Durante todo 2020, la humanidad giró alrededor de un único objetivo: crear las vacunas que harían frente a la COVID-19. A medida que surgía en el horizonte una difusa esperanza de intentar ponerle fin a esta pandemia, se fue gestando a paso agigantado una epidemia paralela que lejos de cesar, se expande como veneno alrededor de todo el mundo: la infodemia. Como nunca antes ha circulado información; de la buena, creada por comunicadores científiques comprometides, pero también de la errada, falsa y conspiranoica que pone en jaque la seguridad de la población y la posibilidad de volver a alguna estabilidad.
Es por esta razón que desde Escritura Feminista creamos esta breve guía sobre las vacunas disponibles y las que vienen para entender: ¿cuáles son las vacunas que están disponibles?, ¿Cómo funcionan? ¿Cuáles son sus diferencias? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? Para que a la hora de dar el «sí, quiero» tengas toda la información del bien a mano, basada en evidencia y aprobada por la comunidad científica.
Como primera medida para entender de qué se tratan las vacunas contra la COVID-19, debemos comprender una generalidad que las divide, principalmente, en tres grandes grupos: las de adenovirus (o vector viral), las de material genético (ARNm) y las de virus inactivados. La mayoría de las vacunas candidatas a combatir esta infección están dirigidas a una proteína del coronavirus -la proteína S (spike o espiga)- que es la «llave» que abre la puerta a nuestro organismo y aumenta la posibilidad de enfermarnos. Por esto, es el «blanco» a combatir.
Vacunas de adenovirus (vectorizadas o de vector viral)
Como te contamos en esta nota, las vacunas vectorizadas son aquellas que utilizan como herramienta un virus distinto al coronavirus. El objetivo de esto es ayudar a transportar al interior del organismo una información determinada que va a colaborar en el proceso de generar inmunidad. En este caso, el virus que se utiliza como «ayudante» es el adenovirus que produce infección en chimpancés y la información que se transmite es la de la proteína S del coronavirus.
Una vez en el interior de nuestro cuerpo, el adenovirus se pondrá en contacto con nuestras células y comenzará a replicarse (proceso normal de todos los virus). Tal como dijimos, este adenovirus lleva la información de la proteína S y, por lo tanto, nuestro sistema inmune detectará a esta presencia como extraña y comenzará a producir una respuesta inmune evidente y especializada dirigida hacia la proteína S. De esta manera, quedaremos inmunizades y, en caso de adquirir el SARS-CoV-2 en el futuro, nuestro organismo podría combatirlo.
Este tipo de tecnologías basadas en adenovirus son herramientas conocidas, probadas y utilizadas en gran cantidad de vacunas y fármacos que actualmente se aplican y comercializan en todo el mundo. Por ejemplo, las vacunas utilizadas contra el ébola, además de una serie de estudios para combatir otras enfermedades infecciosas como el zika, la influenza y el VIH. Por esta razón, la eficacia y seguridad fue confirmada en gran cantidad de protocolos previos a esta pandemia.
Las vacunas que funcionan de esta manera son:
- Sputnik V: esta vacuna presenta una eficacia del 91,6% según los datos publicados en The Lancet en las últimas semanas. Su presentación es en dos dosis y cada una de estas tiene componentes distintos. Como ya sabemos, se encuentra en circulación en nuestro país: se ha vacunado a más de 300 mil personas desde diciembre hasta hoy y estamos a la espera de millones de dosis más que llegarán durante el primer semestre de 2021.
- Vacuna Oxford-AstraZeneca: esta vacuna presenta una eficacia alrededor del 80% y una presentación de dos dosis, pero a diferencia de la anterior, estas son iguales.
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Una de las grandes ventajas que presentan las vacunas con vectores de adenovirus es que pueden almacenarse entre 2 y 8°C, es decir, a temperatura de una heladera convencional, lo que universaliza el acceso a zonas con pocos recursos y facilita la logística de distribución. Un dato no menor para países como el nuestro, con evidentes problemas de desigualdad en el acceso a la salud.
Vacunas de material genético (o ARN mensajero)
Este tipo de vacuna utiliza moléculas de material genético que, en este caso, es ARN mensajero. De esta manera y para el caso del coronavirus, se transporta la información para producir la proteína Spike. Esta tecnología «enseña» a nuestras células a producir la proteína S. Una vez que nuestro organismo «aprendió» a producir dicha proteína, se desencadenará la respuesta inmune específica contra ella otorgándonos inmunidad frente a esta infección.
Si bien estas son las primeras vacunas de ARNm que se aprueban en humanos, la tecnología aplicada es de larga data y les científiques llevan años trabajando en este tipo de vacunas. Incluso se sabe que podría ser el punto de partida para encauzar tratamientos oncológicos, síndromes autoinmunes y enfermedades neurodegenerativas, entre otras innumerables aplicaciones que podrían desarrollarse a partir de esta innovación.
