En casa no estamos seguras

La pandemia es una caja de resonancia que agudiza situaciones históricas de desigualdad. En este escenario las mujeres que sufren violencia intrafamiliar, especialmente aquellas que deben transitar el aislamiento obligatorio junto a su agresor, corren el riesgo de convertirse en las víctimas ocultas de la pandemia porque se dificultan sus posibilidades de denunciar así como el acceso a sus redes de contención.

En América Latina, en promedio 1 de cada 3 mujeres ha padecido violencia física o sexual en una relación íntima a lo largo de su vida. Además, de los 25 países con los números más elevados de femicidios, 14 están en nuestra región: nueve mujeres son asesinadas cada día. Una de las principales estrategias de control de los perpetradores de violencia doméstica es la de aislar a la víctima, es por eso que las mujeres nos encontramos resistiendo a dos pandemias letales: el Covid-19 y el machismo.

Según datos recogidos por Naciones Unidas, en Argentina, México, Colombia y otros países de la región, la violencia familiar contra las mujeres creció este año entre 30% y 50%. En nuestro país, desde la cuarentena obligatoria dispuesta como medida sanitaria contra el coronavirus, aumentaron los llamados a las líneas de ayuda por violencia de género y familiar: en la línea 144 recibieron un 40% más de llamados y en la 137 subió un 20%.

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¿De qué hablamos cuando decimos violencia de género?

En el año 1995, la Organización de las Naciones Unidas, definió a la violencia de género como: «todo acto de violencia sexista que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o psíquico, incluidas las amenazas, la coacción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que ocurra en la vida pública o en la privada».

Esta primera definición de la ONU contempla los tipos de violencia física, sexual y psicológica, pero existen otras. La ley N° 26.485 sobre prevención, sanción y erradicación de las violencias contra las mujeres en todos los ámbitos en que estas desarrollen sus relaciones intrapersonales, nos da un marco teórico para comprender los diversos aspectos de la violencia.

La ley enuncia que se entenderá por violencia contra las mujeres «toda conducta, acción u omisión que, de manera directa o indirecta, tanto en el ámbito público o privado, basada en una relación desigual de poder, afecte su vida, libertad, dignidad, integridad física, psicológica, sexual, económica o patrimonial, como así también su seguridad personal. Quedando comprendidas también las perpetradas por el Estado o sus agentes».

La cuarentena que obliga a convivir a las mujeres junto a su agresor puede exacerbar los riesgos de violencia a partir de los siguientes factores:

  • Aumenta el tiempo de contacto entre la mujer y su agresor.
  • El estrés es mayor y las mujeres son las más afectadas por el cuidado de familiares durante esta pandemia.
  • La pérdida o disminución del contacto con las redes sociales (familiares y amigues) que pueden brindar apoyo y protección contra la violencia.
  • Otros servicios, como líneas directas y refugios, también pueden reducirse.

Además de las situaciones de daño físico (golpes, violación, femicidio), durante la cuarentena el distanciamiento social le permite al abusador ejercer otras formas de control y maltrato psicológico que incluyen:

  • Limitación al acceso a las noticias y otros medios, convirtiéndose en la fuente de toda la información.
  • Retención y ocultamiento de documentos, tarjetas de crédito y de obra social o medicina prepaga.
  • Control sobre las interacciones en línea o uso del teléfono celular para coartar su acceso al mundo exterior.
  • Justificación de tácticas de aislamiento basándose en la «seguridad» de la víctima.

El Estado es responsable

Con la intención de combatir la violencia de género en todos sus ámbitos, desde el Estado se crearon medidas como la implementación de nuevas vías de comunicación además de la línea 144, se permitió que las mujeres en situación de violencia pudieran circular en cualquier momento a pesar de las restricciones y hasta se realizó un convenio para que quienes necesitaban ayuda se acercaran a las farmacias y pidieran un «barbijo rojo».

Pero nada alcanza, las mujeres con o sin denuncias previas se encuentran desprotegidas frente a sus agresores que las hacen padecer todo tipo de violencias, humillaciones y, en el más extremo de los escenarios, las matan. Por su parte, programas como el de Educación Sexual Integral deben servir para educar desde edades tempranas a los varones en otros patrones socioculturales, varones que hablen a otros varones de estos temas, que no sea solo un tema de mujeres.

La pandemia silenciosa

Graciela, Ivana, Úrsula o Vanesa; Córdoba, Jujuy, Neuquén o Buenos Aires. Los nombres propios son intercambiables pero la situación es la misma: una mujer denuncia a su agresor, un violento que se cree que las mujeres son un objeto del que se puede disponer, una justicia ineficaz, un Estado ausente o con respuestas que no alcanzan, una mujer que pide ayuda desesperada y, finalmente, un femicidio.

