Una nueva esperanza contra el cáncer de mama triple negativo

El Cleveland Clinic’s Lerner Research, fundado en 1921, es el encargado de desarrollar los estudios iniciales experimentales en personas asignadas mujeres al nacer. Se trata de pruebas que posiblemente duren hasta mediados de este año pero, de obtener resultados positivos, serían uno de los grandes descubrimientos de la ciencia, debido a que el tipo de cáncer al que apunta suele ser el más agresivo.

¿Qué es el cáncer de mama?

Según la Organización Mundial de la Salud, se trata de una enfermedad que tiene origen en las células del revestimiento de los conductos o lóbulos del tejido glandular de los senos. En una primera instancia los tumores cancerosos suelen quedar confinados en el conducto o lóbulo, sin causar síntomas ni producir metástasis. Sin embargo, con el tiempo, pueden invadir el tejido sano que esta alrededor, propagándose a ganglios linfáticos cercanos o a otros órganos.

En el caso del cáncer de mama triple negativo, que constituye alrededor del 15% de todos los cánceres de seno, las células no contienen receptores de estrógenos, ni de progesterona, ni de la proteína HER2 que se encuentra en el exterior de todas las células mamarias y promueve el crecimiento. Si el resultado fuese HER positivo, el tratamiento respondería a medicamentos que tienen esta proteína como objetivo. Sin embargo, en estos casos, ni la terapia hormonal ni los medicamentes dirigidos a la proteína HER2 son útiles para hacer frente a la enfermedad.

Descripción de imagen: ilustración de una mama y sus partes internas, repetida en 4 paneles para mostrar el desarrollo progresivo de un tumor, desde su aparición (panel 1), su crecimiento (panel 2), su expansión a lóbulos y conductos internos de la mama (panel 3) hasta afectar a otros órganos de la zona pectoral (panel 4).
Imagen del portal Roche Pacientes. El pequeño punto rojo de la primera fotografía referencia el tumor que progresivamente se expande por otros lóbulos y conductos hasta, finalmente, hacer metástasis en otros órganos.

La vacuna

El TNBC (por la sigla en ingles para «Triple Negative Breast Cancer») corresponde a este subtipo de cáncer agresivo y generalemente letal, puesto que su propagación, crecimiento y posibilidad de generar metástasis es muy alta y muy rápida. Hay pocos tratamientos para combatirlo y, en caso de encontrarse en remisión, es muy frecuente su retorno. Como consecuencia de las pocas opciones que hay para enfrentarse a esta afección, que presenta altísimas tasas de mortalidad y malos pronósticos, Vincent K. Tuohy y G. Thomas Budd pusieron en marcha una investigación con intención de prevenir este tipo de cáncer tan agresivo.

La vacuna, que por el momento se encuentra en fase 1, pretende identificar la proteína alfa lactoalbúmina, que se encuentra en las glándulas mamarias durante las ultimas etapas del embarazo y durante el periodo de lactancia. Habitualmente la proteína desaparece progresivamente con el envejecimiento de los tejidos, pero esto no sucede en las personas que desarrollan cáncer de mama triple negativo, en quienes prevalece.

Normalmente, el cuerpo no reaccionaría en contra de una proteína propia, por lo que deben inyectarla junto con un adyuvante o «irritante», que transmita una señal de alerta:

«Las vacunas modernas se componen de dos partes: lo que llamamos antígenos diana y adyuvantes. En un nivel básico, los adyuvantes ayudan a estimular la respuesta inmune para responder al antígeno diana. Cuando se prepara, creemos que el sistema inmunológico puede destruir las células del cáncer de mama a medida que surgen para que las células cancerosas no tengan la oportunidad de convertirse en tumores maduros que son difíciles de tratar».

Vincent K. Tuohy, investigador del Cleveland Clinic’s Lerner Research.

La idea entonces es aplicar en tres vacunas, distribuidas cada dos semanas, dosis crecientes de a-lactoalbúmina con el objetivo de estimular el sistema inmunológico para que genere protección contra los tumores de mama vinculados a dicha proteína. El diseño de prueba, en asociación con Anixa Biosciences, busca determinar cuál es la dosis segura y correspondiente, evaluando las respuestas inmunológicas que generan.

Funciona como cualquier vacuna. Sin embargo, la principal diferencia que presenta es que su aplicación no será en los brazos (por la posibilidad de una mastectomía bilateral previa) sino por vía subcutánea en otros lugares del cuerpo. Según Infobae, les participantes del estudio (entre 18 y 24 pacientes), fueron diagnosticades y han recibido tratamiento de forma temprana. Aunque se encuentran libres de tumores, corren riesgo de presentar una recaída.

«Estamos comenzando con personas que ya han sufrido la enfermedad. Quisimos lanzar los ensayos con pacientes que sacarán un provecho concreto para su salud. Una vez que determinemos la dosis adecuada y los posibles efectos secundarios, queremos continuar con pacientes que tengan un riesgo genético de contraer cáncer de mama triple negativo. Nuestro siguiente objetivo es poner una vacuna a disposición de las personas con alto riesgo de desarrollar TNBC, para que estén sanas y libres de cáncer».

Thomas Budd, oncólogo del Instituto de Cáncer Taussig.

Fuentes

Un mismo sistema maquillado: carne cultivada (parte I)

Este artículo es el primero de una serie de notas que abordarán la problemática que se esconde detrás de las nuevas maneras de alimentación. Estas -muy en auge hoy en día- «maquillan» como saludables alimentos que esconden el mismo sistema que conocemos, perpetuando violencias a otras formas de vida no humanas. En esta nota se abordará un tema que en las últimas décadas comenzó a resonar y supone ser el futuro de la alimentación mundial: ¿es posible comer carne sin consumir animales?

Se estima que en el año 2050, la población mundial aumentará a 9.100 millones y que este incremento será principalmente en los países en desarrollo. La urbanización continuará sucediendo a ritmo acelerado, desplazando a las poblaciones campesinas a las grandes ciudades y sus aledañas. Aproximadamente el 70% de esta población será urbana. Además, se estima que la concentración de la riqueza en los países centrales será mucho más pronunciada, acrecentando la brecha entre les que más y menos tienen. Para alimentar a esta población más numerosa, más urbana y más desigual, la producción de alimentos deberá aumentar un 70%. 

En este mundo del futuro, la producción de carne deberá aumentar en más de 200 millones de toneladas hasta alcanzar los 470 millones de toneladas anuales. La propagación de los microorganismos multirresistentes entre los ambientes, los animales no humanos y los humanos -que hoy ya es un hecho- continuará sucediendo. Para el 2050 se espera que la resistencia a los antimicrobianos sea la primera causa de muerte (superando al cáncer) debido a la imposibilidad de tratar las infecciones y generando una muerte cada tres segundos. Estos pocos datos que parecen salidos de una distopía nos confirman lo que ya sabíamos: este sistema ganadero y agroindustrial no es viable ni a corto ni a largo plazo. 

¿Alternativas al sistema agroindustrial?

En las últimas décadas han surgido algunas «alternativas» para intentar paliar el desastre medioambiental que produce nuestras formas de consumo en un mundo cada vez más desigual. Por un lado, se encuentran quienes han decidido –con aciertos y errores– intentar no ser parte de este sistema satánico que destruye selvas y bosques para plantar pastos y granos envenenados por los kilos de pesticidas rociados indiscriminadamente que, posteriormente, comerán los millones de animales que luego encontraremos en nuestro «tradicional asadito del domingo». 

