En casa no estamos seguras

La pandemia es una caja de resonancia que agudiza situaciones históricas de desigualdad. En este escenario las mujeres que sufren violencia intrafamiliar, especialmente aquellas que deben transitar el aislamiento obligatorio junto a su agresor, corren el riesgo de convertirse en las víctimas ocultas de la pandemia porque se dificultan sus posibilidades de denunciar así como el acceso a sus redes de contención.

En América Latina, en promedio 1 de cada 3 mujeres ha padecido violencia física o sexual en una relación íntima a lo largo de su vida. Además, de los 25 países con los números más elevados de femicidios, 14 están en nuestra región: nueve mujeres son asesinadas cada día. Una de las principales estrategias de control de los perpetradores de violencia doméstica es la de aislar a la víctima, es por eso que las mujeres nos encontramos resistiendo a dos pandemias letales: el Covid-19 y el machismo.

Según datos recogidos por Naciones Unidas, en Argentina, México, Colombia y otros países de la región, la violencia familiar contra las mujeres creció este año entre 30% y 50%. En nuestro país, desde la cuarentena obligatoria dispuesta como medida sanitaria contra el coronavirus, aumentaron los llamados a las líneas de ayuda por violencia de género y familiar: en la línea 144 recibieron un 40% más de llamados y en la 137 subió un 20%.

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¿De qué hablamos cuando decimos violencia de género?

En el año 1995, la Organización de las Naciones Unidas, definió a la violencia de género como: «todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada».

Esta primera definición de la ONU contempla los tipos de violencia física, sexual y psicológica, pero existen otras. La ley N° 26.485 sobre prevención, sanción y erradicación de las violencias contra las mujeres en todos los ámbitos en que estas desarrollen sus relaciones intrapersonales, nos da un marco teórico para comprender los diversos aspectos de la violencia.

La ley enuncia que se entenderá por violencia contra las mujeres «toda conducta, acción u omisión que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público o privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedando comprendidas también las perpetradas por el Estado o sus agentes».

La cuarentena que obliga a convivir a las mujeres junto a su agresor puede exacerbar los riesgos de violencia a partir de los siguientes factores:

  • Aumenta el tiempo de contacto entre la mujer y su agresor.
  • El estrés es mayor y las mujeres son las más afectadas por el cuidado de familiares durante esta pandemia.
  • La pérdida o disminución del contacto con las redes sociales (familiares y amigues) que pueden brindar apoyo y protección contra la violencia.
  • Otros servicios, como líneas directas y refugios, también pueden reducirse.

Además de las situaciones de daño físico (golpes, violación, femicidio), durante la cuarentena el distanciamiento social le permite al abusador ejercer otras formas de control y maltrato psicológico que incluyen:

  • Limitación al acceso a las noticias y otros medios, convirtiéndose en la fuente de toda la información.
  • Retención y ocultamiento de documentos, tarjetas de crédito y de obra social o medicina prepaga.
  • Control sobre las interacciones en línea o uso del teléfono celular para coartar su acceso al mundo exterior.
  • Justificación de tácticas de aislamiento basándose en la «seguridad» de la víctima.

El Estado es responsable

Con la intención de combatir la violencia de género en todos sus ámbitos, desde el Estado se crearon medidas como la implementación de nuevas vías de comunicación además de la línea 144, se permitió que las mujeres en situación de violencia pudieran circular en cualquier momento a pesar de las restricciones y hasta se realizó un convenio para que quienes necesitaban ayuda se acercaran a las farmacias y pidieran un «barbijo rojo».

Pero nada alcanza, las mujeres con o sin denuncias previas se encuentran desprotegidas frente a sus agresores que las hacen padecer todo tipo de violencias, humillaciones y, en el más extremo de los escenarios, las matan. Por su parte, programas como el de Educación Sexual Integral deben servir para educar desde edades tempranas a los varones en otros patrones socioculturales, varones que hablen a otros varones de estos temas, que no sea solo un tema de mujeres.

La pandemia silenciosa

Graciela, Ivana, Úrsula o Vanesa; Córdoba, Jujuy, Neuquén o Buenos Aires. Los nombres propios son intercambiables pero la situación es la misma: una mujer denuncia a su agresor, un violento que se cree que las mujeres son un objeto del que se puede disponer, una justicia ineficaz, un Estado ausente o con respuestas que no alcanzan, una mujer que pide ayuda desesperada y, finalmente, un femicidio.

En 2020 la pandemia no frenó los asesinatos por razones de género. Según el análisis de medios gráficos y digitales realizado por el Observatorio Ahora que sí nos ven, del 1 de enero al 30 de diciembre, ocurrieron 298 femicidios, 25 femicidios en el mes de diciembre. Lo que equivale a una mujer asesinada cada 29 horas.