En 2020 la pandemia no frenó los asesinatos por razones de género. Según el análisis de medios gráficos y digitales realizado por el Observatorio Ahora que sí nos ven, del 1 de enero al 30 de diciembre, ocurrieron 298 femicidios, 25 femicidios en el mes de diciembre. Lo que equivale a una mujer asesinada cada 29 horas.

Fuente: Observatorio Ahora que sí nos ven

Los datos nos vuelven a confirmar que quienes dicen amarnos son quienes nos matan, ya que en el 64,5% de los casos el femicida fue la pareja o ex pareja de la víctima. Respecto del lugar donde ocurrió el femicidio, en el año 2020 el 65% tuvo lugar en la vivienda de la víctima. Tal como venimos señalando, el hogar no es un lugar seguro para las mujeres.

El Observatorio Lucia Pérez, del medio de comunicación La Vaca, creó un mapa y un padrón colaborativo para brindar información acerca de la violencia machista. Los datos brindados muestra que en lo que transcurrió del año 2021 se cometieron 65 femicidios, 54 niñes perdieron a su madre y, en muchos casos, su padre es el femicida.

Precarizarnos también es violencia

La pandemia de Covid-19 ha profundizado la pobreza estructural de las mujeres en todos los ámbitos. La ONU calcula que unas 47 millones más de mujeres y niñas caerán por debajo de la línea de pobreza, revirtiendo así décadas de progreso para erradicar la pobreza extrema.

Este aumento en la pobreza de las mujeres se debe a que, en su gran mayoría, son ellas y las niñas quienes cargan con las labores de cuidados, haciendo aportes fundamentales para intentar enfrentar el virus. Además, la mayoría de quienes ponen el cuerpo por bajos salarios trabajando como enfermeras, docentes y empleadas de casas particulares son mujeres.

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Las tácticas de supervivencia que pueden desarrollar las mujeres en situación de violencia de cualquier tipo deben estar acompañadas por acciones externas de la comunidad, de las organizaciones que trabajan directamente con las mujeres en situación de riesgo de violencia y de las instituciones de todos los poderes del Estado (nacional, provincial y municipal) para que el mensaje #QuedateEnCasa no ponga en riesgo a mujeres y niñes.

Las mujeres no deberían ser las únicas que busquen soluciones. Para erradicar la violencia machista también es necesario el compromiso de los varones para construir nuevas masculinidades y transformar estas relaciones asimétricas de poder que sostienen un sistema patriarcal que nos explota, empobrece y mata.


Fuentes:

Imagen de portada: Canal Abierto


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Violencia intrafamiliar en Madrid

«Las víctimas mortales a causa de la violencia de género en lo que va de año hasta junio de 2020 ascienden a 21».

Ministerio de la Presidencia, Relaciones con las Cortes e Igualdad (España).

La violencia no da tregua. Una de sus últimas víctimas fue una niña a manos de su padre, en la Comunidad de Madrid. Tras agredir a su hija de 9 años y provocarle una fractura craneal por la que tuvo que ser operada de urgencia (aún continúa en estado grave), el hombre fue detenido por la Policía Nacional.

El suceso ocurrió el pasado 13 de mayo. Según la versión del padre, la pequeña se encontraba en su domicilio montada a una patineta eléctrico cuando se cayó al suelo y se golpeó muy fuerte la cabeza.

Imagen Archivo

Según la declaración de les xadres, la menor no presentaba lesiones aparentes, por lo que no le dieron importancia. Sin embargo, alrededor de las tres de la mañana, la madre escuchó una suerte de «ronquidos» provenientes de la habitación de la niña, donde la encontró inconsciente en su cama. Rápidamente dio aviso a los servicio de emergencia. La niña fue trasladada de manera urgente al hospital, donde fue operada debido a la gravedad de la lesión que presentaba.

La Unidad de Atención a la Familia y Mujer (UFAM) de la Comisaría de la Policía Nacional de Móstoles tuvo conocimiento de los hechos el pasado día 16 de mayo, tras recibir un escrito de carácter urgente del juzgado de guardia. Este documento informaba que el juzgado ordenaba una investigación para esclarecer los hechos que pudiesen haber provocado las lesiones que la menor presentaba, tras haber sido informados por el hospital.

