A sus padres, los médicos les dijeron que su vida iba a ser difícil, que no iba a poder estudiar, que no iba a terminar la primaria, y mucho menos la secundaria. Constanza les demostró lo contrario. Se recibió de psicopedagoga y ejerce su profesión tanto en forma particular como dentro de un colegio. En 2013 fue una de las jóvenes sobresalientes de la Cámara Junior Internacional.
Hoy tiene 34 años y les enseña a todxs que si unx lucha, puede alcanzar sus sueños, pero su vida nunca fue fácil. Al nacer, Constanza tuvo un paro cardiorespiratorio, y otro 12 horas más tarde. La falta de oxígeno le ocasionó una lesión en el cerebro que afectó toda su parte motriz y le diagnosticaron parálisis cerebral.
A lo largo de sus años de estudio, hubo gente que la apoyó, consciente de que era capaz de hacer muchas cosas, pero también se encontró con personas que no sabían entenderla.
«Preferían que esté en el fondo del aula porque no sabían qué hacer conmigo. No estaban preparados. Nadie está preparado. La discapacidad no te manda un Whatsapp y te dice: ‘Preparate, llego en cinco'».
Constanza sostiene que trabaja pensando formas para que otros puedan, difunde su mirada de la discapacidad a través de su proyecto “Desde Adentro”, y trata de brindarles contención a los chicos de la escuela donde trabaja, mediante nuevas alternativas a la hora de educarlos.
Uno de los problemas que la joven remarca es que, durante los tratamientos, los especialistas repiten fórmulas iguales para casos distintos.
«No es lo mismo estudiar sobre una pierna torcida que convivir a diario con una pierna torcida.
En cuanto a la parálisis cerebral te indican fortalecer el tronco, estimular la marcha, poner férulas, hacer cirugías… Pero, ¿y la persona? ¿La miraron? ¿Saben cómo convive con sus dificultades? ¿Cuáles son sus deseos y sus temores? Si son chicos, ¿respetan sus espacios de juego tan necesarios para crecer? La persona siempre es mucho más que un diagnóstico».
Además, sostiene que es necesario crear entornos y contextos más flexibles, donde la persona con discapacidad pueda ser y hacer a su modo sin tener que parecerse a nadie para recibir el premio de ser incluido. «Lo que hace falta es ser simples. Hacer más fácil lo que ya es difícil».
«No somos pobrecitos, ni tampoco somos angelitos, no somos especiales. Especiales son las pizzas. No tenemos capacidades diferentes, capacidades diferentes tienen un balde y un vaso. Somos personas con discapacidad. Personas».
Constanza emociona y conmueve. Aprendió a convivir con lo que la vida le puso en el camino, y habitualmente da charlas para contar sus experiencias. Uno de los eventos donde se presentó y fue recibida con euforia fue la charla TedxRío de La Plata, en Tecnópolis.
El sábado 21 de octubre, en el marco de las charlas TEDxRiodelaPlata, Georgina Orellano fue oradora y habló de su historia como madre, trabajadora sexual y feminista.
“Georgina Orellano: Las putas somos trabajadoras. Es Secretaria General de AMMAR. Desde esa institución, trabaja para defender los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales de la Argentina”.
Así fue presentada Georgina en las pantallas de TEDxRiodelaPlata, previo al comienzo del cuarto bloque, el cual se encargó de cerrar.
Comenzó contando sobre un puesto de administrativa al que había llegado gracias a un cliente y que había aceptado para alejarse del trabajo sexual, un trabajo que en su momento no lograba aceptar como propio y no podía blanquear ante su entorno.
“Un día, mi jefe me pidió que preparara 40 cafés. (…) Cuando los llevé, le serví primero a mi jefe, y cuando quise seguir sirviendo, me agarró fuerte del brazo, frente a todos, y me dijo que el café estaba frío, que lo preparara de nuevo. Y nadie en esa sala de reuniones dijo nada. Yo era la única mujer entre todos hombres”.
Esa situación la hizo sentir avergonzada, humillada, y le hizo darse cuenta de que su anterior trabajo no era tan malo como creía. Que le permitía establecer sus propios límites y decidir qué situaciones no estaba dispuesta a permitir.
Fue entonces cuando decidió volver a ejercer el trabajo sexual pero, esta vez ya con un hijo de por medio, sentía la necesidad de presentar su situación a su entorno.
