El 35º Encuentro Plurinacional es con todes

Artículo colaboración escrito por Micaela Minelli y Karen Cuesta


Desde los últimos encuentros se viene reclamando a la Comisión Organizadora el cambio de nombre del evento, ya que la línea original del «Encuentro Nacional de Mujeres» deja por fuera aquellas personas que pertenecen a otras naciones o que no se consideran parte de un territorio nacional. Con una fuerte intervención de las comunidades originarias organizadas, el Encuentro fue tomando un tinte plurinacional e incorporando debates que traen las diferentes comunidades que participan.

Por otro lado, el sostener que es un encuentro sólo de «mujeres» deja por fuera las identidades que no entran en esa categoría, como lo son las identidades travestis, trans, lesbianas, intersex y no binarias. Como sostiene aquella frase tan citada por los feminismos: «Lo que no se nombra, no existe».

Plurinacional y disidente

El Encuentro Nacional de Mujeres estuvo atravesado por una discusión que tiene que ver con el espacio: su nombre. Ya en los últimos encuentros, Chaco 2017 y Trelew 2018, los feminismos dieron un debate acerca del reconocimiento de las identidades disidentes y lo plurinacional antirracista. A raíz de ello, algunas personas quisieron mantener el nombre y otras no. Por esta razón, antes del encuentro de 2019, surgió la campaña #SomosPlurinacional que, a través de asambleas y votación, definió cambiar el nombre a Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Trans, Travestis, Bisexuales y No-Binaries.

Durante 2019, el último año con encuentro presencial, en el acto de cierre se decidió que el próximo encuentro tendrá como sede a la provincia de San Luis. Además, durante la asamblea en el Estadio Único de La Plata se votó cambiar la denominación a Encuentro Plurinacional de Mujeres, Lesbianas, Transexuales, Travestis, Bisexuales y No Binaries. Desde allí comenzaron una serie de asambleas para definir por votación los pormenores de este encuentro. En esta línea, el próximo 7 de mayo habrá una nueva reunión, la número 13, donde se continuarán definiendo ítems de cara a octubre.

Tras dos años de pandemia, la Comisión Organizadora del Encuentro Plurinacional de Mujeres, Travestis, Lesbianas, Trans, Intersexuales, Bisexuales y No Binaries realizó una conferencia de prensa para anunciar dónde se realizará la 35º edición del evento los días 8, 9 y 10 de octubre de 2022. En ese marco, la organización señaló: «Tal cual nos enseñó el feminismo, lo que no se nombra, no existe. Por eso decidimos incluir a les compañeres de pueblos originarios que, sin haber nacido en nuestro territorio, son parte de la lucha todos los días».

El conflicto

Si bien los femicidios y la desigualdad siguen existiendo, el escenario para este encuentro es diferente ya que desde 2019 se conquistó el derecho al aborto legal, seguro y gratuito, histórica demanda de los feminismos organizados en los encuentros, y surgió un Ministerio de Mujeres, Género y Diversidad. Sin embargo, mientras el movimiento feminista latinoamericano está en un momento de expansión, la interna nos divide.

La confusión comenzó cuando se anunciaron dos fechas diferentes, una para el 10, 11 y 12 de octubre y otra para el 19, 20 y 21 de noviembre. ¿Por qué dos fechas? ¿A cuál vamos? ¿Cuál es la oficial? ¿Qué está pasando? Después de 35 años y por primera vez en su historia, habrá dos convocatorias. El 8, 9 y 10 de octubre será la primera con el nombre de Encuentro Plurinacional de Mujeres y Disidencias, Lesbianas, Travestis, Trans, Bisexuales, Intersexuales y No Binaries, mientras que quienes no están de acuerdo con el cambio de nombre realizarán la propia el 19, 20 y 21 de noviembre, también en la provincia de San Luis.

Las construcciones de mayorías son complicadas y las internas revelan un cambio de paradigma que tarde o temprano iba a suceder. No es la primera vez que sucede que en los movimientos de liberación aparezcan resistencias a dar ciertos debates. En la revolución sexual de la segunda ola, entre las décadas del 60 y el 70, las feministas que habían logrado instalar las demandas por la liberación de los cuerpos, el aborto legal y la equidad salarial también tuvieron sus propias diferencias, en aquel entonces puestas sobre la mesa por las lesbianas.

Recuperar la historia de nuestros feminismos, originarios, indígenas, lesbianos, diversos, travestis, populares, barriales, empieza por identificarnos, reconocernos en la lucha; lo cual no significa que en unos años nuevamente no se tengan que repensar algunos conceptos. Los movimientos son, justamente, movimientos, y es por eso que no pueden detenerse.

Nos vemos en San Luis

El cambio climático también afecta tu salud

El cambio climático también tiene sus consecuencias en nuestra salud. Esta es una realidad que ya no podemos desconocer. Según la Organización Panamericana de la Salud (OPS), «el cambio climático es la mayor amenaza para la salud mundial del siglo XXI». La organización también advierte que desde 2030 en adelante, habrá 250 000 muertes adicionales por enfermedades sensibles al clima (estrés por calor, desnutrición, dengue, malaria). Así, vemos que los efectos de esta problemática como las olas de calor, las sequías, las inundaciones y el deterioro en la calidad del aire impactan directamente en la vida de las personas. Y no sólo eso, sino que también sus efectos son desiguales: tanto las personas más pobres, como las que se encuentran en una posición de vulnerabilidad, como mujeres y niñas, son quienes soportan las peores consecuencias de las transiciones ambientales. 

Fuente: CDC

A menudo, las mujeres y las niñas son las últimas en comer o en ser rescatadas, se enfrentan a mayores riesgos de salud y seguridad cuando los sistemas de agua y saneamiento se ven comprometidos y asumen una mayor carga de trabajo doméstico y de cuidado cuando se acaban los recursos, afirman desde Naciones Unidas. Estos efectos en las poblaciones que se perciben femeninas son mayores, si consideramos que la salud ha tenido, históricamente, una perspectiva machista y patriarcal. Son más susceptibles a sufrir desnutrición, estrés por calor, malaria, dengue y discriminación. Además, el riesgo de salud también se incrementa si consideramos que el cambio climático provoca una mayor violencia contra las mujeres. En este sentido, los desastres ambientales y la presión ante la falta de recursos refuerzan los desequilibrios de poder ya existentes, causando que mujeres y niñas en todo el mundo vean amenazado no sólo su bienestar, sino también su vida. 

Por otro lado, el cambio climático también afecta nuestra salud mental. Un término recientemente acuñado por psicólogues y psiquiatres lo explica: la «eco-ansiedad» o ansiedad climática. Ante la inacción actual que vemos por parte de las personas en el poder, es frecuente pensar que ninguna acción es suficiente y tener sentimientos de impotencia. Ante esto, científiques y activistas ambientales fueron les primeres en reportar sentirse abrumades, tristes y ansioses. La necesidad urgente de actuar para disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) ha causado que muchas personas sientan culpa por continuar comiendo carne, usando el auto o viajando en avión. Mucha gente cree que o bien no puede hacer nada, o bien no quiere hacer lo que se supone que debe hacer. Algunas veces, no hay un incentivo claro para actuar contra el cambio climático y otras, una persona puede hacer algo pero el resto no actúa, sobre todo las empresas más contaminantes.