Fuente: Observatorio Ahora que sí nos ven

Los datos nos vuelven a confirmar que quienes dicen amarnos son quienes nos matan, ya que en el 64,5% de los casos el femicida fue la pareja o ex pareja de la víctima. Respecto del lugar donde ocurrió el femicidio, en el año 2020 el 65% tuvo lugar en la vivienda de la víctima. Tal como venimos señalando, el hogar no es un lugar seguro para las mujeres.

El Observatorio Lucia Pérez, del medio de comunicación La Vaca, creó un mapa y un padrón colaborativo para brindar información acerca de la violencia machista. Los datos brindados muestra que en lo que transcurrió del año 2021 se cometieron 65 femicidios, 54 niñes perdieron a su madre y, en muchos casos, su padre es el femicida.

Precarizarnos también es violencia

La pandemia de Covid-19 ha profundizado la pobreza estructural de las mujeres en todos los ámbitos. La ONU calcula que unas 47 millones más de mujeres y niñas caerán por debajo de la línea de pobreza, revirtiendo así décadas de progreso para erradicar la pobreza extrema.

Este aumento en la pobreza de las mujeres se debe a que, en su gran mayoría, son ellas y las niñas quienes cargan con las labores de cuidados, haciendo aportes fundamentales para intentar enfrentar el virus. Además, la mayoría de quienes ponen el cuerpo por bajos salarios trabajando como enfermeras, docentes y empleadas de casas particulares son mujeres.

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Las tácticas de supervivencia que pueden desarrollar las mujeres en situación de violencia de cualquier tipo deben estar acompañadas por acciones externas de la comunidad, de las organizaciones que trabajan directamente con las mujeres en situación de riesgo de violencia y de las instituciones de todos los poderes del Estado (nacional, provincial y municipal) para que el mensaje #QuedateEnCasa no ponga en riesgo a mujeres y niñes.

Las mujeres no deberían ser las únicas que busquen soluciones. Para erradicar la violencia machista también es necesario el compromiso de los varones para construir nuevas masculinidades y transformar estas relaciones asimétricas de poder que sostienen un sistema patriarcal que nos explota, empobrece y mata.


Fuentes:

Imagen de portada: Canal Abierto


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Lucía no se mató sola

Esta semana se conoció el fallo por el femicidio de Lucía Pérez y no hubo justicia. O sí, pero patriarcal y con el prefijo “IN” adelante. ¿Lucía se mató sola? ¿Quién la mató? ¿Qué pasa con las vidas apagadas de las pibas?


Un femicidio que sacudió al país

Corría octubre de 2016 cuando el brutal femicidio de Lucía Pérez llegó a las pantallas de la televisión y a todos los hogares argentinos. Los detalles del crimen provocaron náuseas, congoja e impotencia. A la parálisis inicial se la combatió con el Primer Paro de Mujeres, ese miércoles negro que llenó las calles de mujeres que lloraban a Lucía, junto a un cielo rabioso que hacía lo mismo.

Dos años después, la (in)justicia patriarcal la volvió a matar. Con este fallo no hizo más que dejar en evidencia el camino inmenso que falta recorrer para que las pibas no sigan faltando de sus casas y que, si lo hacen, los culpables paguen por el delito cometido.

El fallo de la vergüenza

El tribunal de Mar del Plata, integrado por los jueces Facundo Gómez Urso, Aldo Carnevale y Pablo Viñas condenó a Matías Farías (25) y Juan Pablo Offidani (43) a 8 años de prisión por el delito de «tenencia y comercialización de estupefacientes, agravado por su venta a una menor de edad y en jurisdicción de una escuela». Además, absolvieron a Alejandro Maciel (61), el tercer imputado.

Durante los alegatos, el fiscal Daniel Vicente había pedido prisión perpetua para Farías, por considerarlo autor de «abuso sexual con acceso carnal agravado en concurso ideal con femicidio, con el agravante del suministro de estupefacientes a una menor», y 18 años de cárcel para Offidani, considerado «partícipe necesario» del delito. Para Maciel, señalado como quien habría lavado el cuerpo de la menor, había pedido la libertad.

Por su parte, el abogado de la familia, Gustavo Marceillac, había pedido que los dos primeros imputados fueran condenados a cadena perpetua y Maciel a cuatro años y medio de prisión. Sostuvo en su alegato que se estaba ante un caso de «adultos que reclutaban menores en la puerta de una escuela para venderles droga y satisfacer sus necesidades sexuales».

En el mismo fallo, el tribunal pidió que se investigase a la primera fiscal de instrucción del caso, María Isabel Sánchez (apartada de la causa luego de decir en una conferencia de prensa que la joven había sido empalada). Los especialistas, descartaron que Lucía hubiera muerto víctima del reflejo vagal y consideraron que pudo haber muerto por asfixia tóxica, debido al consumo de cocaína.