Los investigadores entrevistaron a les xadres, quienes mantuvieron la misma versión de los hechos, que había sido una caída fortuita mientras la niña montaba en patineta en casa, pero para los agentes este relato era «confuso y algo inverosímil», por lo que comenzaron una laboriosa investigación.

Ante la extrema gravedad de la lesión y la labor de investigación de los agentes, su madre se derrumbó y confesó a los agentes que había sido su pareja, padre de la niña, quien había causado el daño tras golpearla y que no era la primera vez que la agredía.

Imagen Archivo

Así fue como la madre relató que, mientras ella se encontraba en la cocina, escuchó discutir a su pareja con su hija y pudo oír un fuerte golpe. Tras dirigirse al salón a ver lo que sucedía, observó a la niña tirada en el suelo, llorando y tapándose la cara con una mano.

Acto seguido, el padre de la niña la llevó a la habitación y le dejó allí, prohibiéndole que se acercara a ella para ver como estaba. Tuvo que esperar a que su pareja se durmiera para poder comprobar el estado de su hija y, cuando entró en el cuarto, observó que la pequeña se encontraba inconsciente, por lo que dio aviso inmediatamente a los servicios de emergencia.

Además, declaró a los agentes que tanto ella como su hija y sus dos hermanos eran víctimas de agresiones físicas por parte de su padre desde hacía varios años. Tras las indagaciones, los investigadores han podido determinar que la menor fue asistida en al menos tres ocasiones anteriores en un hospital de la localidad por lesiones graves.

El pasado 29 de mayo, los agentes procedieron a la detención del padre como presunto autor de un delito de violencia doméstica y de género, lesiones y maltrato familiar y, tras pasar a disposición judicial, se decretó su ingreso en prisión.


Fuentes:

 

Quiero que me trates suavemente

Michael Bublé y los malos tratos hacia Luisana Lopilato: ¿por qué los varones piensan que es «divertido» o «gracioso» humillar a sus parejas en público? Sigue leyendo Quiero que me trates suavemente

#AmigaDateCuenta: ¿y el amigo no se da cuenta?

La Iniciativa Spotlight, alianza global entre la Unión Europea y las Naciones Unidas, lanzó una campaña el 25 de noviembre pasado con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer utilizando el hashtag #AmigaDateCuenta, con el que buscaron visibilizar aquellas violencias que suceden en el noviagzo y que suelen ser naturalizadas. Sigue leyendo #AmigaDateCuenta: ¿y el amigo no se da cuenta?

El peligro en casa: la violencia doméstica en números

Una publicidad como disparadora de una inquietud: ¿qué tan peligroso es el hogar para las mujeres? Datos globales que abruman y los femicidios de 2019 en Argentina sirven para pensar la gravedad de la violencia doméstica.


Es momento de hablar

Una mujer corre desesperada, huyendo del peligro que la acecha. Su mano temblorosa intenta ingresar la llave en una cerradura. Se le cae. Vuelve a intentarlo. Cuando lo logra, no cierra una puerta a sus espalda: la abre y sale a la calle. Avisa por WhatsApp que está bien y comienza a caminar. Junto al logo de Movistar surge la leyenda: «Para muchas mujeres, lo más peligroso es estar en casa».

La pieza de la empresa telefónica se llama «La Puerta» y forma parte de la campaña «Es momento de hablar». Fue realizada por la agencia Dhlet VMLY&R y producida por LaDoble. El objetivo consiste en generar conciencia sobre la violencia de género y, en este caso, recrea una situación de violencia doméstica.

A partir de la publicidad, nos preguntamos ¿qué tan peligroso es el hogar para las mujeres? ¿Esta situación se produce solo en Argentina? ¿Cuáles son los números que dan sustento a la campaña?

El peligro en casa

De acuerdo a la investigación publicada en noviembre de 2018 por la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC), alrededor de 87 000 mujeres fueron asesinadas en todo el mundo durante 2018 y el 58% de ellas fueron víctimas de sus parejas o familiares cercanos. En otras palabras, seis mujeres fueron asesinadas cada hora por personas que conocían.

El relevamiento de La Casa del Encuentro arrojó que entre el 1° de enero y el 31 de octubre de 2018 se cometió un femicidio cada 32 horas en Argentina (cifra apenas inferior a las de los últimos 10 años). De los 225 femicidios y femicidios vinculados contabilizados, en el 62% de los casos el victimario era una pareja o expareja.

A su vez, según datos de noviembre del Instituto Nacional de las Mujeres (INAM), 8 de cada 10 llamadas recibidas en el servicio 144 se refirieron a la modalidad de violencia doméstica.