Por otro lado, han surgido algunas respuestas innovadoras por parte de la ciencia. La que desarrollaremos en este artículo es la carne cultivada o de laboratorio. Esta innovación que supone ser prometedora, sustentable medioambientalmente y, en un futuro cercano, redituable económicamente hablando, aparece como alternativa para no ceder ante nuestro deseo carnívoro

A raíz de esto nos preguntamos, ¿qué es la carne cultivada? ¿Es verdaderamente una forma de progreso? ¿Será la manera de alimentar al mundo del futuro? ¿Es una escapatoria al sistema extractivista de hoy en día o es tan solo el mismo sistema perpetuado con otro nombre? No tenemos la bola de cristal, pero intentaremos dar debate a esta innovación. 

¿Cómo es el proceso para la síntesis de carne cultivada?

Para llevar a cabo este proceso se van a utilizar unas células que se encuentran en la parte «comestible» del animal y que se conocen como células madres. Estas células son las que tienen la información para poder crear cualquier tipo de célula de un organismo como pueden ser las células (o fibras) musculares. Las fibras musculares constituyen la matriz de la carne vacuna. Debido a la gran velocidad en la multiplicación de estas células, es que se pueden cultivar en los laboratorios y esta premisa es el punto de partida de les investigadores para soñar con la producción de carne de laboratorio a gran escala

El proceso en sí mismo comienza cuando se toma una pequeña muestra del músculo del animal. Algunes investigadores toman esta muestra mediante una biopsia en un animal sedado para poder extraerle un pedacito «sin dolor». Otras líneas de investigación proponen extraer ese mismo pedacito de un animal fallecido, es decir, de algún recorte que podamos encontrar en frigoríficos y carnicerías. 

Posteriormente, este pedazo de carne y tras una serie de extracciones celulares, se deposita en medios de cultivos que proporcionan a las células un ambiente propicio para comenzar a dividirse. Dentro de estos medios de cultivo encontramos minerales, aminoácidos para formar proteínas, azúcares y minerales. Muchas veces estos medios de cultivo son Suero Fetal Bovino (SFB), es decir, suero extirpado luego de que se produjo un aborto accidental en una vaca. Además, conjuntamente al medio de cultivo, se incorporan antibióticos para evitar que bacterias que puedan estar presente en la carne, comiencen a proliferar y contaminen el producto echándolo a perder.

Una vez que se tiene la matriz celular embebida en el medio de cultivo, se necesita un soporte de agarosa (medio gelificado) para que las células proliferen alrededor de él. Así es como las células comienzan a fusionarse entre ellas y a formar las fibras musculares. Después de cuatro semanas, se obtienen pequeños aros de fibras musculares que se podrán ensamblar y condimentar para obtener una hamburguesa sintética, cultivada y de laboratorio

En este dibujo se observan los diferentes pasos para obtener en aproximadamente 4 semanas una hamburguesa de carne cultivada.

Los inicios de la carne cultivada

La primera hamburguesa cultivada en el año 2013 necesitó 6 años de investigación, muchas células de vaca, centenares de litros de medios de cultivo, una buena dosis de antibióticos y 300 mil euros. Hoy en día, estos procesos se encuentran optimizados y se cree que en algunos años este tipo de hamburguesas podrán ser comercializadas en cualquier góndola de supermercado del mundo. 

Por el momento, las investigaciones en estadios más avanzados fueron realizadas en la optimización de los cultivos para la obtención de hamburguesas. Para estes científiques aún se hace desear la posibilidad de generar un corte vacuno (o de cualquier otro animal) entero, como ser un bife o un lomo, ya que este tipo de productos requieren otro tipo de tecnologías más complejas para su producción. Pese a esto, los avances en la ciencia y la ambición por perpetuar el consumo de carne camina a pasos agigantados, con lo cual, es de esperar que en los próximos años tengamos cortes vacunos diseñados en el laboratorio en las góndolas de los supermercados. 

En Argentina existe un laboratorio que apuesta a esta tecnología y actualmente se encuentra trabajando en la producción de la primera hamburguesa cultivada a nivel nacional. Se trata de Laboratorios Craveri con su área de investigación y desarrollo llamada B.I.F.E a cargo de la bióloga Laura Correa y el bioquímico Diego Dominici. Con el eslogan «come carne, no animales», este equipo trabaja desde 2016 y ha participado en las últimas semanas de la primera degustación de carne cultivada en América Latina.

¿Tenemos garantizado un futuro con nuevas hamburguesas?

Quienes están a favor de este tipo de tecnologías garantizan que este sistema evitará el impacto ambiental y la huella de carbono a causa del gas metano del ganado que produce hoy en día el sistema ganadero. Además, evitaría las toneladas de agua potable que se necesitan para sostenerlo (15 mil litros por kilo de carne). El costo medioambiental de la cría de ganado es evidente, la demanda de suelos para la instalación de los mismos y los granos que estos consumen, desplazan la biodiversidad necesaria para balancear nuestro hábitat. Comunidades enteras, enfermas y empobrecidas se desplazan a las áreas metropolitanas debido al saqueo de sus tierras. Los Estados bien saben esto, también la ciencia y los laboratorios: este sistema extractivista no da para más. 

Por ahora, es incalculable la cantidad de energía que necesitará la carne de laboratorio si esta tecnología llega para quedarse y con esto se cree que este sistema tampoco será amigable a nuestro medioambiente. Además de las pilas de dinero para las patentes y las inversiones de los Estados en estos comestibles que son más parecido a la carne de cotillón que viene en una piñata que a los alimentos que nutren, cuidan y curan nuestros cuerpos. 

Entonces, ¿es verdaderamente la carne de laboratorio, un negocio multimillonario, sin cuestionamiento de nuestras formas de consumo y conexión con la naturaleza, adornado de condimentos y aditivos para que parezca una hamburguesa sabrosa, una solución a largo plazo?


Fuentes:


#Entrevista a Bibiana Fabre: el estrés del personal de salud en pandemia

Todes seguramente tenemos algune familiar, amigue o pareja a le cual escuchamos constantemente quejarse sobre la situación sanitaria actual. Incluso los medios de comunicación nos alertan de forma reiterada sobre lo estresades que estuvieron (y están) aquelles que como personal de salud enfrentan día a día la COVID-19. Dicha apreciación, que tal vez muches podrían catalogar como subjetiva y con una carga emocional muy grande, se convierte en realidad cuando la evidencia científica así lo sustenta.

En ese sentido, miembros del Hospital de Clínicas realizaron un estudio para evaluar los niveles de estrés en el personal de salud que habitualmente asiste a la institución. ¿Cómo lo hicieron? En primer lugar, tomaron una muestra de cabello de médiques, enfermeres, residentes y personal administrativo, tanto de quienes se encontraban en contacto con pacientes como aquelles que no. Luego, evaluaron los niveles de cortisol (una hormona que es liberada por el cuerpo en respuesta al estrés crónico) y relacionaron estos resultados con índices de estrés psicológicos conocidos y utilizados en diversas partes del mundo para determinar el grado de desgaste emocional de esa persona. 

Para conocer un poco más sobre este proyecto, desde Escritura Feminista nos comunicamos con Bibiana Fabre, la investigadora a cargo. Ella nació en Resistencia (Chaco), es Dra. en Bioquímica de la UBA, profesora adjunta de una de las materias de la carrera de Bioquímica (UBA) y jefa del área asistencial del sector de endocrinología. Además, cuenta con numerosos posgrados que avalan su especialización en endocrinología clínica y control de calidad. 

