El Observatorio Nacional de Crímenes de Odio LGBT+ presentó su informe semestral, del 1 de enero al 30 de junio, que da cuenta de 69 crímenes de odio, de los cuales el 78% corresponden a víctimas mujeres trans (travestis, transexuales y transgénero). Dentro del 16% se encuentran los varones gay cis y con el 4% de los casos les siguen las lesbianas. Por último, el 2% corresponde a los varones trans.
El 6 de septiembre, Grey Anahí Ríos, una mujer trans hondureña de 34 años, estaba en un bar de su pueblo en San José de Comayagua, una zona central de Honduras, cuando la atacaron a machetazos. Grey, quien se dedica al trabajo doméstico, le contó a la agencia de noticias Presentes que ese día acababa de salir de una de las casas en las que trabajaba y sintió sed. «Fui a buscar un refresco en un local donde también venden bebidas alcohólicas», comentó.
Según su relato, al verla dentro del negocio, Jesús Tábora Muñoz (hijo de la propietaria del bar) le dijo «Te voy a matar». Grey no salió del bar, por lo cual el agresor procedió a cumplir su amenaza tomando un machete –instrumento de labranza usado por los campesinos hondureños–: se acercó a Grey y le dio un machetazo en la muñeca izquierda, causándole una profunda herida que requirió la aplicación de diez puntos de sutura.
«Salí sin decir nada para ver si alguien me ayudaba. Fui a sentarme en una banca de un punto de buses. La gente que estaba ahí me ayudó».
Grey Anahí Ríos, mujer trans atacada.
Una de las personas que estaban en la estación de autobuses tomó la foto que se ha vuelto viral en las redes sociales. La foto de Grey ensangrentada sentada en una banca de madera tras el ataque de Tábora se viralizó en las redes sociales con el mensaje: «¡Los derechos trans también son derechos humanos!».

En la imagen se ve a Grey sentada mientras se aprieta la muñeca izquierda con la otra mano en un intento de detener el flujo de sangre que le cubre la ropa y las piernas así como forma un charco en el suelo. «Unas mujeres me apretaron el brazo para parar la sangre», relató Grey. Luego la llevaron a un centro médico cercano para atenderla.
Lamentablemente, el odio y la discriminación hacia Gray no terminaron con el ataque: siguieron cuando radicó la denuncia en el juzgado de paz de San José de Comayagua, donde dice nadie le hizo caso. «Me sentí discriminada porque muchos de los que tomaron la denuncia no me tomaron en cuenta. Sentí que yo no era una persona, que no había derechos humanos para mí», se lamentó.
El 16 de septiembre, Grey y su abogada llegaron a los juzgados comayagüenses para tener una audiencia con el agresor Jesús Tábora, donde ambas exigieron una orden de alejamiento contra al atacante, así como el pago de los costos médicos derivados de la herida. «También pedimos que no siga el hostigamiento físico y psicológico que él ha tenido contra mí», comentó Grey.

Además de la angustia y el dolor físico, Grey tiene que enfrentarse al desempleo, ya que la convalecencia por la herida le impide trabajar. «Tengo derecho a un empleo y no sé si después de esto estaré incapacitada durante varios meses», sentenció.
Para Grey, no es la primera vez que sufre el desprecio de la pequeña comunidad rural en la que vive. Inició su transición a los 11 años y casi toda su vida, contó, ha sufrido humillaciones y abusos. «Pero soy lo que soy y me siento orgullosa de ser quien soy», agregó.
El ataque contra Grey es uno entre muchos en Honduras. En 2020, el Observatorio de Muertes Violentas de LGTBI+ de Cattrachas (Honduras) ha registrado 16 muertes violentas de personas de la diversidad sexual. Siete de ellas, personas trans.
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