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Gráfico INAM

Los femicidios del año

2019 empezó trágico para las mujeres. En los 24 días que van del año, se cometieron al menos 13 femicidios (la cifra varía de acuerdo a las fuentes). De ellos, 10 victimarios (es decir, el 77%) eran pareja, expareja o familiares de las víctimas.

  • Celeste Castillo (asesinada por su pareja).
  • Valeria Juárez (asesinada por su padre).  
  • Daiana Moyano.
  • Nayla Mamaní.
  • Gisel Romina Varela  (asesinada por su expareja).
  • Liliana Loyola (asesinada por su hijo).
  • Agustina Imvinkelried.
  • Danisa Canale (asesinada por su pareja).
  • Romina Ugarte (asesinada por su pareja).
  • Carla Soggiu (asesinada por su expareja).
  • Liliana Ramona Olguín (asesinada por su expareja).
  • Ramona Romero (asesinada por su expareja).
  • Mariana del Arco (asesinada por su expareja).

La deconstrucción propia y la militancia feminista no alcanzan cuando el Estado no implementa políticas públicas efectivas para abordar una problemática que no deja de apagar vidas.


Fuentes consultadas

Escúchame también

El mundo se pinta de naranja con motivo de los 16 días de activismo contra la violencia de género, que se desarrolla cada año desde 1991 entre el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, y el 10 de diciembre, Día de los Derechos Humanos.

Esta campaña internacional, promovida y coordinada por el Centro para el Liderazgo Global de las mujeres, se basa en valores feministas para reforzar y unir las voces en pos de la justicia social y la autodeterminación. Su trabajo se monta en el cruce entre género, derechos humanos y políticas económicas, utilizando estrategias para la transformación.

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Foto de UN Mujeres

¿El objetivo? Eliminar todas las formas de violencia de género. De la tarea participan más de 6000 organizaciones, y alrededor de 187 países.

Quienes impulsan esta campaña sostienen que, gracias al intenso trabajo de grupos feministas, el proyecto toma cada vez más visibilidad. Muchos movimientos creados recientemente, como #Niunamenos#MeToo y #TimesUp, entre otros, han ido ganando protagonismo ya que se trata de una problemática a resolver de manera urgente.

El tema de este año, propuesto por ÚNETE (únete para poner fin a la violencia contra las mujeres), es «Pinta el mundo de naranja #EscúchameTambién». La campaña es guiada por el Secretario General de las Naciones Unidas, António Guterres, quien pretende emprender una acción mundial para aumentar la concientización, promover esfuerzos de defensa de intereses y compartir conocimientos e innovaciones.

El color naranja encarna la lucha en contra de la violencia contra las mujeres y niñas: es símbolo del futuro brillante que se espera, libre de maltrato, como elemento unificador a nivel mundial. Iniciado y dirigido por la Red Mundial de Jóvenes ÚNETE, el Día Naranja convoca a activistas, gobiernos y socios de las Naciones Unidas a movilizar a la población y poner de relieve las cuestiones relacionadas con prevenir y poner fin a la violencia.

Existen dos cuestiones tocadas por la campaña Escúchame También cuya importancia resalta. Por un lado, la lucha contra el SIDA, conmemorada en todo el mundo el primero de diciembre, por la cual esta campaña busca unir fuerzas para visibilizar y concienciar acerca de la violencia que se ejerce contra las personas que viven con VIH. Por otro lado, el enfoque primordial que tiene el proyecto naranja en el trabajo con las sobrevivientes de violencia.

Según los esquemas promulgados por las Naciones Unidas, los principios esenciales de la campaña de defensa de intereses incluyen:

  • Rendir homenaje a los movimientos de mujeres y reconocer su liderazgo.
  • «Que nadie se quede atrás»: centrar la atención en los grupos de mujeres y niñas más desfavorecidos, con enfoque basado en los derechos humanos.
  • Plantear estrategias centradas en las sobrevivientes siguiendo el principio de «no hacer daño», para contar y divulgar la historia de las sobrevivientes sólo con su permiso y según las condiciones que hayan autorizado.
  • Remarcar la actividad multisectorial: todxs tienen una función esencial en el esfuerzo por acabar con la violencia, se requiere trabajar juntxs en todos los sectores.

A partir de la importancia que adquirieron como nuevos espacios públicos dominados por internautas que ahora tienen acceso a la creación de sus propios discursos (los hashtags o etiquetas), las redes sociales se convirtieron en la nueva forma de visibilizar o promulgar movimientos a través de lo digital. En este caso, las etiquetas que acompañan al proyecto son #EscúchameTambién  y #Orangetheworld.

