El periodismo, en su esencia, busca ser genuino y fiel a sus lectores, oyentes y televidentes. Se trata de eso, de encontrar la verdad para poder brindársela al público. Durante la última dictadura cívico-militar argentina, hubo medios de comunicación que la apoyaron, pero también existieron aquellas personas que no mintieron y mostraron la realidad que el país atravesaba.
Para entender el rol de los medios masivos, hay que comprender el término «censura». Esta era una herramienta que utilizaban con frecuencia los militares de tres formas diferentes: censura previa, que consistía en revisar todo lo destinado a los grandes medios antes de que llegara al público; censura, que refiere a la eliminación de la nota ya publicada; y autocensura, cuando los mismos periodistas decidían no hablar de ciertas cosas.
La radio
El 24 de marzo de 1976, a las 3:15 a.m., comenzó el sexto golpe de estado desde 1930 conducido por las FF. AA. Desde ese momento, las radios de todo el país se llenaron de censura, levantamiento de programas, clausura de emisoras y personas sobre las que no se podía hablar. Los puestos de asesores fueron ocupados por militares que, lejos de ayudar en los contenidos de la programación, se encargaban de controlar que todo funcionara de acuerdo a sus ideas. Había que ser cuidadoso con cada palabra dicha, cada canción que se pasaba. Toda la información se reducía a los primeros grandes pasos de Diego Armando Maradona.
La libertad de expresión estaba corrompida en una sociedad atravesada por la violencia como nunca se había visto. Es por eso que, a partir de entonces, se pusieron de moda las llamadas “radios ilegales”, barriales, alternativas que fueron aprovechadas por gente que quería contar su historia y lo que sucedía realmente.
La prensa escrita
El diario que se animó a escribir lo que sabía sobre lo que pasaba fue La Prensa, que en varias oportunidades publicó solicitadas exigiéndole al Estado que dijera la verdad al pueblo. No obstante, en su mayoría, los periódicos apoyaron el golpe de estado. Ejemplos claros pueden encontrarse tanto en Clarín como en La Nación, donde no se pudo leer en ninguna de sus ediciones alguna nota respecto de los desaparecidos o los muertos.
La Razón se declaró de manera pública a favor del régimen hasta el final y, cuando este concluyó, confesaron estar totalmente en contra. El diario se caracterizó por “no hablar de nada”, sus notas eran vacías en contenido y nada tenían que ver con la actualidad de Argentina.
Sin embargo, dentro de todo el terror, la violencia y la desinformación, hubo algunos periódicos que se animaron, periodistas que arriesgaron sus vidas (y algunos la perdieron) para contarle a los ciudadanos lo poco que sabían. Buenos Aires Herald fue uno de los primeros en publicar listas de desaparecidos y también varios artículos sobre derechos humanos y sus violaciones.
La televisión
No fue la excepción. Plagados por la censura, los conductores y los actores recurrían al doble sentido para referirse a la situación de la república. El clásico “Tato” se burlaba una y otra vez de los militares y de muchas cosas que ellos hacían, pero no podían prohibirlo porque que jamás los nombraba. La televisión era en blanco y negro, hasta el Mundial del 78’ cuando se introdujo la TV a color, y los canales eran cuatro: Canal 7 (del Estado), Canal 9, Canal 11 y Canal 13.
Alguien distinto
Lo censuraron, lo mataron, intentaron callar su voz pero no pudieron: Rodolfo Walsh. Ejemplo como tantos otros de que el periodismo estaba ahí para llegar a todos, para quitar las vendas y abrir los ojos. A pocos días de la divulgación de la tan valiosa Carta abierta a la Junta Militar, el periodista fue emboscado por el subcomisario Webber y un pelotón especializado. Se resistió, luchó y entonces lo mataron. Su cuerpo nunca apareció.
En aquel momento, todo lo que Walsh decía parecía una locura: a los ciudadanos les costaba entender y nadie podía creer que todo eso (violación de derechos, tortura, desaparecidos) estuviera pasando en Argentina, en nuestro país.
En memoria de aquellos periodistas que hoy no están y que lucharon con su vida por la verdad.
Fuentes: http://www.desaparecidos.org/
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