Trabajadoras del sexo virtual

Hace algunos días, el Ministerio de Salud de la Nación informó a la población que, entre los cuidados contra el coronavirus, recomendaba practicar sexo virtual. Los chistes no tardaron en circular en Twitter, y sin embargo esta modalidad lleva vigente largo rato y es una forma de vida para muchas trabajadoras sexuales virtuales. Sigue leyendo Trabajadoras del sexo virtual

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Secretaria general de todas las putas

El sábado 21 de octubre, en el marco de las charlas TEDxRiodelaPlata, Georgina Orellano fue oradora y habló de su historia como madre, trabajadora sexual y feminista.

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Georgina Orellano: Las putas somos trabajadoras. Es Secretaria General de AMMAR. Desde esa institución, trabaja para defender los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales de la Argentina”.

Así fue presentada Georgina en las pantallas de TEDxRiodelaPlata, previo al comienzo del cuarto bloque, el cual se encargó de cerrar.

Comenzó contando sobre un puesto de administrativa al que había llegado gracias a un cliente y que había aceptado para alejarse del trabajo sexual, un trabajo que en su momento no lograba aceptar como propio y no podía blanquear ante su entorno.

“Un día, mi jefe me pidió que preparara 40 cafés. (…) Cuando los llevé, le serví primero a mi jefe, y cuando quise seguir sirviendo, me agarró fuerte del brazo, frente a todos, y me dijo que el café estaba frío, que lo preparara de nuevo. Y nadie en esa sala de reuniones dijo nada. Yo era la única mujer entre todos hombres”.

Esa situación la hizo sentir avergonzada, humillada, y le hizo darse cuenta de que su anterior trabajo no era tan malo como creía. Que le permitía establecer sus propios límites y decidir qué situaciones no estaba dispuesta a permitir.

Fue entonces cuando decidió volver a ejercer el trabajo sexual pero, esta vez ya con un hijo de por medio, sentía la necesidad de presentar su situación a su entorno.

Contó que tuvo mucho temor de contarle a su madre cuál era su verdadero trabajo. Temía que no la aceptara y no entendiera sus razones. Que la alejara de su ceno familiar. Sin embargo, su madre lo tomó bien y supo aceptar la realidad de su hija.

Quien también lo tomó bien, y hoy en día lo tiene naturalizado, fue su hijo Santino.

“Un día en el colegio le pidieron que dibuje de qué trabajaban mamá y papá. Y me dibujo a mí en una esquina, con un auto adelante. Y dijo en frente de la maestra ‘mi mamá es trabajadora sexual’, a lo que la maestra le dijo que se había confundido, que su mamá era ‘trabajadora social’”.

Luego de ese episodio, y al ver lo consternado que había quedado el niño ante la situación, Georgina fue a una reunión con la directoria y la maestra. Le sorprendió del apoyo que recibió por parte de ambas, quienes se pusieron a su disposición para trabajar al respecto en el aula.

Casi por (mala) costumbre, Georgina no esperaba recibir este trato por parte de ellas, ya que usualmente la gente al saber de su trabajo no logra dejar de lado sus conceptos preconcebidos y sus prejuicios sobre la prostitución.

«Tenemos un código: no atendemos a aquellas personas que no cumplen con las condiciones que establecemos nosotras mismas». 

Georgina contó una situación que vivió junto con sus compañeras luego de que una de ellas se negara a atender a un hombre por no cumplir con las condiciones establecidas, y él decidiera tomar venganza. Comenzó a molestarlas y se unió a la junta vecinal, donde convenció a los vecinos de que las echaran de la zona.

«Las trabajadoras sexuales desearíamos vivir en una sociedad que no nos juzgue ni nos cuestione», declaró en un momento.

De manera constante, se las victimiza y se las compara con las victimas de trata de personas. Quiso dejar en claro que hay que empezar a diferenciar trabajo sexual de trata de personas, y que esta última no solo sucede con la prostitución: la trata está presente en muchos otros ámbitos, tales como el trabajo rural y el textil.