Contó que tuvo mucho temor de contarle a su madre cuál era su verdadero trabajo. Temía que no la aceptara y no entendiera sus razones. Que la alejara de su ceno familiar. Sin embargo, su madre lo tomó bien y supo aceptar la realidad de su hija.
Quien también lo tomó bien, y hoy en día lo tiene naturalizado, fue su hijo Santino.
“Un día en el colegio le pidieron que dibuje de qué trabajaban mamá y papá. Y me dibujo a mí en una esquina, con un auto adelante. Y dijo en frente de la maestra ‘mi mamá es trabajadora sexual’, a lo que la maestra le dijo que se había confundido, que su mamá era ‘trabajadora social’”.
Luego de ese episodio, y al ver lo consternado que había quedado el niño ante la situación, Georgina fue a una reunión con la directoria y la maestra. Le sorprendió del apoyo que recibió por parte de ambas, quienes se pusieron a su disposición para trabajar al respecto en el aula.
Casi por (mala) costumbre, Georgina no esperaba recibir este trato por parte de ellas, ya que usualmente la gente al saber de su trabajo no logra dejar de lado sus conceptos preconcebidos y sus prejuicios sobre la prostitución.
«Tenemos un código: no atendemos a aquellas personas que no cumplen con las condiciones que establecemos nosotras mismas».
Georgina contó una situación que vivió junto con sus compañeras luego de que una de ellas se negara a atender a un hombre por no cumplir con las condiciones establecidas, y él decidiera tomar venganza. Comenzó a molestarlas y se unió a la junta vecinal, donde convenció a los vecinos de que las echaran de la zona.
«Las trabajadoras sexuales desearíamos vivir en una sociedad que no nos juzgue ni nos cuestione», declaró en un momento.
De manera constante, se las victimiza y se las compara con las victimas de trata de personas. Quiso dejar en claro que hay que empezar a diferenciar trabajo sexual de trata de personas, y que esta última no solo sucede con la prostitución: la trata está presente en muchos otros ámbitos, tales como el trabajo rural y el textil.
“Los mismos problemas que tenemos las trabajadoras sexuales son los mismos que tienen todas las mujeres por nacer en una sociedad patriarcal y machista”.
En una charla que logró cautivar al publico de principio a fin, Georgina habló de la lucha de las trabajadoras sexuales por derechos laborales y alternativas para quienes quieren dejar de ejercer este trabajo. Además, mencionó cómo constantemente combaten el estigma social y los estereotipos que se les imponen a diario.
Una anécdota que terminó de ganarse al público fue la que cerró la charla y disparó una ovación para Georgina:
“Un día, mi hijo salió del colegio y me dijo que un compañero, para molestarlo, le había dicho a los demás: «La mamá de Santino es puta». Yo me quedé helada y le pregunté que había hecho. Me dijo que le respondió que su mamá no era puta, que su mamá es la secretaria general de todas las putas”.
Georgina en los ensayos previos al evento.
La experiencia desde adentro
Días después del evento, nos contactamos con Georgina para preguntarle sobre su experiencia, desde la preparación hasta la repercusión que tuvo una vez que finalizó.
Escritura Feminista: ¿Cómo llegaste a las charlas TEDx? ¿Te contactaron ellos o alguien te propuso como oradora?
Georgina: El equipo de prensa de la organización, junto con compañeras trabajadoras sexuales, había visto la convocatoria, que era una convocatoria abierta y bueno, me habían sugerido [como oradora].
Yo en principio no le di tanta importancia, porque no es un formato al que estemos acostumbradas desde la organización, a dar charlas o a visibilizar nuestras reivindicaciones, nuestro trabajo, nuestra lucha. Así que ellas me insistieron, contándome un poco cómo era el formato, diciéndome que eran charlas multitudinarias, que eran de mucha visibilidad, no solo en el momento en cual se daba la charla (que era ante diez mil personas), sino después, cómo repercute eso con los videos de las charlas.
No estaba tan convencida, hasta que llegó el último día que se podía mandar un video contando en un minuto por qué queríamos dar una charla TEDx y de qué tema queríamos hablar, así que lo filmamos muy a las apuradas.
Ahí dije que me encantaría poder contar qué hay detrás de una trabajadora sexual, cuáles son sus problemáticas, sus vivencias, humanizar un poco a la trabajadora sexual. Hablar un poco del trabajo sexual con una perspectiva de derechos laborales y una perspectiva feminista. Acercar más a una posición de mujer parte de la clase trabajadora y corrernos del estereotipo que socialmente nos suelen imponer a las prostitutas.