Escritura Feminista: ¿Cuál es la importancia que reviste este proyecto para vos, tanto a nivel profesional como social en este contexto en particular?

Bibiana Fabre: Lo novedoso o particular en cuanto este proyecto de investigación es que establecimos un procedimiento único en el mundo, porque desarrollamos un método que permite medir el cortisol en cabello mediante un sistema automatizado de bajo costo mientras que en el resto del mundo se realiza por métodos manuales o automatizados de alta complejidad. En cuanto al impacto social, resulta relevante ya que el estrés crónico está asociado a un gran número de patologías de alta prevalencia como la obesidad, enfermedades cardiovasculares y hasta cáncer. 

E.F.: ¿Este proyecto surgió a raíz de la pandemia o hicieron una medición de este estilo pre-pandemia? 

B.F.: Realizamos una medición de este estilo previo a la pandemia, en el año 2012, intentado poner a punto un método de determinación de cortisol en cabello diferente a los convencionales, ya que el procedimiento de referencia es muy costoso y se necesita de personal especializado para poder procesar las muestras. Luego de mucho trabajo y de sumar colaboraciones que nos permitieran solventar económicamente el gasto que implica, recién en 2019 pudimos publicar la validación completa del método automatizado para la medición de cortisol en cabello de acuerdo a las normas y estándares internacionales. 

E.F.: En pocas palabras, ¿por qué cortisol y en cabello? ¿Qué ventaja tiene el método automatizado con respecto a otros?

B.F.: La ventaja que tiene el método automatizado es que presenta muy bajo costo, utiliza una muestra no invasiva y permite medir los niveles de cortisol de les pacientes en los últimos tres meses en muchas muestras en simultáneo. Diría que la ventaja más importante del método es la utilización de cabello para la determinación ya que mediante el uso de muestras convencionales, como saliva o sangre, solo es posible cuantificar los niveles de esta hormona en ese momento particular.

«Así, la medición de cortisol en cabello se asemeja a medir la concentración de hemoglobina glicosilada en diabéticos y por eso hoy en día se lo propone como el mejor biomarcador de estrés crónico».

E.F.: ¿Hicieron alguna distinción por género en cuanto a los niveles de cortisol encontrados y la correlación con los otros parámetros de estrés medidos?

B.F.: Sí, si bien la población considerada en el análisis incluyó tanto a varones como a mujeres, del total de profesionales de la salud evaluades las mujeres constituyeron un 71%. Así, se infiere que las mujeres se encontraron más afectadas que los varones como personal de salud en el año de pandemia. Los resultados indicaron que, del 100% de la población, un 40% presentó niveles de cortisol en cabello alterados y de ese porcentaje, un 12% un índice de Bernaut (encuesta de estrés laboral a nivel psicológico) elevados. Asimismo, de ese porcentaje casi un 80% del personal estudiado (médiques, residentes y enfermeres) tenía contacto frecuente con les pacientes.

E.F.: Si el índice de Bernaut solo evalúa el estrés laboral, ¿cómo se puede incluir dentro de la medición el estrés por fuera que trae cada individuo? Considerando, por ejemplo, que en general las mujeres al llegar a sus casas cuentan con tareas extra. 

B.F.: Para incluir condicionantes no laborales del estrés determinamos varias encuestas psicológicas: estrés percibido por el individuo, nivel de apoyo social y escala de eventos de vida Home-Rahe. En esta última, que tal vez sea la más subjetiva de todas, se hacen preguntas muy generales y se le indica a la persona que marque qué sucesos acontecieron en su último año (por ejemplo, muerte de une familiar, separaciones y problemas económicos). Así, una vez recopilados estos datos y los niveles de cortisol en cabello, pudimos establecer que los niveles hormonales presentaron una asociación marcada con los índices de estrés emocional evaluados, particularmente con escala de estrés percibido. Asimismo, algo que es muy interesante, es que los niveles de cortisol en cabello tienen una relación inversa con la edad. En otras palabras, se hallaron altos niveles de este biomarcador en personas más jóvenes y esto está muy relacionado con el accionar de les residentes, quienes fueron y son les que desde el primer momento asistieron en la pandemia sin restricciones horarias. Otra vinculación interesante es que evidenciamos una relación inversa entre la escala de eventos de vida y el apoyo social, es decir que aquellos individuos que tuvieran menor apoyo social tenían mayores eventos de vida. 

E.F.: ¿Se tomaron o toman medidas orientadas a revertir estos resultados? 

B.F.: Sí, lo que se hizo fue ofrecerles a todes les participantes, independientemente de los niveles de cortisol en cabello encontrados, una serie de videos cortos (duración menor a 5 minutos) donde se les enseñaban técnicas de relajación, de respiración y de reestructuración cognitiva.

E.F.: ¿Tienen algún proyecto pensado a futuro para hacer un seguimiento de la evolución del personal de salud afectado? 

B.F.: Sí, en julio vamos a volver a realizar una medición de cortisol en cabello en les agentes de salud del Hospital de Clínicas. En principio pensábamos que en esa fecha íbamos a estar libres de pandemia, pero como no es el caso, probablemente lo que veamos sea el impacto en el personal de salud habiendo transitado la segunda ola (ya que la medición hormonal determina el estado de estrés de la persona durante los tres meses anteriores). Además, vamos a realizar un estudio de estrés multicéntrico, con otros nosocomios, con la finalidad de determinar el impacto de la pandemia en una población más amplia y diversa. Algo que me parece importante recalcar acerca de este estudio es que uno de los hospitales que participará (San Isidro) utiliza como herramienta de contención para el personal de salud talleres de meditación. Considerando esto, podríamos ver si existen diferencias en los resultados a partir de la aplicación de este recurso.

E.F.: Sabiendo que hoy en día codirigís este proyecto de investigación y sos la jefa del sector asistencial de endocrino, ¿fue difícil llegar allí? ¿Con qué limitaciones te encontraste a lo largo del camino? ¿Ser del interior fue un limitante? ¿Y ser mujer particularmente en tu experiencia?

B.F.: Sí, realmente fue muy difícil. Sinceramente, porque al ser mujer todo cuesta más. También el ser del interior suma, ya que si bien parece que une pertenece al lugar luego de muchos años de trabajo, en realidad no. Tampoco fue fácil patentar el método de medición de cortisol en cabello por la UBA. Creo que cuesta mucho el ser reconocida, por los condicionantes que antes te mencionaba e incluso desde lugares prestigiosos dirigidos por mujeres. 

E.F.: Por último, ¿tenés algún mensaje que quisieras darle a las mujeres de la ciencia que vienen o que quieren realizar un proyecto de investigación del estilo?

B.F.: Fundamentalmente que une tiene que seguir adelante siempre, confiar, ser fiel a sus valores y no dejarse condicionar por la discriminación a nivel de género. En ese sentido, creo que une tiene que enfocarse en lo que hace y no mirar a les otres. Eso me ha servido para crecer y canalizar las energías positivas en todos los proyectos que encaré. Además, acompañando a esos objetivos personales, es muy importante formar un equipo de trabajo armonioso donde «les alumnes superen a le maestre» para que el trabajo pueda perpetuarse y el conocimiento se traslade.

«Creo que ese tipo de transmisión es muy rica y necesaria, ya que tenemos que entender que ningune es imprescindible. Esto resulta especialmente difícil de entender en un ámbito tan competitivo, egoísta, elitista y de muy difícil reconocimiento entre pares como es el científico».