“Los mismos problemas que tenemos las trabajadoras sexuales son los mismos que tienen todas las mujeres por nacer en una sociedad patriarcal y machista”.

En una charla que logró cautivar al publico de principio a fin, Georgina habló de la lucha de las trabajadoras sexuales por derechos laborales y alternativas para quienes quieren dejar de ejercer este trabajo. Además, mencionó cómo constantemente combaten el estigma social y los estereotipos que se les imponen a diario.

Una anécdota que terminó de ganarse al público fue la que cerró la charla y disparó una ovación para Georgina:

“Un día, mi hijo salió del colegio y me dijo que un compañero, para molestarlo, le había dicho a los demás: «La mamá de Santino es puta». Yo me quedé helada y le pregunté que había hecho. Me dijo que le respondió que su mamá no era puta, que su mamá es la secretaria general de todas las putas.

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Georgina en los ensayos previos al evento.

La experiencia desde adentro 

Días después del evento, nos contactamos con Georgina para preguntarle sobre su experiencia, desde la preparación hasta la repercusión que tuvo una vez que finalizó.

Escritura Feminista: ¿Cómo llegaste a las charlas TEDx? ¿Te contactaron ellos o alguien te propuso como oradora?

Georgina: El equipo de prensa de la organización, junto con compañeras trabajadoras sexuales, había visto la convocatoria, que era una convocatoria abierta y bueno, me habían sugerido [como oradora].

Yo en principio no le di tanta importancia, porque no es un formato al que estemos acostumbradas desde la organización, a dar charlas o a visibilizar nuestras reivindicaciones, nuestro trabajo, nuestra lucha. Así que ellas me insistieron, contándome un poco cómo era el formato, diciéndome que eran charlas multitudinarias, que eran de mucha visibilidad, no solo en el momento en cual se daba la charla (que era ante diez mil personas), sino después, cómo repercute eso con los videos de las charlas.

No estaba tan convencida, hasta que llegó el último día que se podía mandar un video contando en un minuto por qué queríamos dar una charla TEDx y de qué tema queríamos hablar, así que lo filmamos muy a las apuradas.

Ahí dije que me encantaría poder contar qué hay detrás de una trabajadora sexual, cuáles son sus problemáticas, sus vivencias, humanizar un poco a la trabajadora sexual. Hablar un poco del trabajo sexual con una perspectiva de derechos laborales y una perspectiva feminista. Acercar más a una posición de mujer parte de la clase trabajadora y corrernos del estereotipo que socialmente nos suelen imponer a las prostitutas.

Lo mandamos, y a los pocos días recibí un mail diciéndome que había quedado preseleccionada y que me esperaban en un castingFui sin preparar ningún tipo de charla. Me decían que tenía que preparar lo que quería decir en cinco minutos. Ya tenemos desde la militancia, más o menos, desarrollado lo que queremos decir, cómo queremos sensibilizar al público.

Así que fui, dije mas o menos qué era AMMAR, por qué yo me acerque a la organización, cuáles eran las reivindicaciones nuestras. Me fui, y a los pocos días me dijeron que estaba seleccionada. Les había encantado y querían tener una charla que hable de género, de feminismo, y que para ese formato habían elegido el tema del trabajo sexual.

Acepté, y cuando me dieron a la coach [quien ayudó a preparar la charla] comenzaron una serie de dificultades porque claramente no me adaptaba, o por ahí no abría tampoco mi corazón para poder contar cosas mías, como tenía que ser el armado de la charla.

Estuvimos en varias oportunidades con la coach… Yo le contaba de la militancia, de mi vida, de Santino [su hijo], del colegio, mi vida diaria, mi familia, la organización, las disputas que hay dentro del feminismo. Cuando la terminamos de armar, sentía que era una charla donde yo contaba más sobre mis vivencias y no tanto lo colectivo, como solemos estar acostumbradas en la organización.