Lo mandamos, y a los pocos días recibí un mail diciéndome que había quedado preseleccionada y que me esperaban en un casting. Fui sin preparar ningún tipo de charla. Me decían que tenía que preparar lo que quería decir en cinco minutos. Ya tenemos desde la militancia, más o menos, desarrollado lo que queremos decir, cómo queremos sensibilizar al público.
Así que fui, dije mas o menos qué era AMMAR, por qué yo me acerque a la organización, cuáles eran las reivindicaciones nuestras. Me fui, y a los pocos días me dijeron que estaba seleccionada. Les había encantado y querían tener una charla que hable de género, de feminismo, y que para ese formato habían elegido el tema del trabajo sexual.
Acepté, y cuando me dieron a la coach [quien ayudó a preparar la charla] comenzaron una serie de dificultades porque claramente no me adaptaba, o por ahí no abría tampoco mi corazón para poder contar cosas mías, como tenía que ser el armado de la charla.
Estuvimos en varias oportunidades con la coach… Yo le contaba de la militancia, de mi vida, de Santino [su hijo], del colegio, mi vida diaria, mi familia, la organización, las disputas que hay dentro del feminismo. Cuando la terminamos de armar, sentía que era una charla donde yo contaba más sobre mis vivencias y no tanto lo colectivo, como solemos estar acostumbradas en la organización.
En uno de los ensayos finales, fui para decirles que no me animaba, que no me sentía segura de poder hacerlo, que no era ese momento. Estaba la posibilidad de dejarlo para el año que viene, una posibilidad que me había dado la coach. Si yo no me sentía preparada, podíamos madurar más la charla y darla el año que viene. Así que yo quería esa opción, dejarla para el año próximo.
Así que fui al ensayo general, di la charla que habíamos preparado y una de las personas que son parte del equipo de TEDxRiodelaPlata, una señora que ya había participado de las charlas, levantó la voz cuando terminaron los aplausos y dijo que tenía clientas que eran prostitutas, que ella era psicóloga y que los tres casos que tuvo, justamente, lo que más padecían era el estigma.
Que les pesaba un montón, que les dolía un montón, que había mucho miedo en ellas cuando las familias y los hijos se enterasen, y una y otra vez caían en ese miedo. Me dijo: “Si te hubiera conocido antes, las hubiese traído a mis clientas para que te escuchen y no sabes qué bien les hubiese hecho”. Ella no sabía que había una organización de trabajadoras sexuales, que sino a esas clientas las hubiese derivado para que la conocieran.
Eso tan simple es lo que me llevó a analizar con mis demás compañeras que [la charla] tiene una llegada a un público que no es militante, un público al cual no estamos acostumbradas y que claramente desconoce que las trabajadoras sexuales estamos organizadas, pero que tiene un contacto con ellas; en este caso, esta psicóloga que tenía clientas trabajadoras sexuales.
Así que, por el comentario de esa compañera en uno de los ensayos es que después me puse más pila con la charla y le dije a mi coach que bueno, que la iba a dar este año, que sentía que estaba preparada y que había entendido el formato. Por ahí me costaba amigarme con el formato de la charla, las risas, los aplausos, que sea emocionante, emotiva, pero bueno, iba a llegar a un público al que de otra forma nosotras no tendríamos la posibilidad de llegar.
E.F.: Cuando llegó el sábado, ¿cómo te sentiste? ¿Cómo te recibieron en el evento?
G:Durantetodo el proceso de ensayos y encuentros que hubo con lxs demás participantes de las charlas TEDx, yo me sentía medio como un sapo de otro pozo. Pero cuando llegó el sábado, me relajé.
Comencé a conversar con lxs distintxs participantes, a conocer más de ellxs como personas. Me trataron súper bien siempre, todxs. Desde la coach hasta quienes conducían el evento. Siempre hubo una cuestión de contención. Mucho acompañamiento. Me sentí muy acompañada por todxs en todo momento.
Mucho amor también para con mi hijo. Yo fui con él, veía desde arriba del escenario cuando hablaba que Santino estaba escuchando desde el público, a un costadito del escenario abrazado con las compañeras del equipo de la TEDx, y sentí como un alivio de ver que él estaba contenido. Sentí eso, me sentí super contenida.
Había ahí una sororidad, una solidaridad y un fuerte compañerismo, en el único momento en el que me sentí nerviosa fue cuando estaba por subir. Ahí sentí mucho nervio, tenia miedo de equivocarme la letra, en alguna que otra palabra. La coach y lxs demás compañerxs me súper contuvieron, haciéndome desde masajes hasta hablándome.