Distintas organizaciones internacionales las han utilizado a lo largo de estos días para compartir imágenes que buscan reflejar problemáticas mundiales. En el caso de #EscúchameTambién, se trata de dar protagonismo a las voces de mujeres y niñas sobrevivientes a la violencia, defendiendo sus derechos día a día. No solo las instituciones se hicieron eco, sino también usuarios profesionales como Antonio Banderas, que publicó a través de su Twitter:

«Los hombres desempeñan un rol clave en la prevención de la violencia contra las mujeres y niñas. Necesitamos cambiar nuestra actitud, reconocer las señales de advertencia y convertirnos en sus defensores».

Según ONU Mujeres, 1 de cada 3 mujeres sufre violencia a lo largo de su vida, independientemente de su estatus social, clase, raza, país o grupo de edad. Para muchas, denunciar puede tener consecuencias fatales. Combatir la discriminación y la violencia contra las mujeres y las niñas es un objetivo fundamental de esta organización.

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Foto del sitio web de ONU Mujeres

El sitio web provisto por ONU Mujeres cuenta con una sección interactiva en donde, con motivo de poder alzar las voces de quienes sufrieron violencia de género, se brinda la posibilidad de contar experiencias sufridas en torno a esta problemática. La página está repleta de pequeños relatos de todo tipo provenientes de personas a lo largo del mundo, usuarios amateurs, profesionales, sobrevivientes, defensoras y activistas.

Estas pequeñas historias se pueden compartir a través de las redes y son en su mayoría mensajes de apoyo.

«Te creo. Con amor, tus hermanas» – J.
«Levántense, crean a las mujeres, apoyen a las sobrevivientes #EscúchameTambién» – Lisa.
«Mujeres, rompan la noche. Levántense como el sol» – Pavana Reddy, poeta.
«Su piel sana, pero su corazón recuerda» – Faye.
«Yo escapé de la violencia, mis recuerdos no» – Sobreviviente.
«Una noche negra no determina tu futuro» – Anónimo.

La violencia de género no solo se manifiesta de forma física, aunque esa sea una de las formas más habituales en que se ve representada. Según ONU Mujeres, además del maltrato físico, la violencia también puede ser sexual y psicológica. Es violencia la ejercida por un compañero sentimental, la violencia sexual y el acoso, la trata de seres humanos, la mutilación genital femenina y el matrimonio infantil.

La violencia ejercida por un compañero sentimental se refleja en cualquier conducta por parte del cónyuge, la pareja actual o la anterior, que causa daño físico, sexual o psicológico.

La violencia sexual es todo acto sexual o tentativa, comentario o insinuaciones no deseados u otros actos de acoso sexual, que incluyen atentar contra la sexualidad de una persona, sea cual fuere la relación entre víctima y victimario, y sean cuales fueren las circunstancias.

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Imagen Pictoline

Los actos de violencia sexual pueden ocurrir en forma de avances sexuales no deseados que comprenden: pedir sexo a cambio de favores, la convivencia o el matrimonio forzados (incluido el matrimonio infantil), la violación dentro del matrimonio o de otro tipo de relación, por parte de extraños, durante un conflicto armado o contra menores.

La trata de seres humanos y explotación sexual es la adquisición y explotación de personas por medios como la fuerza, la estafa, la coacción o el engaño. El 71% de todas las víctimas de trata a nivel mundial son mujeres y niñas, mientras que 3 de cada 4 víctimas de trata son utilizadas para la explotación sexual.

Por último, la mutilación genital femenina incluye procedimientos que alteran o causan intencionadamente lesiones en los órganos genitales femeninos por motivos no médicos. Además del dolor físico y psicológico extremo, la práctica conlleva muchos riesgos sanitarios que pueden derivar en la muerte.

«Ya sea en el hogar, en la calle o en los conflictos armados, la violencia contra las mujeres y las niñas es una violación de los derechos humanos de proporciones pandémicas que ocurre en espacios públicos y privados» – ONU MUJERES.

Las historias compartidas por ONU corresponden a sobrevivientes de la violencia de género. Uno de estos casos es el de Emmanuella Zandi Mudherwa, hoy de 21 años de edad, que fundó su propia organización sin fines de lucro: «Ma Voisine» (Mi vecina), en Kinshasa, Congo.

Promueve el empoderamiento de las niñas por las niñas, tiene alrededor de 12.000 miembros en todo el país y colabora con ONU Mujeres en iniciativas para generar conciencia sobre la violencia de género.