Bibliografía

  • Ibar, C., Fortuna, F., Gonzalez, D., Jamardo, J., Jacobsen, D., Pugliese, L., … & Fabre, B. (2021). Evaluation of stress, burnout and hair cortisol levels in health workers at a University Hospital during COVID-19 pandemic. Psychoneuroendocrinology, 128, 105213.
  • Hospital de Clínicas

El consumo de cannabis y la necesidad de desromantizar el embarazo

Durante las últimas semanas, la periodista y abogada Julia Mengolini manifestó haber consumido cannabis durante su embarazo para poder paliar grandes dolores y malestares que no cesaban con las terapias tradicionales. A raíz de estos dichos, los medios de comunicación y las redes sociales no tardaron en responder, estallaron les haters y opinólogues sin fundamento y, por supuesto, también la mafia de la maternidad.

¿El consumo de marihuana daña al feto? ¿Hace mal? ¿En qué sentido lo daña? ¿De verdad sabemos que lo daña o eso es lo que creemos o nos dijeron? Desde Escritura Feminista, nos propusimos ahondar en este tema desde una perspectiva científica y moral para poder dilucidar cuáles son los posibles beneficios o riesgos que puede tener el consumo de cannabis durante el período de embarazo y lactancia. Para esto, realizamos una revisión de las últimas publicaciones científicas que tratan la cuestión, analizando minuciosamente cómo y cuántas son estas investigaciones, en qué poblaciones se realizaron y cuáles fueron los resultados encontrados.

Para poder abrir nuestra mente y comprender este tema de la manera más empática posible debemos, como primera medida, desromantizar el embarazo, el parto, la lactancia y todas las cuestiones que giran en torno a este estado. Ni a todas las personas gestantes nos gusta estar embarazadas, ni a todes nos hace sentir plenes y felices, ni a todes nos agrada la mutación de nuestros cuerpos y vidas para poder albergar, alimentar y hacer existir a alguien más. Antes que embarazades somos personas: ni envases ni receptáculos vacíos que deben ser llenados de opiniones y mandatos. De modo que, por poner el cuerpo, la mente y el corazón durante ese período -y los que siguen-, nos toca elegir qué es lo mejor para nosotres y para la persona que está creciendo dentro nuestro.

En cuanto al cannabis y sus derivados, poco se sabe de sus usos y efectos beneficiosos o adversos durante el embarazo y quien asegure saber mucho sobre esta cuestión simplemente está mintiendo. Si bien ya se sabe que la potencialidad de la planta es enorme y que, durante los últimos años, el tabú sobre esta ha ido menguando, podemos decir que aun hoy en día se investiga poco, se sabe menos y se prohíbe mucho. 

¿Qué dice la ciencia al respecto?

La incertidumbre que se genera alrededor de las investigaciones se debe más que nada a las diferencias en la planificación y la puesta a punto de los estudios, a las poblaciones estudiadas, los contextos en los cuales se encuentran las personas involucradas, el conflicto de intereses detrás de la industria farmacéutica, la escasa responsabilidad de los gobiernos, la capacitación insuficiente en cuestiones de políticas públicas vinculadas a drogas y la interpretación descontextualizada de los resultados obtenidos.

Además, la cuota de prohibición y censura que gira entorno a este principio activo contribuye a la dificultad de análisis. Es por esto que, a la hora de evaluar la seguridad y la toxicidad del cannabis, se deben comprender a fondo los factores involucrados y evitar caer en el reduccionismo del tema. Pero ¿qué dice la ciencia sobre el consumo de cannabis durante el embarazo? A continuación, detallamos algunas investigaciones relevantes que nos ayudarán a analizar con perspectiva científica:

  1. Según un estudio realizado en el año 2014 en Nueva Zelanda, no se ha registrado ningún caso de muerte por sobredosis por el consumo de cannabis. Pese a esto, es importante analizar los posibles daños a la salud cuando la cantidad y la frecuencia del consumo aumentan. En este sentido, la mayoría de los daños que se han observado ocurrieron en individuos que consumieron grandes cantidades de cannabis durante todos o casi todos los días de embarazo.
  2. Según una investigación realizada en Reino Unido en 2015, cuando se consume cannabis en paralelo con el tabaco, este se vincula a la adicción a la nicotina. En este punto es importante resaltar que muchas de las investigaciones que se realizaron en personas gestantes que consumieron cannabis durante su embarazo mientras tenían otro tipo de adicciones (por ejemplo, a la nicotina).
  3. Según otra investigación realizada en Canadá en el año 2020, se observó una asociación entre el consumo de cannabis durante el embarazo y la incidencia del espectro autista en la descendencia. Se detectó una incidencia de cuatro niñes autistas por cada 1000 al año entre les que estuvieron expuestes al cannabis en comparación con dos niñes cada 1000 al año entre les que no estuvieron expuestes. En cuanto a este punto, es necesario resaltar que los trastornos del espectro autista no tienen una única causa conocida y que, considerando la complejidad del trastorno y el hecho de que los síntomas y los niveles varían, probablemente existan muchas causas. Algunas de estas pueden ser genéticas o influidas por el medio ambiente.
  4. En un informe realizado en Francia en el año 2014, se observó que las mujeres más jóvenes son las que más frecuentemente consumieron cannabis durante el embarazo. Además, se encontró una asociación entre consumo de cannabis y mujeres que viven solas con bajo nivel de educación e ingresos y que, a su vez, consumen otro tipo de sustancias (por lo general, alcohol y tabaco). En estos casos se observó que estas asociaciones se vinculan con partos prematuros.

Menos prohibicionismo, más empatía

Aunque las publicaciones científicas sobre el consumo de cannabis durante el embarazo han ido en aumento, aún existen sesgos metodológicos que imposibilitan sacar conjeturas determinantes para tomar una postura al respecto. Las limitaciones en los ensayos suelen ser enormes. Como primera observación, todas estas investigaciones son realizadas en países «centrales», por lo que en nuestra región podría o no ocurrir lo mismo pero no tenemos cómo saberlo. Además, los grupos de estudio suelen ser pequeños y enfocados en mujeres cis, circunscriptos a determinado nivel socioeconómico y realizados en personas que también presentan otro tipo de consumos (como tabaco y alcohol). 

Sabiendo esto es difícil y limitado identificar a ciencia cierta los efectos del cannabis en el feto cuando se consume durante el embarazo. En muchas oportunidades, el prohibicionismo que gira en torno a esta cuestión, el miedo a las consecuencias legales, la vergüenza y la culpa hacen que estas personas no revelen sus consumos.

Es por esta razón que la libertad y la empatía para con quienes deciden tratar sus embarazos de esta manera, así como también la desromantización de un estado tan único, personal e inopinable como es el embarazo, sumados a una política de drogas autóctona y regional que genere información certera y de calidad basada en evidencia científica, podrán dilucidar los efectos a largo plazo del cannabis.  


¿Por qué Havanna quiere tener alfajores tóxicos?

Artículo en colaboración escrito por el Licenciado en Biología Nicolás Debowicz


Mientras atravesamos la segunda ola de COVID-19, entre crisis económicas y sanitarias nace un acuerdo entre Bioceres y Havanna. La famosa y simpática marca de alfajores marplatense incluirá en sus productos alimentos con trigo genéticamente modificado (GM).

Se trata, en este caso, de la tecnología HB4 desarrollada por Bioceres, empresa argentina de Biotecnología Agropecuaria, propiedad en parte del Grupo Insud, de Hugo Sigman, y el grupo de investigación de la doctora Raquel Chan (Instituto de Agrobiotecnología del Litoral).