La sensación que yo tuve cuando me subí al escenario fue la misma sensación que cuando le conté a mi mamá que era trabajadora sexual. Le estaba contando mi vida diaria a personas que no conocía. Solo en la primera fila estaban mis compañeras y después no conocía al resto del público ni ellos me conocían a mí. Esa sensación de pararme frente a un público que no me conoce y abrirme para que me conozcan y se sensibilicen con el trabajo sexual, y conozcan la organización también.
La verdad es que hay un gran trabajo que hacen muchas personas, que por ahí desde abajo no se ve, pero yo tuve la suerte de poder vivirlo y saber que hay muchxs compañerxs que hasta el día de hoy me siguen escribiendo, agradeciéndome que haya querido participar, que están súper contentxs y agradecidxs de que me haya animado.
Así que yo también estoy agradecida de que hayan dado la posibilidad de que las voces de las trabajadoras sexuales lleguen a un lugar impensado.
E.F.: ¿Cómo se sintió ver a toda esa gente que, una vez que terminó la charla, te aplaudió de pie y luego te hizo llegar su cariño a través de las redes sociales? ¿Estabas preparada para eso? ¿Te imaginabas que el público te iba a recibir tan bien?
G:La verdad es que con mis compañeras no estábamos preparadas para recibir el cariño y la aceptación del público. A mí me sorprendía que cada frase que decía, el público la recibía muy bien y aplaudía.
La charla no estaba justamente preparada para eso. Con la coach pensamos que la única parte que se iba a interrumpir para el aplauso era el final, con la anécdota de mi hijo. Así que todas las interrupciones que tuvimos… A mí me sorprendieron y a la coach también.
Fue muy emocionante, porque cuando yo bajé estaban todxs ahí felicitandome, diciéndome que había salido muy bien. No solo por las redes sociales, sino que hay mucha gente que escribió por mail a la organización haciendo llegar las felicitaciones y queriendo conocer más de AMMAR, o entrando a la página donde se sumaron un montón de visitas.
Hay muchos que escriben que conocieron AMMAR a partir de la charla TEDx. Entonces ahí comencé, por lo menos yo, a ver que en realidad mis compañeras, cuando me dijeron del impacto y la llegada al público masivo que tiene, tenían razón. Era yo la que no entraba en razón por que no conocía verdaderamente el formato de las charlas y la masividad. Nos sorprendimos, pero para bien.
E.F.: ¿Creés que con estos espacios que están teniendo para poder hablar sobre el trabajo de AMMAR y la lucha de las trabajadoras sexuales, y el interés que genera en la gente, están más cerca de lograr un debate aún mayor que lleve finalmente a cumplir el objetivo que vienen persiguiendo como organización?
G: Nosotras creemos que todos los espacios para poder hablar sobre trabajo sexual son necesarios. Los colegios secundarios, los partidos políticos, los movimientos sociales, sindicales, el movimiento de mujeres, el movimiento feminista, el colectivo LGBTIQ y espacios como estos que tienen tanta difusión y tanta llegada.
Me parece que es como un rompecabezas de todo, nos sirve tener una mirada en el aspecto más sindical, otra en el aspecto del movimiento feminista y otra en estos espacios que tienen gran difusión dentro de una gran parte de la sociedad. Nos parece que todo suma a que se pueda comenzar a debatir o a poner en agenda política la necesidad del reconocimiento de derechos laborales para las trabajadoras sexuales.
E.F.: ¿Algo más que quieras contar sobre el trabajo que vienen haciendo desde AMMAR?
G: Desde AMMAR venimos luchando hace 22 años para que se deroguen todas las normativas vigentes en nuestro país que criminalizan [el trabajo sexual] y otorgan mayor poder a las fuerzas de seguridad para perseguir, hostigar, violentar y coimear a toda aquella persona que se dedica al trabajo sexual.
También, una de nuestras principales reivindicaciones es poder acceder a derechos laborales como obra social y jubilación, y tener esa herramienta de reconocimiento como parte de la clase trabajadora.
Nosotras creemos que también nos va a permitir vivir en una sociedad que no nos estigmatice ni nos discrimine por el solo hecho de dedicarnos al trabajo sexual. Que la sociedad toda cambie la mirada peyorativa, discriminatoria, negativa y llena estigma que tiene sobre todo hacia las mujeres que nos dedicamos al trabajo sexual.
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