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Por esto, es importante hacer hincapié en la perspectiva de salud cuando hablamos de cambio climático, según explican desde la Organización Salud sin Daño. También la CEPAL y la Organización Mundial de la Salud (OMS) advierten sobre el impacto que los cambios en nuestro planeta traen aparejados. Hoy más que nunca es necesario poner en marcha medidas de adaptación y mitigación

¿Qué son la adaptación y la mitigación?  

Traducción de la imagen: «Asegúrense de lavarse las manos y todo estará bien»; COVID-19; recesión; cambio climático. Fuente: Mackay Cartoons.

Es frecuente oír a expertes en cambio climático mencionar estos dos conceptos. El primero se refiere a llevar adelante políticas, medidas y acciones que tiendan a minimizar los impactos del cambio climático.

Por mitigación entendemos a las acciones que determina cada región para disminuir sus emisiones de GEI y así reducir o hacer menos graves los efectos del cambio climático. Estas soluciones tienen como objetivo principal disminuir la vulnerabilidad de las poblaciones y hacerlas más resilientes ante los desastres naturales y otras variables, como la pobreza y la inequidad. 

Existen diversas soluciones de adaptación y mitigación que las naciones pueden realizar. Estas dependen del contexto único de cada comunidad y del mismo país. Las acciones que ponga en práctica una localidad pueden no funcionar para otra y viceversa; por ello, es importante tener en cuenta las necesidades y los recursos con los que cuenta cada región. Así, cada medida de adaptación y de mitigación debe ser diseñada cuidadosamente, para evitar lo que les científiques dieron en llamar «mala adaptación».

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Este término apareció por primera vez en el informe del Grupo de Trabajo II del Panel Intergubernamental de Especialistas sobre Cambio Climático (IPCC) que fue publicado en febrero de 2022. Con él, les especialistas advierten que es vital pensar en las consecuencias a mediano y largo plazo cuando se propone una acción de adaptación o mitigación. No sólo es importante atacar el problema, sino asegurarse, mediante estudios de impacto ambiental, que la solución propuesta no genere nuevos problemas en el clima y los ecosistemas. Un ejemplo de esto es la aforestación. Consiste en sembrar árboles donde antes no había árboles de esa especie. Esta actividad, aunque nació de la buena voluntad y la acción climática, puede tener consecuencias devastadoras sobre un ecosistema que ve su equilibrio amenazado por la invasión de una especie exótica. 

¿Qué hacer?

Es importante, entonces, tener en cuenta todas las variables que afectan a nuestro bienestar. Es un proceso complejo, como también lo es nuestro planeta. Entender a la salud como un concepto integrador, donde también se tenga en cuenta la salud mental, es vital para proponer acciones colectivas contra los efectos nocivos del cambio climático. En este sentido, es vital poner en marcha acciones de adaptación y mitigación. Debemos reclamar, ante les tomadores de decisiones de nuestro país, por acciones climáticas efectivas para disminuir la vulnerabilidad de nuestra población y estar preparades para atender estas consecuencias. Específicamente en Argentina, tenemos que comenzar a hablar del cambio climático y entenderlo como un problema de salud pública mundial. 

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Fuentes:

Juana Manso: educar es luchar

Artículo colaboración escrito por Helga Mariel Soto


El derecho a la educación de las mujeres siempre estuvo sujeto a debate. A diferencia de los varones, nunca se dio por sentado que merecíamos aprender más cosas que leer, rezar y bordar. En la historia universal, muchas mujeres desafiaron esta noción aportando su granito de arena para lograr una educación lo más igualitaria posible.

En la historia argentina, una mujer se destaca por su incansable y temprano trabajo. Juana Manso nació en 1819 en lo que es hoy el barrio de Montserrat. Su padre era español y había participado del mundo político desde la Revolución de Mayo. De su madre se sabe muy poco, cosa bastante común en la época dados los arquetipos de lo que debía ser una madre y esposa. Desde chica, su familia le inculcó la lectura en español y en otros idiomas, aunque ir a la escuela era difícil y hasta aburrido para ella. 

A sus diez años, su familia debió exiliarse a Montevideo por enemistades con el gobierno de Rosas y es ahí donde comenzó a traducir y escribir. Ya de edad adulta, se instaló en Brasil con su marido aunque viajaron también por Estados Unidos y Cuba. Una vida realmente singular para una mujer de la época. Juana nunca abandonó su interés por la educación de las mujeres y enseñó a jóvenes en cada lugar al que viajó.

En Brasil, fundó en 1852 O Jornal das Senhoras, una de las primeras publicaciones de la región dedicada a las mujeres. En esta se escribía sobre temas como artes, modas y educación de las mujeres y además se realizaba un intercambio con las lectoras. 

En 1854 replicó este mismo periódico en Argentina, con el nombre de Álbum de Señoritas, en el que abordó tópicos similares. En el primer número escribió sobre la emancipación de la mujer: 

«¿Por qué se condena su inteligencia a la noche densa y perpetua de la ignorancia? ¿Por qué se ahoga en su corazón desde los más tiernos años la conciencia de su individualismo, de su dignidad como ser que piensa y siente, repitiéndole: “no te perteneces a ti misma, eres cosa y no mujer”? ¿Por qué reducirla al estado de la hembra cuya, única misión es perpetuar la raza?[…] ¿Por qué cerrarles las veredas de la ciencia, de las artes, de la industria, y así hasta la del trabajo, no dejándole otro pan que el de la miseria, o el otro mil veces horrible de la infamia?».

Más adelante también publicó bajo un seudónimo La flor del aire, en donde estaba a cargo de la sección Mujeres Ilustres de América del Sud, segmento que divulgaba sobre las vidas de las mujeres de la historia que habían quedado en el olvido. 

Durante los sesenta se carteó con Sarmiento (quien se convertiría en su amigo) discutiendo temas de educación y también con Mary Mann, educadora estadounidense. 

Ya vuelta en Argentina se dedicó plenamente a la educación. Fue designada por Sarmiento como directora de la primera escuela mixta y se destacó en su rol. En la escuela promovió la enseñanza de la música, el baile, la actividad física y decidió eliminar los castigos físicos, apostando por una educación más empática. 

También escribió el primer manual de historia argentina para el ámbito escolar, Compendio de la historia de las Provincias Unidas del Río de la Plata, sumando otro título a su largo listado de trabajos. Consideraba que la escuela era su familia y siempre estuvo comprometida a una educación laica, científica y mixta, ya que creía que la educación «no tenía sexo»

Además de haber sido una gran educadora, su producción es muy amplia y variada. Desde periódicos de su propia fundación hasta sus participaciones en otras publicaciones nacionales, también escribió novelas, poemas y ensayos. 

Con ojos contemporáneos, vemos la vida de Juana y no podemos evitar sentir admiración. Por eso, cuando tenemos en consideración su contexto histórico, es imposible no sorprenderse con su inteligencia, tenacidad y amor por el conocimiento.