¿Qué significa «modificado genéticamente»?

Un organismo genéticamente modificado (OGM) es aquel al que se le ha añadido un gen o un conjunto de genes ajenos, provenientes de virus, bacterias, plantas, hongos o animales. Con ello, se busca generar un rasgo o característica que no estaba presente en el organismo original. Vale destacar que HB4 es el nombre del gen en cuestión, que se aplica en este caso al trigo pero también a otros cultivos, como la soja.

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En este caso, se agregó un gen de girasol, el cual confiere tolerancia a la sequía y resistencia al glufosinato de amonio. Estamos ante lo que se conoce como un organismo vegetal genéticamente modificado (OVGM). A nivel nacional, este proyecto data del año 2018, cuando Bioceres, a través de Trigall Genetics, presentó el primer transgénico para este cultivo. La presentación se realizó en Pergamino, localidad famosa por la sojización, en particular en los últimos veinte años.

Pero hubo un problema. Brasil, nuestro principal comprador de este trigo, se oponía. Desde la Asociación Brasileña de la Industria del Trigo se solicitó al gobierno nacional que no autorizara variedades transgénicas. Manifestaron que no se habían identificado beneficios evidentes para las personas ni para la productividad del campo, así como también notaron el rechazo de la población de ese país. Fue así que, durante el gobierno neoliberal de Mauricio Macri, el trigo GM no se aprobó por SENASA ni por la CONABIA.

En la actualidad, el gobierno peronista del Frente de Todos encabezado por Alberto Fernández, lejos de diferenciarse de su predecesor macrista, profundizó aun más el extractivismo y la aprobación de este evento resulta hoy muy probable. Se tratará del primer trigo modificado genéticamente para Argentina y la variedad transgénica número 62 para este país.

Glifosato… ¿Glufosinato?

La tolerancia y resistencia a agroquímicos es una realidad constante y evidente. La soja RR, con tolerancia al glifosato, se origina por la introducción del gen de una enzima de la bacteria agrobacterium tumefaciens. Este hecho ocurrió el 25 de marzo de 1996, cuando el entonces secretario de Agricultura Felipe Sola lo autorizó con un trámite exprés.

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La utilización masiva del glifosato llevó a que diversas (mal llamadas) malezas generasen resistencia a este herbicida: las herbáceas sorgo de Alepo, yuyo colorado y rama negra son solo algunos ejemplos. Para contrarrestar este efecto, se comenzó a utilizar mayor cantidad de este producto o bien de herbicidas más potentes y, en muchos casos, más dañinos. Ese fue el caso del glufosinato de amonio.

Salir de este sistema

La prohibición de los transgénicos o del glifosato son cambios parciales que, lejos de terminar con la problemática, fortalecen al mismo sistema al utilizar otros agroquímicos más tóxicos. El impacto del neoextractivismo (capitalismo en su fase actual) se evidencia en la agricultura tradicional por medio de la utilización masiva de agroquímicos, el despojo, la mano de obra esclava y el encarecimiento de los productos comestibles provenientes de los cultivos que están en manos de las corporaciones.

El agotamiento de los suelos al extraer nutrientes como el nitrógeno y el fósforo es un tema que fue estudiado por Justus von Liebig, químico alemán estudiado a su vez por Engels y citado en su obra Dialéctica de la naturaleza. La evidencia de beneficios en el incremento de nutrientes, el intercambio de semillas y la soberanía alimentaria son logros que se han podido llevar a cabo por medio de técnicas ancestrales como la agroecología, la agricultura regenerativa, la agricultura biodinámica y la pequeña agricultura campesina.

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Foto de portada: Proyecto Squatters


#Entrevista Científicas de acá: nuestras científicas en primer plano

Los avances científicos cobran cada vez más protagonismo en las conversaciones cotidianas. Sin embargo, en el imaginario colectivo, la persona detrás de esos descubrimientos sigue siendo un varón blanco cis sosteniendo tubos de ensayo. Científicas de acá viene a romper con este estereotipo para visibilizar las historias de mujeres que hicieron y hacen ciencia en nuestro país.

El grupo está conformado por Carolina Hadad, analista en sistemas, Valeria Edelsztein, química, Julieta Elffman, periodista, y Julieta Alcain, bióloga. La iniciativa que comenzó en las redes a partir de la pregunta «¿Cuántas científicas argentinas conocés?»; hoy forman una comunidad que comparte y difunde sus historias. Desde Escritura Feminista conversamos con Julieta Elffman y Julieta Alcain sobre el origen del proyecto, la representación de la mujer en la ciencia y el libro que lanzarán en pocas semanas.

Escritura Feminista: Las cuatro tienen formación en áreas distintas, ¿cuál es el disparador por el cual decidieron juntarse y crear Científicas de acá?

Julieta Elffman: Nos gusta decir que el punto de partida fue la bronca, la indignación. Primero, tuvimos una intuición bastante lógica: nosotras no conocíamos mujeres referentes en ciencia y tecnología de nuestro país. Incluso las que hicieron carreras científicas del grupo no conocían referentes de su propia área, no habían estudiado a mujeres que hagan ciencia en el país. En todo caso, aparecían en un comentario anecdótico, pero no existía una genealogía de las científicas de acá y es lo que quisimos empezar a construir.

Empezamos con una encuesta inicial que compartimos en redes, en la cual preguntábamos justamente cuántas personas que se dedican a la ciencia conoce la gente. ¿Cuántas de esas son mujeres? ¿Cuántas son argentinas? Ahí llegábamos a un embudo: casi nadie conocía científicas de acá. Nos fuimos dando cuenta que algunas personas conocían pero no las tenían como referentes o no las identificaban como científicas por ser «de disciplinas sociales», como en el caso de Dora Barrancos.

Julieta Alcain: No es una verdad revelada que cuando pensamos en mujeres científicas pensamos en Marie Curie. De ella sabemos hasta con quién se casó cuando murió su marido y de nuestras científicas no sabemos ni los nombres. En torno a eso surgen nuestras propias ganas de conocer a estas mujeres y, al darnos cuenta de que sus historias eran tan fabulosas como la de Marie Curie, quisimos contarlas.

E.F.: ¿Cuál es la importancia de la representación de las mujeres en el sistema científico argentino?

J.A.: Hace poco contamos la historia de la arquitecta Ines Moisset. Inés quería ser investigadora en arquitectura y en ese momento ni siquiera existía la disciplina en el CONICET (de hecho, la metieron en sociología). Abriéndose paso, logró investigar en su propia disciplina. Cuando publicamos su historia una chica la levantó en redes y dijo «¿Ven que sí se podía ser investigadora en arquitectura? Todos me decían que era una locura pero miren, ella lo hace». Es importante verse reflejada en alguien que se parece a vos y que hace lo que vos querés hacer.

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E.F.: Además de visibilizar mujeres científicas, también dan a conocer problemáticas típicas de las mujeres en ciencia, como el famoso «techo de cristal». ¿Cuál es la diferencia con las «paredes de cristal»?

J.E.: Las paredes de cristal tienen que ver con la idea de que las mujeres tenemos habilidades «innatas», como la empatía y la comprensión, que nos facilitan algunos trabajos. Entonces, somos mayoría en carreras como psicología, pero en tecnología o en informática representamos menos del 15%. ¿Con qué mensajes que recibimos desde muy chicas tiene que ver esto? ¿Con qué estereotipos de género?