El Instituto Nacional de la Mujeres (INAM) y la Defensoría del Pueblo de la Provincia rechazaron el fallo y anunciaron que acompañarán a la familia en la apelación.

Algunas consideraciones

En las últimas horas trascendieron algunos fragmentos de la sentencia, que no hacen más que profundizar la indignación.

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¿Qué tipo de consentimiento podía manifestar una joven de 16 años drogada por hombres muchos mayores que ella? ¿Ningún juez notó la asimetría de poder? Si hay facturas y Cindor, ¿no hay violación ni femicidio? ¿Incidente de salud? ¿Lucía se murió sola? ¿Las drogas que le vendieron adultos no tuvieron nada que ver? ¿Las relaciones sexuales pueden ser consentidas en esa situación de vulnerabilidad para la joven?

Estas son apenas las primeras preguntas que surgen a partir de la lectura de la sentencia (que puede leerse completa aquí), cuyas respuestas se resumen en una sola realidad: el machismo nos está asesinando y la justicia patriarcal le da la espalda a nuestros cadáveres.

Paradas frente al ajuste: primera asamblea de organización #8M

Al costado y al fondo de la estación Federico Lacroze del tren Urquiza, sede de la Asociación Mutual Sentimiento, se reunieron más de mil mujeres, lesbianas, trans y travestis el pasado viernes para dar lugar a la primera asamblea de Ni Una Menos del año y prepararse para el paro nacional de mujeres del próximo 8 de marzo.

“No nos echan sólo por sus políticas de ajuste, sino por organizarnos, por ser mujeres, por ser feministas”, dijo una de las mujeres despedidas por PepsiCo a mediados de 2017 en el desmantelamiento de la planta de Florida que dejó a 600 personas en la calle; el 70% de ellas, mujeres.

“Tenemos que generar una unidad antimachista y antineoliberal, el 8M tenemos que llenar de feminismo las calles”, exclamó más tarde una delegada sindical del Ministerio de Economía.

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Asamblea #NiUnaMenos, 2 de febrero del 2018.

Todos los testimonios de la asamblea confluyeron en una misma urgencia: parar contra el plan de ajuste del gobierno nacional, que proyecta un país en el que no entramos todxs y precariza aún más a las mujeres.

“El 80% de las mujeres no se jubila más y nos sacaron el 20% de la jubilación”, opinó Estela Díaz, secretaria de Género de la CTA de los trabajadores, en referencia a la Reforma Jubilatoria aprobada en diciembre por el Congreso. Luego, agregó: «La cantidad de mujeres que somos acá es una expresión de la situación difícil que estamos viviendo».

Según datos del INDEC de 2017, la desocupación fue más dura para las mujeres: en el primer trimestre se registró un 8,5% para los hombres, mientras que la desocupación femenina llegó a un 10,2%.

Mónica, delegada gremial del ferrocarril Sarmiento, explicó que “el saqueo del macrismo nos pega en todo sentido. Junto con los tarifazos impusieron la Reforma Previsional, la reforma laboral que se viene, la implementación de una cobertura universal para la salud, con la cual no va a haber ni aborto legal ni nos van a sacar las muelas gratis”. 

La seguridad durante la marcha fue otro tema de discusión que se repitió en más de una intervención, en referencia a la razzia que efectuó la policía tras la movilización del 8 de marzo de 2017. “Compañeras, no hay que olvidar que la primera presa política del macrismo fue una mujer: Milagro Sala”, recordó Estela Díaz mientras analizaba el contexto de represión vivido el año pasado.

No faltó el llamado a participar de la movilización prevista para el 22 de febrero, organizada por Camioneros y a la cual adhirió un sector de la CGT y las CTA de Hugo Yaski y Pablo Miceli.

Una militante travesti hizo referencia a la pobreza que vive la población trans: “El 8M no significa algo para nosotras porque ni siquiera somos trabajadoras. Pero acompañamos la lucha y los reclamos”. Además, llamó al arco feminista a movilizar el próximo viernes 9 de febrero en el marco del juicio por el travesticidio de Diana Sacayán.

Con intervenciones de 3 minutos y una lista de más de 80 oradoras (que no llegó a finalizarse), la asamblea se extendió hasta las 21 hs. y cada discurso nombró una problemática diferente para enriquecer el comunicado final de cara al 8M. Este viernes se realizará un segundo encuentro, a partir de las 17:30 hs.

La situación precaria de las mujeres con discapacidad frente a situaciones de violencia de género, la lucha de las Madres Amazonas que reclaman la tenencia de sus hijxs negada por el Poder Judicial tras denunciar a sus exparejas violentas, y las experiencias de mujeres organizadas para buscar a compañeras, amigas y familiares desaparecidas, fueron algunos de los temas tocados en la jornada.

 

Foto de portada: Página 12