Fuente: Juana Manso

#Reseña La Chaco: darles voz a las invisibles

La novela comienza con un prólogo escrito por la activista trans Susy Shock, en el cual asegura que se deben narrar sus historias «para contrarrestar la violenta ignorancia desde donde hablan y castigan nuestros cuerpos por no ser como ellos. Porque no somos peores ni mejores, somos otras, así, con A mayúscula de sentirnos travas».

La novela cuenta la historia de Ximena, Lucy, Galaxia, Hiedra y Carina, cuyas vidas el destino entrecruza. En este sentido, el libro está dividido en tres partes: Gusano, Crisálida y Mariposa. El autor hace una analogía entre esas tres facetas contando la niñez de las protagonistas, su llegada a Buenos Aires, el comienzo del ejercer la prostitución y el presente.

«A nosotras no nos hacen el amor, a nosotras nos violan, había dicho Galaxia ese viernes al mediodía que se apareció en casa con la nariz llena de sangre y los quinientos pesos que faltaban para pagar el alquiler».

La Chaco, Juan Solá.

La novela, publicada por primera vez en 2017, vuelve a las historias palpables, tangibles, cercanas. La Chaco es una mezcla entre la belleza de una prosa poética y el testimonio crudo y doloroso de quienes están en la sombra y padecen injusticias. Sin embargo, más allá de las denuncias y la crudeza del relato, en los capítulos finales el autor menciona el crecimiento del movimiento LGBTIQ+, la ocupación de la calle con las marchas del Orgullo y la adquisición de derechos.

«Los mismos que querían prohibirnos la calle por lo que éramos, ahora nos veían pasar, como sorprendidos, incapaces de entender que inevitablemente lo que hicieron con nosotros algún día estallaría, incontenible, como una estampida de todos los colores persiguiendo el sol que se alejaba por Avenida de Mayo».

La Chaco, Juan Solá.

En cada capítulo, el autor narra sin prejuicios historias difíciles de digerir, que duelen y escandalizan. Le da voz a las que están al margen, las que abandonan la escuela porque son discriminadas, las que no van al hospital porque no quieren que se burlen y las llamen por su nombre del DNI, las que los padres rechazan y las que no encuentran refugio más que en sus amigas de la calle.

En una entrevista con Infobae, Solá se refirió a la elección del tema: «Andrés Mego, de la editorial Hojas del Sur, me dijo que quería un libro mío para el sello que dirige y que podría escribir sobre lo que más quisiera y acepté. Hacía tiempo que quería hablar de la identidad y la vida trans, tan ignorada, que ocurre en las sombras. Sobre todo en las ciudades más pequeñas donde las nuevas leyes muchas veces no alcanzan para que los vecinos tomen conciencia de que lo trans existe y respira».

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Mostrar la realidad

La dureza del relato coincide con la realidad: distintos estudios concuerdan en que el promedio de vida del colectivo travesti-trans no supera los 40 años. A su vez, según la Fundación Huésped y ATTTA (2014) más del 70% no ha terminado el secundario, resultado de la exclusión sistemática y la estigmatización que pesa sobre las mujeres trans. A esto se suma la expulsión temprana de estas personas de su hogar y la violencia ejercida en este.

En la misma línea, el informe «La revolución de las mariposas» revela que casi el 90% de quienes tienen entre 18 y 29 años está en situación de prostitución o se considera trabajadore sexual. Además, la mayoría de las investigaciones coinciden en que el 80% de las mujeres travestis o trans trabajan en la informalidad, ya que manifestar la identidad autopercibida lleva a la imposibilidad de acceder a un trabajo formal.

Según el Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT 2020, del total de personas de la comunidad víctimas de crímenes de odio, el 84% de los casos corresponden a mujeres travestis o trans. Estas cifras podrían ser incluso mayores ya que solo se cuentan casos relevados por los medios de comunicación o denunciados ante el Estado.

Si bien en los últimos años leyes como la de identidad de género y cupo laboral han intentado reparar la invisibilización histórica que la comunidad trans ha sufrido a lo largo de la historia, tanto la novela como la realidad denuncian que todas estas desigualdades se deben en gran medida a la ausencia del Estado.

«Mala suerte de ser travesti.

Mala suerte es tener que llevar una vida ficticia con un nombre ficticio.

Mala suerte es ser la presa favorita de la cana.

Mala suerte es que los presidentes no gobiernen para vos y que tu viejo no te quiera porque sos demasiado sensible».

La Chaco, Juan Solá.

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Imagen: Sudestada

Sobre el autor

Juan Solá es escritor y guionista. Sus textos siempre tienen como denominador común una carga social y por sobre todo humana. Nació en La Paz, Entre Ríos pero se crió en Resistencia, Chaco, donde cursó sus estudios y publicó su primer libro a los diez años: Cuentos para compartir.

Además, es autor de Naranjo en fluo (2015), Microalmas (2016), Épica Urbana (2017), Ñeri (2018) y Galaxia (2020). Durante el año pasado la Editorial Sudestada editó Los Amores Urgentes, una trilogía que incluye La Chaco, Ñeri y Galaxia.

«En la escuela me lo hacían siempre: “¿Por qué no hacen como él?”, decían las maestras en voz alta, y mis compañeros me tomaban una bronca… “Miren cómo estudia, miren cómo sabe todo”, pero lo que no sabía esa maestra es que yo estudiaba para que no me cagara a palos mi papá y porque era la única promesa que tenía para salir de ese lugar. No estudiaba por amor a la tabla periódica, estudiaba porque mi papá me había dicho: “Si vos estudiás bien, idioma, computación, vas a tener un buen trabajo”».

Juan Solá.

Según sus palabras, estudiar computación le sirvió para conseguir trabajo en un call center y aprender inglés «para que me putearan los gringos que atendía todos los días». «Cuando me di cuenta de que no era así como me lo habían pintado, me volví agresivo, resentido, y fue la militancia lo que me fue devolviendo la esperanza en mí mismo», aseguró.


Fuentes:

Advierten que el Amazonas se acerca a un punto de no retorno

Un nuevo artículo de la revista Nature advierte que la selva amazónica podría estar acercándose a su punto de no retorno. Les especialistas encontraron que más del 75% de la selva amazónica ha estado perdiendo resiliencia desde principios de este siglo. A su vez, explican que esto ocurre más rápido en regiones menos lluviosas y en las zonas más próximas a la actividad humana. Este deterioro resulta alarmante, pero no se presenta como una sorpresa: ya en 2019, científiques de Brasil habían advertido sobre este fenómeno

¿Por qué es importante el Amazonas?

Actualmente, el Amazonas representa más de la mitad de los bosques tropicales del mundo y es hogar de millones de especies, constituyendo uno de los lugares más ricos en biodiversidad del mundo. En el contexto de hoy, donde los efectos del cambio climático se vuelven cada vez más severos, es necesario preservar la mayor cantidad de ecosistemas y no retrasar la acción climática. Con este informe, les expertes advierten que, si no se actúa rápido para recuperar las zonas dañadas, la selva podría convertirse en sabana. Ese bosque tropical tupido, lleno de seres vivos que aún ni siquiera conocemos pasaría a ser otro completamente opuesto, con árboles pequeños, arbustos y menor densidad.