Un estudio de la revista Science muestra que las mujeres, desde muy chicas, empezamos a autopercibirnos menos inteligentes que los varones. Esto sucede justo en el inicio de la escolarización, a los 6 años. Es decir, nos pasamos toda nuestra vida consciente pensando que somos menos capaces para tareas que, se supone, que requieren más inteligencia.

No es casual que estas elecciones disciplinarias particulares coincidan con las disciplinas donde los salarios son cada vez más altos, como tecnología e informática. Justamente esas son las carreras más masculinizadas. Queremos abrir la conversación: ¿cuánto influyen los estereotipos de género en nuestras decisiones?

E.F.: ¿Cómo es ser científica en argentina para una mujer que recién empieza ese camino? Y si desea ser madre, ¿cómo influye la maternidad?

J.A.: En esto hay una cuestión doblemente injusta: las personas que somos o fuimos becarios sabemos que es un trabajo muy precarizado para todos los géneros por igual. Los becarios no tenemos aportes, no tenemos antigüedad, ni jubilación. Hay un montón de cosas básicas que, para un trabajo de 8 horas diarias, no tenemos. Las mujeres que son madres y becarias suman otros problemas, porque la licencia por maternidad y la consecuente extensión de la beca es algo que se conquistó hace relativamente poco.

Si una es madre y toma licencia, no solamente frena por un tiempo su trabajo: en este tiempo no puede obtener resultados, por lo que no puede avanzar con la investigación, se atrasa la beca y luego todo lo demás, el doctorado, el posdoctorado… De hecho, esa es una razón por la cual las mujeres no estamos en las jerarquías más altas: las mujeres se van cayendo del sistema, en parte porque deben hacerse responsables de los hijos y no tienen el apoyo institucional necesario para que eso suceda.

Es una doble precarización: por un lado, sos un becario sin derechos laborales, tengas el género que tengas y, por otro lado, las personas que son madres están doblemente desprotegidas.

J.E.: Los conflictos que vienen con las tareas de cuidado (que recaen sobre las mujeres de manera injusta), también tienen que ver con que hay pocas mujeres que puedan llevarlos a las mesas de toma de decisiones. Por eso necesitamos que estén presentes en esos lugares: para garantizar una equidad de género real, no solo en los papeles. Que no sea «Listo, alcanzamos un cupo, el porcentaje nos da, a otro tema».

E.F.: ¿Qué contenidos vamos a encontrar en el libro que están editando?

J.E.: El libro da un breve panorama de la situación de las científicas argentinas en el país y hace un recorrido sobre las políticas públicas relacionadas con ciencia. En esa historia es donde se insertan los relatos de las mujeres que nombramos en el libro: no hay historias aisladas, estamos inmersas en un contexto histórico, todas somos testigas y protagonistas de nuestra época. Van a encontrar 27 historias de personas que se dedican a la ciencia y tecnología, desde pioneras hasta científicas muy actuales que están escribiendo su historia en este momento: personas más consagradas como Andrea Gamarnik y Gabriela González, y personas más jóvenes que hoy están comenzando.

Lo que van a encontrar en el libro es, sobre todo, diversidad. Así como siempre buscamos ir en contra del estereotipo del científico, un varón cis blanco, con bata, pelos parados y cara de loco, también queremos mostrar que no hay una sola mujer que se dedica a la ciencia: mujeres y diversidades de género hacemos ciencia en distintas formas, en distintas disciplinas, en distintos lugares del país. Queremos abrir mundos posibles, dar referentes.

E.F.: Pudimos leer algunas de estas historias en las redes sociales, en los #MartesDeCientíficas. ¿Cómo nació esa iniciativa?

J.A.: Los #MartesDeCientíficas surgieron de una doble idea: por un lado, las mujeres científicas no estamos normalmente en los medios y, por otro, es imposible que solo nosotras cuatro conozcamos a todas las mujeres de ciencia. Lanzamos en nuestra página un listado colaborativo donde cada persona puede enlistar a la científica que considere referente. Luego le propusimos a la comunidad que elija alguna de ellas, que la investiguen y cuenten su historia. Mucha gente se entusiasmó con esa premisa y, con el tiempo, agrupaciones de científicos e institutos del CONICET empezaron a usar estos martes para visibilizar a sus científicas. Así, conocimos personas con historias increíbles y pasadas por alto. Nos parece una maravilla cómo la comunidad se adueñó de nuestra propuesta.

E.F.: ¿Qué significa para ustedes ser comunicadoras de ciencia con perspectiva de género?

J.E.: Trabajar en comunicación de la ciencia con perspectiva de género no solo es necesario, sino que no imagino otra manera de hacerlo. Es la forma en la que vemos el mundo, la manera en la que detectamos las cosas que hacen falta. La posibilidad de que las nuevas generaciones conozcan una historia y una ciencia más diversa y salir de los estereotipos que nos perjudican. Para que no haya techo o paredes de cristal, primero, hay que hacer notar que están (estamos) ahí. 

J.A.: Sara Rieti, una científica de acá, decía que lo que no tenemos que hacer es entrar en la ciencia y adaptarnos al modelo de éxito vigente -masculino, individualista, jerárquico-. Comunicar ciencia con perspectiva de género también es contar las historias, todas las historias, de quienes tuvieron éxito y quienes no. Contar que hay mujeres brillantes y mujeres mediocres. Tenemos que dejar de pedir perdón por estar en un lugar sin ser descollantes. No tengo que estar ahí porque soy mujer. Necesito estar ahí porque necesito estar en todos los demás lugares, porque soy mujer y necesitamos que haya mujeres en todos lados. Es un derecho que tenemos.


Fuentes:


Tuberculosis erradicada: ¿mito o realidad?

La tuberculosis es una enfermedad infecciosa que se encuentra entre las 10 primeras causas de muerte en el mundo de acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS). Es una enfermedad fuertemente marcada por el estigma social, olvidada por los Estados y las políticas sociales, relacionada a la escasez del sistema sanitario y vinculada al hacinamiento de personas. Pese a ser prevenible y curable, se estima que alrededor de diez millones de personas enfermaron y un millón y medio murieron a causa de esta enfermedad en el último año.

La tuberculosis está lejos de ser una enfermedad erradicada en el mundo y mucho menos en nuestra región en donde el acceso a la salud y la vivienda digna suele ser privilegio de clase. Por esta razón, desde Escritura Feminista queremos recordar que cada 24 de marzo se conmemora el Día Mundial de la Tuberculosis.

Mycobacterium tuberculosis (bacilos rosados) vistos al microscopio.

¿De qué trata esta enfermedad?

La tuberculosis es una enfermedad causada por una bacteria conocida como «bacilo de Koch» o por su nombre científico como Mycobacterium tuberculosis. Este microorganismo perjudica al tracto respiratorio, principalmente a los pulmones, pero también puede localizarse en otras partes del cuerpo. La enfermedad afecta en su mayoría a las personas con el sistema inmune debilitado o comprometido como, por ejemplo, en los casos de coinfección con VIH, malnutrición, diabetes, y también a les fumadores. Es importante destacar que para los casos de los pacientes con VIH, la tuberculosis es la principal causa de muerte.

¿Cómo se puede transmitir esta enfermedad?

La enfermedad se transmite cuando una persona infectada (es decir, aquella que tiene en su organismo al bacilo de Koch), estornuda, tose o escupe cerca de persona no infectada. En este punto hay que destacar una distinción entre persona infectada y enferma: la persona enferma es la que presenta la sintomatología compatible con la enfermedad y la persona infectada es aquella que tiene en su organismo al bacilo de Koch. Dicho esto podemos entender que las personas infectadas no están al tanto de su condición sino hasta manifestar la enfermedad.