La historia de Emmanuella se vio marcada cuando a sus 7 años en Goma, provincia de Kivu del Norte (zona de conflicto armado), dos soldados hicieron que ella y su hermano los siguieran cuando se dirigían a la escuela. Los maltrataron físicamente y abusaron de ella durante horas. Emmanuella sostiene que sangraba por todas partes y que, después de ese calvario, la devolvieron nuevamente con su hermano en el medio de la nada.

Después de una larga lucha en el hospital, su propia comunidad la rechazó por haber sido violada; en la escuela la obligaban a sentarse en la última fila, dejando un espacio entre su pupitre y el resto de lxs alumnxs. A los 13 años, comenzó a ser víctima de abuso sexual repetido por parte de un primo con el que vivía.

Su vida dio un giro cuando a sus 15 años contó lo que le sucedía en un programa de radio comunitario en el que trabajaba. Hoy sostiene que ese fue el inicio de su recuperación, pero que causó un gran problema para ella y para su familia dentro de su comunidad. Le dieron la espalda, la secuestraron durante días para que no hablara. Sin embargo, eso nunca la detuvo.

«Creo que lo más difícil de soportar es cómo te mira la gente cuando no te creen. Realmente las muchachas no tienen un lugar en esta sociedad. […] Se dice que tenemos un índice bajo de representación de mujeres en la toma de decisiones. Esto se debe a que cuando las niñas están creciendo se les dice que no deben expresarse, que no tienen que llamar la atención ni decir lo que piensan.

Mi sueño es ver cómo las niñas y las jóvenes hacen cosas para ellas mismas y para su comunidad. No quiero que se nos perciba como personas débiles que necesitan compasión. Sí, fui una víctima. Sí, he sobrevivido a la violencia. Pero no quiero que se nos llame sobrevivientes. En cambio, quiero que se nos vea como vencedoras. ¡Quiero que todas las sobrevivientes sean reconocidas como vencedoras!».

 

El yugo de la violencia doméstica

Conforme estadísticas de años previos, alrededor de 49 países carecen de leyes que protejan a las mujeres de la violencia doméstica. Según estadísticas formales provistas por la División de Estadísticas de la ONU, menos del 40% de las mujeres que experimentan violencia buscan ayuda de algún tipo y, si lo hacen, no suelen dirigirse a instituciones sino a su círculo íntimo de familiares y/o amigxs.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) afirma que a nivel mundial, hasta un 38% de los asesinatos de mujeres son cometidos por una pareja masculina. El apoyo de la comunidad es crucial en los primeros momentos en que una mujer abandona el ciclo de violencia, que puede afectar negativamente la salud física, mental, sexual y reproductiva de las mujeres.

«¿Me quieres ver destrozada?
Cabeza agachada y ojos bajos,
hombros caídos como lágrimas,
debilitados por mi llanto desconsolado.

Puedes dispararme con tus palabras,
puedes herirme con tus ojos,
puedes matarme con tu odio,
y aún así, como el aire, me levanto.

¿Mi sensualidad te molesta?
¿Surge como una sorpresa
que yo baile como si tuviera diamantes
ahí, donde se encuentran mis muslos?

De las barracas de vergüenza de la historia
yo me levanto
desde el pasado enraizado en dolor
yo me levanto
soy un negro océano, amplio e inquieto,
manando
me extiendo, sobre la marea,
dejando atrás noches de temor, de terror,
me levanto,
a un amanecer maravillosamente claro,
me levanto,
brindado los regalos legados por mis ancestros.
Yo soy el sueño y la esperanza del esclavo.
Me levanto.
Me levanto.
Me levanto.»

Maya Angelou

 


Para más información sobre #EscúchameTambién y Orange the world, dirigirse a Facebook, Twitter mediante la utilización de las etiquetas o a los enlaces referidos a continuación.

Fuentes

#CambiáElTrato: para que los hombres dejen de mirar a un costado

Con motivo de los 16 días de activismo para eliminar la violencia hacia mujeres y niñas, la Fundación Avon lanzó a principio de mes la campaña #CambiáElTrato.

La campaña #CambiáElTrato, dirigida por Silvina Chague, consta de una serie de tres pautas que buscan retratar y visibilizar tres tipos de violencia que enfrentamos a diario las mujeres.

Sus protagonistas son hombres que interactúan con otros hombres. Según Florencia Yanuzzo, directora de la Fundación, la idea era «poder sumar directamente a los hombres, como interlocutores del cambio necesario y urgente de cara a erradicar la violencia hacia mujeres y niñas».

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El equipo de la Fundación Avon en el lanzamiento de #CambiáElTrato.