Según WWF, en el Amazonas hay 427 especies de mamíferos, 1300 aves, 378 reptiles, más de 400 anfibios y alrededor de 3000 peces de agua dulce, además de por lo menos 40 000 plantas y, solo en Brasil, un estimado de unos 100 000 invertebrados. Foto: Renting C.

Otra de las razones por las que esta investigación preocupa a personas en todo el mundo es que la selva amazónica es considerada un «tipping element», es decir, un elemento clave que podría inclinar la balanza y ser un aliado contra el cambio climático o convertirse en un acelerador de la crisis. ¿Por qué? Debido a que el Amazonas es un sumidero de carbono: absorbe las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), contribuyendo a disminuir el calentamiento global. Pero esto no ocurre si el equilibrio del ecosistema se ve comprometido, por ejemplo, durante incendios forestales donde muchos árboles mueren o en períodos de sequía. 

De hecho, ya en 2021 otro artículo de la revista Nature advertía que la Amazonía está emitiendo más carbono del que captura. El estudio afirma que la causa principal son los incendios provocados: los bosques a menudo se talan durante las temporadas de lluvia y se queman durante la época seca para dar paso a la agroindustria y a las pasturas para el ganado. Esto causa que las emisiones aumenten y que el ecosistema no pueda adaptarse a la pérdida de biomasa y a los daños, lo que hace que disminuya su resiliencia. 

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Las causas

Según la Real Academia Española (RAE), entendemos por resiliencia a la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. En este caso, diversos factores externos afectan la capacidad de la selva amazónica de adaptarse para continuar funcionando. Les expertes afirman que la deforestación, los incendios forestales cada vez más frecuentes y más incontrolables, el cambio climático y la explotación del suelo por parte de les humanes crean las condiciones ideales para que la selva amazónica pierda su resiliencia. El cambio climático hace que las sequías sean más prolongadas, por lo que también los incendios se propagan a gran velocidad. Esto libera grandes cantidades de GEI, sobre todo CO2, lo que contribuye al calentamiento global. Así, el ciclo comienza nuevamente. Sumado a esto, la tala y quema de zonas de selva para la agricultura y la ganadería no sólo es también fuente de emisión de GEI, sino que provoca desequilibrios que se vuelven más difíciles de superar. 

Los incendios forestales dañan a todo el ecosistema y son grandes emisores de gases de efecto invernadero. Foto: Fabian Jones.

«Esto es alarmante, ya que los modelos del IPCC proyectan un secado general de la región amazónica en respuesta al calentamiento global antropogénico», señala uno de los autores del estudio, Niklas Boers, de la Universidad Técnica de Múnich y el Instituto de Investigación del Impacto Climático de Potsdam en Alemania.

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No es casualidad que las diversas advertencias de les científiques se den luego de pasados 3 años de la presidencia de Jair Bolsonaro, durante la cual, según datos de Mapbiomas, se deforestaron más de 3 millones de hectáreas. Esto sucedió después de que el presidente de Brasil redujera el presupuesto destinado a combatir los delitos de deforestación y quemas ilegales. Según un estudio del Instituto Socio Ambiental (ISA), en este período, la tala en las zonas protegidas de la Amazonía brasileña creció un 79%, comparado con el período 2016-2018. 

Las conclusiones   

El estudio explica que, en muchas zonas, esta desestabilización y pérdida de resiliencia parece ya estar sucediendo y advierten que si esperamos para actuar puede ser demasiado tarde.

«Cuando sea observable, probablemente será demasiado tarde para detenerla. Si se pierde demasiada capacidad de recuperación, el retroceso puede ser inevitable, pero no se hará evidente hasta que se produzca un acontecimiento importante que haga caer el sistema».

Niklas Boers.

Los autores también analizaron lo que podría suceder en un futuro si las emisiones de gases de efecto invernadero continúan aumentando y llegaron a la conclusión de que la capacidad de los bosques para volver a crecer una vez que se perdieran los árboles se reduciría significativamente.

En una situación urgente como la que vivimos hoy, donde es necesario disminuir nuestras emisiones pero también captar el carbono que liberamos al ambiente, nuestra mejor opción es cuidar los ecosistemas que nos ayudan a hacerlo: selvas, bosques, humedales y océanos. La respuesta está en la naturaleza pero debemos dejar de destruirla en beneficio de un sistema productivo extractivista y explotador que no nos lleva a ningún lado.

También, es importante recordar que América Latina es el lugar más peligroso para ser activista ambiental, según un informe de Global Witness. En 2020, Colombia registró la mayor cantidad de asesinatos, con 65 personas defensoras de la tierra y del medio ambiente asesinadas, mientras que en México fueron 30 y Brasil se colocó en cuarto lugar, por detrás de Filipinas, con 20 asesinatos. Es por estas razones que la respuesta para cuidar nuestros ecosistemas no debe provenir únicamente de la sociedad civil, sino también debe ser acompañada del apoyo de quienes toman las decisiones y los sectores del gobierno.

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Fuentes:


A un año de los incendios en la Patagonia

Título original: Las marcas del fuego

Autora: Tatiana Fernández Santos   Fotos: Julieta Distasio

—Andre, no bajes. Hay que salir ya— le advirtió un vecino que escapaba en dirección opuesta.

Andrea Depetri corría cuesta abajo por el valle donde se ubicaba su casa, perseguida por las llamas que se expandían a sus espaldas. Pronto se encontraría con un segundo foco ígneo que avanzaba de frente hacia ella.

—No sé si Licán salió, tengo que bajar— respondió Andrea, sin frenar el paso acelerado para adentrarse en el bosque de pinos Oregón. Tenía que asegurarse de que su hijo de 14 años hubiera logrado escapar.

Los montículos de fuego se multiplicaban sobre el pasto en pocos segundos, el humo se hacía más denso, el calor se intensificaba, las chapas de las casas se retorcían y crujían, sonaban como una bestia lamentándose de dolor. Los pinos expulsaban sus piñas encendidas como granadas por el efecto de la temperatura que alcanzaba la resina al estar expuesta al calor. Los ruidos de las garrafas de gas que estallaban aturdían los tímpanos de la mujer como ecos de bombas. Las hileras de pinos propagaban las llamas con la rapidez de una cerilla encendida en el interior de una caja de fósforos. Del cielo llovía fuego.

—¡Licán! ¡Licán! ¿Saliste? — gritaba Andrea con todas sus fuerzas mientras buscaba con la mirada a su hijo en los alrededores de la casa. Los gritos de vecinos y vecinas que se abrían paso para huir del infierno que los comenzaba a rodear se mezclaban con los ruidos de la expansión de las llamas. Las palabras de Licán se perdían en el bullicio.

A la misma altura de la ladera del cañadón donde había frenado Andrea, pero del otro lado del arroyo seco que atravesaba el barrio, estaba él. Andrea buscó entre la superposición sonora hasta que logró aislar la voz del joven.

