de la Paz (2014), se encuentra en la universidad de Oxford estudiando Filosofía, Política y Economía, mientras sigue luchando contra las injusticias y mantiene activos sus movimientos.

Es posible encontrarla en las redes sociales bajo el nombre @Malala, donde publica con regularidad y se comunica con sus seguidores.

En sus redes, se expresa libremente sobre temas como la educación, las niñas robadas por el grupo terrorista Boko Haram, la pobreza, y otros temas que afectan a la población, especialmente a las mujeres, a nivel mundial.

Ella es activista, bloguera, heroína, valiente, luchadora… Ella es Malala.


Sobre «Class Dismissed»:

Según el documental realizado por The New York Times (2009), a raíz de la llegada de los talibanes al valle de Swat, la ciudad fue convertida en un mar de caos y violencia. Las niñas alzaron su voz para protestar en contra del cierre de escuelas, reclamando la paz en toda la región, pero sus dichos debían ser controlados, porque podían sufrir graves consecuencias.   

Algunos de los castigos públicos son mostrados incluyen latigazos, golpes, decapitaciones y, el miedo más profundo de Malala, los ataques con ácido, que forman parte de las agresiones más comunes a mujeres.

Los talibanes se comunicaban con los ciudadanos mediante el uso de la radio, indicando cada noche las reglas a seguir. Por ese mismo medio, anunciaron el cierre de las escuelas, que afectó no solo a las niñas que dejaron de estudiar, sino también a los maestros (entre ellos el padre de Malala), que perdieron su trabajo.

Durante los bombardeos, la joven pakistaní, sus hermanos y su madre se vieron obligados a irse de Swat con la mayoría de la población. Dejar su casa, sus pertenencias y al padre de familia, que se quedó en Peshawar dispuesto a dar pelea por su ciudad natal.

Según UNICEF, unos 61 millones de niños (más de la mitad, niñas) se ven privados de la educación, en especial en lugares como el África subsahariana, el sur de Asia y en países que sufren conflictos armados como Pakistán.

Con mayor educación, lxs niñxs contarían con más información para defenderse del VIH/SIDA y del matrimonio infantil, entre otras cosas, y podrían proporcionarle un mejor futuro a sus hijxs.

 


Fuentes

«Lo que me ven hacer es lo mismo que hace cada niño palestino»

Al igual que Katniss Everdeen en Los juegos del hambre, Ahed Tamimi es una joven de dieciséis años cuya figura se ha convertido en el símbolo de la resistencia de un grupo oprimido.

Sin embargo, podemos encontrar una diferencia fundamental entre la protagonista de la famosa trilogía y la activista palestina: mientras –en la ficción– la primera contaba con arco y flechas para defenderse, Ahed enfrenta –en la realidad– con sus propias manos a soldados israelíes armados.

En un video que se ha vuelto viral en las últimas semanas, grabado el 15 de diciembre pasado en la localidad cisjordana de Nabi Saleh, se puede ver a la joven que se acerca junto a su prima Nor Nayi Tamimi, de 21 años, a dos soldados que están ocupando provocativamente el patio de su casa.

Ese mismo día le habían dispararan en la cabeza a su primo de 15 años, Mohamed Tamimi, quien se encuentra internado desde entonces. En el video, Ahed los echa a patadas y empujones, mientras gente a su alrededor captura la escena con teléfonos celulares. Tres días después del suceso, ambas mujeres y la madre de la activista fueron detenidas.

«Lo que me ven hacer es lo que hace cada niño palestino, sólo que yo tengo la suerte de tener una cámara cerca».

La confrontación ocurre en medio de un clima social de protesta que se enmarca, a su vez, en la tercera intifada: una serie de levantamientos que se suceden desde el 8 de diciembre contra la última declaración del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien decidió reconocer públicamente a Jerusalén como capital de Israel.

Esta postura por parte del gobierno estadounidense ha sido muy cuestionada en Medio Oriente y en muchos países de Occidente, debido a que dicho acto incita el estallido de la violencia latente entre las partes, en lugar de promover una resolución pacífica del conflicto.

La adolescente, nacida en 2001, creció en un ambiente de resistencia. Su familia se encuentra al frente de la protesta contra la ocupación de Israel en sus tierras. Su padre, Bassem Al-Tamimi, es un activista que organiza manifestaciones contra los colonos en su localidad.

En este contexto, Ahed participa desde sus once años de las marchas que se llevan a cabo cada viernes en su poblado y, asimismo, fue retratada en otras ocasiones enfrentando soldados de las FDI, como en 2012 cuando evitó el arresto de su hermano mordiendo el puño de un oficial que lo acusaba de haber arrojado piedras al ejército.

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Resulta importante destacar, además, la significación que adquiere el accionar de Ahed ya que no sólo impacta su valor, su corta edad y su figura femenina (tan polémica para culturas conservadoras como las de Medio Oriente) sino también lo inteligente de construirse comunicativamente como un ícono de lucha.

El periodista israelí Gideon Levy lo deja en claro en su último artículo Tres razones por las que una adolescente palestina está volviendo loco a Israel:

«Israel despertó de su sueño enojado: ¿Cómo se atreve? Las tres víctimas de los bárbaros disparos no interesaban a los israelíes y los medios ni siquiera se molestaron en informar sobre ellos. Pero la bofetada (y patada) de Tamimi provocó furia. ¿Cómo se atreve a abofetear a un soldado del ejército de Israel? Un soldado cuyos compañeros abofetean, golpean, secuestran y, por supuesto, disparan a los palestinos casi todos los días.  

Realmente es audaz Tamimi. Rompió las reglas. Golpear está permitido solo para los soldados. Ella es la verdadera provocación, no el soldado que invadió su casa. Ella, que tiene tres parientes cercanos asesinados por la ocupación, cuyos padres han sido detenidos incontables veces y cuyo padre fue condenado a cuatro meses de prisión por participar en una manifestación en la entrada de una tienda de comestibles, se atrevió a resistirse a un soldado. Desfachatez palestina. Se suponía que Tamimi se enamoraría del soldado que invadió su casa, le arrojaría arroz, pero como es una ingrata lo recompensó con una bofetada. Todo se debe a la «provocación». De lo contrario, ciertamente no odiaría a su conquistador.

[…] La niña de Nabi Saleh destrozó varios mitos de los israelíes. Lo peor de todo es que se atrevió a dañar el mito israelí de la masculinidad. De repente, resulta que el soldado heroico, que nos vigila día y noche con osadía y coraje, se enfrenta a una niña con las manos vacías. ¿Qué va a pasar con nuestro machismo, que Tamimi rompió tan fácilmente, y nuestra testosterona?».

Traducción vía: http://www.rebelion.org/noticia.php?id=235691

Al día de hoy, Ahed Tamimi continúa detenida bajo la acusación de “agresión e incitación a la violencia”.