Según datos de la Organización Mundial de la Salud, una de cada tres mujeres sufrirá violencia en algún punto de su vida. Casi un tercio de las mujeres que han estado en una relación heterosexual manifiesta haber sufrido algún tipo de violencia (física, sexual, psicológica) por parte de sus parejas.

La campaña fue lanzada en el marco de los 16 días de activismo para eliminar la violencia hacia mujeres y niñas, período que comienza el 25 de noviembre con el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer y culmina el 10 de diciembre con el Día de los Derechos Humanos.

Para saber más sobre esta campaña, hablamos con tres de sus protagonistas.

El acoso callejero es un tipo de violencia con el que nos topamos a diario. Comentarios desagradables, miradas intimidantes, bocinazos e incluso acoso físico. En este último tiempo es un tema en el que se puso el foco: desde escraches a acosadores en transportes públicos hasta la implementación de una línea de contención gratuita por parte del Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

«Venimos de una cultura en donde el chamullo, la galantería, la caballerosidad siempre estuvieron bien vistas y me parece que había algo, cuando yo era más pibe, en relación al “levante” en general, en donde se creía que si uno insistía la otra persona iba a ir aflojando», nos dijo Martín Slipak, quien protagoniza este spot junto a Andrés Gil.

Al naturalizar el famoso «piropo», muchos hombres, incluso sin tomar dimensión de la violencia y la incomodidad que estos representan, se ven a sí mismos instigadores, involucrados en este tipo de situaciones.

«Cuando era pibe me pasó de encontrarme en esa situación de haber estado tratando de levantarme a alguien y haber sido insistente, y ahora es algo que repudio. (…) Uno no puede convertir en subjetivo el tema de si el piropo es lindo o no. El piropo callejero me parece que no corresponde, que no debe existir. Uno tiene derecho a estar tranquilo por la calle sin que nadie le diga nada». Martín Slipak

La violencia doméstica o violencia intrafamiliar es un flagelo que se manifiesta de muchas maneras y la mayoría de las veces sucede a puertas cerradas, en el ámbito privado, y solo nos enteramos cuando es muy tarde para actuar.

Se manifiesta a través de pequeños signos de violencia que suelen pasar desapercibidos por la sociedad machista y patriarcal, que tiende a naturalizar el control de la mujer por parte del hombre. Cosas como controlar horarios, revisar celulares, prohibir ciertas actividades y amistades, sugerir cambios de ropa y humillar frente a terceros son parte del problema.

Agustín Corsi, quien protagoniza este spot junto a Carlos Portaluppi, nos expresó:

«Me quedé pensando en que, cuando era chico, en la casa de unos amigos, el padre de mi amigo había denigrado a la esposa de manera «graciosa» y yo también me reí. Por ahí ahora, si vuelvo el tiempo atrás, le diría algo o no me reiría. Pero cuando leía el texto me generaba angustia pensar en que realmente pasa esto».

La violencia doméstica no solo afecta a la mujer sino también a sus hijes, que muchas veces terminan rehenes de situaciones violentas e incluso se vuelven un arma que los hombres utilizan para manipular a sus parejas.

La violencia sexual digital es algo característico de las nuevas generaciones. Atenta contra la intimidad y la privacidad de las mujeres, así como también contra su integridad física o psicológica.

Desde sacar una foto sin consentimiento de la persona hasta compartirla en grupos de WhatsApp o en redes sociales, muchas veces a modo de «alarde», como una victoria, como una manera de vanagloriarse de sus conquistas con sus pares. Otras veces, a modo de castigo ya sea por haber sido rechazados, engañados, o simplemente con intención de humillar y exponer a una mujer.

«Me tocó conocer a alguien a quien le pasó, aunque no creo poder decir haberlo vivido de cerca. Pero, la verdad, cuando le pasa algo así a alguien que conoces, con quien tenés un vínculo, a quien le tenés afecto, es realmente tremendo. Te das cuenta del dolor, la humillación que puede causar», nos contó Matías Mayer, quien protagoniza esta pauta junto a Felipe Colombo.

«Hoy en día creo que esta muy naturalizado que este tipo de violencia pasa. Creo que el desafío es empezar a fomentar que cada vez más personas se planten cuando ven una situación así. En ese sentido, creo que esta campaña puede jugar un papel súper importante. Me parece que es un buen paso en este camino que, sin dudas, va a ser muy largo». Matías Mayer

Si bien tratan temas distintos, los tres spots apuntan a lo mismo: no te quedes callado, frená a tu amigo, a tu papá, a tu hermano o a quien sea que veas que está siendo violento con una mujer.