Al estornudar, por ejemplo, la persona infectada elimina al medio en el cual se encuentra microgotitas en donde viajan los bacilos de Koch. De esta manera, las bacterias pueden entrar al tracto respiratorio de otras personas cuando estas se encuentran a corta distancia. Para que una persona no infectada adquiera la condición de infectada alcanza con la inhalación de unos pocos bacilos de Koch.

¿Cuáles son los síntomas? ¿Existe tratamiento?

Uno de los síntomas más distintivos de esta enfermedad es la tos persistente por más de 15 días. Además, puede presentarse junto a fiebre, sudoraciones nocturnas, cansancio extremo, pérdida de peso y falta de apetito. Muchas veces estos síntomas suelen ser leves y a veces hasta imperceptibles. Es por esta razón que las personas suelen demorar la consulta al servicio sanitario. Así, las personas infectadas sin saberlo que no presentan síntomas característicos pueden transmitir la infección a otras personas. 

El tratamiento contra la tuberculosis existe, es efectivo y la gran mayoría de las personas se curan luego de realizarlo. Una vez detectado e identificado el bacilo de Koch mediante técnicas microbiológicas, es importante que le paciente comience con el esquema de medicación cuanto antes. Este tratamiento se realiza con antimicrobianos, tiene una duración entre 6 a 9 meses y puede extenderse hasta un año en determinadas condiciones. Por esta razón, la participación activa y comprometida bidireccional entre el sistema sanitario y les pacientes es fundamental para poder completar el esquema de medicación y obtener resultados satisfactorios luego del tratamiento

Si les pacientes en cuestión no completan el esquema propuesto, se corre riesgo de volver a contraer la enfermedad y de generar que el bacilo de Koch se vuelva resistente a estos antimicrobianos dificultando el tratamiento. Si estas bacterias se vuelven resistentes a los antimicrobianos, la enfermedad es más difícil de tratar y aumenta la posibilidad de morbimortalidad. Pero si esta persona se encuentra haciendo correctamente el tratamiento, no contagia a sus pares compartiendo mate ni cubiertos ni vasos. Allí reside la importancia de la detección temprana y el tratamiento completo.

En nuestro país, ¿hay tuberculosis?

En Argentina se notifican cada año entre 9 mil y 10 mil casos nuevos, en una tasa aproximada de 24 casos por cada 100 mil habitantes. En cuanto a las cuestiones etarias, Argentina muestra una concentración de casos en la población de adultes jóvenes, principalmente en los varones.

La distribución de la tuberculosis en Argentina tiene una carga social bien marcada, asociándose de forma evidente a las condiciones socioestructurales y económicas de la población. De esta manera, se ha visto que aquellas zonas con los indicadores sociales más desfavorables arrojan una contribución mayoritaria a la notificación de casos.

Además, según un estudio, pese a que existen más notificaciones de casos positivos en varones que en mujeres, se observó que las mujeres que presentan condiciones de vidas más desfavorables se encuentran mas predisponentes a adquirir la enfermedad que los varones en la misma condición, dejando al descubierto su vulnerabilidad en un sistema sanitario enceguecido, pobre, verticalista y con una fuerte insignia patriarcal que nos invisibiliza, acrecentando la brecha de género.

¿Existe vacuna para la tuberculosis?

Claro que sí: la mundialmente famosa y reconocida BCG (Bacilo de Calmette y Guérin). A Argentina, la vacuna contra la tuberculosis arribó en el año 1925 desde el Instituto Pasteur de París. El doctor Andrés Arena preparó la vacuna, que en un inicio comenzó a aplicarse vía oral y luego con aplicación intradérmica. Esta intervención sanitaria contribuyó a disminuir la tuberculosis infantil desde ese entonces.

Hoy, la BCG se encuentra en nuestro calendario nacional de vacunación. Se aplica a les recién nacides antes de egresar de la sala de maternidad, de forma intradérmica, con una única dosis y previene las formas invasivas de esta enfermedad.

Calendario Nacional de Vacunación Argentino.

Como en tantas otras enfermedades causadas por agentes infecciosos, la responsabilidad, el compromiso y la capacitación constante de las unidades hospitalarias, la inversión por parte de los Estados, la detección temprana y la articulación interseccional del sistema sanitario, sumados a la difusión activa de las campañas de vacunación, lograrán dar respuestas sanitarias efectivas, inclusivas y socialmente más justas. Nadie está exente, todes somos responsables. Y, recordando las palabras de Carrillo: «Frente a las enfermedades que genera la miseria, frente a la tristeza, la angustia y el infortunio social de los pueblos, los microbios, como causas de enfermedad, son unas pobres causas».


Fuentes:


Breve guía sobre las vacunas contra el coronavirus

Durante todo 2020, la humanidad giró alrededor de un único objetivo: crear las vacunas que harían frente a la COVID-19. A medida que surgía en el horizonte una difusa esperanza de intentar ponerle fin a esta pandemia, se fue gestando a paso agigantado una epidemia paralela que lejos de cesar, se expande como veneno alrededor de todo el mundo: la infodemia. Como nunca antes ha circulado información; de la buena, creada por comunicadores científiques comprometides, pero también de la errada, falsa y conspiranoica que pone en jaque la seguridad de la población y la posibilidad de volver a alguna estabilidad.

Es por esta razón que desde Escritura Feminista creamos esta breve guía sobre las vacunas disponibles y las que vienen para entender: ¿cuáles son las vacunas que están disponibles?, ¿Cómo funcionan? ¿Cuáles son sus diferencias? ¿Cuáles son sus ventajas y desventajas? Para que a la hora de dar el «sí, quiero» tengas toda la información del bien a mano, basada en evidencia y aprobada por la comunidad científica.

Como primera medida para entender de qué se tratan las vacunas contra la COVID-19, debemos comprender una generalidad que las divide, principalmente, en tres grandes grupos: las de adenovirus (o vector viral), las de material genético (ARNm) y las de virus inactivados. La mayoría de las vacunas candidatas a combatir esta infección están dirigidas a una proteína del coronavirus -la proteína S (spike o espiga)- que es la «llave» que abre la puerta a nuestro organismo y aumenta la posibilidad de enfermarnos. Por esto, es el «blanco» a combatir.

Vacunas de adenovirus (vectorizadas o de vector viral)

Como te contamos en esta nota, las vacunas vectorizadas son aquellas que utilizan como herramienta un virus distinto al coronavirus. El objetivo de esto es ayudar a transportar al interior del organismo una información determinada que va a colaborar en el proceso de generar inmunidad. En este caso, el virus que se utiliza como «ayudante» es el adenovirus que produce infección en chimpancés y la información que se transmite es la de la proteína S del coronavirus.

Una vez en el interior de nuestro cuerpo, el adenovirus se pondrá en contacto con nuestras células y comenzará a replicarse (proceso normal de todos los virus). Tal como dijimos, este adenovirus lleva la información de la proteína S y, por lo tanto, nuestro sistema inmune detectará a esta presencia como extraña y comenzará a producir una respuesta inmune evidente y especializada dirigida hacia la proteína S. De esta manera, quedaremos inmunizades y, en caso de adquirir el SARS-CoV-2 en el futuro, nuestro organismo podría combatirlo.