—¡Má! ¡Estoy acá!¡Estoy subiendo!

Los músculos de los hombros se le relajaron, liberó la presión con la que apretaba sus dientes, respiró profundo y, al exhalar, los ruidos de la destrucción recobraron su protagonismo.

—¡Salí! Salí que después nos encontramos— gritó la madre al cerciorarse que su hijo estaba a pocos pasos de salir del barrio por el sendero que se dirige hasta la ruta 40.

Andrea giró y comenzó a subir por el camino de la ladera este del valle empinado por donde había descendido. En esa misma ladera, unos metros más abajo, estaba ubicada su vivienda. Pero ya era demasiado tarde. El fuego le pisaba los talones. Al darse vuelta nuevamente observó cómo la casa de su vecina Lorena, ubicada a 100 metros de la suya, desaparecía entre las llamas. La única opción que le quedaba era escapar por donde lo había hecho Licán.

La mujer logró caminar cuesta abajo hasta su vivienda, agarró la riñonera con sus documentos, se cargó la mochila al hombro y observó cómo Carpo, el perro blanco con manchas grises oscuras que acompañaba a la familia desde hacía 13 años, permanecía inmóvil. No respondía a sus gritos, que se perdían en el caos. Lo rodeó con una manta aguayo de lana de llama y lo tironeó con todas las fuerzas que le quedaban, pero moverlo fue imposible.

Carpo no se inmutaba. Estaba tieso pero su mirada, de alguna manera, transmitía tranquilidad. Con los ojos llenos de lágrimas Andrea se despidió de él y corrió por el cañadón hasta cruzar el puente de madera construido por las personas que habitaban el barrio boscoso para atravesar un arroyo sin caudal por la sequía del verano.

El corazón le latía fuerte, con más frecuencia que la normal, las piernas le temblaban, las gotas de transpiración le habían empapado la frente y humedecido la musculosa que llevaba puesta. Ya no recordaba la cantidad de veces que había ascendido y descendido por la ladera este del barrio desde que una amiga la llamó para advertirle que había un fuego cerca del barrio.

Tenía que hacer el último esfuerzo. Caminar 436 pasos por la ladera oeste, cerca de 150 metros en subida con un desnivel de 42 metros. Empezó a avanzar con la mayor velocidad que podía en ese camino empinado. Pocos metros delante de ella, un vecino escapaba del fuego por el mismo sendero. Andrea gritó con fuerzas, pero no emitía ningún sonido. O el humo absorbía sus palabras.

El aire a su alrededor se tornó negro, la visibilidad era nula. Pensó que no podría seguir. Una ráfaga inesperada despejó por un breve instante el humo que la rodeaba. Andrea continuó por la subida, aceleró su paso. El barrio estaba cercado de manera natural por una hilera de arbustos de moras que lo separaban de la ruta. Ahora, se habían transformado en una pared de fuego.

Se cubrió la cara con la mano izquierda, del hombro opuesto colgaba su mochila cargada con sahumerios de canela, aserrín, palo santo y de otras hierbas que juntaba de su jardín. Tenía la riñonera cruzada. Sentía que el fuego absorbía la parte lateral de su cuerpo, el calor la aspiraba. Atravesó las llamas, gritó hasta llegar a la calle. Un brigadista vestido de rojo se acercó.

Había llegado hasta la ruta. El fuego avanzaba también de frente.

—¡Licán! — gritó —¿No viste un chico alto más o menos por acá, flaco, con rastas? — preguntó al combatiente de incendios mientras indicaba la altura de su hijo con las manos.

—Está con nosotros en la camioneta— la tranquilizó el hombre.

—Me quemé —respondió la mujer al comenzar a sentir el dolor en su cuerpo.

Una catástrofe sin precedentes

La catástrofe socioambiental del 9 de marzo de 2021 en el noroeste de la provincia de Chubut, en la Patagonia argentina, no está aislada de la crisis climática que afecta al planeta. De acuerdo con la climatóloga e investigadora argentina Inés Camilloni en su análisis sobre el informe de los últimos 60 años del Servicio Nacional Meteorológico, en esta región se registran aumentos de temperaturas, disminución de precipitaciones y, en consecuencia, sequías que generan las condiciones propicias para la propagación de incendios.

El calentamiento global y los cambios en el uso del suelo potencian las posibilidades de temporadas de incendios forestales más extensas y peligrosas. Así lo advirtió Naciones Unidas en su Sexto Informe de Evaluación del Panel Intergubernamental del Cambio Climático (IPCC) publicado en 2020.

Durante el verano de 2021, dos episodios de incendios de gran magnitud ocurrieron en la Comarca Andina del Paralelo 42, conformada por un grupo de pueblos, ciudades y parajes rurales ubicados entre en el suroeste de la provincia de Río Negro y en el noroeste de la de Chubut. El primero comenzó el 24 de enero, tuvo su epicentro en la zona de Cuesta del Ternero, en las cercanías de la ciudad de El Bolsón, en Río Negro. Duró 42 días hasta que el 7 de marzo los brigadistas lograron controlarlo.

Apenas pasaron 48 horas desde que se logró extinguir el primero cuando se inició el segundo incendio de gran magnitud, alrededor de 15 kilómetros hacia el suroeste, del otro lado del límite provincial, en el noroeste de Chubut. Una columna de fuego de más de 20 metros se formó en la zona del paraje Las Golondrinas el 9 de marzo, a las cuatro de la tarde, y poco después -a tres kilómetros- empezó a arder la zona de Radal.

El fuego necesitó ocho horas para destruirlo todo antes que las lluvias lograran frenar la expansión del incendio, que arrasó con 13 mil hectáreas. En ese lapso, 620 familias de las localidades de Lago Puelo y El Hoyo, en Chubut, perdieron su casa mientras que 41 familias sufrieron daños parciales, según los datos oficiales. Más de 1.580 personas resultaron damnificadas, entre ellas al menos 25 mujeres -como Andrea Depetri- a cargo de niños y niñas, 98 adultos mayores y 27 personas con alguna discapacidad.

Según la explicación técnica de brigadistas del Servicio Nacional del Manejo del Fuego, cuando coexisten dos columnas de fuego de gran magnitud a pocos kilómetros de distancia, las mismas se atraen por la diferencia de presiones atmosféricas. La columna de mayor magnitud absorbe a la más pequeña.

Ese día, las fuertes ráfagas de viento en dirección sur aceleraron la tormenta de fuego que se cobró la vida de dos personas en poco tiempo. Una tercera persona falleció producto de las quemaduras días después. Las fuentes consultadas coinciden en señalar que se trató del incendio de interfase -así se denominan a los que se producen en zonas boscosas donde también hay viviendas- más destructivo que jamás hayan vivido en La Comarca Andina.

Si bien las áreas afectadas tienen diferentes situaciones habitacionales, un gran porcentaje de las personas damnificadas también trabajaban en esos espacios en emprendimientos productivos o turísticos. En el territorio arrasado coexistían casas residenciales, zonas de chacras productivas, emprendimientos de turismo y al menos tres barrios populares que no tenían regularizada su situación dominial, según detallaron desde el gobierno local de Lago Puelo.