Usar un pañuelo verde y el #NiUnaMenos en redes sociales no sirve si en tu vida diaria seguís riéndote de comentarios misóginos, descargás las fotos y videos privados que te comparten por WhatsApp y seguís avalando o reproduciendo conductas violentas hacia las mujeres.


Crítica en redes sociales

Si bien la campaña fue bien recibida por una gran cantidad de público, hubo muchas críticas con respecto a que fuera protagonizada por hombres. El movimiento de mujeres viene haciendo visibles estos tipos de violencia desde hace años y, sin embargo, parece que aún la figura masculina pesa más a la hora de interpelar al público.

«Pienso que lamentablemente (y remarco esa palabra), estamos en una sociedad donde todavía los tipos escuchan más a los tipos que a las minas. Pareciera que hay algo, hoy en día y en relación al lugar que va a tomar el feminismo, donde cierto sector de la masculinidad cree que cualquier comentario que venga de una mujer es un ataque». Martín Slipak

 

«En cuanto a que sean hombres hablándole a otros hombres, yo no siento que le de un tono distinto al mensaje. Yo creo que acá hay un solo mensaje y es que este tipo de violencia deje de pasar, o que pase cada vez menos. Me parece que en este caso puntual se usó a hombres para interpretar a los personajes porque se buscó que el hombre se vea identificado en esa situación y que lo incentive a frenar a otros pares». Matías Mayer

 

Adolescencia y machismo: rompiendo moldes

La Confederación Internacional Oxfam fue la encargada de realizar las encuestas, que involucraron a más de 4000 personas de entre 15 y 25 años con la intención de averiguar su opinión acerca de la violencia machista durante los años de juventud.

El estudio realizado sobre “los imaginarios y las normas sociales machistas de los jóvenes” en ocho países de América Latina demuestra que la mayoría de lxs jóvenes conocen a alguien que vivió situaciones de violencia de género en el último tiempo, y aceptan los mandatos machistas y patriarcales con regularidad.

Los imaginarios son entendidos como las creencias y los comportamientos normalizados dentro del mismo sistema que produce, reproduce y sostiene la violencia contra las mujeres. Las creencias y los comportamientos machistas, sexistas y racistas se reproducen a nivel personal, colectivo y en el conjunto de la sociedad.

Según Notimérica, dos de cada cinco adolescentes varones de América Latina y el Caribe creen que una mujer alcoholizada puede ser «culpable de ser violada», incluso si está inconsciente. Los países encuestados, entre los que se encuentran Bolivia, Colombia, El Salvador y Cuba, conviven con la violencia de género normalizada, y es por esto que los resultados son tan alarmantes.

El estudio no solo intentó mostrar la visión que tienen lxs jóvenes respecto del tema, sino también entender el rol que cumplen tanto dentro de la sociedad como dentro de sus relaciones de pareja.

Belén Sobrino, asesora de Género (Oxfam), y Damaris Ruiz, coordinadora de Derechos de las Mujeres para América Latina y el Caribe (Oxfam), sostienen que las sorprendentes conclusiones arrojadas por las investigaciones están relacionadas con la cultura machista que acecha a toda América Latina.

“El machismo es aceptado y tolerado por muchos jóvenes de la región”.

«La normalización de este sexismo cotidiano muchas veces termina con las peores consecuencias para las mujeres y las niñas. Prueba de esto se encuentra en las 1831 mujeres que fueron asesinadas en 2016 simplemente porque eran mujeres», afirmó Damaris Ruiz.

En el sitio web de Oxfam se encuentra el informe, presentado esta semana, donde se ven reflejados los datos explícitos recogidos en los sondeos. Algunos de los resultados indican que:

  • Seis de cada diez hombres de 15 a 19 años piensan que celar es una demostración de amor.
  • El 65% de ellos piensa que cuando una mujer dice “no” a una relación sexual, en realidad quiere decir “sí”.
  • Siete de cada diez piensan que la responsabilidad por ser manoseadas o acorraladas es de las mujeres, por la ropa que usan.
  • El 86% de lxs jóvenes no intervendría si unx amigx le pega a su novix.
  • El 72% cree que es incorrecto que una mujer interrumpa un embarazo no deseado.

Oxfam sostiene que el principal desafío es generar conciencia para que lxs mismxs jóvenes actúen de forma clave, a través de transformaciones en las normas establecidas que alimentan la violencia machista y el “amor romántico” nocivo.

Más información en Oxfam.
El resumen del informe, aquí.

 


Fuentes