En uno de los ensayos finales, fui para decirles que no me animaba, que no me sentía segura de poder hacerlo, que no era ese momento. Estaba la posibilidad de dejarlo para el año que viene, una posibilidad que me había dado la coach. Si yo no me sentía preparada, podíamos madurar más la charla y darla el año que viene. Así que yo quería esa opción, dejarla para el año próximo.

Así que fui al ensayo general, di la charla que habíamos preparado y una de las personas que son parte del equipo de TEDxRiodelaPlata, una señora que ya había participado de las charlas, levantó la voz cuando terminaron los aplausos y dijo que tenía clientas que eran prostitutas, que ella era psicóloga y que los tres casos que tuvo, justamente, lo que más padecían era el estigma.

Que les pesaba un montón, que les dolía un montón, que había mucho miedo en ellas cuando las familias y los hijos se enterasen, y una y otra vez caían en ese miedo. Me dijo: “Si te hubiera conocido antes, las hubiese traído a mis clientas para que te escuchen y no sabes qué bien les hubiese hecho”Ella no sabía que había una organización de trabajadoras sexuales, que sino a esas clientas las hubiese derivado para que la conocieran.

Eso tan simple es lo que me llevó a analizar con mis demás compañeras que [la charla] tiene una llegada a un público que no es militante, un público al cual no estamos acostumbradas y que claramente desconoce que las trabajadoras sexuales estamos organizadas, pero que tiene un contacto con ellas; en este caso, esta psicóloga que tenía clientas trabajadoras sexuales.

Así que, por el comentario de esa compañera en uno de los ensayos es que después me puse más pila con la charla y le dije a mi coach que bueno, que la iba a dar este año, que sentía que estaba preparada y que había entendido el formato. Por ahí me costaba amigarme con el formato de la charla, las risas, los aplausos, que sea emocionante, emotiva, pero bueno, iba a llegar a un público al que de otra forma nosotras no tendríamos la posibilidad de llegar.

E.F.: Cuando llegó el sábado, ¿cómo te sentiste? ¿Cómo te recibieron en el evento?

G: Durante todo el proceso de ensayos y encuentros que hubo con lxs demás participantes de las charlas TEDx, yo me sentía medio como un sapo de otro pozo. Pero cuando llegó el sábado, me relajé.

Comencé a conversar con lxs distintxs participantes, a conocer más de ellxs como personas. Me trataron súper bien siempre, todxs. Desde la coach hasta quienes conducían el evento. Siempre hubo una cuestión de contención. Mucho acompañamiento. Me sentí muy acompañada por todxs en todo momento.

Mucho amor también para con mi hijo. Yo fui con él, veía desde arriba del escenario cuando hablaba que Santino estaba escuchando desde el público, a un costadito del escenario abrazado con las compañeras del equipo de la TEDx, y sentí como un alivio de ver que él estaba contenido. Sentí eso, me sentí super contenida.

Había ahí una sororidad, una solidaridad y un fuerte compañerismo, en el único momento en el que me sentí nerviosa fue cuando estaba por subir. Ahí sentí mucho nervio, tenia miedo de equivocarme la letra, en alguna que otra palabra. La coach y lxs demás compañerxs me súper contuvieron, haciéndome desde masajes hasta hablándome.

La sensación que yo tuve cuando me subí al escenario fue la misma sensación que cuando le conté a mi mamá que era trabajadora sexual. Le estaba contando mi vida diaria a personas que no conocía. Solo en la primera fila estaban mis compañeras y después no conocía al resto del público ni ellos me conocían a mí. Esa sensación de pararme frente a un público que no me conoce y abrirme para que me conozcan y se sensibilicen con el trabajo sexual, y conozcan la organización también.