Según el cálculo que surge del Informe final de Emergencia ígnea elaborado por la secretaría de Desarrollo Humano y Social de esa localidad, el 44% de las familias que sufrieron las consecuencias de los incendios allí habitaba en los asentamientos conocidos como la Ecoaldea, El Pinar y Bosques del Sur.

Territorio

El Pinar -donde vivía Andrea-, también conocido como Parcela 26, fue uno de los barrios populares más afectados por el incendio producido a finales del verano de 2021. Con el incendio ardieron los pinos Oregón, entre cuyas hileras se habían instalado los primeros vecinos veinte años atrás, y 175 familias se vieron afectadas.

Las especies exóticas que rodeaban este asentamiento popular fueron introducidas entre mediados de los años 70 y la década del 80 del siglo pasado, después del desmonte de especies nativas para la extracción de madera a partir de un contrato firmado entre la entonces Dirección General de Bosques y Parques de Chubut y empresas privadas.

La reforestación se realizó con especies exóticas de rápido crecimiento como pinos Oregón, ponderosa, radiata o murrayana, que permiten la obtención de madera en forma rápida. Mientras que el pino Oregón puede alcanzar un diámetro de tronco de más de 50 cm en 20 años, el alerce nativo alcanza 1 cm de espesor en 15 o 20. Asimismo, los coihues y cipreses que predominaban en la zona afectada tienen un crecimiento más lento.

“Cuando se toman decisiones en temas ambientales, hay que pensar responsablemente el tema forestal 30, 40 y hasta 50 años hacia adelante. Lo que hoy es una verdad revelada, mañana puede ser una catástrofe o un desastre. Eso podría ser una enseñanza de las consecuencias del reemplazo de bosque nativo por especies exóticas”, explica un experto que ocupó cargos directivos en la Dirección General de Bosques y Parques de la provincia de Chubut, que optó por reservar su identidad.

La introducción de estas especies provocó también un proceso de acidificación del suelo que afecta el desarrollo de otras plantas. Además, la fácil combustión de los pinares fue un factor clave en el desencadenamiento de la catástrofe, sumada a las temperaturas extremas sin precedentes en La Comarca Andina, los fuertes vientos, el bajo contenido de humedad en la vegetación producto de las sequías y un territorio repleto de ramas, troncos secos y podas realizadas fuera de temporada que componían un exceso de residuo forestal combustible en la zona.

La precariedad de tendidos eléctricos que se entrecruzan con árboles de más de 20 metros por falta de mantenimiento en las zonas de interfase urbano forestal, así como el crecimiento exponencial de la población con una urbanización acelerada y sin planificación, fueron también factores que aportaron al desencadenamiento del desastre ambiental y social que significaron los incendios forestales de marzo de 2021, según explicaron tanto desde el Servicio Nacional de Manejo del Fuego como desde Defensa Civil del Lago Puelo.

Por encontrarse en una zona roja para la construcción debido a la inclinación del terreno, a las 16 familias residentes en ese sector de El Pinar, la Municipalidad de Lago Puelo les propuso reubicarse. Solamente dos aceptaron. Una de ellas, Andrea y su hijo. Sin embargo, los tiempos que llevará esa relocalización y la desconfianza en la ejecución de la propuesta le representan miedos de que la misma no se concrete. Por eso, hasta que esa posibilidad se concrete, vecinos y vecinas de la feria regional de El Bolsón, donde ella trabaja, la invitaron a instalarse en el barrio popular Tierra y Dignidad, ubicado en la localidad de El Bolsón.

Calor y sequía

Uno de los efectos de la crisis climática en la región de la Patagonia argentina es la mayor recurrencia de sequías, lo que favorece la propagación de incendios forestales. De acuerdo a registros realizados por el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), entre los años 1961 y 2020 la temperatura en promedio aumentó en la zona de la Patagonia en 1ºC. También existe una tendencia a la disminución de precipitaciones en esta área.

En la Comarca Andina se registraron en marzo del 2021 temperaturas de hasta 4.2ºC más elevadas que la media máxima histórica correspondiente a ese mes. Después de un invierno con escasas lluvias y nevadas en la región cordillerana de la Patagonia, se prevén para el verano austral 2021/2022 precipitaciones inferiores a las normales.

Asimismo, el informe del Pronóstico Climático Trimestral correspondiente a diciembre 2021, enero y febrero 2022 del SMN indica que las temperaturas superiores correspondientes a la zona centro y norte de la Patagonia serán superiores a las normales. Estos pronósticos, que se condicen con los efectos del cambio climático en la región patagónica de los últimos 60 años, preocupan a brigadistas de cara a futuras temporadas de verano con preponderancia de sequías y alertas de incendios.

El trabajo es agotador”, cuenta Isabel Namor, una brigadista de 25 años. “Muchas veces te gana el fuego, pero no hay mayor satisfacción que cuando logramos detener o contener un incendio y se quema mucho menos de lo que podía llegar a quemarse”. Con 20 años ingresó al Servicio Nacional de Manejo del Fuego (SNMF) desde donde combate, junto a colegas de todo el país, incendios en diferentes puntos del territorio nacional. Su base es la brigada que está ubicada en el predio del Instituto Nacional de Tecnología Agropecuaria (INTA) de Golondrinas.

Isabel recuerda con nitidez lo que pasó en marzo de 2021: “Fue muy angustiante. Fue la primera vez que estuvimos en un incendio en el que se perdieron vidas, personas, casas. Nos daba mucha impotencia. Trabajamos de esto y por momentos sentíamos que no podíamos hacer nada”.

El 9 de marzo, Isabel estaba de guardia. Hacía más de 27 grados y el viento soplaba con rachas de hasta 90 kilómetros por hora. Cuando tomaron noticia del primer foco, acudieron con la brigada a intentar salvar las dos primeras casas que comenzaban a desaparecer entre las llamas. Pero en pocos minutos, las condiciones meteorológicas extremas y un verano de sequías provocaron que la expansión fuera inevitable. El objetivo de todas las brigadas pasó a ser de inmediato la evacuación. La propia casa de un compañero brigadista se quemó mientras asistía a otras personas.

Los brigadistas combatían dos incendios de interfase al mismo tiempo. El que avanzaba en dirección al Maitén desde la reactivación del foco en Cuesta del Ternero y el que había comenzado el mismo 9 de marzo en Cholila.

Por lo que analizamos, vamos a tener una temporada muy complicada ya que hay muy poca agua en la zona”, adelantó la brigadista en relación al verano 2021/2022. Según el Servicio Nacional de Manejo del Fuego, el 95% de los incendios se dan por causas antrópicas, es decir por acción humana.

Cicatrices

A pesar del calor atípico de principios de noviembre, Andrea cubre su cuerpo con una camisa de mangas largas, usa una capelina y si camina bajo el sol agrega una chalina para resguardarse. Pasaron 247 días desde el incendio y, de vez en cuando, aún le brotan ampollas en el brazo quemado.

Con 43 años es alta y flaca, y tiene el pelo negro corto, lacio y grueso. Cuando se lo recoge, aparecen en su perfil izquierdo las marcas que el fuego le dejó, desde el cuello hasta la frente. Cubren parte de su pómulo izquierdo, su oreja izquierda y una línea que se extiende por su mentón hasta la mitad de la cara. Hay otras marcas que el fuego dejó que nacen desde su cadera izquierda y frenan a la altura del pecho, para luego retomar desde la base de su cuello. La parte externa de su brazo izquierdo también está quemada hasta la mitad de la mano.

Andrea recorre el sendero que tantas veces hizo aquel 9 de marzo, conoce cada parte del camino. Es la tercera vez que visita el territorio donde alguna vez estuvo su casa y se alegra por los brotes que renacieron de las cenizas. Hay mentas, melissa, romero, un ciruelo y un sauco. Mientras recoge los plantines de una menta híbrida con albahaca, recuerda los frutos que el ciruelo le ofreció durante once años.

La mujer que sobrevivió al fuego se dedicaba a la artesanía y gran parte de la gente del barrio trabajaba en la feria artesanal de El Bolsón. Allí le espera el espacio donde solía armar su puesto. Sin embargo, todavía no sabe cuándo regresará.


Esta historia forma parte de “Territorios y Resistencias” la investigación federal y colaborativa de Chicas Poderosas Argentina, que fue realizada entre octubre y diciembre del año 2021, con el apoyo de la Embajada de Estados Unidos en Argentina, por un equipo de más de 35 mujeres y personas LGBTTQI+ de todo el país de forma colaborativa. 

Reina de corazones: dándole luz a la vida travesti trans

Este trabajo no es un estreno pero lo traemos a colación porque creemos que es muy importante para conocer el mundo tal y como es, o por lo menos una parte de él que suele estar bastante escondida. Reina de Corazones muestra las distintas aristas del mundo travesti y trans, un mundo que para muches es desconocido, lo cual provoca falta de empatía, discriminación y juzgamiento injustificado.

Reina de Corazones fue premiado en festivales de Argentina, Estados Unidos, España y Colombia, como también fue declarado Proyecto de Interés por el Ministerio de Desarrollo Social y por el Ministerio de Trabajo, Empleo y Seguridad Social.

¿Cómo empezó todo? Guillermo Bergandi, su director, es actor, director de cine y profesor de teatro y cine. En 2014 comenzó a dar clases de actuación en la Cooperativa Arte Tv Trans, en el sótano de una florería. Con el correr del tiempo, conoció la historia de la Cooperativa y de quienes la conformaban y eso lo motivó a darle vida al documental Reina de corazones. Con el objetivo principal de mostrar al mundo lo que él veía en ellas, esa búsqueda de un sentido en la vida, puso quinta a fondo y fue a conquistar su propósito. Además, buscaba que a través de su difusión ellas pudieran conseguir trabajo y herramientas alternativas a la prostitución.

«Veía que las cosas se les hacían tan difíciles y eran personas tan hermosas en cuanto a la actitud que le ponían a los problemas que atravesaban».

Guillermo Bergandi

¿Qué cuentan sus historias?

Este relato cuenta la intimidad de la vida de sus protagonistas, dónde viven, a qué se dedican y quiénes son (una pregunta difícil de responder para muches). Cada testimonio es tan importante como invaluable porque deja ver una experiencia distinta, para algunes hasta inimaginable, que dista mucho de lo que es social y culturalmente conocido y lo que está (mal) establecido como «normal». Son historias únicas, con otros obstáculos y otros recorridos.

Una de las técnicas de Guillermo para mostrar lo más expresamente posible la singularidad de estas historias fue preguntarle a cada una qué es ser trans o travesti para ellas. «Para mí, la palabra trans es una palabra mágica, es como que vos trascendiste algo», afirma Emma.

En sus voces, el relato avanza contando el camino que transitaron hasta conseguir vivir a pleno su identidad autopercibida. Para algunas fue más difícil que para otras, pasaron por usar los vestidos de mamás y abuelas, por pintarse con rouge cuando nadie las veía y por enfrentarse a la difícil experiencia de ir al colegio en un marco de gran discriminación hacia el colectivo LGBTIQ+.

El director recapitula una a una cada historia. Nos cuenta, a través de ellas, cómo fue tomar la decisión de usar por primera vez ropa de mujer o cómo fue montarse con la ropa de una hermana y sentirse plenas. Cuándo y qué decidieron operarse y cuál es su visión sobre pasar por el bisturí o tomar pastillas anticonceptivas.

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Ver este documental es adentrarse en la vida de 10 mujeres que tuvieron que ser fuertes e independientes desde el día en que se dieron cuenta de que eran mujeres, tuvieron que ponerse firmes en sus casas y enfrentarse a sus familias. Pasaron por el miedo de no ser aceptadas como también por el acogedor abrazo de un padre y una madre que lo entendieron todo. Sus vidas tuvieron idas y vueltas pero ellas siempre supieron cuál era el camino.

En cada palabra hay una enseñanza, como cuando Nicole dice que dentro de una persona existen muchos sexos y que a veces nos lleva toda una vida definir qué somos, porque lo externo puede demostrar algo físico mientras que lo interno puede demostrar algo totalmente opuesto.

Por su parte, Emma, que hoy es socia fundadora y presidenta de la Cooperativa, nos contó en conversación con Escritura Feminista cómo fue su experiencia sin dejar de dar cátedra con sus palabras, «Hacer el documental fue una experiencia reflexiva porque fue mirar para atrás y recorrer el comienzo. Lo más fundamental es transmitirle a las nuevas generaciones que hay que hacer. Nosotras somos un grupo que hizo y hace porque la vida de eso se trata, de no caerse en un pozo a llorar, hay que seguir, levantarse y volar. Creo que es lo que hicimos siempre en la Cooperativa».

Una experiencia reveladora

Hablando con Escritura Feminista, Guillermo nos contó cómo fue el proceso de llevar adelante el documental. Antes de conocer a la Cooperativa y a las chicas, él no tenía contacto con el feminismo y su lucha ni con la deconstrucción por la que hoy en día se trabaja tan arduamente. Todo ese mundo lo conoció a través de ellas.

«Mi relación con el colectivo fue por ellas, fueron muy generosas conmigo, me incorporaron en el grupo como si yo fuese una trans más, nunca hicieron diferencia».

Guillermo Bergandi.

Entre que empezaron y terminaron el filme, los movimientos feministas y LGBTIQ+ y todo su trabajo se hicieron cada vez más visibles. Esto se reflejó en la repercusión de la película: la pedían por todos lados, se presentaron en más de 30 festivales y ganaron cinco premios en distintas partes del mundo. Estaba sucediendo lo que el director había planeado, se estaba conociendo el mundo travesti trans.

«Dejar algo así, por más chiquito que fuera, me hizo muy feliz. Sé que generó cosas en muchas personas porque me lo hicieron notar, se les abrió la cabeza. ¿Qué más puedo pedir?», reflexiona Bergandi.

(De izq. a der.) Guillermo, Estefi y Emma. Imagen del Facebook de Cooperativa Arte Trans.

La experiencia fue un antes y un después en la vida de Bergandi. A partir del primer trabajo juntes, pudo dirigirlas en otras obras de teatro, siguieron el vínculo y como no podía ser de otra manera, se hicieron amigues. Luly nos transmitió el mismo sentir, Reina de Corazones marcó un antes y un después en su vida personal: «Fue mi primer trabajo artístico, me pone muy contenta ver cuando lo pasan en Canal Encuentro y también recordar ese momento histórico en mi vida».

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Cuando empezó a gestarse el documental, Luly era docente en el Bachillerato Popular Travesti Trans Mocha Celis. Trabajó cinco años en el mismo lugar y después de la pandemia comenzó a hacerlo en el Ministerio de Salud, en un programa de diversidad. Este cambio nos da la pauta de cómo fueron cambiando las cosas, de los derechos que fue ganando el colectivo y la libertad que obtuvo.

Otro punto a destacar de este trabajo según Luly es que Guillermo se centró en no catalogar a todas las actrices en la prostitución, sobre todo con la intención de romper ese estereotipo que encasilla a mujeres trans y travestis como prostitutas, que venden drogas y están en cárceles de varones. Lu, por ejemplo, en ese momento era trabajadora sexual pero el director decidió omitir ese dato y, en cambio, contar que estaba cursando la carrera de enfermería en la Universidad de Buenos Aires y que daba clases en el bachillerato. Un intento por abrir perspectivas.

«Le tengo mucho cariño al documental porque mostró el mensaje: sí se puede salir adelante, se puede salir del estereotipo de la marginalidad, de la miseria, de la expulsión y de la exclusión y en cambio mostrar que hay otras realidades travestis y trans».

Luly Arias.

Estefi también nos relató lo importante que fue para ella el paso por este documental: «Fue importante por ser mi primer documental, por no mostrar algo clásico y porque ayuda a visibilizar mucho la vida de las personas trans».

Cooperativa Arte Trans

La Cooperativa Arte Trans, antes llamada Arte Tv Trans, funciona desde 2010. Comenzó agrupando a mujeres trans y travestis de Latinoamérica y luego se expandió a personas LGBTIQ+ que quieren dedicarse a la actuación y que encuentran en el arte una profesión que les enorgullece. De ahí surgieron las protagonistas de este documental. Ellas estudian teatro y dejan todo para realizar obras. La primera fue «Hotel Golondrina» de Daniela Ruiz, fundadora de la cooperativa. ttambién dieron vida a «Los monólogos de las Tetas con Pene» y «La casa de Bernarda Alba».

Imagen de la Cooperativa Arte Trans

Luly destaca la importancia de la Cooperativa en su vida: «Me abrió un abanico de posibilidades y me ayudó a pensar que no estamos solo predestinadas a la prostitución, sino que podemos hacer otras cosas, como actuar. Entonces me impulsó a llegar a un sueño que ya tenía pero venía dejando de lado por muchas cuestiones que nos atraviesan a las mujeres trans, como hacernos sentir vergüenza de nuestras voces o de nuestros cuerpos o el prejuicio de que no se nos iban a abrir las puertas».

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Con respecto a la importancia del documental para la Cooperativa, Emma nos expresó que «fue una experiencia consagratoria, porque con todo lo que estaba logrando merecía un reconocimiento de su recorrido».

Sus sueños son grandes, mira al futuro con esperanza y espera poder llegar a ser una gran productora de contenidos: ya lo es, con contenidos audiovisuales, teatrales y artísticos presenciales. De hecho, el proyecto ya comenzó a ver la luz a través de lo que llamaron «DiverSIcuentos», cuentos infantiles sobre diversidad para ayudar a pensar en crianzas libres y diversas.

El arte fue su motor para seguir adelante, para cancelar estereotipos, levantar la cabeza y cumplir sus sueños. La vida tiene mucho para darles y van a buscar todo eso y más. Sentir el apoyo del resto de la comunidad es una pilar fundamental para continuar en el camino. Es importante, de nuestra parte, cumplir con el papel que nos toca: estar con ellas y elles a capa y espada, para seguir conquistando derechos, para poder vivir la vida que eligieron lo más plenamente posible.

Diversidad y militancia en una nueva edición del Festival Hablemos

Bajo la conducción de Agustina Triano y Joana Abigail, se pudo disfrutar de las voces de Barbie Pascual, Débora Rodríguez, Juampi Medrano y Victoria Davancens, entre otres. También hubo espacio para el trap de la mano de Agustín Redman y Felipe Batiz, y danzas a cargo de la escuela Usurbanos. Cabe mencionar que el evento de arte y diversidad es organizado por el Espacio de Géneros Hablemos con el apoyo de la Secretaría de Cultura de la Municipalidad de Las Flores y, a partir de esta edición, del Ministerio de Cultura de la Nación.

El festival estuvo acompañado por un patio de comidas que contó con opciones dulces y saladas, incluyendo menú vegetariano y sin TACC y cerveza artesanal de productores florenses. También hubo una muestra de arte y puestos de emprendedores locales. El eje del encuentro fue la diversidad pero, sin embargo, hubo tiempo para mencionar otros temas de interés para la sociedad. Por ejemplo se pudo escuchar un rap a Santiago Maldonado, rimas en contra de la policía y a favor de reclamos sociales aplaudidos por el público.

Además de la parte artística, hubo momentos de reflexión a cargo del Espacio para la Memoria, las Doulas y les organizadores, quienes destacaron que «Después de todo lo que pasamos, creemos que es más necesario que nunca poder celebrar que estamos acá, que estamos vivos y que podemos volver a encontrarnos».

El espacio y su lucha

El Espacio de Géneros Hablemos lleva más de cuatro años trabajando por los derechos de la comunidad LGBTIQ+ en la ciudad de Las Flores y su inicio estuvo marcado por una muestra de arte que luego se transformó en festival. Como elles mismes se presentan: «Hablemos surge de un grupo de chiques impulsades por la necesidad de romper con ciertos prejuicios y crear espacios de pertenencia abiertos e inclusivos». Además de visibilizar el reclamo por los derechos de las personas LGBTIQ+, militan por el aborto legal y los derechos humanos, organizan manifestaciones contra la violencia de género, han pintado la senda peatonal con los colores de la bandera LGBTIQ+ para visibilizar la diversidad y trabajado con el Espacio para la Memoria de dicha ciudad.

Pero, más allá del apoyo, siempre hay oposición a sumar derechos. Antes del evento, desde la organización del festival denunciaron que es frecuente recibir agresiones en cada una de sus publicaciones. Lo que muestra que a pesar de que parte de la población acompañe este proyecto, otra parte de la sociedad responde con frases de odio a cada una de sus propuestas.

Otro de los reclamos de la organización es la creación de la Plaza de la Diversidad. El proyecto que busca tener un espacio de encuentro para la comunidad LGBTIQ+ y para todes en general está aprobado desde el año 2018 pero aún falta su realización. En la actualidad lo único que tiene es un cartel con su nombre, el cual fue vandalizado durante el mes de enero.


Imágenes: Espacio Hablemos