Las vacunas que funcionan de esta manera son la de Pfizer + BioNTech + Fosun Pharma y la de Moderna. Ambas presentan una eficacia que ronda el 95% y son administradas en dos dosis idénticas. La desventaja de la primera es que el almacenamiento debe realizarse en un freezer que alcance una temperatura de -70°C, lo que dificulta su distribución en zonas más inhóspitas. Para Moderna, la temperatura de distribución es de -20°C (temperatura de un freezer común).
Vacunas a virus inactivados
Las vacunas a virus inactivados utilizan la versión «muerta», inactiva o fragmentada del virus que causa la enfermedad. Una vez en nuestro organismo, el sistema inmune confunde a ese virus muerto o los trocitos de este con el patógeno en cuestión y desarrolla la respuesta inmune. Por lo general, este tipo de vacunas no suelen proporcionar protección tan marcada pero se trata de una tecnología muy empleada a lo largo de la historia de la vacunación.
Con esta tecnología tenemos como representante más próximo a arribar a nuestro país la vacuna de origen Chino, Sinopharm, que también requiere dos dosis para alcanzar una efectividad de alrededor del 80%. Como ventaja podemos decir que su conservación y distribución puede realizarse en heladeras convencionales (2 a 8°C).
¿Cuánto tiempo dura la inmunidad de estas vacunas?
Debido a que estas vacunas son muy nuevas y aún no existen poblaciones completas inmunizadas como para evaluar el comportamiento a larga data, no se sabe con precisión cuánto dura la inmunidad. Lo que sí podemos saber es que todas previenen los casos graves de la enfermedad por coronavirus.
Si ya tuve Covid-19, ¿me debo vacunar?
La vacunación también está recomendada en aquelles pacientes que ya han atravesado la enfermedad. Si bien hay muches pacientes que presentan inmunidad (anticuerpos) luego de la Covid-19, se cree que esta solo es evidente durante los primeros tres meses luego de la infección. Por esta razón es que la vacunación está recomendada tanto para quienes no han presentado la enfermedad como para quienes se han recuperado.
¿Tienen efectos secundarios?
Todas las vacunas y medicamentos tienen efectos secundarios y esta no es la excepción. Para la gran mayoría de estas vacunas se han reportado los siguientes signos y síntomas: dolor, hinchazón, calor y enrojecimiento en el sitio de inyección, cansancio, dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, dolor muscular y en las articulaciones, náuseas, síntomas seudogripales y/o malestar general. Pero tranquile: lo más probable es que no presentes todos estos síntomas a la vez, ya que en la gran mayoría de los casos se presentó solo alguno o ninguno.
¿Sí o sí me debo dar las dos dosis?
El diseño de todas las vacunas anteriormente nombradas es de dos dosis, por lo que la recomendación de la comunidad médica y científica es que se lo respete para alcanzar la efectividad propuesta. Sin embargo, para aquellas vacunas que presentan dos dosis idénticas (y debido a la escasez) se está evaluando la posibilidad de administrar una única dosis que alcance una eficacia menor. Esto último se encuentra sujeto a investigación para saber si es conveniente vacunar a más personas aunque alcance menor eficacia o vacunar a menos personas con mayor eficacia. En el caso de Sputnik V, esto no sería posible debido a que sus dos componentes son distintos y actúan sobre distintos objetivos en nuestro sistema inmune.
¿Sirven para las cepas mutadas?
Este es uno de los grandes interrogantes de la comunidad científica. Algunas investigaciones observan que ciertos anticuerpos son menos específicos frente a las nuevas cepas o variantes, pero lo interesante es saber que nuestra respuesta inmune presenta un montón de componentes para hacer frente a esta infección por lo que, a priori, estaríamos cubiertes con las vacunas disponibles.
Seguramente esta condición pueda cambiar en un futuro, que pase a necesitarse dosis y refuerzos extras. Pese a esto, no debiera existir motivo de alarma o frustración ya que la tecnología está y les científiques se encuentran trabajando arduamente para adelantarse a estos hechos. Algo interesante a destacar es que la vacuna de la gripe, por ejemplo, disponible todos los otoños, va cambiando año a año porque este virus tiene una alta tasa de mutación.
¿Quiénes se pueden vacunar?
Por el momento, en nuestro país, las vacunas las está recibiendo el personal de salud que se encuentra en la primera línea de combate, les voluntaries del Plan Vacunate de la Provincia de Buenos Aires y, en menor medida, les adultes mayores que viven en residencias. Hasta el momento, los estudios aseguran eficacia en adultes y adultes mayores. En la última semana, el Ministerio de Salud presentó un comunicado en el cual recomienda la vacunación a aquellas personas en periodo de gestación, lactancia y personas inmunocomprometidas o con enfermedades autoinmunes que se encuentren en zonas de alta exposición o presenten enfermedades subyacentes y complicaciones.
Aún tenemos amplios interrogantes sin respuesta con respecto a las vacunas, pero tenemos muchas certezas y no hay razones para no creer que la vacunación es el único camino posible para un mejor mañana. Como reiteramos en varias oportunidades, las vacunas son nuestra responsabilidad ciudadana y nuestra mejor carta de solidaridad.
Las vacunas son seguras, efectivas y salvan vidas. Así que, amigue, cuando te llegue el turno, ¡vacunate!
Fuentes:
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