La verdad es que hay un gran trabajo que hacen muchas personas, que por ahí desde abajo no se ve, pero yo tuve la suerte de poder vivirlo y saber que hay muchxs compañerxs que hasta el día de hoy me siguen escribiendo, agradeciéndome que haya querido participar, que están súper contentxs y agradecidxs de que me haya animado.

Así que yo también estoy agradecida de que hayan dado la posibilidad de que las voces de las trabajadoras sexuales lleguen a un lugar impensado.

E.F.: ¿Cómo se sintió ver a toda esa gente que, una vez que terminó la charla, te aplaudió de pie y luego te hizo llegar su cariño a través de las redes sociales? ¿Estabas preparada para eso? ¿Te imaginabas que el público te iba a recibir tan bien?  

G: La verdad es que con mis compañeras no estábamos preparadas para recibir el cariño y la aceptación del público. A mí me sorprendía que cada frase que decía, el público la recibía muy bien y aplaudía.

La charla no estaba justamente preparada para eso. Con la coach pensamos que la única parte que se iba a interrumpir para el aplauso era el final, con la anécdota de mi hijo. Así que todas las interrupciones que tuvimos… A mí me sorprendieron y a la coach también.

Fue muy emocionante, porque cuando yo bajé estaban todxs ahí felicitandome, diciéndome que había salido muy bien. No solo por las redes sociales, sino que hay mucha gente que escribió por mail a la organización haciendo llegar las felicitaciones y queriendo conocer más de AMMAR, o entrando a la página donde se sumaron un montón de visitas.

Hay muchos que escriben que conocieron AMMAR a partir de la charla TEDx. Entonces ahí comencé, por lo menos yo, a ver que en realidad mis compañeras, cuando me dijeron del impacto y la llegada al público masivo que tiene, tenían razón. Era yo la que no entraba en razón por que no conocía verdaderamente el formato de las charlas y la masividad. Nos sorprendimos, pero para bien.

E.F.: ¿Creés que con estos espacios que están teniendo para poder hablar sobre el trabajo de AMMAR y la lucha de las trabajadoras sexuales, y el interés que genera en la gente, están más cerca de lograr un debate aún mayor que lleve finalmente a cumplir el objetivo que vienen persiguiendo como organización?

G: Nosotras creemos que todos los espacios para poder hablar sobre trabajo sexual son necesarios. Los colegios secundarios, los partidos políticos, los movimientos sociales, sindicales, el movimiento de mujeres, el movimiento feminista, el colectivo LGBTIQ y espacios como estos que tienen tanta difusión y tanta llegada.

Me parece que es como un rompecabezas de todo, nos sirve tener una mirada en el aspecto más sindical, otra en el aspecto del movimiento feminista y otra en estos espacios que tienen gran difusión dentro de una gran parte de la sociedad. Nos parece que todo suma a que se pueda comenzar a debatir o a poner en agenda política la necesidad del reconocimiento de derechos laborales para las trabajadoras sexuales.

E.F.: ¿Algo más que quieras contar sobre el trabajo que vienen haciendo desde AMMAR?

G: Desde AMMAR venimos luchando hace 22 años para que se deroguen todas las normativas vigentes en nuestro país que criminalizan [el trabajo sexual] y otorgan mayor poder a las fuerzas de seguridad para perseguir, hostigar, violentar y coimear a toda aquella persona que se dedica al trabajo sexual.

También, una de nuestras principales reivindicaciones es poder acceder a derechos laborales como obra social y jubilación, y tener esa herramienta de reconocimiento como parte de la clase trabajadora.

Nosotras creemos que también nos va a permitir vivir en una sociedad que no nos estigmatice ni nos discrimine por el solo hecho de dedicarnos al trabajo sexual. Que la sociedad toda cambie la mirada peyorativa, discriminatoria, negativa y llena estigma que tiene sobre todo hacia las mujeres que nos dedicamos al trabajo sexual.


Imágenes:
TEDxRíodelaPlata

Las sobrevivientes

La presidenta de la Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos (AMADH) charló con Escritura Feminista el pasado 3 de junio y afirmó su postura abolicionista frente a la reglamentación de la prostitución: «va a convertir a los proxenetas en empresarios, como pasó en Holanda y Alemania»

En la esquina entre Av de Mayo y 9 de Julio, una bandera violeta gigante llamaba la atención, «Campaña Nacional contra la violencia a las mujeres. No estamos solas, estamos organizadas», dictaba. Atrás se encontraban las mujeres preparadas para marchar a la plaza. Uno de los carteles que sostenían tenía dibujado dos manos cruzadas que formaban una paloma rosa y abajo las letras: AMADH.

Su sigla se puede confundir con la Asociación de Mujeres Meretrices Argentinas (AMMAR) y es que en un principio pertenecieron al mismo grupo. Ahora ya no. En el año 2003 luego de profundos debates sobre la validez de la figura de «trabajadoras sexuales» y su sindicalización decidieron desvincularse. No estaban de acuerdo, entonces decidieron crear AMADH con el objetivo de cumplir con el abolicionismo.

«La mayoría de nuestra organización la fundan sobrevivientes. Yo soy una sobreviviente del sistema, fui una mujer que estuvo en trata y después explotación sexual y después me quedé por 16 años ejerciendo la prostitución porque pedía ayuda y nadie me la brindó. Por eso es nuestra lucha, porque siempre pusieron el ojo para castigar a través de códigos represivos y contravencionales en perjuicio de las personas pero no en perjuicio de lo que tiene que hacer. Por eso trabajamos con la ley de trata, hoy tenemos una ley de trata porque nosotras llevamos más de 20 años haciendo denuncia y trabajamos y apoyamos para que hoy tengan las víctimas un juicio justo y puedan denunciar, hace 20 años atrás no lo tenían», explicó la presidenta de AMADH.

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La asociación se identifica con el movimiento abolicionista porque trabaja para visibilizar la problemática social del sistema de la prostitución. Entre esas están las mujeres travestis y trans que son las más perjudicadas, muchas veces invisibilizadas, que sufren represión, y el abandono del Estado Argentino que, por otro lado, también es abolicionista.

«Así como yo hay un montón de mujeres, que están sin trabajo. Les pedimos políticas públicas al Ministerio, hay un pequeño avance en el Ministerio de trabajo, una Resolución, un pequeño avance con el programa de “Ellas hacen”. Pero eso no es suficiente porque acá hay muchos años dentro de los calabozos y muchas que han quedado en el camino… no han podido estudiar en su momento, por eso digo, la libertad, por eso estamos acá también. Para defender esta libertad que tenemos y que podemos hablar, podemos estudiar, a eso apuntamos que una mujer si se tiene que prostituir porque es de emergencia, tenga la posibilidad de estudiar, pueda formarse laboralmente. Porque tenemos muchas compañeras que ya están grandes y terminan, y eso no quiere decir, no se crean con el discurso este mentiroso que quieren imponer en la Argentina ahora, que se reglamente la prostitución y vamos a salir de todo… no, este es un país corrupto y que ha vivido de la prostitución proxeneta, de la “justicia” y milicos por muchos años. Entonces no van a dejar así el poder ese ¿no?»

Existe un debate en nuestro país que se viene gestando hace años sobre la reglamentación de la prostitución y el reclamo de algunas trabajadoras sexuales que se afirman como tal. En defensa de esta postura, el colectivo Ammar cree que es necesario conseguir las condiciones dignas para realizar su trabajo y así salir de la clandestinidad  por esa razón también quieren organizarse como sindicato.

En cambio, AMADH toma una visión más profunda, teniendo en cuenta el contexto de nuestro país y tomando como ejemplo casos de países primermundistas como Holanda y Alemania.

«No necesitamos un gueto ni que nos pongan un carnet de trabajadoras sexual, porque es indignante de ver la cifra que aumentó en Holanda y en Alemania del proxenetismo, que no ha mejorado. Entonces hoy, si ellas se aferraran al abolicionismo y levantaran la bandera y entender que el abolicionismo es una herramienta de derechos humanos y que nadie te puede castigar más, cambiaríamos las cosas entre todas, ¿me entendés?

Eso no quiere decir que yo no me puedo llamar trabajadora sexual, me puedo, nosotras nos decimos mujeres en situación de prostitución todavía, a ver, el nombre, eso es problema de cada mujer como se quiera llamar, ahora el Estado no puede tomar eso como bandera porque este Estado es abolicionista.»

En el caso de Alemania, desde 2002 implementó una de las leyes más liberales respecto a la prostitución de toda Europa. El objetivo era mejorar el estatus legal de las mujeres, pero debido a que no tiene restricciones fronterizas con sus países vecinos, en los que las leyes de la prostitución son más restrictivas, se convirtió en un paraíso para consumidores de todos esos lugares, proxenetas y el tráfico humano.

Un documental de VICE Alemania, en la que establece contacto con trabajadoras sexuales, propietarios de burdeles, policías y otros funcionarios, muestra cómo esta legislación consiguió exactamente lo opuesto a lo que pretendía.

Por su parte, la periodista e investigadora inglesa, Julie Bindel,  editó un libro este año llamado «The Pimping of Prostitution, Abolishing the Sex Work Myth» (El proxenetismo de la prostitución, aboliendo el mito del trabajo sexual).

A lo largo de dos años, Bindel realizó 250 entrevistas en casi 40 países, ciudades y estados, viajando por Europa, Asia, América del Norte, Australia, Nueva Zelanda y África del Este y Sudáfrica. Visitando los burdeles legales de todo el mundo, Bindel conoció a proxenetas, pornógrafos, supervivientes del comercio sexual y mujeres vendidas por hombres clasificados como «empresarios empresariales». Bindel descubrió las mentiras, la mitología y las actividades criminales que envuelven este comercio global, y sugiere aquí un camino hacia adelante para las mujeres que buscan abolir La opresión más antigua. 

En una conferencia en la que Julie Bindil derrumbó el ideal del modelo holandés indicó: «Lo que realmente ha pasado es que se legalizó el proxenetismo. No hay nada realmente que se haya hecho legal para las mujeres. Técnicamente sí, pero más a fondo vemos que sólo entre el 5 y 10% de las de 20.000 a 30.000 mujeres en prostitución en Holanda se han registrado como prostitutas, pagan impuestos. Hay por lo tanto entre un 90 y un 95% de las mujeres que no se han registrado y siguen trabajando ilegalmente. Luego no las han ayudado pero sí han ayudado a los proxenetas.»

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«El análisis más exhaustivo de la prostitución que haya leído» Victor Malarek, autor de ‘Las Natashas: dentro del nuevo comercio global del sexo’ y ‘Los John, sexo a la venta y los hombres que lo compran’

Para despedirse, la presidenta de AMADH recordó a Lohana Berkins y Diana Sacayan, dos activistas trans que lucharon por el reconocimiento de los derechos humanos, la inclusión y la igualdad de condiciones que ya no están, la última fue víctima de travesticidio.

«Yo tuve una suerte que muchas no las tuvieron, pude estudiar después de estar con un psiquiatra, psicólogo que me supieron apuntalar, compañeras dentro del feminismo, con Lohana que se nos fue, con Diana, que fueron gente con la que supimos ir derechito, poner una línea y caminar juntas y que hoy desgraciadamente las perdimos pero bueno, quedamos nosotras las que seguiremos en pie y seguiremos dando batalla por todas.»


Fuentes:

«Modelo Holandés»

Julie Bindil

Las trabajadoras sexuales de Alemania

El deseo y la lucha

AMMAR

Imágenes:

Asociación de Mujeres Argentinas por los Derechos Humanos