Este tipo de tecnologías basadas en adenovirus son herramientas conocidas, probadas y utilizadas en gran cantidad de vacunas y fármacos que actualmente se aplican y comercializan en todo el mundo. Por ejemplo, las vacunas utilizadas contra el ébola, además de una serie de estudios para combatir otras enfermedades infecciosas como el zika, la influenza y el VIH. Por esta razón, la eficacia y seguridad fue confirmada en gran cantidad de protocolos previos a esta pandemia.

Las vacunas que funcionan de esta manera son: 

  • Sputnik V: esta vacuna presenta una eficacia del 91,6% según los datos publicados en The Lancet en las últimas semanas. Su presentación es en dos dosis y cada una de estas tiene componentes distintos. Como ya sabemos, se encuentra en circulación en nuestro país: se ha vacunado a más de 300 mil personas desde diciembre hasta hoy y estamos a la espera de millones de dosis más que llegarán durante el primer semestre de 2021. 
  • Vacuna Oxford-AstraZeneca: esta vacuna presenta una eficacia alrededor del 80% y una presentación de dos dosis, pero a diferencia de la anterior, estas son iguales. 

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Una de las grandes ventajas que presentan las vacunas con vectores de adenovirus es que pueden almacenarse entre 2 y 8°C, es decir, a temperatura de una heladera convencional, lo que universaliza el acceso a zonas con pocos recursos y facilita la logística de distribución. Un dato no menor para países como el nuestro, con evidentes problemas de desigualdad en el acceso a la salud.

Vacunas de material genético (o ARN mensajero)

Este tipo de vacuna utiliza moléculas de material genético que, en este caso, es ARN mensajero. De esta manera y para el caso del coronavirus, se transporta la información para producir la proteína Spike. Esta tecnología «enseña» a nuestras células a producir la proteína S. Una vez que nuestro organismo «aprendió» a producir dicha proteína, se desencadenará la respuesta inmune específica contra ella otorgándonos inmunidad frente a esta infección.

Si bien estas son las primeras vacunas de ARNm que se aprueban en humanos, la tecnología aplicada es de larga data y les científiques llevan años trabajando en este tipo de vacunas. Incluso se sabe que podría ser el punto de partida para encauzar tratamientos oncológicos, síndromes autoinmunes y enfermedades neurodegenerativas, entre otras innumerables aplicaciones que podrían desarrollarse a partir de esta innovación.

Las vacunas que funcionan de esta manera son la de Pfizer + BioNTech + Fosun Pharma y la de Moderna. Ambas presentan una eficacia que ronda el 95% y son administradas en dos dosis idénticas. La desventaja de la primera es que el almacenamiento debe realizarse en un freezer que alcance una temperatura de -70°C, lo que dificulta su distribución en zonas más inhóspitas. Para Moderna, la temperatura de distribución es de -20°C (temperatura de un freezer común). 

Vacunas a virus inactivados

Las vacunas a virus inactivados utilizan la versión «muerta», inactiva o fragmentada del virus que causa la enfermedad. Una vez en nuestro organismo, el sistema inmune confunde a ese virus muerto o los trocitos de este con el patógeno en cuestión y desarrolla la respuesta inmune. Por lo general, este tipo de vacunas no suelen proporcionar protección tan marcada pero se trata de una tecnología muy empleada a lo largo de la historia de la vacunación.

Con esta tecnología tenemos como representante más próximo a arribar a nuestro país la vacuna de origen Chino, Sinopharm, que también requiere dos dosis para alcanzar una efectividad de alrededor del 80%. Como ventaja podemos decir que su conservación y distribución puede realizarse en heladeras convencionales (2 a 8°C)

¿Cuánto tiempo dura la inmunidad de estas vacunas?

Debido a que estas vacunas son muy nuevas y aún no existen poblaciones completas inmunizadas como para evaluar el comportamiento a larga data, no se sabe con precisión cuánto dura la inmunidad. Lo que sí podemos saber es que todas previenen los casos graves de la enfermedad por coronavirus.

Si ya tuve Covid-19, ¿me debo vacunar?

La vacunación también está recomendada en aquelles pacientes que ya han atravesado la enfermedad. Si bien hay muches pacientes que presentan inmunidad (anticuerpos) luego de la Covid-19, se cree que esta solo es evidente durante los primeros tres meses luego de la infección. Por esta razón es que la vacunación está recomendada tanto para quienes no han presentado la enfermedad como para quienes se han recuperado. 

¿Tienen efectos secundarios?

Todas las vacunas y medicamentos tienen efectos secundarios y esta no es la excepción. Para la gran mayoría de estas vacunas se han reportado los siguientes signos y síntomas: dolor, hinchazón, calor y enrojecimiento en el sitio de inyección, cansancio, dolor de cabeza, fiebre, escalofríos, dolor muscular y en las articulaciones, náuseas, síntomas seudogripales y/o malestar general. Pero tranquile: lo más probable es que no presentes todos estos síntomas a la vez, ya que en la gran mayoría de los casos se presentó solo alguno o ninguno. 

¿Sí o sí me debo dar las dos dosis?

El diseño de todas las vacunas anteriormente nombradas es de dos dosis, por lo que la recomendación de la comunidad médica y científica es que se lo respete para alcanzar la efectividad propuesta. Sin embargo, para aquellas vacunas que presentan dos dosis idénticas (y debido a la escasez) se está evaluando la posibilidad de administrar una única dosis que alcance una eficacia menor. Esto último se encuentra sujeto a investigación para saber si es conveniente vacunar a más personas aunque alcance menor eficacia o vacunar a menos personas con mayor eficacia. En el caso de Sputnik V, esto no sería posible debido a que sus dos componentes son distintos y actúan sobre distintos objetivos en nuestro sistema inmune.

¿Sirven para las cepas mutadas?

Este es uno de los grandes interrogantes de la comunidad científica. Algunas investigaciones observan que ciertos anticuerpos son menos específicos frente a las nuevas cepas o variantes, pero lo interesante es saber que nuestra respuesta inmune presenta un montón de componentes para hacer frente a esta infección por lo que, a priori, estaríamos cubiertes con las vacunas disponibles.

Seguramente esta condición pueda cambiar en un futuro, que pase a necesitarse dosis y refuerzos extras. Pese a esto, no debiera existir motivo de alarma o frustración ya que la tecnología está y les científiques se encuentran trabajando arduamente para adelantarse a estos hechos. Algo interesante a destacar es que la vacuna de la gripe, por ejemplo, disponible todos los otoños, va cambiando año a año porque este virus tiene una alta tasa de mutación.

¿Quiénes se pueden vacunar?

Por el momento, en nuestro país, las vacunas las está recibiendo el personal de salud que se encuentra en la primera línea de combate, les voluntaries del Plan Vacunate de la Provincia de Buenos Aires y, en menor medida, les adultes mayores que viven en residencias. Hasta el momento, los estudios aseguran eficacia en adultes y adultes mayores. En la última semana, el Ministerio de Salud presentó un comunicado en el cual recomienda la vacunación a aquellas personas en periodo de gestación, lactancia y personas inmunocomprometidas o con enfermedades autoinmunes que se encuentren en zonas de alta exposición o presenten enfermedades subyacentes y complicaciones.

Aún tenemos amplios interrogantes sin respuesta con respecto a las vacunas, pero tenemos muchas certezas y no hay razones para no creer que la vacunación es el único camino posible para un mejor mañana. Como reiteramos en varias oportunidades, las vacunas son nuestra responsabilidad ciudadana y nuestra mejor carta de solidaridad. 

Las vacunas son seguras, efectivas y salvan vidas. Así que, amigue, cuando te llegue el turno, ¡vacunate! 


Fuentes: